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LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
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General: MATARSE EN CUBA!!!!na seguro que es cuento!!
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Reply  Message 1 of 6 on the subject 
From: Elpidio3747  (Original message) Sent: 22/09/2005 18:29

Matarse en Cuba 

RAFAEL ROJAS 
EL PAÍS  -  Opinión - 22-09-2005 
En los últimos 25 años, los cubanos, carentes de medios autónomos de comunicación y de recursos económicos, políticos e ideológicos para oponerse al Gobierno de Fidel Castro, han aprendido a transmitir su incertidumbre y su angustia de otras maneras. Casi dos millones se han marchado del país como han podido -en balsas, camiones flotantes, cajas de correo aéreo, trenes de aterrizaje- y alrededor de 70.000 se han suicidado, también, de las más diversas formas: incinerados, ahorcados, desangrados, apuñalados, atropellados en la carretera, precipitados al vacío o, simplemente, de un tiro en la sien. En el último medio siglo, 100.000 cubanos podrían haberse quitado la vida.

A principios de los años ochenta, el Ministerio de Salud Pública de la isla dio a conocer que la tasa de suicidio en Cuba había rebasado los 20 por cada 100.000 habitantes. Aquellas cifras revelaban que, en menos de una década, el índice de muertes por esa causa se había duplicado -en 1969 sólo morían así 8 entre 100.000- y que Cuba no era uno de los países latinoamericanos donde más personas se mataban al año, sino la nación con más suicidios per cápita del hemisferio occidental. Los cubanos, según esa estadística infernal, se mataban más que los norteamericanos y que la mayoría de los europeos, los asiáticos y los africanos. La isla caribeña se acercaba a las tasas de suicidio de países nórdicos como Dinamarca, Finlandia y Suecia, y de algunos de sus aliados en Europa del Este como Hungría, Rusia y las repúblicas del Báltico.

Un estudio realizado a mediados de los noventa, en Miami, por Maida Donate y Zoila Macías, dos antiguas investigadoras del Ministerio de Salud Pública, cuestionaba las estadísticas dadas a conocer por la Organización Mundial de la Salud, en 1995 y 1996, según las cuales, el Gobierno cubano había logrado contener aquella tendencia creciente con tasas de alrededor de 2.000 suicidas al año. Según estas estudiosas, a mediados de la pasada década, el índice de suicidios debió estar cercano a los 30 por cada 100.000, manteniendo a Cuba entre las cinco naciones más suicidas del mundo. Donate y Macías, sin embargo, demostraban que esa tendencia, acentuada entre los habitantes de la isla, también caracterizaba a los cubanos de Miami, cuyas tasas de suicidio eran superiores a las de otras comunidades hispanas en Estados Unidos.

El tema ha llamado la atención de novelistas, historiadores y sociólogos. Guillermo Cabrera Infante le dedicó uno de los mejores ensayos de su libro Mea Cuba (1993), titulado Entre la Historia y la Nada, y publicado originalmente en la revista Escandalar. Allí se contaba la historia de los grandes suicidios políticos del siglo XX cubano: desde los de personalidades de la vida pública republicana, como el alcalde habanero Manuel Fernández Supervielle, el líder populista Eduardo Chibás, el ex presidente Carlos Prío Socarrás o el director de la revista Bohemia, Miguel Ángel Quevedo, hasta los de importantes dirigentes de la Revolución como la heroína Haydée Santamaría, el magistrado Osvaldo Dorticós y varios ministros revolucionarios: Augusto Martínez Sánchez, Alberto Mora, Rodrigo García...

Otro novelista, Eliseo Alberto, en una de las crónicas de su libro Dos cubalibres (2005), habla de escritores y artistas suicidas, más recientes, como los poetas Raúl Hernández Novás y Ángel Escobar, los narradores Guillermo Rosales y Miguel Collazo, la pintora Belkis Ayón y la historiadora Raquel Mendieta. Al lector europeo o norteamericano puede resultar tediosa o extravagante, por trivial o desconocida, tan larga lista de trasnochados románticos y tropicales, nacidos en las Antillas de fines del siglo XX y, a pesar de ello, resueltos a quitarse la vida ante el infortunio de la historia. Pero, en todos los casos, se trata de protagonistas de la vida cultural cubana, precisamente, en sus décadas de mayor apogeo utópico y aclamación occidental.

