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General: REPUDIO NO, RESPETO
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Resposta  Missatge 1 de 9 del tema 
De: Mambi  (Missatge original) Enviat: 10/11/2005 13:46

Debo publicamente darle las gracias a Felix por haber sugerido el sitio de la Revista Vitrales, realmente es un joya hasta desconocida pero que espero no lo siga siendo de ahora en adelante.

Traigo de ese sitio este escrito, que creo que es el ultimo que han publicado, disfrutenlo!!

  REPUDIO NO, RESPETO
A LA PLURALIDAD
Y A LA RECONCILIACIÓN

Año XI. No. 69. septiembre-ocutubre de 2005


 

Cuba es el hogar nacional de todos los cubanos. Cuba es y debe ser la Casa de todos los cubanos. La nación es la comunidad de personas que siendo diversas y únicas, tienen en común una historia-raíz de donde alimentan su presente y su futuro. La nación es la comunidad de personas, que siendo iguales en dignidad y derechos, buscan el bien común en el presente y debaten con respeto y tolerancia sus proyectos futuros.
Cuba comenzó a construir esa comunidad nacional en la cuna del Seminario San Carlos y San Ambrosio de La Habana, a principios del siglo XVIII, cuando en sus aulas se formaron los fundadores de la nación, hombres, sacerdotes y laicos, que fueron despertando en sí mismos y en los demás, una conciencia propia y distinta de la de España. Nacía la conciencia nacional como deseo de ser diferentes a lo peninsular, como deseo de ser nosotros mismos una Nación para todos los hijos de Cuba. Allí estaban facilitando el parto de nuestra nacionalidad, los padres fundadores: el P. Félix Varela, José de la Luz y Caballero y un puñado de hombres-semillas, de donde brotaron nuestras raíces, nuestras ramas y nuestros frutos.
Medio siglo después vinieron las guerras de independencia, recurso extremo ante la intolerancia de la opresión del gobierno español, mientras el resto de América había conseguido ya su libertad. De ellas salimos heridos y limitados en el alma y la soberanía, pero definitivamente cubanos, nosotros mismos y dispuestos a reconstruir “el alma de la nación que se desmigajaba por el país” como había descrito el Apóstol Martí.
Otro medio siglo transcurrió en esa reconstrucción, entre sombras de tiranías y luces de cubanidad y democracia. Otra vez la violencia y otra vez la esperanza de volver a empezar, con todos y para el bien de todos.
Otro medio siglo más, y aquí estamos, nosotros mismos y en otro contexto histórico e internacional. Aquí está Cuba, la misma en su ser y otra en sus circunstancias, pero incansablemente buscando el bien común para cada uno y para todos los cubanos, iguales en dignidad y derechos, diversos en todo lo demás.
Para facilitar una convivencia social basada en la pluralidad y la reconciliación es esencial encontrar entre todos el bien común.

Pero, ¿quién determina qué es ese bien común para todos?

El Papa Juan XXIII, en su Carta Encíclica Mater et Magistra(1961), definía el bien común como “un conjunto de condiciones sociales que permitan a los ciudadanos el desarrollo expedito y pleno de su propia perfección.” (no.65) Más adelante en su Carta Pacem in Terris, (1963) especificaba que “En la época actual se considera que el bien común consiste principalmente en la defensa de los derechos y deberes de la persona humana; de aquí que la misión principal de los hombres de gobierno deba tender a dos cosas: de un lado, reconocer, respetar, armonizar, tutelar y promover tales derechos; de otro, facilitar a cada ciudadano el cumplimiento de sus respectivos deberes. Tutelar el campo intangible de los derechos de la persona humana y hacerle llevadero el cumplimiento de sus deberes, debe ser oficio esencial de todo poder público. Por eso, los gobernantes que no reconozcan los derechos del hombre o los violen faltan a su propio deber y carecen, además, de toda obligatoriedad las disposiciones que dicten… (no.60-61).
“Añádase a esto que todos los miembros de la comunidad deben participar en el bien común por razón de su propia naturaleza…Por este motivo, los gobernantes han de orientar sus esfuerzos a que el bien común redunde en provecho de todos, sin preferencia por persona o grupo social determinado, como lo establece ya nuestro predecesor, de inmortal memoria, León XIII: No se puede permitir en modo alguno que la autoridad civil sirva al interés de uno o de pocos, porque está constituida para el bien común de todos.” (P.T. no. 56)
Toca pues, a todos los cubanos, convocados a una consulta seria, libre, independiente y con los necesarios observadores de probada autoridad moral internacional, decidir cuál sería el bien común para todos los cubanos. El más incluyente, el más plural, el más global, el más concreto y fácil. En una palabra, el más ético, lo que equivale a decir el que conduzca más plena y expeditamente a transitar “de condiciones menos humanas a condiciones más humanas”.(Pablo VI, Populorum Progressio)

