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General: Admirando al Imperio
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De: Gran Papiyo (Mensaje original) |
Enviado: 07/01/2005 02:05 |
Dedico este mensaje a todos aquellos que sienten "admiraciòn" por EEUU. Mientras los neo-nazis se enriquecen | | El pueblo Iraquí es violado y sodomizado | No nos vamos a olvidar LA OCUPACIÓN BRUTAL DE IRAQ | | | ¿Qué fascistas son los neo-nazis? Sobre la destrucción de una mezquita por fuerzas de EEUU: "Nosotros destruimos una mezquita y ¿qué?" John Garrett Coronel de la marina Ret. de EEUU en Fox News 4/27 | | | """"Lo que estamos haciendo es vital en hacer el mundo mejor y crear más seguridad para América, ...Creo que uno tiene que entender que siempre hay desafíos y dificultades cuando estas iendo desde décadas de opresión a un futuro de democracia". Secretario de prensa de la Casa Blanca Scott McClellan. El problema es que el imperio ha engendrado algunos de los más brutales dictadores que el mundo ha visto. El Shah de Irán, Pinochet, Trujillo, Batista, Somoza son algunos de los verdugos sangrientos del imperio. | | "Americanizar al mundo es nuestro destino" Teddy Roosevelt, 1890's Los neo-nazis de Washington siempre han violado las leyes internacionales. ¿Creen uds. que los ocupantes iban a obedecer los convenios de Ginebra? ¿Por qué creen que los neo-nazis rechazaron apoyar una corte internacional para luego apoyar la corte con la condición que la corte tenía que darle inmunidad total? | "La tortura de los prisioneros Iraquíes es anti-americana", Donald Rumsfeld La verdad: Violencia y el racismo contra los pueblos del mundo es parte de la política extranjera de los EEUU. La política exterior siempre ha sido dictada por el racismo y la creencia de supremacía. ¿Cuántas veces ha invadido ilegalmente el imperio? Más de 100 años atrás la marina de los EEUU invadió a las Filipinas, matando a más de 100 mil en el proceso. Relatos de esos tiempos describen como los ocupantes tiraban a los niños filipinos al aire y los encajaban en sus bayonetas. ¿Por qué? Porque los miraban como inferiores; los comparaban con monos. Un libro de la época titulado Nuestras Islas y Sus Gentes describía: "Esta gente representa la raza más baja y mixta, como ellos se sientan es similar a como se sientan los monos; esto indica que ellos no están muy lejos de sus ancestros." Los ocupantes se han criado en una sociedad que elogia la violencia. Se han criado en una sociedad donde, por los últimos 30 años, la prensa y Hollywood ha caracterizado a los Arabe y a los Musulmanes como fanáticos y terroristas. Los "liberadores" se han criado creyéndose que ellos son unos Rambos cuyo objectivo es eliminar a los "salvajes", así como los romanos y los nazis fueron endoctrinados en la creencia de la supremacía americana. | Lo que están haciendo los ocupantes no es nada menos que lo que otros ocupantes en el pasado han hecho,...no es nada menos que lo que han hecho los nazis, los romanos, entre otros imperios. ¿Quién puede ser tan necio en creer que los ocupantes iban hacer su trabajo con moral y cariño? Ellos van a usar la misma brutalidad y represión que todos han usado en el pasado para intimidar y esclavizar al pueblo. | SALUDOS REVOLUCIONARIOS (Gran Papiyo) | |
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De: Mambi |
Enviado: 07/01/2005 05:17 |
Papiyo, se puede admirar a un pueblo, admirar su laboriosidad, su respeto a las leyes, su ingeniosidad, su emprendedor y otras muchas cosas mas y eso no significa que uno admire y este de acuerdo con las locuras que este gobierno esta haciendo. Yo particularmente aqui mismo mas de una vez he criticado la actuacion de este pais en la arena internacional, he trabajado directamente para evitar su reeleccion, vote democrata, he declarado que la guerra de Irak es un error y participe en marchas en su contra y muchas cosas mas. Admiro este sistema pero eso no significa que este de acuerdo con las politicas estupidas de Busch y su pandilla. Respondo porque fue despues de mi escrito donde mencione mi admiracion por el espiritu emprendedor de este pueblo es que sacastes par de escrito mencionando lo de "...para aquellos que admiran..." No confundas una cosa con la otra, me estas decepcionando, pense que sabias diferenciar y que no prejuicibas a las personas solo por unas pocas palabras. ya has sacado 2 veces de contexto palabras mias y no me gusta servirle de material de estudio a nadie. Saludos Reynaldo desde Miami |
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De: maiko516 |
Enviado: 07/01/2005 08:24 |
Entre mas miro a los gringos,mas amo a los animales. |
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De: matilda |
Enviado: 07/01/2005 11:31 |
Papiyo, que parte no entendiste? un pueblo tan emprendedor no puede dejar de admirarse , su vocación imperialista, su ambición, su voracidad....me extraña compañero..una pequeña muestra... se puede admirar a un pueblo, admirar su laboriosidad, su respeto a las leyes, su ingeniosidad, su emprendedor y otras muchas cosas Tratado de París de 1898 TRATADO DE PAZ ENTRE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA Y EL REINO DE ESPAÑA Firmado en París el 10 de diciembre de 1898. Recomendada por el Senado su ratificación, el 6 de Febrero de 1899. Ratificado por el Presidente, el 6 de febrero de 1899. Ratificado por Su Majestad la Reina Regente de España, el 19 de marzo de 1899. Canjeadas las ratificaciones en Wáshington el 11 de abril de 1899. Proclamado en Wáshington el 11 de abril de 1899. Por el Presidente de los Estados Unidos de América PROCLAMACION Por cuanto un Tratado de Paz entre los Estados Unidos de América y Su Majestad la Reina Regente de España, en el nombre de Su Augusto Hijo Don Alfonso XIII, se ha ultimado y firmado por sus respectivos plenipotenciarios en París el día diez de diciembre de 1898, del cual Convenio el texto original, en los idiomas inglés y español, dice literalmente lo que sigue: Los Estados Unidos de América y S. M. la Reina Regente de España, en nombre de Su Augusto Hijo Don Alfonso XIII, deseando poner término al estado de guerra hoy existente entre ambas naciones, han nombrado con este objeto por sus Plenipotenciarios a saber: El Presidente de los Estados Unidos de América a: William R. Day, Cushman K. Davis, William P. Frye, George Gray y Whitelaw Reid, ciudadanos de los Estados Unidos; Y su Majestad la Reina Regente de España, a Don Eugenio Montero Ríos, Presidente del Senado; Don Buenaventura de Abarzuza, Senador del Reino, Ministro que ha sido de la Corona; Don José de Garnica, Diputado a Cortes, Magistrado del Tribunal Supremo; Don Wenceslao Ramírez de Villa-Urrutia, Enviado Extraordinario y Ministro plenipotenciario en Bruselas, y Don Rafael Cerero, General de división; Los cuales reunidos en París, después de haberse comunicado sus plenos poderes que fueron hallados en buena y debida forma, y previa la discusión de las materias pendientes, han convenido en los siguientes artículos. Artículo I España renuncia todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba. En atención a que dicha isla, cuando sea evacuada por España, va a ser ocupada por los Estados Unidos, los Estados Unidos mientras dure su ocupación, tomarán sobre sí y cumplirán las obligaciones que por el hecho de ocuparla, les impone el Derecho Internacional, para la protección de vidas y haciendas. Artículo II España cede a los Estados Unidos la Isla de Puerto Rico y las demás que están ahora bajo su soberanía en las Indias Occidentales, y la Isla de Guam en el Archipiélago de las Marianas o Ladrones. Artículo III España cede a los Estados Unidos el archipiélago conocido por las Islas Filipinas, que comprende las islas situadas dentro de las líneas siguientes: Una línea que corre de Oeste a Este, cerca del 20째 paralelo de latitud Norte, a través de la mitad del canal navegable de Bachi, desde el 118째 al 127 grados de longitud Este de Greenwich; de aquí a lo largo del ciento veinte y siete (127) grado meridiano de longitud Este de Greenwich al paralelo cuatro grados cuarenta y cinco minutos (4째 45') de latitud Norte; de aquí siguiendo el paralelo de cuatro grados cuarenta y cinco minutos de latitud Norte (4째 45') hasta su intersección con el meridiano de longitud ciento diez y nueve grados y treinta y cinco minutos (119째 35') Este de Greenwich al paralelo de latitud siete grados cuarenta minutos (7째 40') Norte; de aquí siguiendo el paralelo de latitud siete grados cuarenta minutos (7째 40') Norte, a su intersección con el ciento diez y seis (116째) grado meridiano de longitud Este de Greenwich, de aquí por una línea recta, a la intersección del décimo grado paralelo de latitud Norte, con el ciento diez y ocho (118째) grado meridiano de longitud Este de Greenwich, y de aquí siguiendo el ciento diez y ocho grado (118째) meridiano de longitud Este de Greenwich, al punto en que comienza esta demarcación. Los Estados Unidos pagarán a España la suma de veinte millones de dólares ($20,000,000) dentro de los tres meses después del canje de ratificaciones del presente tratado. Artículo IV Los Estados Unidos durante el término de diez años a contar desde el canje de la ratificación del presente tratado admitirán en los puertos de las Islas Filipinas los buques y las mercancías españolas, bajo las mismas condiciones que los buques y las mercancías de los Estados Unidos. Artículo V Los Estados Unidos, al ser firmado el presente tratado, trasportarán a España, a su costa, los soldados españoles que hicieron prisioneros de guerra las fuerzas americanas al ser capturada Manila. Las armas de estos soldados les serán devueltas. España, al canjearse las ratificaciones del presente tratado, procederá a evacuar las Islas Filipinas, así como la de Guam, en condiciones semejantes a las acordadas por las Comisiones nombradas para concertar la evacuación de Puerto Rico y otras Islas en las Antillas Occidentales, según el Protocolo de 12 de agosto de 1898, que continuará en vigor hasta que sean completamente cumplidas sus disposiciones. El término dentro del cual será completada la evacuación de las Islas Filipinas y la de Guam, será fijado por ambos Gobiernos. Serán propiedad de España banderas y estandartes, buques de guerra no apresados, armas portátiles, cañones de todos calibres con sus montajes y accesorios, pólvoras, municiones, ganado, material y efectos de toda clase pertenecientes a los Ejércitos de mar y tierra de España en las Filipinas y Guam. Las piezas de grueso calibre, que no sean artillería de campaña, colocadas en las fortificaciones y en las costas, quedarán en sus emplazamientos por el plazo de seis meses a partir del canje de ratificaciones del presente tratado, y los Estados Unidos podrán, durante ese tiempo, comprar a España dicho material, si ambos Gobiernos llegan a un acuerdo satisfactorio sobre el particular. Artículo VI España al ser firmado el presente tratado, pondrá en libertad a todos los prisioneros de guerra y a todos los detenidos o presos por delitos