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General: Subcomandante insurgente Marcos: Sólo para tus ojos
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De: matilda (Mensaje original) |
Enviado: 22/03/2005 20:58 |
Sólo para tus ojos Subcomandante Insurgente Marcos La Fogata
Hace tiempo, alguien observó que el Imperio Británico estaba hecho para dar vida a una admirable emisión de televisión.
"He podido ver personalmente diversas ceremonias londinenses, entre ellas la anual Trooping the Colours, donde la impresión más desagradable la producen los caballos, adiestrados para todo, excepto para abstenerse de ejercer sus legítimas funciones corporales: en estas ceremonias, la reina se mueve siempre en un mar de estiércol, ya que los caballos de la Guardia —sea por la emoción o por la normal ley de la naturaleza— no saben hacer nada mejor que llenar de excrementos todo el recorrido. Por otra parte, manejar caballos es una actividad muy aristocrática y el estiércol equino forma parte de las materias más familiares a un aristócrata inglés.
"Durante la Royal Wedding no fue posible eludir esta ley natural. Pero quien vio la televisión pudo observar que este estiércol equino no era ni oscuro ni desigual, sino que aparecía siempre y por doquier de un color también pastel, entre el beige y el amarillo, muy luminoso, para no llamar demasiado la atención y armonizar con los suaves colores de los trajes femeninos. Después he leído (aunque no costaba demasiado imaginarlo) que los caballos reales habían sido alimentados durante una semana con unas píldoras especiales, para que el estiércol tuviera un color telegénico. Nada debía dejarse al azar, todo estaba dominado por la retransmisión." (Umberto Eco)
Empecemos —escribió Noam Chomsky— con la primera operación moderna de propaganda llevada a cabo por un gobierno. Ocurrió bajo el mandato de Woodrow Wilson. Este fue elegido presidente como líder de la plataforma electoral Paz sin victoria, cuando se cruzaba el ecuador de la Primera Guerra Mundial. La administración Wilson había decidido que el país tomaría parte en el conflicto. Había por tanto que hacer algo para inducir en la sociedad la idea de la obligación de participar en la guerra.
Y se creó una comisión de propaganda gubernamental, conocida con el nombre de Comisión Creel, que, en seis meses, logró cristalizar una población histérica y belicista que quería ir a la guerra y destruir todo lo que oliera a alemán, despedazar a todos los alemanes, y salvar así al mundo.
Se alcanzó un éxito extraordinario que conduciría a otro mayor todavía: precisamente en aquella época y después de la guerra se utilizaron las mismas técnicas para avivar lo que se conocía como amenaza roja. Ello permitió la destrucción de sindicatos y la eliminación de problemas tan peligrosos como la libertad de prensa o libertad de pensamiento político. El poder financiero y empresarial y los medios de comunicación fomentaron y prestaron un gran apoyo a esta operación, de la que, a su vez, obtuvieron todo tipo de provechos.
Entre los que participaron —continúa Chomsky— activa y entusiastamente en la guerra de Wilson estaban los intelectuales progresistas, gente del círculo de John Dewey.
Estos se mostraban muy orgullosos por haber demostrado que, lo que ellos llamaban los miembros más inteligentes de la comunidad —es decir, ellos mismos— eran capaces de convencer a una población reticente de que había que ir a una guerra mediante el sistema de aterrorizarla y suscitar en ella un fanatismo patriotero. Los medios utilizados fueron muy amplios. Por ejemplo, se fabricaron montones de atrocidades supuestamente cometidas por los alemanes, en las que se incluían niños belgas con los miembros arrancados y todo tipo de cosas horribles que todavía se pueden leer en los libros de historia, buena parte de lo cual fue inventado por el Ministerio británico de propaganda, cuyo auténtico propósito en aquel momento —tal como queda reflejado en sus deliberaciones secretas— era el de dirigir el pensamiento de la mayor parte del mundo.