El Estado debe garantizar cohesión, unidad y organización a la sociedad civil

En el recientemente promulgado Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, se especifica aún más este concepto del bien común: “La responsabilidad de edificar el bien común compete, además de las personas particulares, también al Estado, porque el bien común es la razón de ser de la autoridad política. El Estado, en efecto, debe garantizar cohesión, unidad y organización a la sociedad civil de la que es expresión (G.E. 74), de modo que se pueda lograr el bien común con la contribución de todos los ciudadanos.(Compendio DSI, no.168)
Como podemos ver la responsabilidad del bien común no es sólo del Estado sino de la sociedad civil, es decir, de los grupos y asociaciones intermedias, incluidas las Iglesias y otras organizaciones con un carácter peculiar e irrepetible, pero que comparten la naturaleza y el destino de la comunidad humana. Mas estos grupos por sí mismos y solos, cada uno por su lado, no pueden alcanzar los consensos y la estabilidad necesarias al bien común si el Estado no crea ese “conjunto de condiciones” éticas jurídicas, económicas, sociales y políticas, que permitan la pacífica y activa participación de la sociedad civil, según la vocación de cada grupo, y respetando la autonomía que le es indispensable para ser precisamente sociedad civil y no correa de transmisión del mismo Estado.

La conciliación de los bienes particulares de grupos y de individuos es una de las funciones más delicadas del poder público

