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General: JAMES PETRAS, EL NUEVO BUSH : DEMOCRACIA Y ESCUADRONES DE LA MUERTE
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De: matilda  (message original) Envoyé: 14/03/2005 17:32
La Jornada
Domingo 13 de marzo de 2005

James Petras
El nuevo Bush, diplomacia y escuadrones de la muerte

Los medios masivos en Estados Unidos y Europa le están confiriendo
prominencia al "nuevo estilo" de política exterior del gobierno de
George W. Bush: la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, visita las
capitales europeas, se reúne con sus dirigentes y declara que estamos
ante una nueva era de cooperación. El secretario de Defensa, Donald
Rumsfeld, al reunirse con los ministros de Defensa europeos, resalta
la necesidad de mayor cooperación trasatlántica en materia de
defensa. En su viaje a Europa, el presidente Bush afirma que la
alianza Estados Unidos-Europa es indivisible, que las divisiones es
"cosa del pasado" y que es crucial una nueva era en asuntos de
seguridad.

Ha cambiado ciertamente el lenguaje y el tono del gobierno de Bush:
ya no aparecen los insultos gratuitos a la "vieja Europa", ya no hay
amenazas públicas ni la declaración de acciones militares
unilaterales. Unicamente neoconservadores sionistas como Kagan,
Kristol y Frum, desde fuera del gobierno, continúan vociferando
contra las negociaciones europeas con Irán y declaran el "fin del
asunto trasatlántico" (Financial Times, 31 de enero de 2005). El New
York Times y los principales columnistas, así como los comentaristas
de noticiarios televisivos hablan de "un nuevo giro" hacia la
diplomacia, de una política de reconciliación, del resurgimiento de
una diplomacia que sustituya el militarismo, de multilateralismo en
vez de unilateralidad.

Aunque es verdad que el tono ha cambiado, la sustancia -las políticas
militaristas de guerra del gobierno de Bush- continúa siendo la misma
o tal vez se ha endurecido. Esto es evidente, primero, y sobre todo,
en las nuevas designaciones a los puestos clave del gobierno y en
quienes siguen siendo los funcionarios de alto rango.

Condoleezza Rice, activa promotora de la guerra en Medio Oriente y de
las operaciones con fuerzas especiales, fue promovida a secretaria de
Estado, tiene a su cargo la política exterior estadunidense y es
titular del Departamento de Estado. Rumsfeld, Wolfowitz y Feith
siguen siendo los número uno, dos y tres en el Pentágono. Ellos son
los arquitectos de las guerras de Afganistán e Irak y promueven y
planifican las nuevas guerras contra Irán y Siria. Es más, según un
periodista estadunidense, Seymour Hersh, quien mantiene amplios
vínculos con los funcionarios de alto rango en Washington,
"coordinado por Douglas Feith, el personal civil del Departamento de
Defensa ha estado trabajando con asesores y planificadores israelíes
para desarrollar y refinar potenciales (sic) armas nucleares y
químicas, así como objetivos en Irán susceptibles de ser atacados con
misiles" (New Yorker, 24-31 de enero de 2005). Elliot Abrams, quien
al igual que Feith y Wolfowitz es simpatizante incondicional de
Israel, fue promovido a asesor de la delegación de Seguridad Nacional
y sigue siendo asesor principal para asuntos del Medio Oriente.

Los nuevos designados a puestos claves en el aparato de inteligencia
con poder, gran alcance y expansión incluyen a John Negroponte, ahora
cientos de miles dejefe de la Agencia Nacional de Inteligencia. Negroponte fue el
organizador de los escuadrones de la muerte en Honduras y de los
ejércitos mercenarios del terror, la contra, en Nicaragua. El
supervisó en extenso la matanza de miles de iraquíes en Fallujah y la
administración de la tortura y las cámaras de asesinato durante su
periodo como embajador en el Irak ocupado. Tiene nexos cercanos con
Abrams desde los años 80 cuando este último defendía las matanzas de
guatemaltecos durante el gobierno de Efraín Ríos
Mont y de más de 70 mil salvadoreños en el periodo del sicópata
Roberto D'Aubuisson.

La nueva cabeza de la CIA, Porter Goss, se hizo de reputación en
Miami como oficial de campo de esa central de inteligencia, apoyando
y promoviendo las operaciones clandestinas terroristas de los
exiliados cubanos contra la Cuba revolucionaria
.