Pero la cuestión clave era la de controlar el pensamiento de los miembros "más inteligentes" de la sociedad americana, quienes, a su vez, diseminarían la propaganda que estaba siendo elaborada y llevarían al país a la histeria. Y funcionó muy bien, al tiempo que nos enseñaba algo importante: cuando la propaganda que dimana del Estado recibe el apoyo de las clases de un nivel cultural elevado y no se permite ninguna desviación en su contenido, el efecto puede ser enorme. Fue una lección que ya había aprendido Hitler y muchos otros, y cuya influencia ha llegado a nuestros días.
¿Recuerda usted la huelga de la UNAM?
Estrategia Vudú:
1. Se elabora una figura mediática, llamativa, de preferencia con rastas. Si la persona en cuestión no se da cuenta, mejor. 2. Se le vuelve "popular", por ejemplo, repitiendo incansablemente su imagen en televisión y periódicos. 3. Cuando esta figura ya esté "anclada" en el respetable público, se le pone una etiqueta. Supongamos: "Ultra". 4. Verá usted que, cada vez que le clave una aguja a la figura, se producirá un efecto propagandístico sobre todo el movimiento: "la huelga de la ultra". 5. Observe sus convulsiones con atención. Puede entonces usar al ejército, disfrazado de policía (PFP), para ocupar militarmente la universidad. Se ha salvado al Alma Mater. Pero no de la amenaza roja, sino de la amenaza ultra. Y le aplaudirán los miembros más inteligentes de la comunidad, incluso los rojos —es decir, los mismos que colocaron la etiqueta de "ultra".
Disimular es fingir que no se tiene lo que se tiene. Simular es fingir que se tiene lo que no se tiene. Lo primero implica una presencia, lo segundo una ausencia.
Así, disimular deja intacto el principio de lo real: la diferencia es siempre clara, sólo está encubierta; mientras que la simulación amenaza la diferencia entre ‘lo verdadero’ y ‘lo falso’, entre ‘lo real’ y ‘lo imaginario’.
Disneylandia es el modelo perfecto de todos los enredados órdenes de la simulación. (Jean Baudrillard)
Problema: Cuando Fox dice que la situación de México es maravillosa ¿disimula, simula o nomás es mula?
En otro tiempo había palabrotas que se decían en la escuela, en el trabajo o en la cama. Pero en público había que controlar un poco esos hábitos, y la Paleo TV (sometida a censura y concebida para un público ideal, moderado y católico) hablaba de manera depurada.
Las televisiones de ahora, en cambio, quieren que el público se reconozca y se diga "somos nosotros mismos". Por lo que tanto el cómico como el presentador que propone una adivinanza mirando el trasero de la espectadora, deben decir palabrotas y hablar con doble sentido. Los adultos se reencuentran y la pantalla es, al fin, como la vida misma. Los chicos piensan que aquél es el modo apropiado de comportarse en público, como siempre habían sospechado.
Este es uno de los pocos casos en los que la Neo TV dice la verdad absoluta. (Umberto Eco)
La Neo TV explota a fondo el masoquismo del espectador. El presentador pregunta a tímidas amas de casa cosas que deberían hacerlas enrojecer de vergüenza, pero ellas entran en el juego y entre fingidos (o verdaderos) rubores se comportan como putillas. En Norteamérica, esta forma de sadismo televisivo ha culminado en el nuevo juego que Johnny Carson propone en el curso de su popularísimo programa Tonight Show. Carson cuenta la trama de un hipotético dramón tipo Dallas, en el que aparecen personajes idiotas, miserables, deformes, pervertidos. Mientras describe a uno de estos personajes, la cámara enfoca el rostro de un espectador, que al mismo tiempo puede verse en una pantalla colocada sobre su propia cabeza.
El espectador ríe inocente mientras es descrito como un sodomita, un violador de menores; la espectadora goza al encontrarse en el papel de una drogada o de una deficiente congénita. Hombres y mujeres (que, por otra parte, la cámara ha elegido ya con cierta malicia, porque tienen algún rasgo pronunciado) ríen felices al verse ridiculizados ante millones de espectadores. Total, piensan, es una broma. Pero son ridiculizados de verdad. (Umberto Eco)
El paso de lo universal a lo global ha dado lugar a una homogeneización constante, pero también a una fragmentación perpetua.