En efecto, no se trata sólo de crear el marco jurídico, político y el clima ético y social necesarios para dar estabilidad al tejido social, se trata, aún más de armonizar, de conciliar los intereses de las personas, de los grupos, no sólo de las que se incluyen a sí mismas en las mayorías, sino de armonizar a estas con los intereses de los que siendo minorías, por muy exiguas que sean, desean y buscan, a su modo pero por vías pacíficas, el bien común de toda la comunidad.
Está claro que armonizar, conciliar a los que piensan diferente, a los que tienen diferencias políticas o ideológicas, o a los que tienen diversa religión o filosofía de la vida, no es tarea fácil, es muy difícil y a veces, ingrato, pero es deber ineludible y legitimizador de los que ostentan el poder.
Así lo expresa el citado Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia publicado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz en noviembre de 2004 y que constituye la más actualizada y autorizada opinión de la Iglesia Católica sobre asuntos sociales:
“Para asegurar el bien común -prosigue el citado Compendio- el gobierno de cada país tiene el deber específico de armonizar con justicia los diversos intereses sectoriales. La correcta conciliación de los bienes particulares de grupos y de individuos es una de las funciones más delicadas del poder público. En un Estado democrático, en el que las decisiones se toman ordinariamente por mayoría entre los representantes de la voluntad popular, aquellos a quienes compete la responsabilidad de gobierno están obligados a fomentar el bien común del país, no sólo según la orientación de la mayoría, sino en la perspectiva del bien efectivo de todos los miembros de la comunidad civil, incluidas las minorías. El bien común de la sociedad no es un fin autárquico; tiene valor sólo en relación al logro de los fines últimos de la persona y al bien común de toda la creación.” (Comp.DSI no. 169-170)
Una vez aclarado qué significa para nosotros el bien común y quiénes deben ser sus promotores y destinatarios – todos los miembros de la sociedad, sin distinción- podemos pasar a valorar cómo se está trabajando en esto en la actual coyuntura de la sociedad cubana.
En este sentido, quizás podamos preguntarnos todos: ¿estamos contribuyendo, según nuestras posibilidades y vocación social, a la búsqueda del bien común o por el contrario, cada cuál está actuando en función de su propio grupo, asociación, partido o comunidad religiosa?
¿Estamos buscando entre todos un concepto de bien común que no sea autárquico, es decir que no sea lo que mi grupo o partido, lo que mi familia y mi persona pensamos aisladamente sobre el bien común, sino que buscamos un consenso, necesarísimo en esta coyuntura, por lo menos, en lo que entendemos como “bien común”?
Aquí hemos esbozado algunos criterios de la Iglesia, de algunos Pontífices que han sido reconocidos como autoridades morales por muchas personas de diversas formas de pensar y sentir. Ojalá sirvieran, por lo menos, para comenzar y animar un debate sobre lo que significaría hoy, y para todos, no sólo para la mayoría o las minorías, el bien común en Cuba.
Quedan aún otras preguntas que nos hacemos y proponemos a la reflexión de todos: ¿Estamos buscando conciliar, armonizar a los diversos grupos y sectores de la sociedad, palabras y actitudes recomendadas por los Papas y la Iglesia, tanto a las autoridades públicas como a los diferentes grupos de la sociedad civil?
¿O estamos, por el contrario, contribuyendo, cada uno desde su atrincheramiento, a un clima de intolerancia, crispación, violencia verbal, física y psicológica, que va tensando la situación, empeorando la convivencia civil, enfrentando unos grupos contra otros, regresando a actitudes violentas de repudio, condenación, ofensa pública, acoso a los domicilios y amenaza a los hogares de personas que no piensan y no actúan como nosotros?¿ Y qué pensar de la permisividad de los agentes del orden público ante tales acontecimientos violentos ?
Tenemos la convicción de que estos métodos violentos, de intolerancia civil, de unos cubanos gritando frente a los hogares de otros cubanos que piensan distinto y actúan pacíficamente en coherencia con lo que piensan, no han dado resultado en el pasado, no se corresponden con el pensamiento, la espiritualidad y la actuación de aquellos padres fundadores de la nación cubana, que no sólo respetaron y trataron con decencia a los que pensaban diferente sino que llegaron al culmen de la convivencia civil al tratar de ofrecer la “rosa blanca” de la reconciliación, tanto al “amigo sincero que me da su mano franca” como al “cruel que me arranca el corazón con que vivo”
He aquí la más auténtica tradición del alma de Cuba. Este es nuestro José Martí, aquel que supo perdonar, que supo ofrecer las puertas de la Cuba libre y nueva aún a los hijos de España que desearan quedarse luego de la guerra a reconstruir el país con los cubanos quienes hacía sólo meses se habían enfrentado en el campo de batalla.

Repudios no es lo que Cuba necesita. Necesita perdón, respeto a los distintos, diálogo pacífico