El nuevo jefe de Seguridad Patria es Michael Chertoff, rabioso
sionista (no menos que Abrams o Feith), quien fuera responsable de
los arrestos arbitrarios de cientos si no es que miles de inmigrantes
árabes o musulmanes sudasiáticos inocentes, simplemente por su país
de origen o su religión. Se les retuvo "sospechosos de terrorismo"
por meses. Se les negaron todos sus derechos constitucionales y el
recurso de habeas corpus. Chertoff es el autor de la famosa Ley
Patriótica, que "legaliza" las prácticas totalitarias que Chertoff
aplicó a los inmigrantes y que ahora se pueden extender a todos los
estadunidenses.

Marc Grossman mantiene su posición como subsecretario de Estado para
Asuntos Latinoamericanos. Estuvo y está al frente de la violenta
oposición estadunidense al presidente Hugo Chávez de Venezuela.
Alberto Gonzales, quien ha hecho escarnio de las leyes
internacionales, que aprobó el terrorismo y la tortura a los
prisioneros iraquíes, que niega la validez y la relevancia de los
Acuerdos de Ginebra, fue promovido a procurador general, lo que le
confiere poder para arrestar y juzgar a quien parezca una "amenaza" a
la "seguridad nacional".

Estas designaciones y promociones han evocado muy poca oposición
verbal del Partido Demócrata. La mayoría de los comentarios críticos
se centra en su "competencia profesional" y no en su conducta asesina
y criminal. Los progresistas y los críticos argumentan que estos
nuevos funcionarios no tienen "el nivel ético" para administrar la
política exterior, y que Bush está cometiendo errores egregios. Estas
críticas no confrontan la base política de las designaciones hechas
por Bush. Tales designaciones y promociones son la decisión perfecta
y precisa para una política que pretende continuar la guerra en Irak,
emprender después guerras en Medio Oriente que impliquen a Irán y
Siria, ejercer mayor control interno y represión ante el descontento
creciente por el costo de múltiples guerras y brindar incuestionable
apoyo a la expansión y consolidación del control judío de la franja
de Cisjordania ocupada y al poder de Ariel Sharon en Medio Oriente.

Contrasta directamente con los frívolos informes de la "apertura" de
Bush hacia Europa, que los nuevos designados estén consolidando su
dominio sobre los aparatos del ejército y la policía secreta, tengan
mayor poder y cuenten con presupuestos monstruosos para emprender
nuevas guerras. Todos los indicios demuestran que la "ofensiva del
encanto" del gobierno de Bush es una fachada provocadora y deliberada
para dividir y conquistar a los líderes europeos de modo que
respalden antiguas y nuevas guerras. Con respecto a Irak, Estados
Unidos no está moviéndose hacia Europa: incrementa los fondos para su
guerra y sus tropas de combate y exige que Europa proporcione dinero
y oficiales para entrenar al ejército colonial iraquí que apuntale la
ocupación estadunidense.

Estados Unidos habla de política multilateral con sus socios
europeos, pero rechaza unirse a las negociaciones diplomáticas de sus
"socios" con Irán, mientras sus sionistas en el Departamento de
Defensa planean con Israel un bombardeo masivo, unilateral o
bilateral contra dicha nación. Europa mejoró sus relaciones con Cuba
y Venezuela mientras Goss, Grossman y Rice incrementan las amenazas
militares, arman a Colombia como agresor sustituto y planean más
operativos de desestabilización y complots de asesinato. Europa
propone aumentar su comercio e inversiones con China, incluidas las
exportaciones militares, mientras Goss describe a China como amenaza
militar a la supremacía estadunidense en Asia y defiende la política
de cerco militar. Rice y Rumsfeld aseguran un nuevo pacto militar de
seguridad con Japón, dirigido claramente no sólo contra Corea del
Norte sino contra China, como reconocen los chinos.

Resulta evidente que hay poca sustancia para hablar de un cambio
entre el antiguo y el nuevo régimen de Bush. El "acercamiento" de
Europa con el gobierno de Bush, ocurrirá cuando se repliegue de sus
políticas diplomáticas y se adapte al militarismo estadunidense.
Hasta el momento, más allá del lenguaje diplomático y retórico, los
líderes de Europa han buscado manejar sus diferencias reales con el
gobierno de Bush, pero no renuncian a ellas. Es probable que Europa
acepte brindar algún financiamiento (no mucho) y algunos cuantos
asesores que entrenen a los oficiales militares y de policía, pero su
número es simbólico: hasta ahora, es menos de 10 por ciento de lo que
acordaron hace un año. En un momento en que los clientes europeos de
Estados Unidos -Ucrania, Polonia, Hungría y Bulgaria- reducen sus ya
escasos contingentes en Irak, es muy poco probable que las potencias
de Europa occidental comprometan recursos, especialmente cuando
tienen tanto que ganar si Estados Unidos se desgasta hasta la
bancarrota y la inefectividad en una guerra colonial que no podrá
ganar.

