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General: Raúl Rivero en Puerto Rico
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Da: maribea05  (Messaggio originale) Inviato: 11/11/2005 16:20
Entrevista de El Nuevo Día, de Puerto Rico

Raúl Rivero: liberado por la palabra
Por Mario Alegre Barrios

LA LIBERTAD de prensa -la libertad de la palabra- no es una ficción: cuando se lacera, de sus heridas con frecuencia mana sangre, se incuba la enfermedad y el alma languidece.

Así lo reitera sin que le tiemble la voz el escritor y periodista cubano Raúl Rivero Castañeda, quien ayer arribó a Puerto Rico por primera vez en su vida de 60 años para presentar esta noche -a partir de las 8, en el Círculo Cubano de Isla Verde- su libro Poemas de la prisión, ritual en el que intervendrán Alfredo Melero, Luis González, la doctora Himilce Esteve, Carlos Franqui y Elsa Tió.

Considerado como uno de los caudillos por excelencia en la lucha por el retorno a la democracia en Cuba, el llamado “poeta de la libertad” fue condenado a 20 años de prisión en abril de 2003 por el Gobierno castrista por “conspirar contra el régimen” y “traición a la patria”, penitencia que fue conmutada hace casi un año, como secuela de una ola internacional solidaria de repudio a la sentencia.

“De alguna manera, escribir siempre es peligroso”, asegura Rivero. “En estos momentos -y por la obsesión del Gobierno cubano por controlar el libre movimiento de las ideas sigue siendo así... quizá más que nunca. Ahora mismo hay mucha gente de la que estuvo conmigo en la cárcel que ya está en la calle de nuevo, escribiendo y jugándose la libertad y, quizá, la vida. También quedan presos como 20 de nosotros, algunos de ellos muy enfermos, en unas condiciones lastimosas y eso es totalmente inhumano e inaceptable”.

Peligrosa... y también adictiva es la escritura para Raúl, quien recuerda que en la cárcel enfrentó con desazón inmensa la certeza de que no podía -ni tenía sentido- escribir crónicas. “Me refugié entonces en la poesía, sin abandonar del todo el deseo de escribir la crónica de lo que estaba viviendo”, recuerda. “En ese proceso el material estaba frente a mí, en la puerta de enfrente: estaba junto a los condenados a muerte y a cadena perpetua”.

Raúl -quien reside en Madrid- convivió con ellos a pocos metros y aprendió a reconocerlos simplemente por la voz: nunca vio sus rostros. “Nuestras miradas jamás se cruzaron pero nos hicimos muy amigos... algunos de ellos eran bastante jóvenes, esperando por el pelotón de fusilamiento o -en el mejor de los casos- por hacerse viejos entre esas mismas paredes”.

Ese enclaustramiento dentro del otro cautiverio -el que limita la libertad de transito más allá de los límites de Cuba- dejó su huella en el quehacer literario de Raúl. “La cárcel me provocó una necesidad de comunicación aún mayor que la que siempre me había acompañado”, comenta. “Asimismo, amplio de una manera notable mi capacidad para comprender la naturaleza humana, quizá por la cercanía lo que había un poco más de la llamada 'celda de castigo', que era la antesala a la muerte. Me parece que esto impregnó de alguna manera varios de los poemas de este libro, aunque hay otros que bien pudieron haber sido escritos en otro lugar, en otro país”.

Conjuro para sobrevivir

Fue precisamente la palabra, el espacio en el que Raúl encontró la fuerza para hacerse amigo del tiempo que -en prisión- siempre parece transcurrir de manera infinitamente más lenta. “En la cárcel adquirí una obsesión enorme por el idioma”, dice con una sonrisa. “Me parecía que la única manera de hacer soportable un día de prisión era escribir al menos un buen verso o aprenderme una palabra nueva. Así logré mantenerme lúcido y derrotar a los carceleros. Cuando acababa un poema que se podía leer, sentía que ese día lo había ganado yo, no ellos, sobre todo cuando pensaba que mi condena era de 20 años y no tenía la menor esperanza de que podría salir antes”.

Mucho antes de eso -casi desde la época en la que Fidel Castro se instaló en el poder- Raúl supo que el periodismo jamás sería un instrumento de la revolución, sino simple y supremamente un instrumento de la verdad. “Castro y su gente confunden el periodismo con la propaganda, por eso, desde hace mucho tiempo, decidí que yo no iba a prostituir un oficio tan noble como el periodismo y ponerlo al nivel de la propaganda revolucionaria. Así, el periodismo que he esgrimido no ha sido otra cosa que una presentación de los hechos de la manera más objetiva posible, sin estridencia, sin insultos, sin pretender manipular al lector. La verdad no necesita de eso y creo que esa perspectiva ha rendido frutos y enaltecido este quehacer tan noble y hermoso”.

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Fuente
Noticias de Ultimo Minuto
Disidente Universal
http://www.disidenteuniversal.org/08noticias/noticias_ultimo_minuto.htm
Actualizado 11/1105 8.30 am


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