No es el repudio, la grosería, la gritería del tumulto, las ofensas aún cuando se crea que hay razones para ello, lo que construye el Hogar Nacional. No se sirve a Cuba enfrentando a los cubanos en las calles, ni aupando la maledicencia, la animosidad, la agresividad y las amenazas. Ya por los años de la década del 80 vivimos esta amarga experiencia y todos, todos, el partido, la Iglesia, los ciudadanos, los que se quedaron y los que se marcharon, todos lamentamos y condenamos aquellos excesos callejeros, aquellos actos de repudio, en los que en ocasiones los participantes no conocían ni las personas, ni las ideas que repudiaban, aquellas porras que desdecían de la dignidad y la altura de miras de todos los cubanos sin excepción.
Estamos seguros que nadie quiere desdecir el alma cubana. Que todos queremos mantener en alto y más digna que nunca la autoridad moral de la nación cubana. Todos queremos que el mundo nos respete por nuestra capacidad de convivencia civil, de mantener el equilibrio social.
Que nos respeten y nos reconozcan no por los incidentes callejeros que salen nuevamente a manchar la tradicional serenidad de los cubanos, sino por nuestra capacidad de tolerar lo que consideramos impropio, por nuestra capacidad de aceptar que nuestra sociedad, como todas las del mundo, está compuesta por personas y grupos diferentes y que eso no es una desgracia sino una riqueza si sabemos armonizar, encauzar, dar espacios de debate y participación públicos y sin miedo a ser reprimidos o castigados.
Estamos seguros que los cubanos, todos, de una parte y de otra, de los grupos de la sociedad civil y de los grupos del gobierno, tenemos la integridad personal, la claridad de conciencia, la altura de miras, la capacidad de diálogo, el debido respeto a los diferentes, la infinita paciencia y, sobre todo, el inclaudicable amor a una Cuba libre y soberana, ella misma y no otra, ella protagonista de su propia historia y no sometida a presiones o chantajes; amor a una Cuba digna y humilde, laboriosa y pacífica, abierta al mundo contemporáneo y no atada a historias y proyectos pasados y ajenos a su propia identidad y cultura.
Una prueba de este amor y de esta altura de miras de los cubanos de hoy, es que por primera vez en la historia patria, todos, absolutamente todos los cubanos y cubanas que vivimos en Cuba y una inmensa mayoría de los que la aman y la sirven desde cualquier punto de la nación que vive en la Diáspora, hemos optado, seriamente, responsablemente, por solucionar los conflictos que son propios de toda sociedad viva, por la vía pacífica, gradual y civilizada.
¿No es este ya un gran logro de nuestro amor insoslayable a Cuba?

Concedámonos un respiro de serenidad, un tiempo de sosiego, para reflexionar sobre el futuro de Cuba

No nos dejemos, pues, arrastrar por el ambiente que atiza las pasiones, que saca lo peor que cada uno de nosotros lleva adentro. No dejemos que la reacción sea nuestra actitud sino la proposición civilizada y tolerante. No permitamos que la crispación por lo que consideramos que es la justicia nos haga resbalar, sin querer o permitiéndolo, por la pendiente de la violencia y el repudio.
No permitamos que la desconfianza nos arrastre a condenar públicamente a los que no consideramos confiables. Por el camino de la desconfianza no se llega a ninguna parte. A ninguna parte buena, queremos decir. La desconfianza es un sentimiento humano comprensible en un clima de inseguridad y miedo. Pero ni el miedo, ni la inseguridad puede lanzarnos unos contra otros porque no quedaremos ninguno con fuerzas y dignidad para enfrentar la tarea de edificar la Patria que es de todos y para todos.
Concedámonos un respiro de serenidad, un tiempo de sosiego, un período de mayor tolerancia y paciencia. Todos lo necesitamos. Cuba lo necesita. Venga ya una tregua de la crispación y la agresividad verbal. Venga, por fin, la razón pacífica de la verdad y no la fuerza de ninguna batalla. Los cubanos no necesitamos batallas, es lo menos que necesitamos ahora.
Los cubanos necesitamos mucha ecuanimidad para ponernos a reflexionar en nuestra nación, en nuestro presente, en nuestro porvenir. Necesitamos un clima de paz de las conciencias y de paz de la convivencia para aplicarnos todos a lo esencial, que es Cuba, y no en ganar al adversario que es otro cubano. Si consideramos correcto que cada cubano que no piensa y actúa como nosotros sea mirado como un adversario, lo que brota de esa siembra de intolerancia es la adversidad. Si Cuba se divide en grupos de adversarios irreconciliables, agresivos verbal y anímicamente, todo cae en la adversidad.
La animadversión, que es el envenenamiento del alma, sólo trae la adversidad para la Patria.
Repudios no es lo que Cuba necesita. Ni animadversión. Necesita perdón, respeto a los distintos, diálogo pacífico, paciencia histórica, sosiego civil y voluntad de encontrar, juntos, el camino definitivo y gradual de la reconciliación entre todos los cubanos.