políticos a consecuencia de las insurrecciones en Cuba y en Filipinas y de la guerra con los Estados Unidos. Recíprocamente, los Estados Unidos pondrán en libertad a todos los prisioneros de guerra hechos por las fuerzas americanas, y gestionarán la libertad de todos los prisioneros españoles en poder de los insurrectos de Cuba y Filipinas. El Gobierno de los Estados Unidos trasportará, por su cuenta a España, y el Gobierno de España trasportará por su cuenta a los Estados Unidos, Cuba, Puerto Rico y Filipinas, con arreglo a la situación de sus respectivos hogares, los prisioneros que pongan o que hagan poner en libertad respectivamente, en virtud de este artículo. Artículo VII España y los Estados Unidos de América renuncian mutuamente, por el presente tratado, a toda reclamación de indemnización nacional o privada de cualquier género de un Gobierno contra el otro, o de sus súbditos o ciudadanos contra el otro Gobierno, que pueda haber surgido desde el comienzo de la última insurrección en Cuba y sea anterior al canje de ratificaciones del presente tratado, así como a toda indemnización en concepto de gastos ocasionados por la guerra. Los Estados Unidos juzgarán y resolverán las reclamaciones de sus ciudadanos contra España, a que renuncia en este artículo. Artículo VIII En cumplimiento de lo convenido en los artículos I, II y 111 de este tratado, España renuncia en Cuba y cede en Puerto Rico y en las otras islas de las Indias Occidentales, en la Isla de Guam y en el Archipiélago de las Filipinas, todos los edificios, muelles, cuarteles, fortalezas, establecimientos, vías públicas y demás bienes inmuebles que con arreglo a derecho son del dominio público, y como tal corresponden a la Corona de España. Queda por lo tanto declarado que esta renuncia o cesión, según el caso, a que se refiere el párrafo anterior, en nada puede mermar la propiedad, o los derechos que correspondan, con arreglo a las leyes, al poseedor pacífico, de los bienes de todas clases de las provincias, municipios, establecimientos públicos o privados, corporaciones civiles o eclesiásticas, o de cualesquiera otras colectividades que tienen personalidad jurídica para adquirir y poseer bienes en los mencionados territorios renunciados o cedidos, y los de los individuos particulares, cualquiera que sea su nacionalidad. Dicha renuncia o cesión, según el caso, incluye todos los documentos que se refieran exclusivamente a dicha soberanía renunciada o cedida, que existan en los Archivos de la Península. Cuando estos documentos existentes en dichos Archivos, sólo en parte correspondan a dicha soberanía, se facilitarán copias de dicha parte, siempre que sean solicitadas. Reglas análogas habrán recíprocamente de observarse en favor de España, respecto de los documentos existentes en los Archivos de las Islas antes mencionadas. En las antecitadas renuncia o cesión, según el caso, se hallan comprendidos aquellos derechos de la Corona de España y de sus autoridades sobre los Archivos y Registros oficiales, así administrativos como judiciales de dichas islas, que se refieran a ellas y a los derechos y propiedades de sus habitantes. Dichos Archivos y Registros deberán ser cuidadosamente conservados y los particulares sin excepción, tendrá derecho a sacar, con arreglo a las leyes, las copias autorizadas de los contratos, testamentos y demás documentos que formen parte de los protocolos notariales o que se custodien en los Archivos administrativos o judiciales, bien éstos se hallen en España, o bien en las Islas de que se hace mención anteriormente. Artículo IX Los súbditos españoles, naturales de la Península, residentes en el territorio cuya soberanía España renuncia o cede por el presente tratado, podrán permanecer en dicho territorio o marcharse de él, conservando en uno u otro caso todos sus derechos de propiedad, con inclusión del derecho de vender o disponer de tal propiedad o de sus productos; y además tendrán el derecho de ejercer su industria, comercio o profesión, sujetándose a este respecto a las leyes que sean aplicables a los demás extranjeros. En el caso de que permanezcan en el territorio, podrán conservar su nacionalidad española haciendo ante una oficina de registro, dentro de un año después del cambio de ratificaciones de este tratado, una declaración de su propósito de conservar dicha nacionalidad: a falta de esta declaración, se considerará que han renunciado dicha nacionalidad y adoptado la del territorio en el cual pueden residir. Los derechos civiles y la condición política de los habitantes naturales de los territorios aquí cedidos a los Estados Unidos se determinarán por el Congreso. Artículo X Los habitantes de los territorios cuya soberanía España renuncia o cede, tendrán asegurado el libre ejercicio de su religión. Artículo XI Los españoles residentes en los territorios cuya soberanía cede o renuncia España por este tratado, estarán sometidos en lo civil y en lo criminal a los tribunales del país en que residan con arreglo a las leyes comunes que regulen su competencia, pudiendo comparecer ante aquéllos, en la misma forma y empleando los mismos procedimientos que deban observar los ciudadanos del país a que pertenezca el tribunal. Artículo XII Los procedimientos judiciales pendientes al canjearse las ratificaciones de este tratado, en los territorios sobre los cuales España renuncia o cede su soberanía, se determinarán con arreglo a las reglas siguientes: 1. Las sentencias dictadas en causas civiles entre particulares o en materia criminal, antes de la fecha mencionada, y contra las cuales no haya apelación o casación con arreglo a las leyes españolas, se considerarán como firmes, y serán ejecutadas en debida forma por la Autoridad competente en el territorio dentro del cual dichas sentencias deban cumplirse. 2. Los pleitos civiles entre particulares que en la fecha mencionada no hayan sido juzgados, continuarán su tramitación ante el Tribunal en que se halle el proceso, o ante aquel que lo sustituya. 3. Las acciones en materia criminal pendientes en la fecha mencionada ante el Tribunal Supremo de España contra ciudadanos del territorio que según este tratado deja de ser español, continuarán bajo su jurisdicción hasta que recaiga la sentencia definitiva; pero una vez dictada esa sentencia, su ejecución será encomendada a la Autoridad competente del lugar en que la acción se suscitó. Artículo XIII Continuarán respetándose los derechos de propiedad literaria, artística e industrial, adquiridos por españoles en las Islas de Cuba y en las de Puerto Rico, Filipinas y demás territorios cedidos, al hacerse el canje de las ratificaciones de este tratado. Las obras españolas científicas, literarias y artísticas, que no sean peligrosas para el orden público en dichos territorios, continuarán entrando en los mismos, con franquicia de todo derecho de aduana por un plazo de diez años a contar desde el canje de ratificaciones de este tratado. Artículo XIV España podrá establecer Agentes Consulares en los puertos y plazas de los territorios cuya renuncia y cesión es objeto de este tratado. Artículo XV El Gobierno de cada país concederá, por el término de diez años, a los buques mercantes del otro el mismo trato en cuanto a todos los derechos de puerto, incluyendo los de entrada y salida, de faro y tonelaje, que concede a sus propios buques mercantes no empleados en el comercio de cabotaje. Este artículo puede ser denunciado en cualquier tiempo dando noticia previa de ello cualquiera de los dos Gobiernos al otro con seis meses de anticipación. Artículo XVI Queda entendido que cualquiera obligación aceptada en este tratado por los Estados Unidos con respecto a Cuba, está limitada al tiempo que dure su ocupación en esta isla, pero al terminar dicha ocupación, aconsejarán al Gobierno que se establezca en la isla que acepte las mismas obligaciones. Artículo XVII |
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De: Mambi |
Enviado: 07/01/2005 14:38 |
Entonces uds y especialmente tu Matilda, reconocen que ODIAN a los norteamericanos por el simple hecho de ser norteamericanos? Entonces para uds, el pueblo norteamericano no merece el mas minimo respeto? Uds son los que propugnan la creacion de un mundo mejor? partiendo de que? de la eliminacion de aquellos que no compartan sus ideas incluyendo pueblos enteros como el norteamericano? y uds se creen mejores que los demas simplemente por su demagogia populista? Ese extremismo es el que siempre he condenado de todas las ideologias como la comunista, la anarquista o el fascismo! Por ultimo, que rayos tiene que ver el Tratado de Paris de 1898 con el tema que tratamos? |
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De: Gran Papiyo |
Enviado: 07/01/2005 17:45 |
Mambì: Yo hago este razonamiento sencillo: Si Bush y su Pandilla hicieron lo que hicieron y despuès màs de la mitad de los que votaron respaldaron sus actuaciones... ¿no eran norteamericanos los que lo volvieron a votar? De todas maneras te aclaro que nunca sentirè odio por una persona por el hecho de ser yanqui. Pero no quitemos responsabilidades al pueblo de EEUU porque Bush y su pandilla son las caras visibles del Monstruo, atràs de ellos existe una sociedad amparada en un sistema deleznable. Pero no te ofusques conmigo. Soy humano y puedo cometer errores de apreciaciòn. No es mi intenciòn sacar nada de contexto. Sì me gusta profundizar en ciertas palabras. Ademàs, no te olvides que mi coeficiente intelectual no alcanza al de una ardillita (segùn Maceo). Tomalo con calma. Este es un Foro de discusiòn. No podès pretender que ante tan disìmiles opiniones nos tiremos con margaritas. Decì tu verdad. Nosotros diremos la nuestra. SALUDOS REVOLUCIONARIOS (Gran Papiyo) |
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De: matilda |
Enviado: 07/01/2005 20:52 |
EL TRATADO LO PUSE PORQUE SE RELACIONA CON CUBA Y PUERTO RICO ETC,PERO CREI QUE ENTENDERIAS QUE ES SÃLO UNA MUESTRA DE COMO SE HAIDO CONSTRUYENDO ESE IMPERIO QUE TANTO ADMIRAS, PORQUE TE GUSTE O NO COMO DICE PAPIYO,SIN ODIOS DE POR MEDIO, ES INEVITABLE PENSAR QUE QUIENES SACAN PROVECHO DE TALES SITUACIONES, LA DEFIENDE,LA ADMIRAN Y LA SOSTIENEN,ALGO DE RESPONSABILIDAD TIENEN NO?.YOCREO QUE LA CLASE DOMINANTE ,ES LA CLASE QUE DESDE EL ESTADO TRANSMITE LA IDEOLOGÃA DOMINANTE, LA ESCUELA ,LA JUSTICIA,LOS SISTEMAS ELECTORALES,LA MEDIATIZACION DE LA CULTURA,EN FIN POR MEDIO DE TODOS SUS APARATOS YA SEA DE EDUCACION O REPRESION.ENTONCES,ES LÃGICO QUE LA SOCCIEDAD NORTEAMERICANA SEA EL RESULTADO,QUE LA MASS MEDIA OPINE ACERCA DE LAS GUERRAS CONVENCIDOS DE QUE TIENEN RAZÃN,QUE PIENSEN Y ASUMAN QUE EL RESTO DEL MUNDO LOS ODIA PORQUE LOS ENVIDIAN.AHORA ESO LO ENTIENDO PERO NO LO ACEPTO, LO COMPRENDO EN LOS CASOS QUE SE DENOTA LA IGNORANCIA,PERO NO POR ELLO LE QUITO LA RESPONSABILIDAD QUE TIENE TODO SER HUMANO DE VER MÃS ALLÃ DE SUS PROPIOS INTERESES Y MUCHO MENOS A ÃQUELLOS QUE TIENE CIERTO NIVEL DE INSTRUCCIÃN,ESO MAMBI,NO ES ODIO,LLÃMALE EN TODO CASO DESPRECIO, NO POR SUS VIDAS SINO POR SU MODO DE VIVIR EGOÃSTA.