La dislocación, no la localización, ha reemplazado a la centralización. El excentricismo, no la descentralización, ha tomado el lugar que en algún momento ocupó la concentración.
Igualmente, la discriminación y la exclusión no son simplemente consecuencias accidentales, sino resultados lógicos propios de la globalización. (Jean Baudrillard)
Es importante recordar que el sistema constitucional de Estados Unidos no fue diseñado en primer lugar para defender los derechos de la gente. Más bien, los derechos de los ciudadanos tenían que ser regulados, como propuso Madison, con lo que él llamaba los "derechos de propiedad".
Por supuesto, la propiedad no tiene derechos: mi bolígrafo no tiene derechos. Puede que yo tenga un derecho sobre él, pero el bolígrafo no tiene ningún derecho. Así, ésta es sólo una frase codificada para favorecer los derechos de la gente con propiedades. (Noam Chomsky)
Existe una línea de teléfono por cada dos habitantes en los países ricos contra una por cada 15 en los países en vías de desarrollo y una línea de teléfono por cada 200 habitantes en los países menos desarrollados. La tercera parte de la humanidad aún no cuenta con electricidad. (Armand Mattelart)
La pregunta es hasta qué punto parásitos como Microsoft deberían ser expulsados del sistema público, o si se les debería conceder absolutamente cualquier derecho.
¿Cómo alcanza Microsoft sus enormes beneficios? Bien, Bill Gates es bastante franco acerca de ello. El dice que ellos lo hacen "adoptando y extendiendo" las ideas de otros. Ellos se han basado en los ordenadores, por ejemplo. Los ordenadores fueron creados a expensas de inversiones públicas. En los años cincuenta cuando estaban siendo desarrollados, tenían cerca del 100 por ciento de financiación pública. Lo mismo se puede decir de Internet en sus primeros tiempos. Las ideas, las iniciativas, el software, el hardware... fueron creados a iniciativa y a expensas públicas, y están siendo entregados a individuos como Bill Gates. (Noam Chomsky)
¿Qué decir del cine sino que, al filo de su evolución y su progreso técnico, desde el filme mudo al hablado, del color a la alta tecnología de los efectos especiales, la ilusión, en su sentido fuerte, se ha puesto en retirada? Es por medio de esta tecnología, de esta eficiencia cinematográfica, como la ilusión se retira.
El cine actual desconoce la ilusión y la alusión: se encadena bajo un modelo hipertécnico, hipereficaz, hipervisible. Nada de blanco, nada de vacío, nada de elipse, nada de silencio, como la televisión, con la que se confunde cada vez más, perdiendo la especificidad de sus imágenes.
Nos dirigimos hacia la alta definición, es decir a la perfección inútil de la imagen, que de golpe ya no es una imagen, a causa de producirse en tiempo real. Cuanto más nos acercamos a la perfección de la imagen, más se pierde su poder de ilusión.
Miseria de la imagen sometida, como en la Guerra del Golfo en CNN. Pornografía de la imagen en tres o cuatro dimensiones, de la música en tres o cuatro o cuarenta y ocho pistas y aún más, siempre ajustándose a lo real, añadiendo lo real a lo real para lograr la ilusión perfecta (la de la semejanza, la del estereotipo realista), que mata toda ilusión en profundidad. Es el porno, que añade una dimensión a la imagen del sexo, en detrimento de la dimensión del deseo y descalificando toda ilusión seductora. El apogeo de esta desimaginación de la imagen, de estos esfuerzos inútiles para hacer que una imagen deje de serlo, es la imagen de síntesis, la imagen numérica, la realidad virtual. (Jean Buadrillard)
Afortunadamente, el televidente puede imprimir su propio ritmo seleccionando histéricamente con el control remoto. Todos hemos intentado alguna vez ver el telediario pasando de la primera a la segunda cadena a intervalos, alternativamente, de modo que hemos visto siempre dos veces la misma noticia y nunca aquélla que esperábamos.