Pinar del Río, 20 de agosto de 2005

Nota de prensa de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba sobre los actos de repudio (1991)

1. Durante la recién concluida Asamblea Ordinaria de la Conferencia Episcopal Cubana, han llegado hasta nosotros noticias inquietantes sobre actos llamados de repudio en los cuales, además de palabras insultantes, ha habido golpes y otras acciones agresivas contra las personas.
2. Es de temer que, de seguir repitiéndose situaciones de este tipo, lleguen a producirse reacciones también violentas.
3. En el estado de irritación y aun de exasperación en que se encuentran tantos hermanos nuestros a causa de la profunda crisis económica que atravesamos y que nos afecta de modo creciente, estas situaciones de violencia se tornan más riesgosas aún y presagian días tristes para nuestro país.
4. Hacemos, pues, un llamamiento a todas las partes, especialmente a los que tienen responsabilidades directas sobre el orden público y la orientación política de los ciudadanos, para que no permitan que se fomenten actuaciones de ese género, no sea que rodemos por la peligrosa pendiente del odio y la revancha. Todavia estamos a tiempo.
5. Pedimos a todos que sepan ser fieles a esa genial moderación antillana a la que se refería José Martí, la cual debe hacer de nosotros un pueblo tolerante y amable, capaz de resolver sus querellas entre hermanos.
6. Como servidores de Jesucristo repetimos, en nombre de Dios, el llamado eterno de nuestro Maestro y Señor: “aménse unos a otros”. Todo se puede con la fuerza del amor, sin amor todo está perdido. Del amor brota la reconciliación, la comprensión, la capacidad de diálogo y la paz. EI amor es siempre constructivo y fecundo.
Que Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, Madre de todos los cubanos nos ayude a encontrar caminos de entendimiento y de paz en estos momentos difíciles.

La Habana, 22 de Noviembre de 1991.
LOS OBISPOS CUBANOS
(Tomado de “La voz de la Iglesia en Cuba.100 Documentos Episcopales, p.378-379)

 


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Resposta  Missatge 2 de 9 del tema 
De: Elpidio3747 Enviat: 10/11/2005 18:55
este articulo..... hojala que cuando felix lo lea el mismo se de un trompon en la cara........

Resposta  Missatge 3 de 9 del tema 
De: matilda Enviat: 10/11/2005 18:55

CHE MAMBI,YA QUE ESTÁS ENFERVORIZADO CON EL TEMA RELIGIOSO , TE PASO ESTA DICA (NO TE VAYAS A ESPANTAR) Y EN ESA PÁGINA, LA AGENCIA DE FREI TITO PARA AMERICA LATINA, VAS A ENCONTRAR MUCHAS OPINIONES DE LA IGLESIA CATÓLICA CUBANA TAMBIÉN.OJALA ME FELICITES , AL IGUAL QUE FELIX ,ME LO MEREZCO (CON Z?)

CUBA

"Jesús fue el Marx de su tiempo y Marx, el Jesús del suyo"

Erasmo Magoulas *

Adital - Entrevista  al Dr. Sergio Arce Martínez, pastor de la Iglesia Presbiteriana de Cuba, teólogo, Presidente de la Conferencia Cristiana por la Paz de América Latina y el Caribe y diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular 

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Erasmo Magoulas: La fe cristiana rescata de los Evangelios dos fuentes de inspiración y construcción, que son, la Profética y la Mesiánica. La Iglesia de los Pobres en Nuestra América desde la década de los ’50 y acentuadamente desde los ‘60 opta por una misión y un mandato profético. ¿En que medida es ensombrecido ese ejercicio profético de la iglesia cubana, cuando la vanguardia de la Revolución se pone en la primera línea de la profecía?

Sergio Arce: No se puede  ensombrecer algo que nunca ha sido ejercido. Las iglesias cubanas como tales a lo largo de nuestra Historia desde la Conquista española y posteriormente la estadounidense hasta hoy, época de liberación, han jugado un papel que realmente no se podría calificar de  profético y menos de martirológico, con sus pocas y bien logradas excepciones. No se puede decir que la iglesia cubana en general estuvo comprometida con los cambios sociales a comienzos de los 60s, sino todo lo contrario. Basta leer las Pastorales católico-romanas, así como declaraciones y actitudes de más de un jerarca de las Iglesias Protestantes en ese momento de tanta trascendencia histórica para Cuba. 

E. M.: Profecía y martirio han signado el camino de la Iglesia Latinoamericana en estos últimos 50 años. ¿Cómo ha acompañado la Iglesia Cubana ese camino de Liberación de sus hermanas?

