Gana el estilo de la Fox, decantada hacia el Partido Republicano
EEUU: opinar o morir en televisión
Por María Ramírez
El Mundo
23/01/05, 07.32 horas
El jueves pasado, Dan Rather, el presentador de la CBS golpeado por la fallida investigación del servicio militar del presidente, apenas se atrevía a comentar el discurso de toma de posesión de George W. Bush. En la ABC, Peter Jennings, el otro veterano de las noticias, se refería a las sonrisas y buenas maneras de los presentes.
En la NBC, Brian Williams prefería concentrarse en las limusinas o en las bondades de General Motors. En la CNN, Wolf Blitzer deleitaba -a su familia, tal vez- con cómo le gustaba conducir hasta la Casa Blanca y enseñársela a sus amigos cuando había menos barreras de seguridad.
La cobertura televisiva en EEUU de la segunda toma de posesión de Bush pasará a la Historia como una de las más institucionales, laudatorias y probablemente superficiales. La retransmisión de la coronación de Bush es una revelación más de la crisis para las noticias en televisión, marcadas por el informe autocrítico de la CBS sobre los reportajes poco rigurosos de Rather y, sobre todo, por el miedo de las cadenas a ser consideradas demasiado demócratas.
La obsesión por no parecer críticos con Bush ha llevado a los telediarios de las televisiones generalistas y a los canales de noticias 24 horas, como la CNN o la MSNBC, a suavizar cualquier comentario contra la Administración republicana y, en último término, a diluir la información con más espectáculo y atención a las formas.
Menos audiencia
Sin embargo, por mucho que la CNN anuncie a Paula Zahn presentadoras estrella, como «un poco sexy» o el periodista de su telediario nocturno Aaron Brown tenga aire de párroco conservador, su estrategia está consiguiendo el resultado opuesto. La cadena, nacida hace 25 años, ha perdido audiencia de forma constante en los últimos años y se quedó en la cola de las preferidas durante la campaña presidencial.
La edulcoración y las noticias-show no parecen gustar a los espectadores, que, de hecho, se están marchando al extremo opuesto, la cadena más militante y sectaria del país, Fox News. La televisión de Rupert Murdoch no sólo es la líder de audiencia en las noticias 24 horas, sino que superó a las generalistas durante las elecciones (a pesar de su menor difusión, ya que para verla se necesita un servicio más caro de cable).
En la toma de posesión, la ultra republicana Fox News, que en cualquier caso da más información política que la CNN, era la única clara en sus comentarios políticos. Uno de sus presentadores, Shepard Smith, alabó al presidente por su visión y describió como un triunfo la guerra de Irak porque la prioridad de Bush, según él, nunca había sido encontrar armas de destrucción masiva, sino difundir la democracia. Los manifestantes, dijo su reportero en Washington, eran sólo «tipos bohemios».
«Un partido político está muriendo ante nuestros ojos», escribía la semana pasada Howard Fineman en la MSNBC online, «y no me refiero a los demócratas. Estoy hablando de los medios de la corriente mayoritaria».
Las cadenas generalistas se enfrentan a su propia transformación. Ahora que Rather se marcha del telediario nocturno, Tom Brokaw se ha jubilado y Jennings entra en su última etapa profesional, quieren alejarse del «presentador único, voz de Dios», como dijo esta semana el presidente de la CBS, Leslie Moonves.
Esta nueva apuesta supone el final del modelo tradicional del presentador paradigma de confianza y con una relación casi personal con el televidente. La despedida de Rather, el más carismático de su generación, señalará la transición. Se queda en la edición del miércoles de 60 minutes, el clásico de reportajes de la televisión, «en el supuesto de que continúe», según Moonves. El programa ha perdido un 17% de audiencia en el último año y puede que en mayo desparezca para siempre.
Más presentadores
Para atraer a un público más joven, la CBS planea recurrir a múltiples presentadores, entre ellos el único que utiliza un lenguaje directo desde el lado demócrata, aunque sea en clave cómica. Jon Stewart, el presentador del Daily Show en Comedy Central -una cadena de cable de Viacom, la propietaria de la CBS- ha convertido su telediario cómico en uno de los más vistos del país. Más del 11% de los estadounidenses, y más del 20% de los jóvenes, aseguran que el Daily Show es su principal fuente de información.
El cómico progresista, mucho más que el Partido Demócrata, se ha convertido en un personaje idolatrado y muy influyente. Una de las pocas veces que se puso serio, un par de semanas antes de las elecciones, le dio el golpe final a un programa de la CNN, Crossfire. Cuando a principios de este mes anunció que planeaba eliminar Crossfire, el presidente de la CNN, Jonathan Klein, comentó: «Me he pasado al campo de Jon Stewart».