El lider republicano del Congreso es una baja irreparable para la ultraderecha cubanoamericana
inSurGente.- La mafia cubanoamericana de Miami está de luto. Uno de sus mejores apoyos, el líder de los republicanos en la Cámara de Representantes, Tom Delay, alias
el martillo, alias
el exterminador –este último apelativo se refiere tanto a su dureza extrema con las posiciones políticas menos reaccionarias que la suya como a su pasado de propietario de una compañía de fumigación- está acusado de delitos tan poco dignos como el lavado de dinero. El
martillo Delay ya no hace polvo a quienes se oponen a los deseos de Bush, ni tampoco a los que se resisten a incrementar el bloqueo contra Cuba. Ahora se ocupa de una actividad mucho menos gloriosa, la de evitar dar con sus huesos en la cárcel. No sabemos si lo conseguirá, pero estamos seguros de que ya hay quien le desea una mazmorra en la que pululen los millones de insectos que han escapado a sus fumigaciones...
World Data Service (Frank Martín).- Criterios en Miami, Florida, sede primaria de la ultraderecha cubanoamericana en Estados Unidos, señalan la crisis que enfrenta Tom DeLay, líder republicano de la Cámara de Representantes en Washington, como un obstáculo para esos sectores extremistas en su eterno camino contra Cuba.
Un comentario al respecto firmado por Alejandro Armengol, periodista en Miami, y distribuido por Internet, subrayó que DeLay -acusado de confabulación y lavado de dinero- "tiene un largo proceso por delante y nadie puede predecir si será encontrado culpable".
"Pero por lo pronto ha tenido que abandonar su cargo -esa posición que lo convirtió en el tercer hombre de mayor influencia en el país- y en los próximos meses deberá dedicar mucho tiempo a preparar su defensa, tanto que es posible que las batallas políticas y las luchas ideológicas pasen a un lugar secundario ante la perspectiva de la cárcel", vaticinó el analista.
Agregó que "con lo que parece ser el principio de una caída, la ultraderecha de Miami está en peligro de perder a un gran aliado. No se trata de escribir un obituario, sino de analizar el posible descenso de una figura que ha contribuido a mantener sin cambio el embargo y a incrementar las restricciones de los envíos y viajes a la Isla".
Tras describir al congresista republicano como un representante de la ultraderecha cristiana, "la cual desempeñó un papel de primer orden en la reelección del presidente George W. Bush" , el comentarista subrayó que DeLay ha sido "martillo" y "exterminador", en el Congreso y en la vida pública".
Sobre los apodos, Armengol escribió que "el primero... pone de manifiesto la voluntad de hacer polvo al que se opone a sus dictados -algo que él y sus seguidores niegan- y el segundo por prestarse a confusiones: no es una referencia cinematográfica, apenas un recordatorio de su pasado de propietario de una compañía de fumigación".
Puntualizó que el legislador republicano se convirtió en líder en Capitol Hill "gracias a su capacidad para someter voluntades y encaminar votaciones hacia los objetivos priorizados por la Casa Blanca. Y en esta labor, el dinero y el poder de otorgar cargos y fijar agendas han sido el hacha (DeLay, por supuesto, odia la hoz) y el martillo siempre al alcance de su mano".
El artículo explicó que el "anticubanismo" de DeLay data de cuando su familia residía en Venezuela y él tenía nueve años de edad. Las propiedades de su padre, según cuenta el congresista, fueron "arrasadas por revolucionarios". Para justificar ese "compromiso" contra Cuba, el congresista ha puesto como ejemplo una escala aérea de camino desde Venezuela a Estados Unidos que hizo en La Habana junto a su madre y un hermano, durante la cual, afirma resultaron todos "amenazados" por "guardias y perros pastores alemanes".
En el contexto de ese odio, en julio pasado, cuando se presentaron ante el Congreso de Estados Unidos tres enmiendas que buscaban relajar las prohibiciones impuestas por la Casa Blanca en viajes a Cuba y envíos a la Isla, DeLay contribuyó de manera decisiva a las derrotas de esas mociones al ejercer "una influencia decisiva en lograr que las propuestas no fueran aprobadas".
"Incluso logró que las votaciones fueran más desfavorables que en años anteriores. Su estrategia estuvo marcada por conquistar a los nuevos congresistas para que votaran en contra". Acompañaron al hoy en crisis líder republicano en esas maniobras los representantes por Florida Ileana Ros-Lehtinen y los hermanos Lincoln y Mario Díaz-Balart, todos nacidos en Cuba.
"El grupo del exilio US-Cuba Democracy PAC ayudó al triunfo, al conseguir que 19 legisladores cambiaran de opinión, luego que la organización les ofreciera contribuciones de campaña", recordó el articulista de Miami.
"Lo anterior es un ejemplo del papel desempeñado por el legislador en favor del mantenimiento y aumento del embargo y las limitaciones en los viajes a la Isla. Su salida temporal del liderazgo cameral no significa un cambio de 180 grados en las expectativas de una mayor flexibilidad en un futuro cercano. Pero sí es un golpe hacia los aliados de una "política de línea dura" frente al gobierno cubano", precisó.
DeLay ha recibido "millones de dólares en contribuciones de campaña que ha utilizado para beneficiar las campañas políticas de algunos de sus colegas, mediante el comité de acción política (PAC) que lleva el nombre de
Americans for a Republican Majority (ARMPAC)". subrayó Armengol.
"Entre los beneficiados se encuentran varios legisladores de Florida. Uno es Mario Díaz-Balart, que recibió 10.000 dólares. De esta cifra Díaz-Balart ha donado 5.000 para el fondo destinado a la defensa legal del legislador. Tras la formulación de cargos al líder republicano, los demócratas han pedido que el dinero sea devuelto, entregado a organizaciones caritativas o donado a las víctimas del reciente huracán Katrina. Sólo han prometido hacerlo tres republicanos de la Cámara: los legisladores Kenny Hulshof (Missouri), Heather Wilson (Nuevo México) y Jeb Bradley (New Hampshire). Díaz-Balart ha dicho que sólo devolvería el dinero si DeLay resulta condenado", reveló el comentario.
El periodista denunció además que el congresista separado de su cargo fue "protagonista principal" en un proyecto de ley para beneficiar a la firma ronera propiedad de cubanoamericanos
Bacardí que " ha estado cabildeando en Washington en favor de los derechos para poder utilizar la marca
Havana Club, que estos momentos es propiedad de un consorcio formado por el gobierno cubano y la licorera Pernod Ricard".
"Un comité de acción política de
Bacardí ha hecho contribuciones no declaradas a cinco miembros del Congreso, según información aparecida en
The Miami Herald. Entre ellos están el senador Bill Nelson y los hermanos Díaz-Balart. Cuatro de los cinco legisladores -entre los que se encuentran Nelson y los Díaz-Balart- son copatrocinadores de la propuesta de ley. Al igual que ha hecho con los otros cargos, DeLay ha negado haber hecho nada inapropiado", describió el trabajo periodístico emitido en Miami.
"Las consecuencias de esta tormenta en Washington son difíciles de predecir. Falta por ver si traerá algún derrumbe y si éste influirá en la política hacia Cuba", expuso Armengol.