S. A.: Debemos aclarar que, desde nuestro punto de vista, no existe una única Iglesia Latinoamericana como tampoco existe una única Iglesia Cubana. Existen, por lo menos, tres Iglesias diferentes en Latinoamérica, como existen, por lo menos, tres diferentes Iglesias cubanas. Más de una, de entre las cubanas, se aliaron a las Iglesias Latinoamericanas que nada tenían de proféticas ni de mártires. Hubo sus excepciones, naturalmente, entre las cuales, merece citarse la de un alto jerarca de la Iglesia Católico-Romana de nuestro país, que de manera pública y ostensible se solidarizó con ese papel profético jugado por la Iglesia Latinoamericana. La consecuencia de su actitud solidaria fue el repudio de sus otros hermanos jerarcas, al punto de ser expulsado de su cargo y de sufrir otras consecuencias realmente inusitadas y hasta anticristianas.

   

E. M.: Del Colonialismo cultural y pedagógico, hemos pasado al Imperialismo globalizado de una pseudo cultura que aliena y vacía de contenidos a culturas sometidas, tanto del Norte "desarrollado" como del Sur. ¿Existe también un Imperialismo globalizado de lo religioso? Y en que medida el Imperialismo ha mediatizado la fe como lo ha hecho con la cultura.

S. A.: Sin duda alguna que esto es una realidad vivida tanto en el Norte "desarrollado" como en el Sur, fenómeno originado primariamente en ese Norte y luego extendido en el Sur al globalizarse el fenómeno cultural, que como es natural incluye su aspecto religioso, ya que lo religioso es un fenómeno netamente cultural. Esta mediación imperialista de la fe está invadiendo la iglesia a todo lo largo y ancho del mundo. Se trata de una real "Cautividad Babilónica" de la Iglesia y de la fe que ella proclama, como lo calificara Lutero en su momento, un momento similar en muchos sentidos, incluyendo el financiero, al nuestro. En uno de esos extremos globalizadores y mediadores están las "iglesias electrónicas" y las Teologías que pudiésemos calificar de neoliberales. En ambos casos, el neoliberalismo, al igual que  incluye lo económico y lo político, sin dejar de involucrar a ambos, incluye lo ideológico, que es esencialmente cultural,  y como parte de lo ideológico y cultural, a la fe. Así se pudiese entender que, de acuerdo a la fe mediatizada por el imperialismo, las masas populares marginadas por el sistema, acepten que "el sacrificio humano posee un sentido trascendente" como afirma Daniel Bell en su obra, Las Contradicciones culturales del Capitalismo.  Esto sólo es explicable si coincidimos con Jürgen Habermas en su Toward a rational Society, de que "la conciencia burguesa se ha hecho cínica". No se puede resistir la tentación de afirmar que el más connotado de estos teólogos neoliberales, Michael Novak, quien en su El Espíritu del Capitalismo democrático  afirma que " Si Dios anheló que su amado Hijo padeciera en la carne, y eso fue así, y el Hijo se hizo historia sufriente...¿Por qué habría de ahorrarnos nuestros padecimientos? ... La ausencia de sueños es una alta forma de conciencia cristiana y judía. El sentido que tiene la Encarnación consiste en que hemos de respetar el mundo tal cual es, por eso hay que aceptar sus aspectos irracionales y a las fuerzas históricas malévolas y no creer en la premisa de que ahora o en el futuro éste (el mundo) será transformado en la Ciudad de Dios". Todo esto nos recuerda la tesis de Francis Fukuyama, pero no es más que una teología expresada cultural y religiosamente en términos de una fe contraria totalmente al Evangelio predicado y vivido por Jesús como profeta, organizador y líder de un movimiento de masas. Movimiento politico-social que reclamaba sus derechos. Propósito actualizado posteriormente por la Comunidad cristiana primitiva jerosolimitana, la única sociedad comunista que se ha logrado organizar hasta el día de hoy. El Imperialismo ha mediatizado la fe religiosa, y específicamente, la cristiana al negar la posibilidad histórica de reproducir, y, esta vez, con buen éxito político, la experiencia socio-económica jerosolimitana.         