COMO DIJO EINSTEIN "LA VIDA ES MUY PELIGROSA. NO POR LAS PERSONAS QUE HACEN EL MAL,SINO POR LAS QUE SE SIENTAN A VER LO QUE PASA." TE PODRIA ARGUMENTAR HORAS ,NO CON MIS PALABRAS, CON DOCUMENTOS, PODRÃA MOSTRARTE LO QUE SE HA HECHO EN MÃXICO, EN CENTROAMERICA,CCITAR FRASES TEXTUALES DE LOS "REPRESENTANTES" ELEGIDOS "DEMOCRÃTICA Y VOLUNTARIAMENTE" POR EL PUEBLO NORTEAMERICANO, TAN ADMIRABLE Y LABORIOSO, TAN DESINTERESADO DE SUS INTERESES, TAN ECOLÃGICO, TAN PREOCUPADOS POR EL BIENESTAR MUNDIAL QUE HASTA LO IMPRIMEN EN CAMISETAS, QUE DESDE LUEGO SI ESTO CONSTITUYERA UN NEGOCIO NO?ÃSE MISMO PUEBLO QUE CONSUME LOS RECURSOS ENERGÃTICOS A TROCHE Y MOCHE COMO SI TODOS FUERAN SUYOS,DESDE AUTO MAS GRANDE HASTA LOS SATÃLITES ESPÃAS, DESDE LUEGO QUE HABRÃ HONROSAS EXCEPCIONES PERO ESO NO HACE A LA REGLA GRAL, EN FIN TE PODRÃA ARGUMENTAR ..QUE EL RESTO QUE FIGURA EN LA ORBITA DE LA "SUPER-POTENCIA" NO ESTÃ,NO ESTAMOS DISPUESTOS A PEDIRLES LIMOSNAS SINO A RECOBRAR LO QUE ES NUESTRO. PERO DÁ IGUAL NO ES CIERTO? "TODOS SOMOS IGNORANTES. LO QUE OCURRE ES QUE NO TODOS IGNORAMOS LAS MISMAS COSAS"...............ALBERT EINSTEIN SALUDOS MATILDA
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De: mfelix28 |
Enviado: 07/01/2005 20:52 |
Mambí: En una organización del exilio, está esta carta. Desde luego que soy antinorteamericano, o debería ser antidemocratico, pues fue ese pueblo el que aguantóa Bush, sus primeros cuatro años, con trampa en las elecciones y lo reelige despues de reconocer que se le había engañado con Irak. Es como el pueblo israelí, elige y reelige a los ultras. En ambos casos, por muy antipoliticamente correcto que sea, la culpa es de los pueblos. En el caso de Cuba, mira esta carta, antes de su "desinteresada" intervención para "liberarnos" de España. La carta no es de ningún empleaducho, es del Secretario del Depto. de Guerra ( hoy sería el Depto. de Defensa y sería Donald Rumsfeld. En la carta se dan ordenes , no consejos, luego tenía el cinismo de llorar por los muertos de Weyler en la Reconcentración. Deberían haberle hecho un monumento, les adelantó el trabajo. No cre que haya dado muestras de cambio en su actitud, más bien al contrario. De mano, la carta es de diciembre de 1897 y la guerra empezó en Abril del 98, les faltaba la excusa: el Maine, pero ya estaba lista antes. ¡Que razón tenía Martí! Carta de J.C. Brenckenridge al Teniente General N. A. Miles
DEPARTAMENTO DE GUERRA OFICINA DEL SECRETARIO WASHINGTON D.C.24 de Diciembre, 1897 Teniente General N. A. Miles Querido señor: Esta Secretaría, de acuerdo con la de Negocios Extranjeros y de la Marina, se cree obligada a completar las instrucciones que sobre la parte de la organización militar de la próxima campaña en las Antillas le tiene dadas, con algunas observaciones relativas a la misión política que, como General en Jefe de nuestras fuerzas, recaerá en ustedes. Las anexiones de territorios a nuestra República han sido hasta ahora de vastísimas regiones con escasa densidad de población y siempre precedidas por la invasión pacífica de emigrados nuestros; de modo que la absorción y amalgama de la población existente ha sido fácil y rápida. El problema se presenta, con relación a las islas Hawai, más complejo y peligroso, pues la diversidad de fuerzas y el hallarse casi nivelados nuestros intereses con los de los japoneses, así lo determinan: pero teniendo en cuenta lo exiguo de su población, la corriente de emigración nuestra hará esos peligros ilusorios. El problema antillano se presenta bajo dos aspectos: el uno relativo a la isla de Cuba y el otro a Puerto Rico, así como también son distintas nuestras aspiraciones y la política que respecto a ellas habrá de observarse. Puerto Rico constituye una isla fieracísima, estátegicamente situada en la extremidad oriental de las Antillas, y a mano para la nación poseedora que sea dueña de la vía de comunicación más importante del Golfo de México, el día (que no tardará en lucir, gracias a nosotros) en que sea un hecho la apertura del lstmo de Darién. Esta adquisición, que debemos hacer y conservar, nos será fácil, porque al cambiar de soberanía, considera, tiene más de ganar que de perder, por ser los intereses existentes allí más cosmopolitas que peninsulares. Para la conquista habrá que emplear medios relativamente suaves, extremando en nuestra ocupación del territorio con exquisito celo el cumplimiento de todos los preceptos de las leyes de guerra, entre naciones civilizadas y cristianas, llegando, sólo en caso muy extremo, el bombardeo de algunas de sus plazas fuertes. Para evitar conflictos, las fuerzas de desembarque lo harán aprovechando los puntosdeshabitados de la costa sur. Los habitantes pacíficos serán rigurosamente respetados, como sus propiedades. Recomiendo a usted muy especialmente procure ganarse, por todos los medios posibles, el afecto de la raza de color, con el doble objeto, primero, para procurarnos su apoyo para el plebiscito de anexión, y segundo, teniendo presente que el móvil principal y el objeto de la expansión de los Estados Unidos en las Antillas, es resolver de una manera eficaz y rápida nuestro conflicto de razas, conflicto que cada día aumenta, merced al crecimiento de los negros; éstos, conocidas las ventajosas circunstancias para ellos en las Indias Occidentales, una vez que estén en nuestro poder, no tardarán en ser inundadas por un desbordamiento de esta inmigración. La isla de Cuba, con mayor territorio, tiene mayor densidad de población que Puerto Rico, y está desigualmente repartida; a pesar de ello, constituye el núcleo de población más importante de las Antillas. Su población la constituyen las razas blanca, negra, asiática y sus derivadas. Sus habitantes son por regla general, indolentes y apáticos. En ilustración se hallan colocados desde la más refinada hasta la ignorancia más grosera y abyecta. Su pueblo es indiferente en materia de religión, y por lo tanto, su mayoría es inmoral, como es a la vez de pasiones vivas, muy sensual; y como no posee sino nociones vagas de lo justo y de lo injusto, es propenso a procurarse los goces no por medio del trabajo, sino por medio de la violencia; y como resultado eficiente de esta falta de moralidad, es despreciador de la vida. Claro está que la anexión inmediata a nuestra federación de elementos tan perturbadores y en tan gran número, sería una locura, y antes de plantearla debemos sanear ese país, aunque sea aplicando el medio que la Divina Providencia aplicó a Sodoma y a Gomorra. Habrá que destruir cuanto alcancen nuestros cañones, con el hierro y con el fuego; habrá que extremar el bloqueo para que el hambre y la peste, su constante compañera, diezmen su población pacífica, y mermen su ejército; y el ejército aliado habrá de emplearse constantemente en explorociones y vanguardias, para que sufran indeclinablemente el peso de la guerra entre dos fuegos, y a ellas se encomendarán precisamente todas las empresas peligrosas y desesperadas. La base de operaciones más conveniente será Santiago de Cuba, desde donde se podrá verificar la invasión lenta por camagüey, ocupando con la rapidez posible los puertos necesarios para refugio de nuestras escuadras en la estación de los ciclones. Coetáneamente, o mejor dicho, cuando estos planes empiecen a tener cumplido desarrollo, se enviará un ejército numeroso a la provincia de Pinar del Río, con el objeto de completar el bloqueo marítimo de La Habana con la circunvalación por tierra; pero su verdadera misión será la de impedir que los enemigos sigan ocupando el interior, disgregando columnas de operaciones contra el ejército invasor de Oriente, pues dadas las condiciones de inexpugnabilidad de La Habana, es ocioso exponernos ante ella a pérdidas dolorosas. El Ejército Occidental empleará los mismos procedimientos que el Oriental. Dominadas y retiradas todas las fuerzas regulares de los españoles, sobrevendrá una época, de tiempo indeterminado, de pacificación parcial durante la cual seguiremos ocupando militarmente todo el país, ayudando con nuestras bayonetas al gobierno independiente que se constituya, aunque sea informalmente, mientras resulte en minoría con el país. El terror por un lado y la propia conveniencia por otro, han de determinar que esa minoría se vaya robusteciendo y equilibrando sus fuerzas, constituyendo en minoría al elemento autonomista y a los peninsulares que se queden en el país. Llegado este momento, son de aprovecharse, para crear conflictos al gobierno independiente, las dificultades que éste tiene que acarrear la insuficiencia de medios para atender a nuestras exigencias y los compromisos con nosotros contraídos los gastos de la guerra y la organización de un nuevo país. Estas dificultades habrán de coincidir con las reivindicaciones que los atropellos y violencias han de suscitar entre los dos elementos citados, y a los cuales debemos prestar nuestro apoyo. Resumiendo: nuestra política se concreta a apoyar siempre al más débil contra el más fuerte, hasta la completa exterminación de ambos, para lograr anexarnos la Perla de las Antillas. Con respecto a las posesiones asiáticas de España, en principio se ha resuelto un movimiento de división, cuya extensión y detalles oportunamente se acordarán, teniendo en cuenta que los celos de las potencias coloniales asiáticas, forzosamente nos obligan a limitar a estrecho círculo nuestra accción y, teniendo a la vez en cuenta, no excitar las susceptibilidades de Japón, ya demasiado vivas por la cuestión del Hawai. La época probable de nuestra campaña será el próximo octubre; pero será conveniente ultimar el menor detalle para estar listos ante la eventualidad de que nos viésemos precisados a precipitar los acontecimientos para anular el desarrollo del elemento autonomista, que pudiera aniquilar el movimiento separatista. Aunque la mayor parte de estas instrucciones están basadas en las distintas conferencias que hemos celebrado, estimaríamos nos someta usted cualquier observación que puedan la práctica y la conveniencia aconsejar como corrección, pero ateniéndose siempre, mientras tanto, a lo acordado. Soy de usted sinceramente, J.C . Breckenridge Secretario de Guerra Fuente: Collazo, Enrique. La guerra de Cuba. Habana, 1926, p. 186.
