INTERVENCIÓN DEL DIPUTADO RANDY ALONSO FALCÓN EN LA SESIÓN DE LA ASAMBLEA NACIONAL DEL PODER POPULAR DEL 1 DE JULIO 2004.
Queridos Fidel y Raúl:
Estimados Diputados:
La maquinaria fascista de nuestros tiempos, con todo su poder amenazador y destructivo, está en marcha contra Cuba. El mismo individuo, alucinado y mesiánico, que en el 2000 le prometió a la mafia terrorista miamera el magnicidio de Fidel a cambio de la estafa electoral que después se concretaría en La Florida, hoy intenta conseguir los votos de esa misma mafia con la genocida promesa de aniquilar a todo nuestro pueblo.
El siniestro “Plan para la Transición hacia Cuba Libre” aprobado por el Sr. Bush el pasado 6 de mayo, es la síntesis del sueño anexionista del poder político norteamericano desde hace dos siglos y del odio visceral contra la nación cubana de la extrema derecha estadounidense instalada hoy en el poder en la Casa Blanca.
Se nos asegura la macabra combinación de la asfixia económica y la invasión armada, para después suministrarnos el caramelo de la transición hacia el mismo capitalismo salvaje que tiene en la pobreza a casi la mitad de los ciudadanos latinoamericanos, en un modelo de transición aplicado hoy a Irak bajo metralla y torturas.
Se nos define con toda crudeza que una vez aquí los Estados Unidos, como vanamente sueñan, la Patria dejará de ser de todos para convertirse en propiedad del pequeño y cada vez más desprestigiado hato de batistianos de Miami, deseosos de lanzarze vorazmente a recuperar las propiedades erigidas con el dinero robado a nuestro pueblo y sobre la sangre de numerosos de nuestros mejores hijos.
De ahí la mano visible en este Plan de la Infamia del siniestro Otto Reich (ya una vez propuesto como procónsul para Cuba), de los rufianes Mario y Lincoln Díaz-Balart, de Ileana, la loba feroz, de Melquíades Martínez, gris personaje salido de la bochornosa Operación Peter Pan, de Ninoska Pérez, batistiana de sangre y corazón, y de un nuevo personajillo de esta fauna terrorista, Juan C. Zárate, quien certifica con su firma las regulaciones que implementan las medidas de la infamia.
Junto a ellos, los Noriega, Fisk, Early, Kozak y todos los vocingleros de la política anticubana en Washington.
Por odio y por votos se han lanzado ciegamente contra la familia cubana, contra los cubanos residentes en Estados Unidos y contra el propio pueblo norteamericano.
Desde este 30 de junio están vigentes las medidas brutales que, según ellos, deben conducir a la transición: las presiones contra el envío de remesas, las limitaciones a los viajes, el veto al intercambio científico, cultural, educacional y deportivo entre nuestros pueblos.
Con total alevosía y cinismo, se sanciona a los cubanos residentes en Estados Unidos a viajar a su país de origen cada tres años, en el momento mismo en que Cuba ponía en marcha decisiones, anunciadas desde el pasado año, que flexibilizan en alto grado el viaje a la isla de los cubanos residentes en el exterior.
Nada será excepción para el castigo brutal de los nuevos fascistas. Ni la gravedad o muerte de un padre, hermano o hijo. El genocida Dan Fisk, uno de los escribanos de la Ley Helms-Burton cuando era asesor de Jesse Helms, hoy mano derecha de Roger Noriega en el Departamento de Estado lo ha dicho con toda crudeza inhumena y cínico desparpajo; “Un indivduo puede decidir cuándo dentro de ese plazo quiera viajar. Si tiene un pariente que se está muriendo, tendrá que decidir cuándo quiere viajar”. Es decir, usted está obligado a ser adivino para cumplir con el diktac del Emperador.
Para colmo de la hipocresía y afrenta, el mismo Sr. Bush que paseó a su sobrino, de sangre mexicana, por los mítines electorales con los hispanos en el año 2000 y que, reunido con lo más selecto del terrorismo anticubano en Miami, el 20 de mayo de 2002 expresó “su amor a la familia”, ahora separa por decreto de las familias cubanas a tios, sobrinos, primos, bisabuelos y otros parientes cercanos.
Los mismos que una vez apoyaron el secuestro de un inocente niño y la felicidad de su familia, hoy pretenden secuestrar el afecto y la felicidad de todas las familias cubanas.
El asedio ha comenzado, pero también la respuesta. Más allá de su propósito esencialmente colonial, el plan de Bush, elaborado de cara a la dura batalla electoral de La Florida, se le está convirtiendo en un boomerang al presidente norteamericano. La caravana de protesta en las calles de Miami, la sublevación de cientos de cubanos el 29 de junio en el Aeropuerto Internacional de esa ciudad y el inédito encaramiento de varios de ellos al rufián Lincoln Díaz Balart, muestran el descontento creciente entre los emigrados cubanos con estas brutales medidas.
La edición de The Miami Herald de ayer (30 de junio) se hacía eco de la carta de un cubano residente en esa ciudad, Nelson Díaz, quien señalaba:
“Acabo de regresar de Cuba hace dos semanas. Fui a ver a mi padre de 87 años. El está enfermo con neumonía, y los doctores no esperan que él viva mucho tiempo. ¿Tiene el presidente Bush alguna idea de cómo fue mi último momento con él? ¿Después de tres años, lo veré vivo aún?
“Bush tiene la suerte de tener a su padre cerca, y verlo frecuentemente. El no tiene que llorar como yo cuándo dejé a mi padre sabiendo que no lo volveré a ver otra vez.
“Yo vivo para mi famila, y nada está primero que ella. He estado en este país por 23 años y nunca voté porque no me sentía motivado. Por primera vez iré a votar en Noviembre y será contra Bush”.
La batalla está planteada en La Florida, de cara a noviembre, entre el fascismo y la familia.
Congresistas, líderes sociales y religiosos, intelectuales y numerosos e importantes medios de comunicación en Estados Unidos han calificado de estúpidas, contraproducentes e irracionales las medidas del sr, Bush.
Ciudadanos norteamericanos, sumados a la Caravana de los Pastores por la Paz, dan por estos días otra simbólica batalla contra esta afrenta a sus derechos, en muestra de los más nobles y solidarios sentimientos del pueblo de Estados Unidos.
Pero el escenario principal del combate está en esta isla rebelde y bravía, en la capacidad de resistencia y de lucha de nuestro pueblo, en la sabiduría de nuestros líderes, en la preparación que alcanzemos para la defensa, en la convicción de que cada uno de nosotros es un Comandante en Jefe, en la determinación de no entregar la independencia ni volver a ser colonia yanky.
Si Bush se atreve a lanzar sus tropas de jóvenes soldados norteamericanos contra nuestro pueblo, su sueño de “Cuba Libre” se le convertirá en un amargo trago como en la época de sus abundantes pesadillas alcohólicas.
¡La familia y el pueblo vencerán al fascismo!
¡Muchas gracias!