E. M.: ¿En que medida la Revolución Cubana al  "destruir a la iglesia", construye una comunidad de fe?

S. A.: Hay que entender que la Iglesia no es una institución. La "Ecclesía" está constituida por las masas que imbuídas de fe responden al llamado, que por siglos de siglos, Dios nos ha estado haciendo para que conformemos la vida social de una manera humana, que es como decir divina, en la cual todos han de comportarse  como hermanos y hermanas los unos de los otros.  En la Historia humana esa experiencia "eclesial", que es llamada en la Biblia "cumplimentar las leyes del Jubileo", tal como lo hallamos en el libro del Levítico, experiencia socio-económica que se vivió cuando las masas populares que habitaban en Mesopotamia organizaron, a lo largo del Siglo XII A.C., la llamada Confederación de las Tribus de Israel, una vez que se liberaron del Imperialismo egipcio, sembrador de desigualdades sociales, políticas y económicas. Se trataba de construir una Sociedad de iguales que cada 50 años resolvía nuevamente todo tipo de desigualdades que hubiesen surgido en dicho período de tiempo.  Los Macabeos en el Siglo II A.C trataron al parecer infructuosamente de aplicar dicho principio socio-económico. Luego, no vemos cómo se puede destruir a la ecclesía, que lo sea realmente, cuando se lucha por "construir por fe una comunidad", no "una comunidad de fe". De lo que se trata es de rehacer la Iglesia en su "totum".   

E. M.: Desde la ultima década del siglo pasado en la sociedad cubana han despuntado  vicios de un pasado de oprobio, que parecían olvidados. ¿Cuál es la pastoral de la iglesia cubana, en la construcción de un socialismo más igualitario y revolucionario?

S. A.: No creemos que la Iglesia como tal, o las diferentes iglesias como tales, tengan una pastoral dirigida hacia el propósito que aquí se señala. Las primeras en caer en los vicios del pasado, si es que hubo en algún momento de renunciar a ellos, fueron y son nuestras iglesias. La cuestión hay que verla desde una perspectiva distinta a como sospecho usted la ve. Hubo un tiempo en que la Cuba revolucionaria era a la manera de un monasterio. Encerrado en nosotros mismos, lo más, era abrirnos a lo que nos ofrecían las manos amigas socialistas. Que no era el mejor socialismo, reconocido esto por los dirigentes políticos de nuestro pueblo, pero era el socialismo que nos aseguraba nuestra supervivencia, lo cual, lo más preciado de nuestra dirigencia hubo de reconocer dentro de un proceso recuperador que mantuvo en pie sin caídas estrepitosas a nuestros valores ético-espirituales. Pero llegó un momento, conocido por todos, en el cual fue necesario abrirse a un mundo que nos era extraño en todo sentido, con todo lo infeccioso que resulta ser. Ahora bien, es de esencial importancia lo planteado por usted  porque, de acuerdo a nuestro criterio, la construcción del socialismo es esencialmente un proyecto ético. Y si el término "vicios", usado por usted, es considerado como  lo contrario a "valores", el proyecto socialista tiene que cuidar celosamente de los mismos, sin que ello implique que no existan en la sociedad cubana lo que usted califica de "vicios", lo cual es bueno, puesto que sólo podemos valorar los "valores" en la medida en que luchen con cierto grado de triunfo sobre los "vicios". No podemos caer en el "pecado" de las sociedades capitalistas. Fukuyama lo expresó diciendo, hemos llegado al final de la Historia a la perfección histórica de la sociedad humana. En eso precisamente es donde reside lo demoníaco del Capitalismo. No admite alternativa alguna a su ideología ni a su praxis. El Socialismo no puede caer en la tentación de absolutizar sus valores. Hay otras alternativas al camino en que andamos. Nuestra contribución a la Historia como pueblo socialista es la de resistir a la tentación que se nos ilustra en el tercer capítulo del Libro de Génesis. Hay que rechazar el reclamo de la serpiente bíblica que nos incita a comer del árbol del conocimiento absoluto del "ra" y del "tob", de absolutizar valores y antivalores que nos conduciría a la misma muerte en que murieron como seres humanos, que han de seres abiertos al futuro, el Adán y la Eva bíblicos. La vida en su realización está preñada de contingencias y eventualidades. Entre esas contingencias está precisamente no el bien absoluto, ni el mal absoluto, sino lo mejor y lo peor a escoger. En lo mejor que escojamos hay un residuo de mal. En el mal que rechazamos existe un residuo de bien. No existe el ser humano santo. Ni la sociedad sin males a superar. De modo que el que hayan aflorado vicios que supuestamente habíamos superado resulta un bien y no un mal. Ya tenemos el enemigo reconocido e identificado y podemos luchar para vencerlo. Antes existía aunque agazapado. No estaban ausentes, estaban escondidos. Bendita la hora en que los resucitemos del olvido, de creer engañosamente que no existían, para disponernos de manera unánime a luchar contra ellos.