Así, cada cual puede crearse su propio ritmo y ver la televisión del mismo modo que cuando se escucha música tapándose y destapándose los oídos con las manos, decidiendo por su propia cuenta en qué cosa se transformará la Quinta de Beethoven. Nuestra noche televisiva ya no cuenta historias completas: toda ella es un avance, un corto, un "próximamente". El sueño de las vanguardias históricas. (Umberto Eco)
Cuando las creencias universales se introdujeron como los únicos valores posibles en cuanto mediadores culturales, era bastante fácil para tales creencias incorporar singularidades como modos de diferenciación en una cultura universal que se jactaba de ser la abanderada de la diferencia.
Pero ya no pueden hacerlo, pues la irradiación triunfante de la globalización ha erradicado todas las formas de diferenciación y todos los valores universales que defendían la diferencia. Así, la globalización ha dado lugar a una cultura absolutamente indiferente. (Jean Baudrillard)
— Pero, Baudrillard, ¿está usted seguro?: ¿todas las formas, todos los valores?, ¿es usted absolutamente indiferente?
En la Paleo TV había poca cosa que ver y antes de medianoche ¡todo el mundo a la cama!
La Neo TV, en cambio, ofrece decenas de programas hasta horas avanzadas de la madrugada. El aparato de video permite ver ahora muchos programas más. Las películas pueden comprarse o alquilarse; y pueden grabarse los programas que se emiten cuando no estamos en casa. ¡Qué maravilla! Ahora es posible pasarse cuarenta y ocho horas al día delante de la pantalla, de modo que ya no hay que estar en contacto con esa remota ficción que es el mundo exterior.
Además, un acontecimiento puede hacerse ir hacia adelante y atrás, y al ralentí y a doble velocidad. ¡Se puede ver a Antonioni a ritmo de Mazinga! Ahora la irrealidad está al alcance de todos.
En la pantalla televisiva podrán verse los horarios de trenes, la cotización de Bolsa, los horarios de espectáculos, las voces de la enciclopedia... Pero cuando todo, absolutamente todo, pueda leerse en el televisor, ¿quién tendrá necesidad todavía de los horarios de trenes o de espectáculos, o de los informes meteorológicos?
La pantalla del televisor nos dará informaciones de un mundo exterior al que ya nadie saldrá. ... El cuerpo se volverá inútil, bastarán los ojos. (Umberto Eco)
Hasta 1994, gente como Bill Gates tenía poco interés en Internet. No iba nunca a las conferencias sobre Internet, porque no veía una manera de sacar beneficios. Ahora se está entregando a las corporaciones privadas, y te dicen todas las cosas buenas que desean hacer.
Desean tomar grandes zonas de Internet y sacarlas totalmente del dominio público, convertirlas en intranets, que sean cercadas con cortafuegos, y utilizadas sólo para operaciones corporativas internas.
Desean controlar el acceso, y ésa es una gran parte de los esfuerzos de Microsoft: controlar el acceso de tal manera que dirijan a la gente que tiene acceso a Internet hacia lo que "ellos" deseen, como servicios de compra a domicilio, u otras diversiones. (Noam Chomsky)
A pesar de todo, la cultura disidente sobrevivió, y ha experimentado un gran crecimiento desde la década de los sesenta.
A pesar de toda la propaganda y de todos los intentos por controlar el pensamiento y fabricar el consenso, la cultura disidente constituye un conjunto de signos de efecto civilizador.
Se está adquiriendo una capacidad y una buena disposición para pensar las cosas con el máximo detenimiento. Ha crecido el escepticismo acerca del poder. (Noam Chomsky)
En realidad, acá, lo que se sabe, se sabe en colectivo. Sabemos, por ejemplo, que estamos en guerra. (Subcomandante Insurgente Marcos)
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