El último libro del más laborioso historiador de temas cubanos, el profesor Louis A. Pérez Jr., de la Universidad de North Carolina, en Chapel Hill, se titula To Die in Cuba. Suicide and Society (2005) y versa sobre la vocación suicida de los habitantes de la isla. La investigación de Pérez viene a confirmar algo que ya se desprendía del estudio de Donate y Macías y desarrollado también por Damián Fernández en su ensayo Cuba and the Politics of Passion (2000): a saber, que, entre cubanos, ese impulso de aniquilación no es atribuible, únicamente, al establecimiento de un orden comunista en el Caribe, sino a una experiencia traumática de la historia y a un ejercicio patológicamente afectivo de la vida social y política. Desde fines del siglo XIX y, sobre todo, desde las primeras décadas del XX, ya los índices de suicidio en Cuba estaban por encima del de la mayoría de los países latinoamericanos.

En 1907, por ejemplo, el médico legal Jorge Le Roy Cassá publicó un estudio, titulado Qou Tendimus?, en el que daba a conocer que entre 1890 y los primeros años de la República, es decir, en poco más de una década, se habían matado 764 hombres y 355 mujeres. Entonces, la población insular, cercana a los dos millones de habitantes, acababa de sufrir una guerra en dos actos, la de los cubanos por su independencia y la de los Estados Unidos contra España, y un nacimiento como nación moderna constantemente alterado por tensiones raciales y guerra civiles. Un siglo después, la proporción de muertes por suicidio en Cuba parece confirmar esa tendencia a la automutilación de una ciudadanía, capaz de soportar la más larga dictadura de la historia occidental, pero incapaz de hacerlo sin dejar un testimonio perturbador.

Psiquiatras, filósofos y escritores piensan que un acto tan misterioso como el suicidio es inexplicable. Inexplicable, piensan algunos, como la locura y el amor, los milagros y las alucinaciones. El estudio de un historiador tan autorizado como Louis Pérez demuestra que, en el caso cubano, esa inveterada disposición al suicidio tiene que ver con la historia o, más específicamente, con el devenir político de la isla. Toda experiencia autoritaria, como la que se vivió en Cuba antes de 1959, y toda experiencia totalitaria, como la que ha tenido que soportar la población cubana desde 1959, es transmisora de esa "sombra" de muerte que, al decir de Eugenio Trías, deja a su paso cualquier gobierno tiránico.

Las fantasías occidentales establecen a Cuba como una isla caribeña, con fuertes tradiciones de alegría y comunitarismo, capaces de movilizarse contra la racionalidad moderna. La vocación suicida de los cubanos, sin embargo, describe a una ciudadanía atormentada, incapaz de liberar frustraciones históricas, reacia a superar traumas nacionales y demasiado proclive a la experiencia afectiva de los conflictos políticos. No hay estadística más reveladora del carácter sombrío del socialismo cubano que esos 100.000 suicidas en medio siglo.

Rafael Rojas es escritor y ensayista cubano, codirector de la revista Encuentro.



