Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
¡ Feliz Cumpleaños Brenda Yamilia !
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 Conociendo Cuba 
 CANCION L..A 
 FIDEL CASTRO.. 
 Fotos de FIDEL 
 Los participantes más activos 
 PROCLAMA AL PUEBLO DE CUBA 
 
 
  Herramientas
 
General: nuevas formas de violencia
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 7 en el tema 
De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 14/09/2004 21:57
PARA LOS "ANTIVIOLENCIA" CLARIFIQUEMOS UN POCO EL PANORAMA, CRUZ TE ADVIERTO ES DEMASIADO TEXTO PARA VOS, DIGO PARA QUE NO TE QUEJES LUEGO...
 
 
Notas sobre las nuevas formas de violencia
Marcelo Colussi
La Insignia

«Si hay tercera guerra mundial,
la cuarta será a garrotazos»
(Albert Einstein)

La violencia no es un cuerpo extraño en la dinámica
humana; bien por el contrario, hace parte fundamental
de nuestra condición. No es nueva en nuestra sufrida
historia como especie; bien por el contrario también,
la historia no es sino una sucesión -interminable- de
hechos violentos. Desde luego sería mejor vivir sin
ella (verdad de Perogrullo, pero verdad al fin); es
demasiado el sufrimiento que nos deja. Sin embargo no
se ve con real perspectiva de futuro cómo lograrlo.
Podrían medirse por cantidades millonarias las
apelaciones a la paz y a la no violencia que en el
mundo ha habido, en todo tiempo y lugar, desde las más
variadas circunstancias y con las mejores intenciones.
Pero los resultados están a la vista: la violencia no
cede. ¿Crece incluso?

Vista a lo largo de la historia, podría decirse -al
menos en principio- que la violencia, si bien no
desaparece, va teniendo una mayor contención, va
siendo aislada, relativamente reducida. En algún
sentido ello es cierto: hoy es menos "brutal" que años
atrás. Aunque existe, tiene cada vez más el estigma de
algo "malo", "perverso", que, en todo caso, es mejor
ocultar. Entrado el siglo XXI, a nadie se le
ocurriría, por ejemplo (no quedaría bien, no sería
políticamente correcto), promover circos romanos con
gladiadores y leones; sería demasiado sangriento. Para
eso está hoy -logros de la civilización- el boxeo (con
guantes, protectores bucales, reglamentos estrictos).

En otros términos: la violencia tiende a hacerse más
"refinada". Las guerras no han desaparecido -y, dicho
sea de paso, nada hace pensar que vayan a desaparecer
en el corto plazo- pero, aunque no podamos decir que
sean menos violentas que antaño, admiten regulaciones
y normativas impensables siglos atrás: ahí están por
ejemplo -aunque abran el debate sobre su vigencia e
impacto- las convenciones de Ginebra. Es decir: la
especie humana ha ido desarrollando legislaciones (hoy
día hablamos de derechos humanos como inalienables a
nuestra condición de humanos en tanto tales) que van
achicando el campo a la violencia.

Esto es cierto, definitivamente. Ejemplos al respecto
hay cantidades: existen declaraciones de principios
por la paz, a favor de la no violencia y del respeto
por doquier y, aunque resta muchísimo por seguir
mejorando en todo esto, podría decirse sin temor a la
equivocación que el proceso civilizatorio avanza:
aunque gocen aún de buena salud, el machismo comienza
a reducirse, el racismo está severamente criticado, la
tortura está legalmente condenada, los linchamientos
son un delito. El mundo moderno ya no tolera un circo
romano o sacrificios humanos como en la antigüedad.
¿Progresamos entonces? Estaríamos tentados a decir que
sí.

De todos modos la realidad cotidiana nos confronta con
situaciones que ponen seriamente en entredicho esta
apreciación. De nuevo repetimos la pregunta: ¿crece la
violencia? Crecen sus formas de expresión, crece la
crueldad solapada, el refinamiento con que se
presenta. Si bien por un lado hemos avanzado en la
defensa por los derechos del ser humano, al mismo
tiempo también ha crecido el desprecio por la vida.

