Dentro de unos años será visible el aporte de las nuevas producciones a la mesa del cubano; mientras tanto, mejoran las ofertas en los bateyes

Por: Por: CARIDAD CARROBELLO
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Sobre el buró de su oficina tiene Nelio Fidel Bacallao, director de la empresa agropecuaria Benito Juárez, del municipio Placetas, en la provincia de Villa Clara, el sombrero de paño -prenda típica de los ganaderos- como insignia de la guerra que anda librando, lo recoge y sale a recorrer áreas de los cuatro centrales inactivos que están bajo su cuidado.

Tarea difícil es controlar tanto campo disperso por los municipios de Placetas, Camajuaní, Remedios y Caibarién. Y más, si entremezclados con esas áreas quedan cañaverales que tributan a centrales en zafra. Pero saltando sobre dichos obstáculos, al corpulento jefe y a su gente les va bien.

Viejas estructuras de los centrales desmantelados han servido para la edificación de vaquerías, como esta destinada a búfalos (Foto: GILBERTO RABASSA)

Además...

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Nelio apenas menciona sus tiempos de director de la empresa azucarera Hermanos Ameijeiras. Solo si le preguntan, lo dice sin mucho apego. Por el camino, entre los vaivenes del jeep, es fácil percatarse del porqué: "En realidad, siempre me gustó el sector agropecuario, y si voy a ser sincero, estoy más contento ahora pues se ven enseguida los resultados, se palpan mejor.

"Aunque el fuerte de nosotros es lo pecuario, con más de 51 mil cabezas entre ganado vacuno, búfalos, carneros, chivos –dice orgulloso-, aquí tenemos de todo. En viandas, hortalizas y granos hay para escoger. Lo que más me entusiasma es la diversidad, cambiar de una cosa para otra. En el pasado mi trabajo resultaba algo aburrido, era solo caña, caña, caña."

Precisamente, la diversificación ha posibilitado un vuelco en los resultados productivos del lugar. Tiempo atrás, los cuatro centrales acumulaban una pérdida anual de más de 20 millones de pesos; al cierre de 2004, con nuevas producciones y menos recursos, estas mismas tierras alcanzaron la ganancia de 150 mil pesos.

Las provincias con más tierras ex cañeras son, por orden: Camagüey, Villa Clara, Ciego de Ávila, Las Tunas, Matanzas y Holguín. Al analizar los avances en el uso de esos suelos, resulta curioso que casi se mantenga el mismo pelotón.

Solo Camagüey y Las Tunas pasan a la lista de las rezagadas. Los embates de la sequía y la escasez de algunos recursos para la ganadería hacen sus estragos en ellas. Sin embargo, a pesar de sufrir los mismos males, el caso de Holguín motiva interrogación aparte por situarse en la avanzada.

En naves que antes almacenaron productos químicos para las plantaciones cañeras, hoy se escucha el piar de las aves (Foto: RAFAEL TORRES)

Ya Manuel Andérez Velásquez, doctor en Ciencias y profesor de la universidad holguinera, examinaba hace unos meses cómo la tenacidad de sus coterráneos era decisiva en algunos avances forestales. Ponía el ejemplo de que aún sin la ayuda de las lluvias, en el antiguo CAI Guatemala, de Mayarí -hoy granja agropecuaria del mismo nombre- ensayaban la siembra de más de 150 hectáreas del árbol del nin, especie que no exige humedad, ni fertilizantes, extrae la sal del suelo, y su madera sirve para muebles.

Según fuentes del MINAZ, alrededor de un 60 por ciento de las tierras liberadas de caña ya se explota en el país. Y a la vanguardia va el territorio de Pinar del Río, con solo la quinta parte de sus áreas sin ser transformadas. Para saber el porqué de este logro, BOHEMIA le preguntó a Omar González, director del Grupo Empresarial Agroindustrial (GEA) del territorio.

"Hemos realizado un programa de capacitación muy bueno, y centralizamos el trabajo en la empresa Pablo de la Torriente Brau, de Bahía Honda, donde hay sobrada experiencia organizativa y capacidad de dirección. Pero creo que lo más decisivo ha sido la incorporación a nuestro organismo de un grupo de especialistas de la delegación del MINAGRI (Ministerio de la Agricultura), que son muy capaces."

Vicente Évora, actual vicepresidente agropecuario del GEA en Pinar del Río, es uno de ellos. Era director de la empresa de cultivos varios del municipio San Cristóbal, y considera que la misión de ahora es uno de los grandes retos de su vida. Pero vale la pena el cambio.

No solo traspaso de conocimientos y de expertos han brindado los de la agricultura a los del azúcar, también hay respaldo en recursos.

