Cuba: la infancia protegida
CARMEN R. ALFONSO
Foto: CÉSA A. RODRÍGUEZ
Cuando hace unos días tuve en mis manos el Estado Mundial de la Infancia 2005, editado por las Naciones Unidas, que denunciaba La infancia amenazada basándose en los daños ocasionados por la pobreza, los conflictos y el VIH/SIDA, pude reflexionar sobre las graves privaciones básicas que la mitad de todos los niños y niñas del mundo sufren hoy e influirán de manera fundamental en su futuro desarrollo.
La publicación del UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) sostuvo que uno de cada seis niños padece hambre; uno de cada siete no recibe ningún tipo de atención de salud; uno de cada cinco carece de agua potable y uno de cada tres no dispone de letrinas o instalaciones de saneamiento en el hogar.
Al referirse a las consecuencias de los conflictos analizó que cerca de la mitad de los 3,6 millones de personas que murieron en estos hechos durante la década de los años â90, un 45% eran menores de edad.
No menos impactantes son las cifras de infantes que viven con el VIH/SIDA (más de dos millones al cierre de 2003), de huérfanos causados por el mal, y ¡peor aún! que alrededor del 4 por ciento de las muertes entre los niños y las niñas en todo el mundo se deban al SIDA.
También mencionaba el Informe los diversos tipos de abusos y maltratos de que es víctima la niñez, desde el reclutamiento como soldados hasta la violencia sexual.
“La amenaza que pesa sobre muchos niños y niñas compromete nuestro futuro colectivo” afirmó en el prólogo el Secretario General de la ONU, señor Kofi A. Annan.
BAJA LA MORTALIDAD INFANTIL A 5,8
La noticia recorrió a Cuba llenándola de felicidad. La mortalidad infantil que al triunfo revolucionario arrancaba de sus hogares a cerca de 40 niños durante su primer año de existencia, por cada mil nacidos vivos, continuaba disminuyendo y llegó en el 2004 a 5,8¡la tasa más baja de toda su historia!
Previamente la prensa local anunciaba parámetros increíbles en las localidades rurales y montañosas. El cuidado a las embarazadas y a los recién nacidos en todo el territorio nacional no era noticia, pero sí la bajísima cantidad de fallecimientos, nulos en algunas zonas del país, de menores de un año. Baste decir que en la provincia central de Sancti Spíritus la tasa fue de 3,3 por mil nacidos vivos y en el municipio especial de Isla de la Juventud de 1,8.
Y puede proclamarse con orgullo que si bien el índice alcanzado es un logro indiscutible no solo de las acciones en el campo de la salud, sino del propio desarrollo social, cultural, educativo y de todo tipo que ha tenido la revolución cubana en todos estos años, es impresionante que ocho de las 14 provincias exhiban una tasa inferior al indicador nacional.
CUBA: LA INFANCIA PROTEGIDA
Volviendo al Estado Mundial de la Infancia 2005, Cuba ocupa el lugar 153 -del total de 192 países en una tabla de orden descendente- según las estimaciones de tasa de mortalidad de menores de 5 años (TMM5) en 2003, un indicador fundamental para medir el bienestar de los niños. La posición 1 la ostenta Sierra Leona, con una tasa de 284 muertos; y en la 192 se encuentra Suecia, con solo tres fallecidos.
En el cuadro que expone los indicadores básicos, se observa que Cuba disminuyó el TMM5 de cincuenta y cuatro en 1960 a solo ocho en 2003; la tasa de escolarización en enseñanza primaria (1998 a 2002) es de 102 en el sexo masculino y de 98 en el femenino; la esperanza de vida ascendió de 69 en 1970 a 77 en 2003; mientras es uno de los pocos países que exhibe el ciento por ciento de inscripciones de nacimientos en las zonas urbanas y rurales, aspecto que mide la protección infantil.
No es ocioso añadir que el Estado protege a las niñas y los niños cubanos desde su nacimiento en aspectos disímiles, que incluyen la salud y la legalidad, pues los inmuniza en su primer año de vida contra trece enfermedades mientras ofrece a las madres la posibilidad de acogerse a las leyes de maternidad desde un periodo antes al parto hasta un año después de éste para brindarles el máximo de cuidado y amor.
El derecho a ser sano y feliz, rodeado de una familia con acceso al empleo, a la educación y a la seguridad social, es uno de los atributos de la niñez cubana actual.