ecciones a lo Bush en una "Cuba libre"
Elecciones a lo Bush en una "Cuba libre"
Por Ángel Rodríguez Álvarez-Servicio Especial de la AIN
[07.02.2005]-Hora 10:30 am de Cuba
Entre las más de 500 recomendaciones del plan imperialista de la Casa Blanca para la transición al capitalismo en Cuba, no podían faltar las referidas al modelo electoral norteamericano.
En el capítulo tres del voluminoso documento se puede leer textualmente: "Ofrecer los conocimientos especializados y asistencia para ayudar a crear y fortalecer un sistema electoral democrático, si el gobierno de transición lo solicita, como en la redacción y reforma de las leyes electorales en cuestiones de inscripción de votantes, mantenimiento de los censos electorales, procedimientos de votación, y medidas preventivas anticipadas contra el fraude y los abusos."
¡Increíble, pero absolutamente cierto!, quienes convirtieron, aquí y allá, las elecciones en virtual estercolero, se autoproponen para regresar a "poner orden" en el sistema cubano vigente, aprobado por más del 97 por ciento de la población.
Unos pocos datos son suficientes para demostrar las "virtudes y bondades" del sistema electoral iniciado por Estados Unidos en los albores de la República.
En los 57 años de supuesta independencia se produjeron cuatro golpes de estado y otros tantos intentos a los que Washington no fue ajeno. En ese período fueron celebradas 14 elecciones generales, y en 11 de ellas se produjeron fraudes.
Con la excepción de los primeros comicios en 1901, en los restantes quedaron inscriptos y presentaron candidatos entre seis y 13 partidos, verdadero récord que no tardarían en legitimar ahora los apologistas del pluripartidismo.
Solo en una oportunidad el triunfador alcanzó más del 50 por ciento de los votos y ocurrió en 1905, cuando Tomás Estrada Palma, como candidato único, obtuvo el 71,41 por ciento. En su anterior elección había registrado el 47,32.
A partir de 1909 ningún otro llegó a la mitad de los sufragios emitidos por los electores inscriptos.
Esa es en síntesis la historia electoral que aspiran reeditar los discípulos de George W. Bush, con las "originales recomendaciones" de su programa injerencista.
Para conocer qué ocurre en los comicios en la casa de los pretendidos maestros, bastará con recordar las opiniones del Héroe Nacional José Martí, plasmadas en una serie de artículos publicados en 1884 y 1885, por el diario La Nación, de Buenos Aires, Argentina.
"Es necia y nauseabunda una campaña electoral en los Estados Unidos. Desde mayo, añade el Apóstol, antes de que cada partido elija sus candidatos, la contienda empieza.
Los políticos de oficio, puestos a echar los sucesos por donde más les aprovechen, no buscan para candidato a la presidencia aquel hombre ilustre cuya virtud sea premiar, o de cuyos talentos pueda haber bien el país, sino el que por su maña o fortuna o condiciones especiales pueda, aunque esté maculado, asegurar mas votos al partido, y más influjo en la administración a los que contribuyen a nombrarlo y sacarle victorioso".
Desde entonces las cosas, lejos de mejorar, han empeorado. Demostrarlo, por reciente, no resulta difícil, es suficiente con mencionar el escandaloso fraude de las elecciones efectuadas en noviembre del 2000, que convirtió a Bush en "presidente electo", por 537 votos, después de conteos y reconteos de boletas y dramáticas apelaciones realizadas durante varias semanas.
Y todavía deviene noticia lo ocurrido en noviembre pasado en Ohio, donde existen abundantes evidencias de las trampas a favor del inquilino de la Oficina oval, en virtud de las cuales alcanzó la victoria en el estado donde se decidían los resultados.
Con precisión y fina ironía el prestigioso intelectual Ignacio Ramonet afirmó por estos días que en esta oportunidad el mandatario no fue reelecto, porque jamás fue electo.
Después de semejante currículo solo cabe preguntar a los "originales" sesudos de la Comisión de Colin Powel, Melquíades Martínez y a los trasnochados batistianos de Miami: ¿Es algo diferente a lo anterior lo que vendrían a enseñar en materia electoral a los cubanos durante la llamada transición?