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De: Mambi |
Enviado: 10/01/2005 17:40 |
"y despuès màs de la mitad de los que votaron respaldaron sus actuaciones..." y "...no quitemos responsabilidades al pueblo de EEUU porque Bush y su pandilla son las caras visibles del Monstruo" Eso hace automaticamente a la otra "casi mitad" tan responsable como la otra aunque hayan hecho todo lo humanamente posible para evitar su reeleccion! En el ultimo momento primo el miedo a nuevos ataques terroristas y la idea de la necesidad de no cambiar de rumbo en un momento tan delicado como este. "YO CREO QUE LA CLASE DOMINANTE,ES LA CLASE QUE DESDE EL ESTADO TRANSMITE LA IDEOLOGÍA DOMINANTE, LA ESCUELA ,LA JUSTICIA,LOS SISTEMAS ELECTORALES,LA MEDIATIZACION DE LA CULTURA,EN FIN POR MEDIO DE TODOS SUS APARATOS YA SEA DE EDUCACION O REPRESION.ENTONCES,ES LÓGICO QUE LA SOCCIEDAD NORTEAMERICANA SEA EL RESULTADO, QUE LA MASS MEDIA OPINE ACERCA DE LAS GUERRAS CONVENCIDOS DE QUE TIENEN RAZÓN,QUE PIENSEN Y ASUMAN QUE EL RESTO DEL MUNDO LOS ODIA PORQUE LOS ENVIDIAN" 48% de los norteamericanos estan en contra del gobierno actual y de sus politicas y mas del 55% estan en contra de la guerra en Irak Sabias que 7 de los mas importante medios de comunicacion apoyaron abiertamente a Kerry? entre ellos estaban El New York Times y el Washington Post que hacian campaña abierta contra Busch asi como figuras importantes de Hollywood Michael Moore(Farenheit 9/11), Sean Pent, Ben Afleck,etc. No creo que ese 48%, en el que me incluyo yo, se merezca ninguna responsabilidad por lo que este pasando actual porque hicimos lo que pudimos para evitarlo pero como Papiyo dijo en otro escrito "hay que respetar la voluntad de la mayoria" Los que piensan que a USA la odian por su poderio (especialmente la derecha neo-conservadora) son los que estan hundiendo a este pais y nos han puesto en el colimador de los extremistas de todas las tendencias especialmente los fundamentalistas islamicos. |
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De: Mambi |
Enviado: 12/01/2005 07:59 |
Aqui hay otra faceta de como funciona la politica norteamericana donde el presidente NO lo decide todo sino que hay multiple factores que intervienen en su accionar EL "LOBBYSMO" EN LA INDEPENDENCIA DE CUBA por José A. Adán ( …) esta parte la corte porque es historia general, si alguien quiere leer el escrito completo puede hacer aqui que es el mismo lugar de donde se saco el escrito de Felix. A principios del Siglo XIX, los Estados Unidos de América anunciaron la Doctrina Monroe, obra del Secretario de Estado Adams. Londres la respaldó porque con ello imponía el monopolio financiero Inglés a las nuevas Repúblicas que habían surgido de las cenizas del Imperio Español, y liquidaba los sueños de reconquista de los Cien Mil Hijos de San Luis. En esto radica el fracaso de los sueños imperiales de Bolívar y de su Congreso de Panamá. No obstante el apoyo de Londres a la Doctrina Monroe, los Ingleses pusieron límite al expansionismo de los Estados Unidos de América, no permitiéndole ir más allá del Río Grande. Por esto pudieron sobrevivir las repúblicas Centroamericanas, y no procedieron los intentos anexionistas Haitianos y Yucatecos, y México sobrevivió a la ocupación Americana durante la Guerra entre la nación Azteca y los Estados Unidos. Con el crecimiento industrial y demográfico de los Estados Unidos de América, las contradicciones imperiales angloamericanas se resolvieron en favor de los Americanos; con el consiguiente cumplimiento del "Destino Manifiesto", que se fue formulando con la conquista del Oeste, la liquidación de la esclavitud de los negros, la apertura del feudal Japón al comercio Americano, la Declaración de la Política de Puertas Abiertas en Asia, y la determinante influencia que se ejercía sobre los pueblos al sur del Río Grande. No se nos puede escapar que todo esto tenía que gravitar sobre los destinos de Cuba. Una vieja querella entre la Gran Bretaña y Venezuela por lo que hoy es Guyana, cambió la trayectoria de nuestro proceso libertador. En 1895, los anti-Británicos Estados Unidos de América mediaron a favor de Venezuela en la mencionada querella, en tales términos e invocando la Doctrina Monroe, que Londres tuvo que rechazar airadamente los planteamientos de Washington. Ante la actitud Británica, el Secretario de Estado Richard B. Olney, haciendo uso de la Doctrina Monroe, envió con fecha Julio 20, 1895 una note al Primer Ministro Británico Lord Salisbury en la que le decía: "Los Estados Unidos son hoy, prácticamente, soberanos en América, y su Fíat es la ley en los asuntos en que intervienen… A causa de que sus infinitos recursos y su aislamiento los hacen dueños de situaciones, y prácticamente invulnerables contra cualquier poder aisladamente o contra los demás poderes juntos". La crisis entre ambas potencias se hizo pública por el Presidente Cleveland, mediante un Mensaje Presidencial al Congreso de los EE.UU. el 17 de Diciembre de 1895, diez meses después del Grito de Baire. El Presidente respaldó a Olney, y afirmó que la Gran Bretaña tenía que resolver la disputa a satisfacción de los EE.UU., ya que de no hacerlo así, se consideraría como una acción deliberada contra los intereses y derechos de los EE.UU. El Congreso lo apoyó, no obstante las protestas de los comerciantes y especuladores de la costa Este de los EE.UU. Mientras se substanciaba la crisis, surgió una grave complicación a la Gran Bretaña. El Kayser Guillermo II de Alemania envió un mensaje a Johannes Paulus Kruger, Presidente de la República de Transvaal, felicitándolo por haber derrotado a fuerzas Británicas sin apoyo exterior. Lo crítico de la situación forzó a Londres a zanjar sus problemas con los Estados Unidos, accediendo a las demandas de éstos en el asunto Venezolano. Pero la Gran Bretaña llegó a más buscándose la futura ayuda de los EE. UU. para enfrentarse a sus antagonistas Europeos; concedió, también, que los EE.UU. podían intervenir en las disputas de los países Americanos con Poderes extranjeros, y hasta podían sustituir al país disputante y asumir la dirección exclusiva de las negociaciones. De esta manera la Gran Bretaña reconoció la hegemonía de los Estados Unidos sobre todo un continente. Se eliminaron las barreras que décadas antes había impuesto al expansionismo Americano. El exclusivo Club de las Grandes Potencias recibió un nuevo miembro: Los Estados Unidos de América. Para la nueva generación de expansionistas, cuyos líderes eran Cabot Lodge, Alfred Thayer Mahan, Whitelaw Reid, publicista del New York Tribune, Wood y Theodore Roosevelt, se presentó la oportunidad de situar a su patria en el lugar cimero por todos ellos soñado. Y no la dejaron pasar. Por supuesto, la forma en que los EE.UU. llevaron las negociaciones en el asunto Venezolano, en el cual poca atención se prestó a los planteamientos de la Cancillería de Caracas, alarmó a los países Latinoamericanos, que no habían olvidado las intervenciones de las fuerzas navales de los EE.UU. en Chile en 1891 ni en Brasil en 1894. Las repúblicas Latinoamericanos buscaron en España un aliado para enfrentarse o detener la agresividad del coloso del Norte. Una corriente pro-hispánica se adueño de esos pueblos, que desde años atrás veníase gestando por España al fundar la Unión Ibero-Americana y celebrar apoteósicamente el cuarto centenario del Descubrimiento de América en 1892. Al analizar objetivamente las relaciones del Gobierno Revolucionario Cubano con las Repúblicas Latinoamericanas, tenemos que conceder que no podemos ser muy severos con ellas por su falta de apoyo a nuestra cause; lo que no ocurrió durante la Guerra del 68. Las causales señaladas gravitaron fatalmente sobre la trayectoria de nuestra lucha. Los nuestros, como decía al inicio de este discurso, tenían que tomar todas las avenidas que los llevaran a hacer realidad su sueño independentista. El 24 de Febrero de 1895 se inició la Guerra de Independencia de Cuba con los alzamientos de Baire, Bayate e Ibarra. El genio político y organizador de José Martí hizo posible esa gesta, al aunar las voluntades de las figuras de las guerras anteriores y las nuevas generaciones. Cuatro meses más tarde, el 12 de junio de 1895, el Presidente de EE.UU. Mr. Grover Cleveland proclamó la neutralidad de su gobierno en el conflicto Cubano-Español. La actuación de la administración Cleveland demostró que la neutralidad era un eufemismo mediante el cual se encubría el apoyo de esa administración a España. Los activistas Cubanos en los EE.UU. fueron perseguidos tenazmente por las autoridades federales. Más de dos mil empleados del Departamento del Tesoro y ocho guardacostas fueron movilizados para perseguir a los Cubanos independentistas. Sin embargo, a España se le permitió actuar libremente; sus agentes compraban todas las armas y pertrechos que necesitaba. Se le autorizó a situar sus espías en los puertos y ciudades donde más notoria era la actividad Cubana. Señalamos que el Gobierno Español contrató los servicios de la Agencia Privada de Detectives Pinkerton, para complementar el trabajo de sus espías. Esa fue la actuación de las autoridades ejecutivas federales. Pero las locales y las cortes actuaron generalmente en favor de los Cubanos. Las cortes sostuvieron que toda expedición era legal, a menos que el gobierno federal probase que había sido preparada militarmente en los EE.UU., para pelear contra España, y dirigida para inmediatas operaciones cuando arribase a costas cubanas. Posteriormente La Corte Suprema de los EE.UU. falló que toda expedición podría ser ilegal aunque no fuese debidamente organizada con fines militares. (continuara...) |
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De: Mambi |
Enviado: 12/01/2005 15:59 |
