Estimado mfelix. En aras de continuar con esta conversación dejo de
lado las disquisiciones subjetivas como usted las califica. Ya habrá
momento.
Las vivencias de las que
usted me habla puedo compartirlas en un gran porcentaje ya que en el 59
tenía 9 años y recuerdo algunas de las cosas que usted rememora. Algunas
vivencias son diferentes, es lógico, pero creo que son similares en líneas
generales.
Con el paso de los años he
comprendido algunas cosas. Creo que la más importante es de que si en el
59 (hipotéticamente hablando) yo hubiese tenido el conocimiento que tengo
hoy de lo que significó realmente el comunismo para los países de Europa y
Asia y para el resto del mundo, creo que habría sido uno de los que se
enfrentó con fuerza desde el mismo 59 a Fidel Castro. No olvide que Fidel
años después reconoció que aunque él era comunista desde antes del asalto
al cuartel Moncada (1953) tuvo que ocultarlo, según él, por la gran
campaña anticomunista que había en Cuba en esos momentos. Creo que lo que
ocurre hoy es el resultado, en gran parte, de este engaño inicial y de las
ansias de poder de Fidel desde mucho antes del 59. Pero este es otro
tema.
Otro punto: la participación
en las movilizaciones. Como veo que usted es renuente a aceptar la
proposición de que viaje a Cuba voy a extenderme en este
aspecto.
Coincido plenamente con el
conocimiento y experiencias que usted tiene con relación a las
movilizaciones. El único error que le señalo es que usted extrapola este
conocimiento a la realidad de Cuba.
Mientras el pueblo en su gran
mayoría creía en el proyecto socialista la asistencia a las movilizaciones
de una gran parte del pueblo era por voluntad propia. Y aquí no viene al
caso analizar todas las medidas de apoyo logístico o medidas
administrativas tomadas al efecto.
Con el paso de los años, y en
la misma medida en que aumentaba el desengaño del que le he hablado (y
mucho antes de la crisis económica), el control a la asistencia de estas
manifestaciones se fue haciendo mayor.
Cuba es, mfelix, un gran
campamento militar con un comandante en jefe al frente. La consigna que se
aprende desde las guarderías infantiles es: ¡"Comandante en Jefe, Ordene!"
Ello significa que el pueblo tiene el derecho de acatar las órdenes de su
líder. Tiene deberes, pero no derechos, en un plano político
general.
En este campamento militar
todo el pueblo está organizado, censado y controlado. En los centros de
trabajo están controlados por el sindicato (hay un solo sindicato que
reconoce y acata las decisiones del Partido en el poder) y por las
organizaciones del partido y de las juventudes comunistas. En las escuelas
están controlados por la UPC (Unión de Pioneros de Cuba), por la UJC
(Unión de Jóvenes Comunistas), por la FEEM (Federación de Estudiantes de
la Enseñanza Media) y en la Universidad por la FEU (Federación de
Estudiantes Universitarios). Todas estas organizaciones responden al
partido. En los lugares de residencia están controlados por los núcleos
del partido zonales, por los CDR (Comités de Defensa de la Revolución) y
por la FMC (Federación de Mujeres Cubanas dirigida históricamente por
Vilma Espín) Existen además otras organizaciones profesionales que
ejercen el mismo control: la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de
Cuba); la UPC (Unión de Periodistas de Cuba), las organizaciones que
agrupan a otros profesionales, la organización que agrupa a los
excombatientes del ejército, además de los órganos de inteligencia y de la
policía.
Cuando se convoca una
manifestación cada una de estas organizaciones recibe el encargo de
controlar la asistencia y este control se cruza entre las diferentes
organizaciones. ¿Para qué o de qué sirve este control?
Para no extenderme hablándole
de las decenas de casos en que este control es efectivo en la vida las
personas sólo me voy a referir a uno solo: el acceso a los lugares de
trabajo donde hay posibilidad de obtener divisas.
Recuerde que en Cuba no
existe la libre contratación. Ya sea un empresario extranjero o una
empresa cubana ambos tienen que solicitar el personal para trabajar a un
organismo estatal. Esta "oficina empleadora" tiene su sede en Miramar y
sus "trabajadores" son en su mayoría ex oficiales o miembros de los
órganos de inteligencia o del Ministerio del Interior. Cuando cualquier
ciudadano cubano quiere acceder a un trabajo de estas características
(hablo de maleteros en los aeropuertos o en los hoteles, camareros,
jardineros, etc.) tiene que entregar un curriculum vitae. Después que es
aceptada la solicitud se envía a un funcionario (por lo general es un dúo)
al lugar de residencia de la persona solicitante y se hacen comprobaciones
tanto de su actitud moral como de la participación en las tareas de la
revolución (entiéndase, entre otras, asistencia a las movilizaciones) así
como se visita el centro de trabajo actual o el centro de trabajo
anterior. Asimismo se piden referencias a la policía (que las da a través
de sus informantes y de los secretarios de vigilancia de los CDR) y
cuantas otras comprobaciones estimen convenientes. Y este control se
ejerce, además, con todas aquellas personas que ocupan cargos de dirección
estatal.
Esta misma comprobación la
hace la oficina de inmigración a todas las personas que solicitan salir
del país de visita; es el mismo control que se ejerce sobre quienes
quieren acceder a la Universidad (recuerde que la Universidad es para los
revolucionarios); también para quienes quieren optar por una vivienda de
las que entrega el Estado, y un larguísimo etcétera.
La participación en las
movilizaciones, estimado mfeliz, es uno de los casos donde mejor se
manifiesta la doble moral que debe asumir el cubano para poder acceder o
mantener determinados "privilegios" como es el derecho al trabajo o poder
ir de vacaciones a un centro controlado por el Estado en las playas o las
montañas durante el período vacacional o para tener derecho a solicitar un
determinado efecto electrodoméstico.
Sobre su familia ya usted se
ha encargado de aclarar el punto que, por demás, para mí estaba claro
desde el primer momento. Termino por
hoy.