Considerada como "problema" social, no hay duda de
que, en relación a otros momentos de la historia, la
violencia aumenta. Las principales desgracias de la
humanidad siglos atrás, en las distintas culturas
conocidas, estaban ligadas a hambrunas y guerras. Esos
problemas hoy día siguen presentes, a los que se le
suman nuevas -y quizá más destructivas- formas de
violencia. Nunca antes como ahora la violencia había
sido un problema de salud pública.

Las formas en que la psicología de un pueblo se
presenta habla de su proyecto vital en tanto
comunidad: sin ser estrictamente formaciones
psicopatológicas, en el medioevo europeo, por ejemplo,
buena parte de la construcción psicosocial normal
estaba dada por la visión de vírgenes y santos; los
pobladores de la Polinesia se aterrorizan si incumplen
sus tabúes mirando su animal sagrado; en la moralista
época victoriana las conversiones histéricas pasaron a
ser la nota distintiva en una sociedad que todo lo
prohibía. En esta línea podemos decir que, tal como en
los ejemplos anteriores, si algo representa a la
cultura dominante actual, a la edificación psicosocial
de las masas cada vez más globalizadas de nuestros
tiempos, es la violencia. La violencia es la nota
distintiva del siglo XX, aunque en ese mismo período
haya aparecido la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y se hayan firmado numerosos
convenios para el aseguramiento de la paz. Nuestros
tiempos modernos están "enfermos" de violencia.

No deja de ser curiosa la evolución que va sufriendo
la idea sobre la vida, sobre su valor. En las culturas
más antiguas -en el Oriente, en los pueblos americanos
precolombinos- la vida misma nunca fue tan despreciada
como pasó a serlo en el Occidente capitalista. ¿Es
ello intrínseco al desarrollo del capitalismo mismo?
Todo indicaría que sí. Una sociedad edificada sobre el
fetiche del dinero, del mercado, de la cosa material
en sí misma, olvida lo humano. La sola constatación
empírica nos muestra que la deshumanización crece: las
guerras son cada vez más crueles, las torturas más
sutiles, la exclusión de enormes masas pasan a ser
proyecto político. Nunca en la historia, al menos
hasta ahora, se había considerado "inviable" un ser
humano; nunca se había pensado en que alguien "sobra".
La lógica del mercado -implacable, atroz- lo corrobora
a diario: hay gente que sobra, hay países que sobran.

En esta lógica de desprecio por la vida, tanto el ser
humano de carne y hueso como el entorno medioambiental
pasan a ser elementos secundarios, prescindibles. Vale
el mercado, la mercadería suprema que es el dinero; lo
demás no cuenta. El otro, o igualmente la naturaleza,
han pasado a ser medios en esa búsqueda desenfrenada
de lucro utilitarista. En nombre del dios mercado la
naturaleza es vista sólo como instrumento, como cosa a
explotar; de ahí el desastre ecológico que vivimos, y
que amenaza con seguir empeorando. Desastre, por
cierto, que constituye una forma nueva, refinada,
sutilmente cruel -la más cruel si se quiere- contra la
especie humana en su conjunto. Actitud ésta que ha
posibilitado el capitalismo, que no se encontró jamás
en ninguna sociedad agraria de las que conoció la
historia. De la misma manera, la percepción del otro
que ha abierto el sistema capitalista llevó -quizá
inexorablemente; no había otra posibilidad- a un agudo
desprecio del ser humano, aunque también se haya
desarrollado la doctrina de los derechos humanos. La
vida es medible en términos económicos, por lo que
interesa más en función de valores cuantificables que
como bien intrínseco. Por lo tanto, ante ese desprecio
por la vida, el otro es intrascendente, e incluso -el
paso es muy sutil- muy fácilmente sospechoso.