(...continuacion) Cleveland, que seguía las aspiraciones de los expansionistas Americanos, no quería que en la cuestión Cubana se contase con los Cubanos, de los que tenía muy mal concepto, como se desprende de un párrafo de una carta que enviara a Olney, en la que dice: "… son los más bárbaros e inhumanos asesinos del mundo". Este hombre que nos odiaba y nos negaba el derecho a decidir nuestros destinos, no tuvo reparo en decir a España, en Abril 4 de 1896, en una de sus muchas gestiones para comprar la Isla,: "España no podrá vencer a los Cubanos". Cleveland agotó todos los recursos diplomáticos y políticos para comprar a Cuba. Cuando se convenció de que no lo lograría, ofreció a España un arreglo parecido al que se le impuso a Turquía por las potencias Europeas, en sus provincias Balkánicas, Bosnia y Herzegovina. Turquía mantenía una soberanía simbólica, pero el Imperio Austro-Húngaro una de hecho, dado que los Hapsburgos las controlaban económica y militarmente. En el caso de Cuba este arreglo tendría el nombre de Autonomía. Todo el esquema imperial de Cleveland se vino abajo por la acción de los que desconoció: los Cubanos. El inicio de la Guerra de Independencia y la crisis que la misma desencadenó en España, que amenazó la existencia misma de la dinastía Borbónica, cancelaron las ambiciones de Cleveland. Los dirigentes Cubanos conocieron desde muy temprano de las ambiciones de los Estados Unidos sobre la Isla. Tuvieron conciencia del fenómeno geopolítico, aunque en aquellos tiempos no se conocía la palabra "Geopolítica" inventada por el político y geógrafo Pangermánico Sueco Rudolf Kjellen, popularizada años más tarde por el Mayor General Atemán Karl Haushofer, que encontró entre sus seguidores a Adolf Hitler. La lucha contra España no fue el único frente cubierto por los nuestros. Otro tan importante como éste exigió atención especial: La acción de los anexionistas de la Isla y de sus cómplices en las altas esferas del poder de los Estados Unidos. En este aspecto, cómo en otros, la capacidad política de los verdaderos independentistas quedó más que demostrada. No escatimaron esfuerzos ni medios para asegurarse de que los EE.UU. no se quedaran con Cuba, una vez que España hubiese sido expulsada de la misma. Obtuvieron el apoyo de los diarios "Tile Sun", "The World" y "The Journal", de Danna, Pulitzer y Hearst. También lograron el de muchos periódicos locales; el de varies legislaturas estatales, como las de Nebraska, Wyoming, South Carolina y Michigan, así como el del movimiento obrero organizado y el de muchas organizaciones cívicas. Todos estos factores se alinearon con los nuestros demandando el reconocimiento de la República de Cuba. Este multitudinario apoyo no los cegó. Desde muy temprano reconocieron que la actividad más importante había que realizarla sobre el Poder Ejecutivo y el Congreso, especialmente sobre el Senado. También tomaron en cuenta el factor electoral de los Cu banos nacionalizados Americanos, como fuerza de presión. El profundo conocimiento de la realidad política Americana que tenían los dirigentes Cubanos, ha quedado bien demostrado. En fecha tan temprana como Agosto de 1895, Estrada Palma escribía a Antonio Maceo: "Los Estados Unidos están a nuestro favor, y puedo contar con la ayuda de gente en influyentes posiciones en el gobierno. Con el empleo de bonos en ciertos casos, creo que puedo obtener el reconocimiento de nuestra beligerancia del Poder Ejecutivo, o por lo menos la recomendación del Congreso Federal de que el Presidente haga oportunamente el reconocimiento. En tal caso la Revolución conseguiría entonces todo el dinero necesario". (Enfasis añadido). Durante el gobierno de Cleveland representantes y senadores enviaron 18 Resoluciones o Proyectos a los Comités Congresionales, para que se tomara acción en favor de la beligerancia de los Cubanos. El Comité de Relaciones Exteriores del Senado fue el primero en tomar acción en favor de los Cubanos. En Enero 28 de 1896, John T. Morgan, Demócrata de Alabama, a nombre de la Mayoría presentó la siguiente resolución: "Se resuelve por la presente que en opinión del Congreso una condición de guerra existe entre el gobierno de España, y el gobierno proclamado y por algún tiempo sostenido por las fuerzas de las armas por el pueblo de Cuba; y que los Estados Unidos mantendrán una estricta neutralidad entre ambos contendientes, concediendo a cada uno todos los derechos de beligerantes en los puertos y territorios de los Estados Unidos". Enseguida Don Cameron, Senador Republicano por Pennsylvania, muy ligado a Henry Cabot Lodge y a Henry Adams, representando a la Minoría del Comité presentó una segunda resolución que añadía a la de la mayoría lo siguiente: "Resuelve por consiguiente, que los amistosos oficios de los Estados Unidos deben ser ofrecidos por el Presidente al gobierno Español , para el reconocimiento de la independencia de Cuba". La Resolución fue aprobada por el Senado el 28 de Febrero de 1896, 64 votos a favor y 6 en contra (a favor 35 Republicanos, 25 Demócratas y 4 populistas). El Senador Don Cameron fue el primero que fue ganado por los Cubanos, cuando iniciaron sus trabajos de "lobbysmo" en Washington. La Cámara pasó una Resolución parecida, pero fue necesario que actuara un Comité Bicameral para coordinar ambas Resoluciones. Después de dos meses de debates la Resolución fue aprobada por la Cámara en la versión del Senado, el 6 de Abril de 1896, con 247 votos a favor y 27 en contra. Cleveland no prestó atención a la demanda del Congreso. A pesar de la oposición de Cleveland, el Congreso continuó actuando a favor de la causa de los Cubanos. En las resoluciones que hasta entonces se habían presentado se demandaba el reconocimiento de la beligerancia e independencia de Cuba por parte del Presidente de los Estados Unidos. Pero en diciembre de 1896, Don Cameron presentó su proyecto de Resolución Conjunta, que en su parte dispositiva establecía lo siguiente: "Resuelto por el Senado y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de América, en sesión conjunta, que la independencia de Cuba es, y consecuentemente, aceptada por los Estados Unidos de América. Por lo tanto se ha resuelto que los Estados Unidos usarán sus amistosos oficios para terminar la guerra entre España y la República de Cuba. (Enfasis añadido.) Cleveland, tan pronto conoció de la Resolución Cameon, anunció su oposición a la misma y al reconocimiento de Cuba. Como se trataba de una Resolución Conjunta, se requería la aprobación presidencial para su vigencia, o ser vetada. En este último caso el veto podría ser reconsiderado por el Congreso, lo que traería automáticamente el reconocimiento de la República de Cuba. Cleveland se percató de que la posición pro-Cuba del Congreso podría llegar a ser lo suficientemente poderosa para lograr la aprobación de la Resolución Cameron, y la reconsideración del veto Presidencial; lo que conduciría a una crisis institucional . El Presidente actuó diligentemente para que la Resolución no saliera del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. En tanto ocurrían estas cosas, se iniciaba la campaña presidencial de 1896. Los nuestros no dejaron pasar acontecimiento tan importante, cuyos resultados, cualquiera quien fuese vencedor, influirían sobre el curso de la causa Cubana. William McKinley fue el candidato de los Republicanos. William Jenning Bryan por los Demócratas, apoyado por el Partido del Pueblo (Populistas), y por el National Silver Republican Party, que defendía la libre acuñación de la plata. El Partido Socialista postuló a Charles Horatio Matchett. El Partido nacional Demócrata, defensor del patrón oro, postuló a John McCauley Palmer y el Partido nacional por la libre acuñación de la plate a Charles Eugene Bentley. La intervención cubana en estas elecciones presidenciales nos viene dada por diversas fuentes. En el libro "In Darkest Cuba", página 260, N.G. González dice: "Supe por Buttari que gran número de cubanos votarían por Bryan en las elecciones de 1896. En las vísperas de las mismas Tomás Estrada Palma, el Delegado Cubano en New York, tuvo una entrevista con McKinley en la cual el candidato Republicano prometió intervenir en favor de Cuba, Estrada Palma, por lo tanto, envió una circular secreta a los Cubanos para que votaran por McKinley, lo que hicieron. Buttari había visto la circular". Aunque no hay referencia a esta entrevista en los papeles de McKinley en la Biblioteca del Congreso, sí se encuentran varios memos de cuyo contenido se infiere que tal entrevista y compromiso existieron. En uno de esos memos relacionado con el discurso inaugural, McKinley escribió: "Nuestras tradiciones enseñan, y los instintos humanitarios nos impulsan a simpatizar profundamente con ese infortunado pueblo. Durante las pasadas luchas por la independencia de las Colonias Españolas en Centro y Sur América, un período de casi 20 años, frecuentemente nuestro gobierno expresó su simpatía con los insurgentes y reconoció sus derechos como beligerantes, un curso que ahora es popular en el Congreso y nuestro pueblo hacia Cuba. La acción que se requiera en el futuro es una conjetura, pero estoy seguro que por el momento, teniendo presente los deseos humanitarios y los intereses materiales de nuestro pueblo en una apropiada solución del problema, debemos mantenernos en una política de no intervencion y cui darnos de cualquier amenazador movimiento guerrero". El otro documento dice: "Mi información en relación con el conflicto que tiene España está limitada a lo publicado por la prensa, y por lo tanto no oficial. Por lo que he considerado que no era aconsejable considerar este importante asunto en el discurso, sin un amplio conocimiento de los hechos en posesión del Gobierno". Con anterioridad a la entrevista Estrada Palma—McKinley, se actuó sobre los principales partidos. Se efectuaron entrevistas con el Senador Henry Cabot Lodge y con Theodore Roosevelt, este