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General: CUBA RESISTE Y MARCA LA DIFERENCIA
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De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 18/01/2005 14:42
Cuba resiste y marca la diferencia


Por Maite Pinero
(L'Humanité)

Traducido para Rebelión por Batriz Morales Bastos.



El pasado 28 de octubre la Asamblea General de Naciones Unidas condenó,
por décimotercera vez, el bloqueo estadounidense contra Cuba (reforzado
por las disposiciones de Torricelli y Helms-Burton) (1) por 179 votos
contra cuatro: los de Estados Unidos, Israel, las Islas Marshall (un
paraíso fiscal) y Micronesia (19.000 habitantes).

En Cuba, Beatriz Roque, miembro de la "sociedad civil", se congratula
de que continúe el embargo, "único medio de obtener uan transición a la
democracia". ¡Y esta personas se extrañan de que no se las reciba
triunfalmente por las calles de La Habana!

El voto de Naciones Unidas apenas fue mencionado en la prensa, que
dedicó sus titulares a la liberación de varios opositores. Estos declararon
que no habían sufrido ningún tipo de mal trato. Ese mismo día la Cruz
Roja constataba "formas de tortura" en Guantánamo. Y si Raúl Rivero y
sus amigos fueron tratados correctamente, ése no fue el caso de los cinco
cubanos que están encarcelados en Miami. ¿Su crimen? Haberse infiltrado
en las organizaciones terroristas que se entrenan con armamento pesado
en Florida y planifican atentados. Sus actividades no tienen nada de
folklórico: en 1992 los atentados de La Habana mataron a varias personas,
cubanos y turistas.

Fue en medio de este clima de atentados y de renovada agresividad por
parte del vecino del norte cuando fueron juzgados y encarcelados los
opositores que conspiraban con la sección de los intereses
estadounidenses. Un contexto que fue silenciado.

Tratándose de Cuba, la norma es la desproporción de la información. Se
lleva el registro de los encarcelados, se da a conocer su estado de
salud, noticias todas ellas que ocultan lo esencial: bajo las narices del
Imperio, 11 millones de personas inmersas en las dificultades
cotidianas eligen resistir. Desde 1686 en que Carlos Manuel de Céspedes proclamó
la libertad de los esclavos, pasando por 1898, fecha de una
independencia ganada a un alto precio pero frustrada, y por 1959, lo que està en
juego es efectivamente la soberanía de un pueblo, su voluntad de ser un
país y no una colonia.

"Esto acabarà en un baño de sangre", se decìa en Paris en 1990. El
campo socialista se desmoronaba y para Cuba era sólo cuestión de tiempo. A
finales de los años ochenta lo ordinario de los cubanos ya no se
resumía en los productos de la Libreta. Y de nuevo volvió a la faltar de
todo: comida, petróleo, trabajo, transporte. [Se produjo] La pérdida del
35% del PIB, del 80% de los intercambios comerciales y el hundimiernto de
la economìa.

Y para colmo, el aislamiento. Los Sandinistas habìan perdido las
elecciones. Este país en guerra contra los mercenarios de EEUU había dando
cada vez màs pruebas de democracia: economía mixta, libertad de prensa y
de los partidos de la oposición, elecciones libres. Pero la agresión
persistía y los nicaraguenses acabaron por comprar la paz con una
papeleta de voto.

¡Tantos observadores, tantas exigencias democráticas cuando el país de
Sandino se soñaba soberano! Hoy ha caído en el olvido. Ahí sólo ocurren
cosas banales: corrupción, desnutrición, analfabetismo y los niños
vuelven a pelearse en los basureros por la comida, el cartón y las latas.Y
desde entonces se ha derramado mucha sangre. Pero en Cuba, no. En una
América Latina que está volviendo a cambiar -ved cómo crepitan los
aparatos de calcular la democracia colocados en Venezuela, Brasil, Urugay,
Ecuador, Argentina...-, Cuba continúa ahí.

Los millones de turistas que se pesean libremente por la isla charlan
en cada esquina, constatan que ahí se vive, se pinta, se escribe, se
baila y también de va de juerga.

Desde luego, ahí la vida es dura y no porque sepan que la vida es mucho
peor en 87 países y tan cerca de ellos los cubanos la soportan.
Quejándose, criticando: los especialistas del micro en la calle y de las
encuentas en el café del comercio se llevan la gran alegrìa. Cada día suena
el final del régimen, eso es lo que se os dice. Y esto dura desde hace
cuarenta y cinco años...

Esto dura porque tres generaciones defienden la Revolución: la que
conoció la época de Batista, la de sus hijos que vieron como las
condiciones de vida mejoraban y después empeoraban, la de los nietos para quienes
son normales la sanidad, la educación gratuita, los libros, el cine,
los conciertos a precio irrisorio.

Estos cubanos sufren la penuria y también los tanteos, los reajustes
del gobierno forzado a actuar ante cada golpe de la agresividad de EEUU.
A pesar de las incomprensiones o de los desacuerdos, nunca han
cuestionado su adhesión a la Revolución. Si resiste este pueblo rebelde, al que
nunca nadie ha logrado callar -ni siquiera Batista-, es en el
movimiento de su propia sociedad donde encuentra razones para hacerlo.