Nos refinamos cada vez más, pero el modelo
económico-social dominante desprecia cada vez más al
otro de carne y hueso. Y ello trae resultados
concretos: ahí están los síntomas de un mundo, por un
lado más refinado, pero al mismo tiempo, cada vez más
inauditamente violento. Para decirlo con un primer
ejemplo, quizá el más notorio: en un mundo con una
potencialidad productiva casi infinita, la principal
causa de muerte es el hambre. El mundo actual tiene
capacidad suficiente para proporcionar una dieta de
2.700 calorías diarias a 12 mil millones de seres
humanos, es decir que en la actualidad se producen
alimentos para nutrir correctamente al doble de la
población mundial, pero no obstante cada 7 segundos
muere un semejante porque no tiene qué comer.

Si eso es posible, y junto a ello se gastan sumas
astronómicas de dinero en comida para mascotas, algo
grave está sucediendo en la cosmovisión que nos
regula. ¿Vale más un perrito que un ser humano?

La modalidad que ha ido tomando la sociedad
capitalista pone más importancia -aunque oficialmente
se declare lo contrario, por supuesto- en la máquina
que en el individuo. ¿Estaremos por llegar al
ejercicio de una sexualidad cibernética? (de hecho ya
existe la tecnología, aunque no sea de consumo masivo
aún). Si es posible planteárselo, ello mismo demuestra
que la tendencia en juego puede llevar a darle más
importancia al pants con sensores y anteojos
tridimensionales que al tibio cuerpo de carne humana
(¿al que se terminará aborreciendo por sospechoso? -es
sucio, puede transmitir enfermedades-)

En esta cosmovisión que ya se ha instalado, en esta
apología del individualismo absoluto donde el otro es,
ante todo, un sospechoso (más aún si es pobre, moreno,
si no tiene tarjeta de crédito), la violencia, aunque
no se manifieste con sacrificios humanos o torturas en
la plaza pública, está más presente que nunca. Si no
fuera por ese desprecio creciente del ser humano que
caracteriza la historia del siglo XX, no se podría
haber usado armamento nuclear; y menos aún se podría
haber seguido desarrollando el potencial bélico hasta
los niveles que ahora existe. Si no fuera porque la
cosmovisión creada por el capitalismo puede arrasar
con recursos naturales y seres humanos con la más
absoluta impunidad y sin la menor culpa, no podrían
entenderse los íconos de la cultura moderna: el
estereotipo de Hollywood, el macho violento
triunfador, Rambo, la violencia inaudita de los
dibujos animados, de los videojuegos infantiles, la
violencia despiadada de una pandilla juvenil, o de las
guerras modernas (que como doctrina científica llaman
a golpear especialmente población civil y hacer uso de
la psicología en tanto mecanismo de control social,
todo desde la más absoluta asepsia técnica).

La violencia no conmueve, nos vamos acostumbrando cada
vez más a ella. La violencia y el desprecio por el
otro son connaturales a nuestros tiempos; de ello nos
hablan desde las bombas inteligentes hasta las
pandillas juveniles, de los movimientos
fundamentalistas con acciones terroristas hasta los
comics.

Ante este panorama podríamos estar tentados a hacer un
llamado -uno más, ¿por qué no?, pero ¿cuánto sirven en
realidad?- a la paz en el mundo. Suficientes ya se han
hecho; llamar, clamar, implorar por la paz y la no
violencia no es criticable, en modo alguno. Pero el
llamado mismo -la experiencia lo dice- no logra su
cometido. Construir una cultura de no violencia parte
indefectiblemente de un estado de mayor justicia. Sin
equidad no puede haber paz. La única manera de, quizá
no eliminar pero al menos reducir la violencia, es
sentando bases humanas de mayor justicia (léase:
distribución más justa de los poderes, equidad
económica, equidad de género, no discriminación).