último Jefe de Policía de New York. Ambas figuras muy influyentes dentro del Partido Republicano. Roosevelt era partidario de la independencia de Cuba aún a riesgo de una guerra entre EE UU. y España. Cabot Lodge redactó la plataforma Republicana, la que refiriéndose a Cuba decía: "Observamos con profundo interés la heróica lucha de los patriotas cubanos contra la crueldad y la opresión, y son nuestros mejores deseos que tenga éxito en su determinación de conquistar su libertad". La plataforma pedía también, al Gobierno de los Estados Unidos "que usara activamente su influencia y buenos oficios para restaurar la paz y se le diera la independencia a la Isla". Del Partido Demócrata solo se obtuvo una mera declaración de simpatía aunque hubo muchos delegados a la Convención Demócrata que presentaron proposiciones más enérgicas. El 4 de Mayo de 1897, William McKinley tomó posesión de la Presidencia de los Estados Unidos de America. Durante los primeros meses de su Administración obtuvo soluciones que presagiaban el éxito de las ambiciones de su antecesor Cleveland; ya que forzó la salida del Gral. Weyler de Cuba y la promesa de la implantación de la Autonomía en la Isla. La Autonomía se anunció el 26 de Octubre de 1897, en nota de Sagasta al Ministro de los EE.UU. en Madrid, Mr.Woodford, como respuesta a una nota de éste de fecha 26 de Septiembre de 1897. Pero en el camino de la política de las cancillerías de Madrid y Washington se interpusieron nuestro gloriosos Mambises, y los excecrables integristas de La Habana. La Asamblea de Representates de la Revolución Cubana, reunida en La Yaya, rechazó la Autonomía y demandó la independencia absoluta . El consejo de Gobierno,presidido por el Gral. Bartolomé Masó Márquez, instruyó a la Junta de New York y al Delegado Estrada Palma para que dieran a conocer al Gobierno de los EE.UU. la posición Cubana. Los Integristas se amotinaron en LA Habana, y la grito de "Viva Weyler", incendiaron y saquearon las residencias y periódicos de los Autonomistas. Estos motines sirvieron de pretexto para que el Cónsul de los EE.UU. en LA Habana, Lee, pidiera el envio de un navío de guerra de los Estados Unidos a La Habana. Washington envió el Maine. Poco después de la promulgación de la Autonomía, Moret y Woodford sostuvieron una conversación, reveladora de las verdaderas intenciones de los EE.UU. sobre Cuba. Woodford dijo a Moret:"No creo que la Autononmía proporcione paz a Cuba bajo la bandera Española. No creo que los insurgentes pueden asegurar la paz y el orden en Cuba bajo un gobierno libre e independiente. Vuestro partido Español es muy fuerte. No veo delante de mi sino desorden, inseguridad de las personas, destrucción de la propiedad. Solo hay un poder una bandera que pueden asegurar la paz y compeler la paz. Los Estados Unidos son ese poder, y la bandera Norteamericana es esa bandera". Al Gobierno de la República de Cuba no se le escapó el peligro que entrañaba la intervención de los Estados Unidos de América en el conflicto Cubano-Español. Por eso no tuvo a menos concertar acuerdos con quienes de buena fe utilizaran todas las avenidas convenientes a nuestro propósito final: Una República Soberana e Independiente. Una de las más brillantes operaciones para frustrar los sueños imperiales de los EE.UU. sobre nuestra patria, fue el acuerdo del Gobierno Cubano en Armas y un grupo de representantes de la banca de New York. El 5 de Agosto de 1897, en New York, Tomás Estrada Palma, a nombre del Gobierno Cubano, acordó con los señores Samuel Janney y John J. McCook, de la firma Christy and Janney, un convenio y el consiguiente contrato mediante el cual los señores mencionados, en su condición de representantes de un sindicato financiero de New York, gestionarían la compra de la Isla de Cuba a España por los Cubanos Independentistas. A tenor del contrato, Janney y sus asociados ofrecerían pager parte de la enorme deuda "Cubana" en la que había incurrido España, a cambio de la complete retirada de las tropas Españolas de la Isla y el reconocimiento de la República de Cuba por España. De cumplirse lo pactado el sindicato recibiría bonos de la República de Cuba por la cantidad de $150,000,000.00 de dollars, que devengarían un interés del 4% anual; el principal se liquidaría en 50 años. Como garantía los Cubanos comprometían la mitad de las recaudaciones aduanales durante los primeros quince días de cada mes. Esta recaudacíon estaría supervisada por el Gobierno de los Estados Unidos de América, que actuaría como trustee. The Mercantil Trust Co.of New York, fue nombrado Agente Fiscal. La cantidad que se pagaría a España no fue estipulada. El sindicato se reservaba el derecho de lograr el mejor acuerdo posible con España, guardándose para sí, como legítima: utilidad, la diferencia entre lo entregado por los Cubanos y lo pagado a España. El contrato sería nulo si no se ratificaba por el Consejo de Gobierno de la República de Cuba, o si las tropas Españolas no hubiesen sido evacuadas de la Isla para el 1 de Octubre de 1897. El 1 de Octubre pasó sin haberse obtenido resultados; pero se extendió la fecha haste el 1 de Noviembre de 1897, mientras McCook trataba de persuadir a McKinley de que apoyara los planes del sindicato. En Diciembre de 1897, el Consejo de Gobierno de. la República de Cuba aprobó el contrato, con las modificaciones de que Cuba no he vería obligada a pager la deuda Española, ni se haría responsable por los daños causados a los extranjeros residentes en la Isla durante la guerra. John J. McCook era un rico e influyente abogado de New York, miembro de la firma de abogados Alexander and Green. Ademas, tenía muchas actividades financieras; era General Manager de la Ward Line Steamship cuyos barcos viajaban a Cuba. Representaba, también, firmas Americanas con intereses comerciales, eléctricos y ferroviarios en América Latina y China. Era amigo de confianza de McKinley, quien lo había considerado para el cargo de Secretario de Justicia de los Estados Unidos. Esta Secretaría fue para otro y McCook rechazó la del Interior. En el incidente producido por la carta del Embajador Español en Washington, Dupuy de Lome, a su amigo Don José Canalejas, que fuese a manos cubanas gracias al compatriota Gustavo Escoto; McCook tuvo el privilegio de poner en manos de McKinley el original de la misma. No hay dudas de que McCook trabajó diligentemente para obtener de McKinley una posición favorable a la cause de los independentistas Cubanos. Trató de que se reconociera nuestra beligerancia, a la que, según sus palabras, "teníamos derecho y que bajo ninguna circunstancia los patriotas Cubanos aceptarían la Autonomía, ni ninguna otra condición que no fuese la absolute independencia de Cuba". En Noviembre de 1897, Estrada Palma y Janney firmaron nuevo contrato. El sindicato recibiría bonos de Cuba por valor de :$37.5 . millones de dollars, "si se lograba la independencia, la evacuación de las tropas Españolas de Cuba, el reconocimiento de la independencia de Cuba por los Estados Unidos, todo ello sin tener que pager indemnización alguna a España. Este contrato será nulo si se obtienen los resultados comprometidos en el primer contrato". El Consejo de Gobierno de la República de Cuba aprobó este nuevo contrato el 27 de Enero de 1898. Como se ve, la intención del segundo contrato es la de lograr el reconocimiento de la independencia de Cuba por los EE.UU., pues los Mambises darían buena cuenta de las tropas Españolas en Cuba, una vez logrado el reconocimiento. El 1 de Marzo de 1898, McCook se entrevistó con McKinley, bosquejándole el plan Cubano de compra a España. Después de la entrevista McCook le escribió al Secretario de Estado Mr. Day, fijando la línea Cubana. Decía McCook: "No se equivoquen con la posición Cubana, ellos consideran que han ganado su independencia por la fuerza de las armas, tiempo y condiciones climatológicas; pero para resolver el problema, detener el derramamiento de sangre y la destrucción del país y el hambre, están dispuestos a pagar una indemnizacion de $100 millones". A fines de Marzo, Máximo Gómez anunció que estaba en favor de la compra de Cuba a España por $200 millones, con la ayuda financiera de New York, París, Londres y Madrid. Gómez aclaró que apoyaba la compra porque no quería la intervención Americana. El Gobierno Cubano, presidido por el Gral. Bartolomé Masó Márquez, respaldó los pronunciamientos del Generalísimo. (continuara...) |
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De: Mambi |
Enviado: 12/01/2005 15:59 |
