ESPECIAL FUERA
BUSH
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4 de Noviembre :Una marcha auténticamente
latinoamericana
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Pérez
Esquivel llama a impedir la recolonización regional y a evitar la
ocupación
militar
Jorge Gómez Barata
Altercom/La
Jiribilla
A lo largo de la historia, los presidentes latinoamericanos no
se reunían
porque no tenía sentido. La agenda regional se formaba en
Washington desde
donde se imponía. Convocados por la OEA, lo que equivale a
decir por EE.UU.,
los mandatarios se reunieron en Panamá en 1956 y once años
después, en 1967
en Punta del Este, Uruguay. Todo cambió cuando, convocada
por México, en
1991 se celebró en Guadalajara la I Cumbre Iberoamericana,
seguida por
reuniones sucesivas en 14 países, incluyendo dos en España y una
en
Portugal.
Todo indica que el hecho histórico para América Latina de
que sus
presidentes no solo se reunieran convocados por ellos mismos, sino
que
además excluyeran a los EE.UU., despertó preocupaciones en Washington
que
reaccionó convocando a las Cumbres de las Américas que entre 1994 y 2001
se
han efectuado: en Miami, Santiago de Chile, Québec y, en el 2004,
con
carácter extraordinario en Monterrey. La próxima se realizará en Mar
del
Plata, Argentina, a principios del próximo mes de noviembre.
Las
diferencias entre un evento y otro no pueden ser más esenciales: las
Cumbres
iberoamericanas son foros de encuentro y concertación de naciones
soberanas
que guiadas por los mejores intereses, trabajan por la integración
y a favor
de los intereses de los pueblos de la región. No son perfectas
pero tampoco
son instrumentos para alcanzar fines hegemónicos.
Las Cumbres de las
Américas, de las que por orden de los EE.UU. se excluye a
Cuba, son
herramientas para consagrar la hegemonía norteamericana que
utilizan la
reunión para imponer su agenda a la región y sumar a los
gobiernos a sus
políticas imperiales, razón por la cual suelen concitar el
repudio de los
sectores políticamente más avanzados y alertas de la región
que ya se
convocan para repudiar a Bush durante su anunciada visita a
la
Argentina.
En la Cumbre convocada para Argentina, a la que EE.UU.
asiste en uno de los
momentos políticamente más críticos de su historia,
cuando al fracaso de
Iraq se suman la incapacidad del gobierno y del sistema
para reaccionar
antes las tragedias de su propia población y los escándalos
internos
amenazan con sumar mayor descrédito a la gestión del binomio
Bush/Cheney,
las fuerzas latinoamericanas se movilizan para efectuar una
Cumbre de los
Pueblos.
Según las organizaciones políticas y sociales
argentinas que la han
convocado, la Cumbre de Mar del Plata, definida por
Adolfo Pérez Esquivel
como "la voz de los pueblos" servirá para acercar aún
más a los sectores
latinoamericanos interesados en repudio a las políticas
imperiales y en la
unidad de todas las fuerzas del continente en la lucha por
alcanzar sus
auténticas metas.
Para este evento se han inscrito ya más
de 500 organizaciones y movimientos
nacionales e internacionales que
realizarán cientos de actividades, incluida
una gran marcha de repudio a la
presencia de Bush anunciada para el día 4 de
noviembre en Mar del
Plata.
Desde Buenos Aires y otras ciudades argentinas así como desde decenas
de
ciudades latinoamericanas, se movilizarán en autobuses, trenes y todo
tipo
de vehículos, cientos de participantes que protagonizarán una
marcha
auténticamente latinoamericana.