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From: Haydeejustina2 Sent: 22/09/2005 19:55



>From: "LA CUBA DEL GRAN PAPIYO"
>Reply-To: "LA CUBA DEL GRAN PAPIYO"
>To: "LA CUBA DEL GRAN PAPIYO"
>Subject: MATARSE EN CUBA!!!!na seguro que es cuento!!
>Date: Thu, 22 Sep 2005 10:29:09 -0700
>yo no sabia cuando esta mañana accese a el mensaje que tenian en mi email
>que esta pagina es  contrarevolucionari , y que lo que hacen es mentir
>sobre la revolucion cubana y de este heroico pueblo , vayanse para el coño
>, come mierdas a mi ningun pendejo disidente y gusano me va a lavar el
>cerebro, y te repito hasta la victoria siempre y cuba y fidel pa los que
>salgan y dispuestos en venezuela a defender la diga revolucion cubana ok
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>       MATARSE EN CUBA!!!!na seguro que es cuento!!
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>               Elpidio3747
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>                Matarse en Cuba   RAFAEL ROJAS  EL PAÍS  -  Opinión -
>22-09-2005   En los últimos 25 años, los cubanos, carentes de medios
>autónomos de comunicación y de recursos económicos, políticos e ideológicos
>para oponerse al Gobierno de Fidel Castro, han aprendido a transmitir su
>incertidumbre y su angustia de otras maneras. Casi dos millones se han
>marchado del país como han podido -en balsas, camiones flotantes, cajas de
>correo aéreo, trenes de aterrizaje- y alrededor de 70.000 se han suicidado,
>también, de las más diversas formas: incinerados, ahorcados, desangrados,
>apuñalados, atropellados en la carretera, precipitados al vacío o,
>simplemente, de un tiro en la sien. En el último medio siglo, 100.000
>cubanos podrían haberse quitado la vida.
>A principios de los años ochenta, el Ministerio de Salud Pública de la isla
>dio a conocer que la tasa de suicidio en Cuba había rebasado los 20 por
>cada 100.000 habitantes. Aquellas cifras revelaban que, en menos de una
>década, el índice de muertes por esa causa se había duplicado -en 1969 sólo
>morían así 8 entre 100.000- y que Cuba no era uno de los países
>latinoamericanos donde más personas se mataban al año, sino la nación con
>más suicidios per cápita del hemisferio occidental. Los cubanos, según esa
>estadística infernal, se mataban más que los norteamericanos y que la
>mayoría de los europeos, los asiáticos y los africanos. La isla caribeña se
>acercaba a las tasas de suicidio de países nórdicos como Dinamarca,
>Finlandia y Suecia, y de algunos de sus aliados en Europa del Este como
>Hungría, Rusia y las repúblicas del Báltico.
>Un estudio realizado a mediados de los noventa, en Miami, por Maida Donate
>y Zoila Macías, dos antiguas investigadoras del Ministerio de Salud
>Pública, cuestionaba las estadísticas dadas a conocer por la Organización
>Mundial de la Salud, en 1995 y 1996, según las cuales, el Gobierno cubano
>había logrado contener aquella tendencia creciente con tasas de alrededor
>de 2.000 suicidas al año. Según estas estudiosas, a mediados de la pasada
>década, el índice de suicidios debió estar cercano a los 30 por cada
>100.000, manteniendo a Cuba entre las cinco naciones más suicidas del
>mundo. Donate y Macías, sin embargo, demostraban que esa tendencia,
>acentuada entre los habitantes de la isla, también caracterizaba a los
>cubanos de Miami, cuyas tasas de suicidio eran superiores a las de otras
>comunidades hispanas en Estados Unidos.
>El tema ha llamado la atención de novelistas, historiadores y sociólogos.
>Guillermo Cabrera Infante le dedicó uno de los mejores ensayos de su libro
>Mea Cuba (1993), titulado Entre la Historia y la Nada, y publicado
>originalmente en la revista Escandalar. Allí se contaba la historia de los
>grandes suicidios políticos del siglo XX cubano: desde los de
>personalidades de la vida pública republicana, como el alcalde habanero
>Manuel Fernández Supervielle, el líder populista Eduardo Chibás, el ex
>presidente Carlos Prío Socarrás o el director de la revista Bohemia, Miguel
>Ángel Quevedo, hasta los de importantes dirigentes de la Revolución como la
>heroína Haydée Santamaría, el magistrado Osvaldo Dorticós y varios
>ministros revolucionarios: Augusto Martínez Sánchez, Alberto Mora, Rodrigo
>García...
>Otro novelista, Eliseo Alberto, en una de las crónicas de su libro Dos