(...continuacion) Llama la atención esta actitud de Gómez en 1898, comparada con la evidentemente contradictoria que asumiera un año más tarde, cuando se opuso a la contratación de un empréstito de 20 millones de dollars, para pager a los miembros del Ejército Libertador, argumentando que Cuba no se podía permitir y mucho menos aguantar una deuda de 20 millones. En su oposición a este empréstito, cuyos propulsores, además de propiciar medios económicos para los mejores hijos de Cuba, trataban de obtener el reconocimiento indirecto de la República de Cuba, para evitar la frustración de la República que estaba amenazada por las tropas intervencionistas Americanas. Gómez no escatimó injuries ni se detuvo ante el historial heróico de los hombres de la Asamblea del Cerro. Como camagúeyano y descendiente de quienes contribuyeron sin condiciones al esfuerzo libertador desde los años de la Guerra Grande; como hombre que en su niñez tuvo la magnífica oportunidad de escuchar de labios de los Mambises sobrevivientes de la gesta libertadora, el relato de la historia que hizo posible nuestra república, he sentido siempre gran cariño por la figure del Generalísimo; pero considero que políticamente le faltó lo que como militar lo sitúa entre los grandes guerreros de todos los tiempos: Talento. Digo con Enrique Fernández, malograda figura de la heróica y generosa Generación del 30, que la generación libertadora cumplió con insuperable gallardía su misión histórica. Las gestiones sobre el Ejecutivo Norteamericano fracasaron. En su Mensaje al Congreso del 6 de Noviembre de 1897, McKinley rechazó el reconocimiento de la beligerancia de los Cubanos El Coronel Horatio S. Rubens, a quien tanto debemos los Cubanos; en entrevista con McKinley le reiteró la posición Cubana de independencia absoluta. McKinley acusó a los Cubanos de desear que los Estados Unidos fuesen a la guerra en favor de Cuba. A esto ripostó Rubens: "Nosotros no le pedimos que Ud. vaya a la guerra, solo pedimos su neutralidad, y el reconocimiento de los derechos de Cuba beligerante". No obstante la actitud hostil de McKinley, los activistas en favor de nuestra causa continuaron trabajando. El 19 de Enero de 1898, el representante por Michigan, Ferdinand Baiker propuso en la Cámara el reconocimiento de la beligerancia cubana, pero la mayoría Republicana bloqueó la aprobación de la misma. E1 representante por Michigan, William Alden Smith, informó al Presidente que los Republicanos del Congreso insistían en que las promesas en favor de Cuba, insertadas en la Plataforma Presidencial de McKinley, se cumpliesen. Según Smith, solo un dramático cambio del Presidente podía evitar la rebeldiá del Congreso. Poco después, McKinley enviaba el Maine a La Habana. A la luz de los acontecimientos de la época, se puede afirmar que al partir el Maine para La Habana, la Administración de McKinley sabía que la Autonomía había fracasado, que la soberanía Española se moría en Cuba. Estaba claro, también, que si los Estados Unidos esperaban demasiado, las fuerzas revolucionarias cubanas emergerían victoriosas, reemplazando al moribundo régimen Español. Se acercaba el instante en que los Estados Unidos de América tendrían que intervenir si querían lograr sus ambiciones. Se sabía que el Presidente trabajaba en un mensaje al Congreso, y se esperaba que el mismo despejaría la incertidumbre sobre la política de los Estados Unidos con respecto El contenido del mensaje se filtró y los patriotas Cubanos conocieron a tiempo que los Estados Unidos intervendrían muy pronto en el conflicto Cubano-Español. Sobre todo pudieron conocer que el Presidente desconocía la soberanía Cubana. Para recordarle al Presidente la voluntad de los libertadores, el Cnel. Horatio S. Rubens, expresando el sentir de los Cubanos declaró:" Frente a la presente proposición de intervención sin el previo reconocimiento de la independencia, es necesario dar un paso adelante y decir que consideramos tal intervención como nada menos que una declaración de guerra por los Estados Unidos contra los revolucionarios Cubanos. Si la intervención toviera lugar sobre esas bases, y los Estados Unidos desembarcaran una fuerza armada en suelo Cubano, trataríamos a esa fuerza como a un enemigo al que hay que batir, y si es posible, expulsarla, mientras no se reconozca a la República Cubana". Rubens termino sus declaraciones afirmando que si los Estados Unidos declaraban un protectorado sobre Cuba: "Resistiríamos con la fuerza de las armas tan amarga y tenazmente como hemos combatido España". La prensa pro-imperialista encabezada por "The Washington Post" no escatimó insultos ni vituperios contra Rubens.Sin embargo es justo reconocer que muchos Americanos apoyaron y aplaudieron a Rubens. El Representante por Michigan William Alden Smith, rompió con McKinley y apoyó a Rubens, declarando: "No seré parte de ninguna proposición que no conlleve la independencia. Si nuestra acción no intenta ayudar a los insurgentes, merecemos la oposición de ellos, y seremos colocados en la posición de oponernos a aquéllos que han luchado tanto tiempo y perdido demasiado para conseguir la libertad". Por fin el 11 de Abril de 1898, McKinley envió su esperado mensaje al Congreso. Rechazaba el reconocimiento del Gobierno Cubano y la beligerancia. Explicando sus razones argúía: "Comprometer a este país ahora con el reconocimiento de un gobierno en Cuba, nos sometería a embarazosas condiciones de obligaciones internacionales hacia la oganización reconocida. En caso de intervención nuestra conducta estaría sujeta a la aprobación o desaprobación de ese gobierno. Cuando parezca que haya dentro de esa isla un gobierno capaz de pagar sus deudas, y de cumplir con las funciones de una nació independiente, y que tenga en realidad la adecuada forma y los atributos de la nacionalidad, ese gobierno será rápidamente reconocido y la relación e intereses de los de los Estados Unidos con esa nación serán ajustado".(Enfasis añadido) La incansable campaña Lobbystica y de propaganda de los Cubanos en los Estados Unidos mostraron en esa hora crítica sus frutos. El Congreso fue asediado por millares de telegramas demandando el inmediato reconocimiento de la independencia de Cuba. La prensa nacional y local amigas de nuestra causa intensificaron su campaña a favor del reconocimiento. Muchos congresistas se enojaron cuando conocieron que McKinley jamás habiá pedido a España la independencia de Cuba, aunque les había hecho creer que las negociaciones sobre la misma habían fracasado. El Senador Butler expresó la extendida opinión congresional cuando dijo: "Si puedo entender el mensaje, significa que el Presidente es opuesto a la independencia de Cuba ahora y por siempre". Después de recibir el Mensaje Presidencial, el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara se dio a la tarea de producir la Resolución de intervención. En el seno del Comité se produjo un fogoso debate sobre el reconocimiento de la República de Cuba. El Representante Smith, de Michigan, se opuso vigorosamente a cualquier resolución que no llevase la cláusula de la independencia. Se llegó a un compromiso que no reconocía la República de Cuba; pero apoyaba la intervención para establecer en Cuba, "por la libre acción del pueblo un estable e independiente gobierno propio en la Isla". Hubo miembros del Comité inconformes con el compromiso. Cuando el proyecto de Resolución llegó al Pleno de la Cámara, los miembros demócratas del Comité introdujeron una resolución minoritaria que reconocía la independencia de Cuba. y pedía, también una inmediata ayuda al hambreado pueblo Cubano. La Resolución recordaba al Congreso que el pueblo Americano "estaba prácticamente en unánime favor del reconocimiento del gobierno establecido por ese bravo y heróico pueblo. Más adelante afirmaba: "E1 ejército de esa República integrado por 30 mil hombres en el campo de batalla, se ha defendido triunfalmente contra 225 milsoldados Españoles, de los cuales 135 mil están en hospitales o en sus tumbas; y posee las 3/4 partes del territorio. Fuera de sus líneas el Ejército Español no posee un pie de suelo Cubano. Detrás de las líneas Españolas las 3/4 partes de la población es insurgente de corazón, o participará cordialmente en la forma de gobierno republicano tan pronto los Españoles evacúen la Isla. Toda vez que España jamás vencerá a los Cubanos, los Estados Unidos tendrán a la larga que reconocer la independencia de la República Cubana. Este es el caso, lo más pronto que los EE.UU. actuen es lo mejor para ellos como para Cuba, toda vez que el reconocimiento removerá de la mente de todos los hombres cualquier sospecha de que estamos preparándonos para una guerra de conquista y anexarnos la Isla por motivo de sórdida avaricia, o por política de imperial engrandecimiento". Muchos Representantes intentaron intervenir en el debate, pero el Comité de Reglas, dominado por la gente de McKinley, limitó el debate a 40 minutos. Solo dos turnos fueron concedidos. Hugh A. Desmore, demócrata de Arkansas, defendió la enmienda de la minoría. Entre otras cosas dijo que si los EE.UU. hubiesen reconocido a Cuba un año antes, Cuba ya sería libre. Ridiculizando los argumentos de McKinley, dijo que los Estados Unidos arrogantemente reservaron para ellos el derecho de "juzgar la estabilidad de ese gobierno". Más adelante agregó, "El Presidente hizo creer al Congreso que había demandado de España la independencia de Cuba; pero ahora el Congreso sabe que todo fue un engaño. .." Sometida a votación la enmienda de la Minoría, ésta obtuvo 154 votos a favor y 190 en contra. La Resolución de la Mayoria del Comité de Relaciones Exteriores fue aprobada por 325 votos a favor y 19 en contra. El Presidente de los Estados Unidos fue autorizado a intervenir en Cuba para poner fin a la guerra, y establecer allí un gobierno independiente escogido libremente por el pueblo de Cuba". (Enfasis anadido.) Esto iba más alla de lo que había querido McKinley. En el Senado, en el Comité de Relaciones Exteriores, hubo, también, dos resoluciones. Una de la Mayoría y otra de la Minoría. La Mayoría no reconocía la República Cubana, pero proclamaba ya a Cuba independiente, según el siguiente párrafo de la misma: "que el Pueblo de Cuba es, y de derecho debe ser libre e independiente". Además llamaba a España para que retirara: sus tropas de Cuba y renunciara a su soberanía sobre la misma; y autorizaba al Presidente para usar las fuerzas armadas para asegurar que lo pedido fuese cumplido. La Minoría concurría en todo con la Mayoría; pero añadía que: "el Gobierno de los Estados Unidos por la presente reconoce la República de Cuba como verdadero gobierno de esa. Isla". Esta es la Enmienda Turpie, dado que fue presentada por el Senador de Indiana David Turpie, aunque fue....redactada por el Senador de Ohio Joséph B. FORAKER. Tomó al Senado cuatro días de fogosos debates, desde el 13 al 16 de Abril de 1898, decidir sobre el texto de la Resolución. En su discurso durante el debate, pronunciado el 15 de Abril, el Senador de Virginia, demócrata, John W.DANIEL, acusó a la Administración de que intervenía en Cuba porque temía la derrota de España