Lo corrobora el pinareño Évora: "El ganado, los reemplazos de las ponedoras, los medios biológicos, las semillas y otras necesidades son cubiertas mediante esa colaboración. Todos los meses nos reunimos -con la presencia de la dirección provincial del Partido- y se asegura cuanto necesite cada programa. Esta ha sido una marcha acompañada."

Áreas de cultivos protegidos y semiprotegidos propiciarán la cosecha de vegetales durante todo el año (Foto: RAFAEL TORRES)

El apretón de manos entre ambos ministerios no se limita al occidente. Y muy bien lo resume en Villa Clara Humberto Aportela, subdirector de cultivos varios en esa provincia, al decir "andamos montados en la misma guagua".

No puede ser otra la relación, pues además de las tierras que el MINAGRI dedica a cultivos varios, otras 255 mil hectáreas del MINAZ –incluyendo las añadidas hasta 2007- cultivarán viandas, hortalizas y granos, lo cual representará sin lugar a dudas un importante aumento de estas producciones.

Aunque los resultados del programa agrícola de los azucareros todavía son modestos, ya en 2003 aumentó esta producción en un 40 por ciento con respecto al año anterior, y en 2004 se alcanzó un 25 por ciento más, según precisa el viceministro del MINAZ Gustavo Rodríguez Rollero.

La Habana, con gran conocimiento en los cultivos varios, se destaca. Eduardo Alonso Rivero, vicepresidente agropecuario del MINAZ en la provincia, afirma que este año, con un poco de lluvias, se espera un mejor salto. "Sembramos cinco mil 321 hectáreas más que en igual período de 2004, empleamos clones más productivos, progresamos en el programa de electrificación. Se pusieron en explotación nuevas hectáreas de huertos y organopónicos; gracias a esto pensamos crecer."

En las provincias que van a la delantera, son más tangibles los avances en la obtención de alimento. Que lo digan los pobladores de Placetas, Villa Clara, donde las hectáreas que tributan a sus cocinas se han multiplicado casi 14 veces. El resultado se pesa, libra a libra, en las placitas de las barriadas.

Otro buen ejemplo se halla en el batey del central Pablo de la Torriente Brau, en Bahía Honda, Pinar del Río. Antes había que enviar hortalizas y viandas hasta allí; ahora en el mismo lugar se cubren estas demandas.

En los recorridos por La Habana, Villa Clara y Pinar del Río, encontramos siempre a personas esperanzadas. Muchas declararon que sembrar hortalizas o viandas resulta hoy más económico y provechoso que cultivar caña.

Mini-industrias ubicadas en locales de centrales desactivados permiten el aprovechamiento de algunas cosechas (Foto: GILBERTO RABASSA)

Sergio Rodríguez Morales, director del Instituto de Investigaciones en Viandas Tropicales (INIVIT), coincide con ellos y analiza que "ese modo de pensar debe garantizar estabilidad en la producción de comida, si hacemos buenos planes agrícolas a corto, mediano y largo plazos".

Pero el científico hace una importante advertencia: "Hay municipios donde la fuerza del MINAZ es mayor que la del MINAGRI -por ejemplo, en Placetas, y en el antiguo central Frank País, en la provincia de Holguín-, y será necesario que allí los veteranos en estas lides aporten sus experiencias, que las estrategias de los dos ministerios se complementen sobre todo para diversificar las ofertas al mercado.

"Es preciso también funcionar como un reloj para cubrir los vacíos de abastecimientos que tiene el mercado nacional en determinadas épocas del año. Estos son muy notables en los meses de verano, cuando faltan vegetales."

Aunque haya variedades de hortalizas resistentes al sol y a las altas temperaturas, la solución al dilema veraniego de las ensaladas se avizora en las casas de cultivo protegido y semiprotegido. Unas 100 se están ensamblando a lo largo de todo el país en tierras antes cañeras. Al finalizar el año cosecharán en ellas tomates, ajíes, pepinos, todo bajo sistemas de riego.

En el territorio pinareño de San Cristóbal edifican ocho casas de tapado. Allí el ajetreo era grande: levantaban las estructuras metálicas, acomodaban cubiertas, se acarreaba materia orgánica, ubicaban las conductoras de agua y daban los toques finales a la casa de posturas. La instalación será buena oferta de empleo, sobre todo para un grupo de mujeres del lugar.

Desde la carretera se disfruta un contrastado paisaje. Altas y blancas, surgen las casas de cultivo. Y no muy lejos, como un guerrero en reposo, están las torres para siempre calladas del central José Martí, el primero que dejó de moler en la provincia. Es momento de nuevos horizontes.