Cuba no es un laboratorio en el que se experimente una sociedad
perfecta en unas condiciones ideales. Es una obra humana, llena de errores, es
cierto, pero que lleva lejos este viejo sueño de la Humanidad:
construir un mundo en el que la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad ya no
sean palabras vacías. Hoy más que nunca, cuando en todo el mundo triunfa
el poder del dinero.

Cuba resiste y marca constatemente la diferencia. En nuestros países la
reestructuración de la industria de azúcar (cierre de 70 de las 150
centrales) habría provocado un cataclismo social. En vez de despedir
brutalmente a cien mil trabajadores –según los muy democráticos métodos de
nuestras tan ejemplares democracias- el gobierno se tomó la molestia de
reunirlos, de consultarles, de modificar sus planes, de volverles a
consultar. Miles de reuniones con Fidel Castro y sus ministros, y hoy se
mantienen los salarios, se producen reconversiones en las fàbricas y
miles de obreros han vuelto a la escuela A finales de los ochenta una
parte de la juventud no escolarizada y sin oficio buscaba su lugar. En los
conciertos, en la plaza de la Revolución y en otros lugares, miles de
ellos cantaban "Guillermo Tell, ha llegado el momento de que me cedas la
ballesta". Con ellos es con quienes Cuba se ha dotado de una "fuerza de
solidaridad social" presente en todos los barrios. Más de 21. 000
trabajadores socailes se han diplomado ya. Cada año se forman otros siete
mil. Esta fuerza de solidaridad ataca desde la base el problema de las
desigualdades que perduran en la población negra.

Ciento cincuenta mil jóvenes adultos de diecisiete a treinta años han
vuelto a las clases de "perfeccionamiento integral". Esta segunda
oportunidad ya ha permitido a otros 48.446 acceder a la universidad. Como la
informática se enseña desde primaria, se ha formado a 13.000 profesores
y a 3.000 animadores culturales. Aquellos que retoman los estudios
gracias a estos programas pueden entrar en uno de los 938 centros
universitarios repartidos por 169 ciudades.

Por supuesto, algunos se exilian. Pero se olvida a estos miles de
profesores y de médicos que desde que existe la Revolución ayudan a los
pueblos pobres a aprender a leer, a curarse. En el suburbio de Soweto el
médico es cubano. En Venezuela, donde la elite médica opuesta al
presidente Chávez permite que su gente se muera, quienes curan y vacunan son
los cubanos.

En los países más desheredados del mundo hay 25.000 médicos [cubanos]
trabajando, ni por dinero ni por gloria. Sólo en Haiti hay 450.
Exiliados libremente y siempre de vuelta. A causa de la pequeña diferencia de
su isla: "En este momento gano dos piñas al mes. Sí, a veces sueño con
marcharme. Pero cuando veo a los niños de mi calle, me siento orgulloso
de ser cubano". Esto es lo que decía Pedro Albalate, "cirujano
internacionalista", muerto en Quito en 1982 (2).

Los hospitales en plena renovación acogieron a 17.000 niños de
Chernobil. En Francia nosotros curamos a algunas decenas. Esto no se dice, esto
no se escribe, pero los pobres lo saben. Esta es una de las razones por
las que Aleida Guevara, que fue mèdico en Nicaragua, ve en las
manifestaciones del mundo entero el retrato de su padre, el de una revoluciòn
siempre joven (3).

El que ha logrado todo esto es un país en dificultades, siempre
denigrado y tan amenazado como si representara una amenaza mundial. Es
necesario que esto no se sepa. Podría molestar al pensamiento único en marcha
que para debilitarnos quiere hacernos creer que Cuba es una tiranía y
Fidel Castro un dictador.

Porque es de nosotros de lo que se trata (4). Defender Cuba no es sólo
defender la sanidad y la educación gratuitas, la medicina solidaria, la
cultura generalizada, la investigación pionera, deplorando al mismo
tiempo la escasez de gasolina, los apagones, la ejecución de un
delincuente, el encarcelamiento de Rivero.

Defender Cuba es reconocer a esta sociedad diferente que, a pesar de lo
que no aprobamos, se niega a venderse y a renunciar a los valores que
siempre hemos defendido.

Es por esta pequeña diferencia por lo que 11 millones de cubanos
resisten. Es su elección y su derecho absoluto. Ignorarlo es negarse a
reconocer su conciencia política, su supremacía moral. Nosotros nos apoyamos
en ellos mucho màs de lo que ellos en nosotros, porque lo que alli està
en juego, lo que allí se está escribiendo -sea cual sea el final de la
historia- es muestra de la dignidad, de la gran esperanza y del honor
de la Humanidad.

Notas:

(1) La isla tiene prohibido el acceso a los mercados internacionales, a
los créditos, y paga entre un 30% y un 50% más caros los productos
importados, sobrecoste debido al hecho de que los barcos que atracan en
Cuba tenen prohibido el acceso a los puertos estadounidenses durante seis
meses. El banco suizo UBS vio como se le imponía una multa de cien
millones de dólares por haber aceptado transferencias de fondos cubanos.

(2) Cube est une 챤le, por Danielle Bleitrach y Victor Dedaj, editorial
Le Temps des cerises.

(3) Félicitations, Commandant, c'est une fille!, por Alessandra Riccio,
editorial Desmaret.

(4) "Cuba vive, Cuba mide", por Santiago Alba, Rebelión.

* Maite Pinero es ex-corresponsal de L'Humanité en La Habana


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