por las fuerzas Cubanas durante la estación de las lluvias. El discurso principal en favor de la Enmienda Turpie fue pronunciado por el Senador FORAKER destacado jurista en materia constitucional de los Estados Unidos. FORAKER negó al Congreso derecho alguno para dar poderes al Presidente o asi mismo "para crear y establecer un gobierno estable en la Isla de Cuba para beneficio del Pueblo Cubano" A continuación señaló la inconsistencia de la Resolución de la Mayoría, al decir ésta "que el Pueblo de Cuba era y debe ser libre e independiente y que los Estados Unidos se reservarán el derecho y poder, para establecer para ese pueblo independiente un gobierno tal que a nuestro juicio y opinión pueda ser eatable". Rechazando el argumento presidencial de que la República de Cuba no merecía el reconocimiento, FORAKER demostró que el llamado "Gobierno de papel" era un "excelentísimo gobierno, que efectuaba elecciones, operaba un servicio postal, recaudaba impuestos y mantenía escuelas públicas. Cierto que no tenía puertos, pero hay muchas naciónes sin puertos que han sido reconocidas por los Estados Unidos. Tiene una capital fija, localizada en Cubitas donde operan las oficinas del Gabierno". Apoyando a FORAKER habló el Senador de Kentucky William LINDSAY. El 16 de Abril de 1898, el Senado de los Estados Unidos aprobó la Enmienda TURPIE por 51 votos a favor y 37 en contra. Ese mismo día el Senado aprobó por votación nominal la ENMIENDA TELLER, presentada por el Senador de Colorado Henry M. TELLER. Esta fue una firme declaración de que los Estados Unidos renunciaban a todo poder sobre Cuba, una vez que la Isla fuese pacificada Su alcance lo verían los verdaderos patriotas más tarde, cuando las pretensiones imperiales de los Estados Unidos pusieron en peligro la existencia de la República de Cuba. Fue el éxito más brillante del "lobbysmo" Cubano. El contenido de la ENMIENDA TELLER es el siguiente: "Los Estados Unidos por la presente rechazan cualquier disposición o intención de ejercer soberania, jurisdicción o control sobre dicha Isla, excepto para la pacificación de la misma, afirma su determinación de que cuando haya alcanzado estos objetivos dejará el gobierno de la Isla a su pueblo". Antes de enviar las resoluciones aprobadas a la Cámara de Representantes, el Senado aprobó por votación nominal una moción afirmando "su reconocimiento de la independencia del Pueblo y República de Cuba". Los enemigos de Cuba combatieron la Resolución Senatorial. The New York Times, edición del 18 de Abril 1898, dijo: "Esperamos que la Cámara se mantendrá firme como una roca en contra de la parte de la Resolución del Senado que reconoce la República de Cuba. Si no fuere así sería deber del Presidente vetar la Resolución". El mismo día la Cámara aprobó la Resolución del Senado, pero después de quitarle lo referente al reconocimiento de Cuba, la votación fue de 178 a favor y 156 en contra, de los cuales 13 republicanos se sumaron a los demócratas y populistas. Si no se sumaron más republicanos fue debido a la presión ejercida por el Presidente de la Cámara, el representante REED, hombre de McKinley. El acuerdo de la Cámara forzó el nombramiento de un Comité Interparlamentario para resolver las diferencias. A las 02:00 del 19 de Abril de 1898, se llegó al compromiso de mantener la ENMIENDA TELLER y una provisión para el reconocimiento de la independencia de Cuba, pero se eliminó toda referencia al Gobierno Cubano. En el Senado, demócratas, populistas y algunos republicanos continuaron luchando en favor del gobierno Cubano; pero la creciente presión de McKinley logró la capitulación del Senado, y éste pasó la resolucicn de compromiso por una votación de 52 votos a favor y 35 en contra. La Cámara la aprobó en votación de 311 a favor y 6 en contra. El Presidente la promulgó el 20 de Abril de 1898. Los Cubanos la conocemos por el nombre de "Resolución Conjunta". Una semana más tarde, el 25 de Abril de 1898, fue declarada la guerra a España, con retroactividad al 21 de Abril de 1898, fecha en la que España entregó sus pasaportes a los diplomáticos de los Estados Unidos y se había iniciado el bloqueo de la Isla por los Estados Unidos. La Junta Cubana de New York enseguida declaró que el Gobierno Cubano y su ejército cooperarían efectivamente con los Estados Unidos. Es de suponer que debe haber habido debates para llegar a esta decisión; sobre todo si tenemos en cuenta la desconfianza de los Cubanos en cuanto a las intenciones de los Estados Unidos, la que quedó más que demostrada por las reiteradas declaraciones de nuestros líderes, y sobre todo por la circular que la Junta Cubana de New York envió a todos sus organismos y filiales, a raíz del hundimiento del Maine, mediante la cual se ordenaba frenar toda propaganda que pudiese llevar a los Estados Unidos a la Guerra. Gonzalo de Quesada, que nunca fue anti-norteamericano dijo: "No queremos la intervención armada, ni pedimos a los Estados Unidos que tome ningún paso radical. El reconocimiento de Cuba terminará la guerra y nos dará la victoria. Esto es todo lo que pedimos a los Estados Unidos". Pero la realidad del momento fue determinante. Como se ve, si grandioso fue el esfuerzo de los mambises en los campos de Cuba Libre, no menos lo fue la actividad de nuestros mambises en los Estados Unidos de América. Podemos afirmar que de no haberse utilizado el "lobbysmo" sobre los centros de poder de los Estados Unidos, la suerte de Cuba pudo haber sido la de Las Filipinas, o, en el peor de los casos, igual a la de Puerto Rico. Un somero análisis de como nuestros "lobbystas" trabajaron, apunta hacia la manipulación de las fuerzas anti-católicas y anti-negras de los Estados Unidos; lo que explica, en parte, el apoyo que siempre encontraron en el Sur de los Estados Unidos y sus congresistas. Estas fuerzas temían la incorporación de una población con una culture, etnia y religión distintas a las suyas. Además, consideraban que la mayoría de la misma estaba integranda por negros. La importancia del grupo Janney-McCook es de primer orden. Tanto en lo señalado en el párrafo anterior, como en la manipulación de otros factores determinantes en el Congreso de los Estados Unidos. Recordemos que por el segundo contrato entre este grupo y la Junta Cubana de New York se comprometía la entrega de $ 37.5 millones de dollares en bonos de la República de Cuba, para trabajar por el reconocimiento de la beligerancia y del gobierno Cubano. No está claro, y es difícil llegar a conclusiones, como trabajó este grupo después que McCook se convencio de que nada podía esperarse del Presidente McKinley en favor de la causa Cubana, mientras se discutía la Resolución Conjunta. Pero una semana antes de que el Senado aprobara la ENMIENDA TELLER, Charles Grosvenor, representante por Ohio, preguntó en el pleno de la Cámara: " ¿Quién es John McCook?" Se respondió asi mismo: "Es el representante legal de la Junta Cubana de New York, detrás del cual estan 400 millones de dollars, mas o menos, en bonos que seran validos por el reconocimiento de la Independencia de Cuba por los Estados Unidos". Después de aprobada Ia Resolución Conjunta, Samuel Janney, representando al sindicato de New York, pidió a Estrada Palma una compensación por el cumplimiento parcial del contrato. Aunque Estrada Palma objetó que la Resolución Conjunta como había sido aprobada no reconocía la Independencia de la República de Cuba, lo que estipulaba el contrato, él creyó que el sindicato tenía derecho a una compensación por el trabajo realizado. En su informe a la Junta Estrada Palma escribió: " . . . este resultado fue debido en gran parte a los repetidos esfuerzos de las fuerzas que Mr. Janney ha dirigido, quien puso al servicio de Cuba toda su energía, toda su influencia, toda su actividad, como puede corroborar el Sr. Quesada, quien tuvo la ocasión de observer en.Washington la eficiencia en las negociaciones conducidas por el arriba mencionado caballero en relación con importantes elementos de esa ciudad". Actuando acorde con lo recomendado por Estrada Palma la Junta pidío al Consejo de Gobierno de la República de Cuba que se compensara al Sindicato. El Consejo aprobó la entrega de Bonos de la República de Cuba por valor de dos millones de dollars, que devengarían el 6% de interes anual. Estrada Palma entregó los bonos a Janney y McCook. Cuando se instauró la República ésta reconoció la deuda Los bonos fueron redimidos gradualmente por el Gobierno Cubano. El último pago se efectuó el 11 de Enero de 1912. Las partes contratantes siempre rnantuvieron gran discreción sobre la finalidad del asunto. Incluso cuando el congreso Cubano conoció del Mensaje Presidencial solicitando la situación de fondos para el pago de intereses y principal, Don Tomás Estrada Palma actuó de manera que no se discutiera la deuda. La primera información pública sobre el trato de los bonos apareció en 1904. En ese año se celebró la Exposición de St. Louis en conmemoración de la compra de la Louisiana. La Secretaría de Agricultura, Industria y Comercio de Cuba publicó en español e inglés un folleto escrito por Manuel Luciano Díaz, titulado: "La República de Cuba: Un breve bosquejo". Trataba principalmente sobre el gobierno y su economía. Dos páginas estaban dedicadas a "Los Bonos Cubanos", y en uno de los párrafos se describía brevemente: el contrato entre el Delegado Plenipotenciario Estrada Palma y "personas de influencia y posición en los Estados Unidos" "Como resultado de esa negociación—escribió Díaz importantes trabajos se hicieron por la causa Cubana, y el Delegado, para cubrir obligaciones contraídas, emitió bonos con la aprobación del Consejo de Gobierno por valor de $2,000,000 en pago de dichas obligaciones". (Copia del folleto en Pan American Unión, Columbus Memorial Library.) |
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