Con un profundo pesimismo intelectual Freud habló de
una "pulsión de muerte", Thanatos, energía vital de la
especie humana que nos llevaría a la autodestrucción;
para muestra: las guerras recurrentes, las
irracionales limpiezas étnicas, las conductas suicidas
que a diario podemos constatar (fumar, drogarse,
manejar automóviles irresponsablemente). Probablemente
su condición ideológica lo llevó a formular esa
mitología conceptual; una visión con mayor tino
político puede ver en estas construcciones humanas
designios de la historia social, de las relaciones de
poder, que asientan -sin ninguna duda- en
posibilidades psicológicas. Todos podemos matar dadas
las circunstancias, en nombre de lo que sea; pero ello
no significa que somos originariamente asesinos.

Lo que está claro es que el sistema de relaciones
sociales que se ha generado en este momento de la
historia de la especie es altamente injusto y
violento, y excluyente como ninguno otro. Pese a la
cantidad de comida producida el hambre continúa
azotando; las armas solamente pueden producirlas
algunos Estados a partir de un supuesto derecho de
agresión que otros no tendrían. Los excluídos no
tienen derecho a protestar. Ante esta violencia
monumental que invita/exige un consumo que no es
posible y que castiga con furiosa rabia todo intento
de contestación, las reacciones son -y seguramente
serán- cada vez más desesperadas, más violentas, más
despiadadas.

En modo alguno, absolutamente en modo alguno puede
justificarse una acción terrorista que golpea sobre
civiles desarmados; pero no hay que dejar de reconocer
que es tan terrorista, cruel y brutal un bombazo en un
supermercado o en una escuela como el bombardeo de
poblaciones civiles (¿daños colaterales?), o una
política que, a sabiendas, hambrea y mata poblaciones.
Ante un sistema que desprecia la vida humana y
fetichiza la cosa material, las respuestas de los
oprimidos pueden ser tan locas, violentas y crueles
como las que cada vez más se ven por todos lados.

¿A dónde conducirá tanta violencia desbocada? Como
mínimo pueden apuntarse dos cosas: por un lado,
mientras no se promueva un mayor grado de justicia en
nuestra especie, las desigualdades seguirán
produciendo reacciones tan inhumanas y violentas como
el mundo que las provoca: ante el desprecio por la
vida no puede haber sino desprecio por la vida (¿cómo
y por qué no habría de haberlo? La violencia provoca
violencia; la locura provoca locura). Por otro lado,
mirando la espiral de violencia que no cesa, se podría
concluir que Einstein no estaba equivocado y que la
cita que abre el presente escrito es del todo
acertada.


Primer  Anterior  2 a 7 de 7  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 7 en el tema 
De: Mambi Enviado: 15/09/2004 05:59
PARA LOS "ANTIVIOLENCIA" CLARIFIQUEMOS UN POCO EL PANORAMA, CRUZ TE ADVIERTO ES DEMASIADO TEXTO PARA VOS, DIGO PARA QUE NO TE QUEJES LUEGO...
 
Todo lo que el Sr Marcelo Colussi de La Insignia escribio es cierto pero eso queire decir que debemos desmayar y no abogar mas por el fin de la violencia en las relaciones humanas, en las relaciones entre paises, en las relaciones entre grupos sociales, etc.

Yo sigo siendo ANTI VIOLENCIA 100% y creo que deberiamos ser muchos mas lo que estuvieramos en este campo por el bien de nuestros hijos y de la humanidad

A proposito, cual es tu posicion Matilda con respecto a la violencia?

Reynaldo

Miami


Respuesta  Mensaje 3 de 7 en el tema 
De: cruzylovesmirkgurl83 Enviado: 15/09/2004 11:59

A proposito, cual es tu posicion Matilda con respecto a la violencia?

Reynaldo

Me supongo que para ella, igual que para mi "Que no nos den Candela"


Respuesta  Mensaje 4 de 7 en el tema 
De: cruzylovesmirkgurl83 Enviado: 15/09/2004 17:59
Y figurate, el Gerrillero esta reclutando.

