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General: Hace siete decadas dos cubanas fueron princesas de Asturias
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From: Valerio1939fv (Original message) |
Sent: 23/05/2004 20:43 |
| Posted on Sun, May. 23, 2004 | language=JavaScript1.1> _krdDartInc++; document.write(' LANGUAGE="JavaScript1.1" SRC="http://ad.doubleclick.net/adj/elnuevo.news/cuba;kw=center6;c2=world;c3=cuba;c4=cuba_homepage;pos=center6;group=rectangle;tile='+_krdDartInc+';ord='+_krdDartOrd+'?">'); language=JavaScript1.1 src="http://ad.doubleclick.net/adj/elnuevo.news/cuba;kw=center6;c2=world;c3=cuba;c4=cuba_homepage;pos=center6;group=rectangle;tile=2;ord=1085344435879?"> | | | Hace siete décadas dos cubanas fueron princesas de Asturias DR. LEONEL A. DE LA CUESTA Especial para EL Nuevo Herald Cuando don Felipe de Borbón y Grecia y su nueva esposa doña Letizia (Ortiz Rocasolano) sean proclamados Felipe VI y la reina Letizia, se marcará un hito sin par en la larga historia de la monarquía española, pues se sentará en el trono por primera vez una plebeya. Esto es cierto de toda certeza. Sin embargo, es discutible que doña Letizia sea la primera princesa de Asturias que no pertenece ni a la realeza ni a la nobleza. Según expertos en derecho dinástico, hubo quizá dos princesas de Asturias que no sólo fueron plebeyas, sino que ni siquiera vivieron en España. Ambas curiosamente tuvieron la misma nacionalidad: fueron cubanas. Cuando el 14 de abril de 1931 los Borbones resultaron destronados y abandonaron España, a don Alfonso de Borbón y Battemberg, entonces príncipe de Asturias, se le envió al Sanatorio Leysin, en Suiza, debido a su padecimiento hemofílico, enfermedad que había heredado de la familia de su madre, la reina Victoria Eugenia. En el sanatorio conoció a una bella cubana de Sagua la Grande, Edelmira Sampedro y Robato, prima del afamado intelectual Jorge Mañach Robato. El príncipe se prendó de ella, y tras un breve noviazgo, decidió casarse con la cubana. Al comunicarle su decisión al rey Alfonso XIII, el ex monarca le recordó la existencia de una pragmática (ley) de Carlos III fechada el 27 de marzo de 1776, según la cual los príncipes españoles no podían contraer matrimonio con personas que no fueran de sangre real, so pena de perder sus derechos a la corona. No obstante, don Alfonso persistió en sus propósitos matrimoniales y a través de su confesor le envió al Rey una carta en la que renunciaba al Principado de Asturias y por ende a la sucesión en el trono. Este documento ha sido publicado y no parece haberse suscrito ante testigos ni que haya intervenido en su otorgamiento un notario público para protocolizarlo o al menos autenticar la firma. Así las cosas, don Alfonso de Borbón y Battemberg, ahora conde de Covadonga, contrajo de inmediato matrimonio canónico y civil con Edelmira Sampedro y Robato en Ouchy, en las inmediaciones de Lausana, Suiza. Tras varios años de matrimonio, la unión terminó en divorcio. El matrimonio canónico nunca fue anulado. Poco después don Alfonso se casó con otra cubana, Marta Rocafort. Este matrimonio duró menos de dos meses. Después de su segundo divorcio, el Conde de Covadonga se estableció en Miami, donde falleció en un accidente de auto, el 6 de septiembre de 1938. Fue enterrado en un cementerio local. Sus restos se trasladaron a El Escorial en 1985. Ahora bien, poco tiempo después de su renuncia, don Alfonso de Borbón y Battemberg declaró que la misma era inválida y que él seguía siendo Príncipe de Asturias. No alegó el carácter de documento privado de la renuncia, sino el hecho de no haber sido la misma aprobada por las cortes españolas, como lo preceptuaba la Constitución de 1876. Esto plantea una cuestión legal interesantísima. Es cierto que no resulta jurídicamente aceptable el consignar en una simple carta un acto tan formal y solemne como la renuncia a un trono. Por otra parte, entre 1931-1936 en España se instauró una república cuyas cortes no se hubieran dignado a probar la renuncia por razones obvias. En consecuencia, es posible postular --aunque sin certeza-- que doña Edelmira Sampedro fue la primera plebeya considerada princesa de Asturias, al menos teóricamente. Es posible también afirmar que doña Marta Rocafort fue la segunda pues en el momento de su boda, como ahora, el orden jurídico español aceptada el divorcio. Sea cual fuere la conclusión a la que se llegue en esta disputa dinástica, hay que dejar constancia de que doña Edelmira y doña Marta si no fueron princesas, sí fueron dos grandes damas. Murieron aquí en Miami, entre nosotros, como dos exiliadas más. A pesar de su precaria situación, jamás vendieron entrevistas para la prensa del corazón. Por su conducta verdaderamente regia, merecen el reconocimiento de todos los iberoamericanos que vivimos en esta ciudad. Fueron predecesoras de las latinoamericanas que hoy han entroncado con varias familias reinantes europeas de Holanda, Luxemburgo y Suecia. También fueron predecesoras de doña Letizia. | |