>cubalibres (2005), habla de escritores y artistas suicidas, más recientes,
>como los poetas Raúl Hernández Novás y Ángel Escobar, los narradores
>Guillermo Rosales y Miguel Collazo, la pintora Belkis Ayón y la
>historiadora Raquel Mendieta. Al lector europeo o norteamericano puede
>resultar tediosa o extravagante, por trivial o desconocida, tan larga lista
>de trasnochados románticos y tropicales, nacidos en las Antillas de fines
>del siglo XX y, a pesar de ello, resueltos a quitarse la vida ante el
>infortunio de la historia. Pero, en todos los casos, se trata de
>protagonistas de la vida cultural cubana, precisamente, en sus décadas de
>mayor apogeo utópico y aclamación occidental.
>El último libro del más laborioso historiador de temas cubanos, el profesor
>Louis A. Pérez Jr., de la Universidad de North Carolina, en Chapel Hill, se
>titula To Die in Cuba. Suicide and Society (2005) y versa sobre la vocación
>suicida de los habitantes de la isla. La investigación de Pérez viene a
>confirmar algo que ya se desprendía del estudio de Donate y Macías y
>desarrollado también por Damián Fernández en su ensayo Cuba and the
>Politics of Passion (2000): a saber, que, entre cubanos, ese impulso de
>aniquilación no es atribuible, únicamente, al establecimiento de un orden
>comunista en el Caribe, sino a una experiencia traumática de la historia y
>a un ejercicio patológicamente afectivo de la vida social y política. Desde
>fines del siglo XIX y, sobre todo, desde las primeras décadas del XX, ya
>los índices de suicidio en Cuba estaban por encima del de la mayoría de los
>países latinoamericanos.
>En 1907, por ejemplo, el médico legal Jorge Le Roy Cassá publicó un
>estudio, titulado Qou Tendimus?, en el que daba a conocer que entre 1890 y
>los primeros años de la República, es decir, en poco más de una década, se
>habían matado 764 hombres y 355 mujeres. Entonces, la población insular,
>cercana a los dos millones de habitantes, acababa de sufrir una guerra en
>dos actos, la de los cubanos por su independencia y la de los Estados
>Unidos contra España, y un nacimiento como nación moderna constantemente
>alterado por tensiones raciales y guerra civiles. Un siglo después, la
>proporción de muertes por suicidio en Cuba parece confirmar esa tendencia a
>la automutilación de una ciudadanía, capaz de soportar la más larga
>dictadura de la historia occidental, pero incapaz de hacerlo sin dejar un
>testimonio perturbador.
>Psiquiatras, filósofos y escritores piensan que un acto tan misterioso como
>el suicidio es inexplicable. Inexplicable, piensan algunos, como la locura
>y el amor, los milagros y las alucinaciones. El estudio de un historiador
>tan autorizado como Louis Pérez demuestra que, en el caso cubano, esa
>inveterada disposición al suicidio tiene que ver con la historia o, más
>específicamente, con el devenir político de la isla. Toda experiencia
>autoritaria, como la que se vivió en Cuba antes de 1959, y toda experiencia
>totalitaria, como la que ha tenido que soportar la población cubana desde
>1959, es transmisora de esa "sombra" de muerte que, al decir de Eugenio
>Trías, deja a su paso cualquier gobierno tiránico.
>Las fantasías occidentales establecen a Cuba como una isla caribeña, con
>fuertes tradiciones de alegría y comunitarismo, capaces de movilizarse
>contra la racionalidad moderna. La vocación suicida de los cubanos, sin
>embargo, describe a una ciudadanía atormentada, incapaz de liberar
>frustraciones históricas, reacia a superar traumas nacionales y demasiado
>proclive a la experiencia afectiva de los conflictos políticos. No hay
>estadística más reveladora del carácter sombrío del socialismo cubano que
>esos 100.000 suicidas en medio siglo.
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Reply  Message 3 of 6 on the subject 
From: Maceobravo1 Sent: 22/09/2005 21:16
coño gaby gonsalez, haydee?, oye eso es muy mariconil, ponte o buscate un nick, mas varonil, mira que despues avochornas a el que se cree que es tu padre, bueno te mantiene, se pone colorao, busca, como, leondel monte, la fieraporteña92, al menos que ya el fonzi, te convencio y saliste del closet, dicen, la gente, que el desplume, fue del carajo, cuando saliste y te trabaste con los alones, bueno pibe, na pa alante, mira el que te cria, te cuida, cuando, estes en la disco , acuerdate, que el es seguridad, alli.
maceo

