El secretario de Defensa de Estados Unidos (EU), Donald Rumsfeld, estuvo de paso por Panamá hace unos días. Ãl es uno de los âhalconesâ en vuelo de la administración del Presidente George W. Bush. La visita de Rumsfeld a Panamá culminó el pasado domingo 14 y después se dirigió a Ecuador donde se llevó a cabo una reunión de ministros de defensa. El término “imperialismo”, que complementa el título de este artículo, lo creó el economista liberal inglés, J. A. Hobson, quien en su libro La evolución del capitalismo moderno, nos dice: âEn la raíz económica, el principal motivo que dirige todo el desarrollo imperialista es la exigencia urgente de mercados para la inversión; y, segundo, mercados para vender los productos sobrantes de las industrias nacionales. (â¦) Los ‘truts’ y demás empresas de fabricación que limitan su producción para el mercado nacional no solamente necesitan urgentemente mercados extranjeros, sino que también están necesitados de asegurar los mercados protegidos, y esto puede ser logrado tan sólo hasta donde llega a extenderse el dominio político”. Más adelante, Hobson nos dice: “Los magnates financieros que manejan el destino político de los Estados Unidos de Norteamérica se servirán de la presión diplomática y de la fuerza de las armas, y aún, si hace falta, se incautarán el territorio para dominarlo políticamente” (existe un Tratado de Neutralidad “Torrijos-Carter”, pactado a perpetuidad entre Panamá y EU en 1977, que se ajusta como anillo al dedo para estas pretensiones)
¿Por qué Rumsfield se encuentra en Ecuador? Según el autor arriba citado, EU necesita de América del Sur como mercado de preferencia, para invertir las ganancias y vender los productos sobrantes de su ‘trust’. Y nosotros, ¿por qué calificamos al imperialismo norteamericano de “narcoimperialismo”? ¿Acaso los llamados “halcones” del Presidente Bush y sus acólitos criollos no están diciendo que luchan contra el narcoterrorismo refiriéndose exclusivamente al movimiento social e insurreccional colombiano? Si algo tenemos nosotros muy claro es que: 1) quien se oponga a las políticas neoliberales es calificado de terrorista, 2) el neoliberalismo se ha implementado de manera súbita en la gran mayoría de nuestros países, excepto en Colombia, porque el movimiento social y el movimiento insurgente han respondido duramente en su contra, y, 3) las medidas neoliberales en Colombia se han implementado gradualmente gracias al terrorismo de Estado.
Entonces, ¿quiénes son los terroristas? ¿Los neoliberales o los que se oponen a tales políticas?
Vayamos ahora a lo de “narco”. ¿Aspira realmente el gobierno de EU a acabar con el tráfico de narcóticos? Creemos que no. Todo parece indicar que el objetivo no es acabar con el narcotráfico sino “CONTROLARLO”. ¿Por qué decimos esto? Porque EU mantiene en Colombia una amplia alianza con aquellos carteles que acepten las condiciones que les impone la CIA y el Pentágono. Son reglas sencillas: a los Carteles les dejan aumentar sus exportaciones de cocaína a cambio de perpetrar limpieza política a los disidentes del sistema político neoliberal, con lo que aplican una lógica perversa de perpetuar los carteles y no de acabarlos. ¿A quiénes les conviene que la juventud latinoamericana permanezca enferma esclavizada por las drogas, ajena a la problemática social de su entorno? La respuesta es sencilla: al narcoimperialismo, a las oligarquías lacayunas y a las mafias políticas neoliberales.
En los últimos años la Fiscalía de EU ha ingresado múltiples veces a Colombia, para pactar secretamente el sometimiento de los narcotraficantes a espaldas del sistema judicial colombiano. Son centenares los sometidos que han pagado fianzas individuales que oscilan entre 10 y 20 millones de dólares, y a cambio reciben varias docenas de visas de residentes para vivir e invertir sus capitales en EU. Se acusa a los luchadores sociales de atentar contra la estabilidad del Área Andina de Sudamérica. EU se considera guardián de esta parte del globo. Sus pretensiones de control regional no deben ser lesionadas por la guerra de clases colombiana, ni por el proceso revolucionario venezolano, ni por los levantamientos populares ecuatorianos, ni por la lucha democratizadora de los peruanos, ni por el empuje antineoliberal de los brasileños, etc. La excusa de la lucha contra el narcoterrorismo es perfecta. Ya nadie podrá dormir tranquilo en Bogotá, Caracas, Quito, Lima, Brasilia, Panamá y sus alrededores.