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From: mfelix28 |
Sent: 24/05/2004 10:05 |
Hombre Valerio, me asombras. En general el texto está bastante bien, aunque tiene dos fallos importantes, por otra parte muy comunes. La tradición no escrita de la Monarquía dice que para contraer matrimonio los miembros de la familia Real deben pedir permiso al Rey y a las Cortes ( parlamento), resulta que Alfonso XIII ( ya en el exilio) no le concedió ese permiso a su hijo y las Cortes de la República ni consideraron el caso, no les interesaba lo más minimo. El hasta entonces Principe de Asturias renunció a serlo una semana antes de la boda, pero siempre estaba en la creencia ( y la cubana mucho más) de que sería "perdonado", pero naranjas de la China, pasó de ser Príncipe de Asturias a ser Duque de Covadonga sin derecho de transmisión ( sus hijos no heredarían el título). La cubana se cansó de mantenerlo ( como Duque su padre le pasaba menos plata que como Príncipe) y se divorció prontito además era un poco absurdo le reprochaba que no tuviera dinero pero sin embargo se negaba a dejarle trabajar ( como vendedor de coches) luego se casó con otra cubana ( parece que le iba el genero tropical) pero tambien le fue mal. Así que no hay ningún problema dinastico y las cubanas no fueron nunca Princesaas de Asturias. Al que le tocaba, por orden de nacimiento ser "Principe" no pudo porque era sordomudo así que le tocó al tercero, Don Juan, padre de D.Juan Carlos. No obstante hay una cubana en lo más alto de la realeza, la Gran Duquesa de Luxemburgo se llama Maria Teresa Mestre, en Luxemburgo ( derbajo de Holanda y Bélgica) el jefe de estado es el Gran Duque. Mirenla, es linda y tiene un "aire" cubano, además los luxemburgueses la quieren con locura, es amiga de la Reina Sofía. Pero no olvides que la próxima reina de Holanda será argentina, estmaos "reconquistando" a la Vieja Europa | |  | La gran duquesa de Luxemburgo, María Teresa Mestre, de 44 años, es la única mujer latinoamericana soberana de una monarquía europea. Fue proclamada duquesa, junto a su esposo Enrique, tras la abdicación del padre de éste (30 KB) | |  | Tras jurar como soberanos, la Gran Duquesa firmó en español el documento, que les convertiría en los nuevos Grandes Duques. Empleó el nombre de María Teresa, en lugar de Marie Therese | |  | Enrique de Luxemburgo y María Teresa contrajeron matrimonio en 1981. En la actualidad, los Grandes Duques tienen cinco hijos: Guillermo, de 19; Félix, de 16; Luis Javier, de 14; Alejandra, de 9, y Sebastián, de 8 | |  | Los Grandes Duques se han convertido en los jefes de Estado más jóvenes de la Unión Europea y en los primeros coronados en el nuevo milenio. Además, el gran duque Enrique es el primer miembro de una familia real, nacido después de la II Guerra Mundial, que llega al trono | | Duquesa de Luxemburgo visita casa en Cuba (2:22 p.m.) LA HABANA, 2 — Atraída por la curiosidad de sus hijos y sus raíces cubanas, la Gran Duquesa de Luxemburgo, María Teresa, visitó el martes su antigua casa en La Habana, la que dejó meses después de la llegada del ahora presidente Fidel Castro al poder en 1959. La única testa coronada europea nativa de Cuba -nacida en 1956 en el seno de una de las más poderosas familias del país- María Teresa hizo su entrada en un vehículo con cristales negros y acompañada de dos de sus hijos, para protegerse del posible asedio de la prensa. María Teresa llegó el viernes a la isla caribeña en una visita calificada por sus anfitriones como "estrictamente privada y familiar". Esta mansión fue construida en 1958 por sus padres, José Antonio Mestre Alvarez-Tabío y María Teresa Batista y Falla, en el Country Club, otrora el barrio residencial más exclusivo de la capital cubana, llamado Cubanacán, hoy habitado mayormente por diplomáticos extranjeros. Inicio |  | 21 DICIEMBRE 2000 Con la abdicación de su padre, el duque de Nassau, después de haber reinado éste durante 35 años, el gran duque Enrique se convirtió, a sus 45 años, en el jefe de Estado más joven de la Unión Europea y en el primer miembro de una Familia Real, nacido después de la II Guerra Mundial, que llega al Trono. También, en el primero en ser coronado en el nuevo milenio.