Reply  Message 4 of 6 on the subject 
From: mfelix28 Sent: 22/09/2005 22:38

Elpidio:
El autor, cubano que vive en México es más raro que un perro verde.

El País, que como siemore decís es un organo de Zapatero y procastrista, lo tiene en sus páginas y de vez en cuando nos deleita en España.

De si mismo dice que es un "intelectual publico", se considera "presidenciable" para una Cuba postCastro, en la que calcula que el poder real estará en manos de Raúl, es profundamente antiyanqui y  cuando no emborrona cuartillas es historiador, aunque de este tema no leí nada de él.

Hay un artículo muy bueno, ( con ese le conocí y me interesé por el) es:

La Cuba batistiana, "un país próspero y con cultura floreciente”

Qie lo publicó El País el 25 de

Ya lo sacó de la web, solo encuentras sus criticas y risas

http://www.rebelion.org/cuba/030731arcia.htm

Mira, en este mismo habla de la tasa de suicidios en Cuba, este hombre que tanto sabe d ela Cuba batistiana, no nos dice nada sobre si ahora se suicidan más o menos que antes, me deja en la duda, no se si el suicidio es un fenomento revolucionario o del cubano de siempre.

Tampoco sé cuantos se suicidan en un lado dice 70.000 en otro 100.000 ( en 5o años) , ignoro como se puede uno suicidar "inicinerandose" y entre los dos millones que se han ido de Cuba, alguno se habrá ido en barco o en avión  ( no todos en balsas, ruedas de aviones, camiones flotantes, etc).

Por otro lado veo que en países  como Dinamarca, Finlandia y Suecia(de

alto bienestar, cosa que se "olvida" de mencionar el buen intelectual "publico") se suicidan con tanta afición como en Cuba, seguidos de países ex-comunistas.

No me extraña que los gusanitos no le quieran de futuro presidente, o es muy bruto o es un topo del Gobierno, porque cualquiera entiende que el suicidio es de países de alto bienestar (Suecia) o de gente que añora el comunismo perdido (Rusia).

Pero al final nos saca de dudas: el gusano se suicida con tanto como el de la Isla.

¿Entonces, Rafaelito?

¿Que nos dices?

¿Es simbolo de bienestar o de miseria? ¿Es un fenomeno castrista o del cubano en general?

No me voy a meter en famosos no cubanos suicidados que el hombre cita con mucho trabajo y como si fueran los únicos.

Ni tampoco en algunos olvidos de las tasas de suicidio, con las verdaderas tasas y con la inclusión de Japón, Austria, Bégica ( entre otros, que este  hombre no citaba)

¿Que nos queda para comentar?

Suicide rates

Suicide Rates (per 100,000), by country, year, and gender.

Most recent year available. As of May 2003.

La tabla la pongo en otro mensaje, no cabe en este


Reply  Message 5 of 6 on the subject 
From: mfelix28 Sent: 22/09/2005 22:38
No cabe hay que ir a la web ;:
http://www.who.int/mental_health/prevention/suicide/suiciderates/en/print.html

Reply  Message 6 of 6 on the subject 
From: lealtad Sent: 23/09/2005 02:07
Es el tema de última moda El pidió, sólo la mentira de moda
 
Lealtad


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