Respuesta  Mensaje 5 de 7 en el tema 
De: matilda Enviado: 15/09/2004 17:59

MAMBÍ YA QUE ES TAN AMABLE EN INTERESARSE POR MI OPINION,LE DIRÉ QUE CREO QUE LA IDEA DE VIOLENCIA SE HALLA ENCAPSULADA EN UN ARCAISMO,POR UN LADO ÁQUELLOS QUE SÓLO VEN LA VIOLENCIA EN LA ACCIÓN VIOLENTA, LO CUAL SERÍA SÓLO UNA RESULTANTE EN MUCHOS CASOS, Y POR OTRO AQUELLOS QUE LA EXPERIMENTAN A DIARIO , EN SUS FORMAS MÁS DIVERSIFICADAS Y REFINADAS Y QUE SON JUSTICADAS POR AQUELLOS QUE SE BENEFICIAN CON LAAOPRESIÓN Y EL SOMETIMIENTO DEL PUEBLO, HONESTAMENTE MAMBÍ, YO NO CREO QUE EXISTA "EL JUSTO MEDIO" SÓLO COMO UN LUGAR SIMBÓLICO EN EL CUALSE REFUGIAN MUCHOS COMO ESPECTADORES ASEPTICOS. JUSTIFICO LA VIOLENCIA CUANDO SE TRATA DE LA "ULTIMA INSTANCIA" Y COMPROBADO ESTÁ QUE ÉSA SE ANGOSTA CADA VEZ MÁS.Y CREAME QUE NOS HACEMOS ABSOLUTAMENTE RESPONSABLES( LOS LATINOAMERICANOS)DE NUESTROS ERRORES, SUCEDE MUCAHS VECES QUE NO ESTAMOS DISPUESTOS A ASUMIR "LA CULPA" PORQUE VISUALIZAMOS PERFECTAMENTE LAS RAÍCES DE LOS MISMOS.


LE RESUMO MI OPINION CON UNA CITA


No es cierto que "destruye" todo el que quiere destruir.Destruir es muy difícil, tan difícil como crear.Porque no se trata de destruir cosas materiales, se trata de destruir "relaciones"invisibles,impalpables, aunque se escondan en las cosas materiales.Es destructor-creador el que destruye lo viejo para esclarecer, para hacer aparecer lo nuevo que se ha transformado en "necesario"; y urge implacablemente en el umbral de la Historia."


 

SALUDOS MATILDA








lita


Respuesta  Mensaje 6 de 7 en el tema 
De: Lealtad_siempre Enviado: 16/09/2004 12:00
Mambi aunque no me pregunta le diré, que me siento y practico el antiarmamentismo, pero que al igual que Matilda considero que existen muchas formas de violencia encubierta y que son el pan de cada día en nuetros países, contra ellas también me opongo totalmente, por eso es que defiendo las ideas socialistas.
Adicionalmente considero que la violencia siempre genera mayores niveles de violencia y eso no es bueno para ningún ser humano.
 
Saludos Revolucionarios
 
Lealtad

Respuesta  Mensaje 7 de 7 en el tema 
De: c쨘ruben Enviado: 16/09/2004 12:00
Efectivamente la vionecia se ha "refinado" en nuestro tiempo, de sacrficios de sangre hemos pasado a `lo que se puede llamar "sacrificios profesionales", lo hacemos cada vez que vemos a un compañero de trabajo retirarse por que legó a cumplir 35. ¿No es acaso eso sacrifico humano?

Es cierto que nuestros pasado y presente están marcados por actos de extrema violencia que hacen pensar que el ser humano es así y que es nuestra natualeza ser agresivos. ¿Pero acaso no sería bueno mirar a un futuro sin nuestros fantasmas?. Sin pretender ser romántico en esto, tengo esperanza que mis descendientes lleguen a construir un lugar mejor para vivir, eso si empezamos hoy.

Saludos


Primer  Anterior  2 a 7 de 7  Siguiente   Último  
Tema anterior  Tema siguiente
 
©2025 - Gabitos - Todos los derechos reservados