Del mismo modo, la agresión estadunidense a Venezuela, China y Rusia
implica mayores esfuerzos ubicados en la defensa militar,
diversificaciones de comercio y decisiones monetarias que debilitan
el dólar estadunidense y desestabilizan la arquitectura financiera de
las guerras imperiales.

¿Por qué Estados Unidos "busca a Europa" si su intención es proseguir
con las mismas políticas militares unilaterales? ¿Por qué todos esos
viajes diplomáticos a Europa y la adopción de un estilo conciliatorio
si el propósito es continuar jugando la carta de la guerra en Medio
Oriente y respaldar incondicionalmente el esfuerzo de Ariel Sharon
por reasentar a los colonos de Gaza en la franja de Cisjordania
palestina? Hay varias hipótesis.

La "ofensiva diplomática" es una campaña de relaciones públicas para
influir en los estadunidenses y asegurarse el respaldo de aliados
europeos vulnerables como la Gran Bretaña de Tony Blair y la Italia
de Silvio Berlusconi. Subsecuentemente, Washington puede proseguir su
agenda militar, alegando que "le dio una oportunidad a la diplomacia"
pero que los europeos no pudieron captar que el "poder duro" (la
agresión militar) es un acompañamiento necesario del "poder blando"
(la diplomacia). Este es el caso de Medio Oriente, donde los
poderosos planificadores de políticas e ideólogos sionistas, que han
estado ausentes en los viajes a Europa (lo cual no es sorpresa) ya
"predijeron" que los europeos no actuarán (militarmente) contra Irán
y Siria cuando "fracasen" las negociaciones (en términos de los
intereses militares estadunidenses e israelíes).

La segunda hipótesis es que la prolongada guerra en Irak y los
crecientes costos y déficits que implica han forzado a Estados Unidos
a buscar respaldo y asistencia, mediante gestos diplomáticos, para
levantar el ejército colonial iraquí y el aparato del Estado. Esta
apertura hacia Europa intenta atraerla como "socio" en la
construcción de un Estado neocolonial donde los iraquíes paguen la
guerra y proporcionen soldados, mientras Estados Unidos mantiene el
control definitivo.

La tercera hipótesis es que los europeos "viran a la derecha". En
esta línea, Washington puede pensar que con las elecciones coloniales
en Irak, con el reasentamiento que emprende Sharon de Gaza a
Cisjordania (la llamada "retirada") y con una "apertura" falsa hacia
la reconciliación con Europa, puede ser posible convencer a Europa de
que se una con Bush en su ilimitada cruzada en pos de la "democracia
y la libertad".

Es en extremo dudoso que Washington asegure algún arreglo duradero
con Europa en cualquier cuestión que sea básica. La razón es simple.
Los civiles militaristas que manejan la política exterior
estadunidense, los nuevos designados y promovidos, están
profundamente enamorados de la ruta militar al poder mundial. Sus
biografías e inmediatos pronunciamientos y acciones son prueba
convincente de que son incapaces de negociaciones abiertas, de
compromiso alguno o de arreglos diplomáticos. Los dirigentes de
Europa tendrán que escoger entre proseguir su sendero divergente de
poder global vía el comercio, la diplomacia y la coerción selectiva,
o capitular ante un régimen dominado por civiles militaristas,
extremistas, llevados por el deseo irracional de confrontar
militarmente a China, intervenir en Venezuela, destruir a los
adversarios de Israel en Medio Oriente y provocar a Rusia.

Es más que claro que los organizadores de escuadrones de la muerte,
los planificadores de operaciones terroristas y los militaristas
globales están mal equipados para una diplomacia calmada. Son más
aptos para diatribas histéricas en torno a la democracia mientras se
involucran en guerras imperiales que masacran a los demócratas de
carne y hueso.



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De: mfelix28 Envoyé: 14/03/2005 20:24
Son un grupo economico-terrorista con el aparato de un estado, con lo que eso conlleva ( poder miliatr, prensa, dinero).
Alumnos tardíos pero aplicados de Israel, a quienes le han pagado bien las "clases"
 
Saludos


 
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