La Europa de las diez monarquías tenía nuevos Reyes. Rompiendo con la tradicional frase: “El Rey ha muerto… Viva el Rey”, Enrique juró como soberano en presencia de sus cinco hijos y de la familia más allegada y la Gran Duquesa, para honrar la memoria de su nombre y de sus antepasados, firmó en español con el nombre de María Teresa, en lugar de Marie Therese.
Vivió en Santander durante una época La nueva Reina de Luxemburgo nació, en marzo de 1956, en La Habana y emigró a Nueva York con su familia –su padre, el banquero José A. Mestre, su madre, Teresa Bastilla, y tres hermanos–, cuando tan sólo era una niña, tras la subida de Fidel Castro al poder.
A los seis años, llegó a Europa… Vivió en Santander durante un corto periodo de tiempo y, después, se instaló definitivamente, en Ginebra. Destacó durante su adolescencia en ballet, canto y guitarra –es aficionada, también, a los deportes náuticos, al esquí y al patinaje– y se licenció por la Universidad de Ginebra en Ciencias Políticas, en 1980.
Siendo tan sólo una joven universitaria, conoció al hombre con el que acabaría casándose años después. María Teresa, entonces, no sabía quién era él ni tampoco que, la ausencia de sangre real en sus venas, le llevaría a enfrentarse con su familia política.
Un hada buena y cariñosa El amor venció las reticencias de la gran duquesa Carlota, su suegra. Enrique de Luxemburgo y María Teresa fijaron la fecha de su boda para el día de los enamorados de 1981. En la actualidad, María Teresa, con 44 años, y Enrique, con 45, tienen cinco hijos: Guillermo, de 19; Félix de 16; Luis Javier, de 14; Alejandra, 9 y Sebastián, de 8.
Que la Gran Duquesa sea de origen extranjero o no pertenezca a una Familia Real no les importa, en absoluto, a los habitantes de Luxemburgo. País en el que, un 37% de la población, está constituida por emigrantes. Es más, son ellos mismos los que hablan de María Teresa como de un hada buena y cariñosa, siempre dispuesta a defender a los más necesitados o indefensos. De todos es conocido, de hecho, que es embajadora de buena voluntad de la Unesco, presidenta de honor de la Fundación de Investigación sobre el sida, que apadrina un orfanato en Bielorrusia, o que ha viajado a Bosnia, Nepal y Bangladesh para ayudar a los niños…
La Gran Duquesa afirma que la sangre latina corre por sus venas, que hay mucho de cubana en su interior y que ella es “una joven que vino de una isla muy lejana”… Para probarlo, en su última visita a Miami –ciudad en la que reposan los restos de sus padres y en la que, todavía, vive un hermano–, María Teresa compró música cubana y cenó en el conocido restaurante Versailles, de la tradicional calle Ocho.
| | | Por cierto, parace que sigue sabiendo hablar correcto español: | | Una cubana cubanísima Por Aurelio Pedroso (La Habana) Es nada más ni nada menos que la Gran Duquesa de Luxemburgo, María Teresa Mestre Batista. Una señora que según cuentan se conserva muy bien en sus 45 años de edad y que para nada ha perdido el don de la cubanía. Y tomemos nota que con sólo cuatro años, justo a la llegada del comandante y la tropa rebelde, sus adinerados padres (era el gerente de The Trust Company of Cuba) tomaron la decisión de subir a un Bristol Britania y no detenerse hasta Nueva York. Seis años más tarde llegarían a Suiza. La soberana de Luxemburgo se acaba de pasar quince días en Cuba para conocer a la parentela y, de paso, a su país. Por viajar fue hasta San Juan de los Remedios, esa villa donde nació un cubano (el general Dámaso Berenguer) que con el tiempo fue el único presidente de Gobierno español no nacido en la península. El esposo de la duquesa, el Gran Duque Henri, jefe de Estado de Luxemburgo, esta vez no le acompañó. Prefirió que fuera sola a por sus raíces y que en otro viaje le seguiría. No obstante, su hijo el príncipe Guillermo, el heredero, le "escoltó" en tan singular recorrido. Así, tocando las cosas excepcionales, la Duquesa es la única primera soberana latinoamericana de una monarquía europea. Una mujer que le confesó a un colega que "es la cubanía, es crecer hablando de Cuba, pensando en Cuba, llorando a Cuba, comiendo cubano, es vivir cubano". El español que habla es perfecto. Más aún cuando mantiene vivo los giros propios del habla cubana, cosa que otras "duquesas" en la actualidad residentes, por ejemplo en Miami, han borrado de su léxico para emplear el clásico y gringo "¡Wuao!" o esa tan refinada forma de despedirse con el "bye". Las expectativas del viaje fueron satisfechas, según declaró a la prensa. "Más que satisfecha", dijo. Si poco antes de marchar a los cuatro años de edad, figuraba en el Registro Social de la Habana 1959 (pág. 521), en la Cuba de hoy, sin princesas, duquesas o marquesas, la gente de a pie la tomará con orgullo como lo que es: primero, una cubana que no olvida. Y luego, que se trata de una Gran Duquesa de verdad.
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