E. M.: La Teología de la liberación reconoce su génesis en corrientes de pensamiento y en hechos históricos. Entre los primeros podríamos nombrar algunas teologías europeas como la Teología política y de la esperanza, así como la crisis interpretativa de la realidad sufrida por la Doctrina Social de la Iglesia Católica. Entre los hechos históricos, la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Medellín, la Revolución Cubana y el ejemplo de Camilo Torres. ¿Cuál es la génesis que da origen a la Teología en revolución? 

S. A.: Vayamos a su párrafo inicial, aunque no creemos que sirva de mucho para contestar la  pregunta que se nos plantea. Creemos que usted está errado cuando afirma que la Teología de la Liberación reconoce su génesis en corrientes de pensamiento, supongo que anteriores a la misma. Pensamos  primeramente que usted se refiere a la Teología Latinoamericana de la Liberación y al teólogo que dio origen a dicha teología, Gustavo Gutiérrez. Es cierto que él reconoce en su formación como teólogo la influencia de algunas teologías europeas políticas y la crisis interpretativa de la realidad sufrida por la Doctrina Social de la Iglesia Católica. En cuanto a la "teología de la esperanza" no podríamos citarla como referente, si es que nos vamos a referir a su exponente, Jünger Moltmann, con quien Gutiérrez ha mostrado reiteradamente no sólo su desacuerdo, sino que con ello ha tratado de desacreditarlo como teólogo, lo cual es injusto, puesto que, no hay duda que se trata del teólogo de mayor influencia en la teología europea, norteamericana y en los sectores protestantes latinoamericanos y caribeños.  Es necesario, en este sentido, tomar nota de la reiterada afirmación de Gustavo sobre su propia  teología: "La teología de la liberación nos propone, tal vez, no tanto un nuevo tema para la reflexión como una nueva manera ( y subraya en su libro esta frase: "una nueva manera") de hacer teología, lo cual en buen español significa una teología nueva, diferente a todas las demás maneras de hacer teología, lo cual implica una verdadera teología. Luego, entiendo, y cabe que entienda mal, que lo que aprendió de sus maestros no entra en lo que es realmente teología, son elementos teológicos, teologúmenos, que le han servido para construir su teología. La suya es el único quehacer intelectual al cual llamar teología. ¿Exagero? Si el nuevo profesor de Matemáticas dice  que va a enseñarles una nueva manera de hacer matemáticas, de solucionar los problemas matemáticos, los alumnos seguramente se olvidarán de la manera en que hasta ese momento han solucionado dichos problemas. Una nueva matemática, una nueva manera de solucionar los problemas matemáticos es la única que sirve para cumplimentar el propósito de solucionar dichos problemas. Yendo a la pregunta que usted me ha planteado. Rotundamente la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Medellín, nada. Hay que tomar en cuenta a este respecto, las fechas. Esta II Conferencia se celebró en 1968. Nosotros regresamos de Estados Unidos a Cuba a finales de 1961. Siete años antes. Desde nuestro regreso comenzamos a reflexionar teológicamente sobre nuestra realidad socialista. Existen sermones, ponencias, conferencias, artículos a partir del inicio del año 1962, en que la realidad cubana se nos hacía el tema de reflexión, de manera directa o indirecta. En 1965 se publica el folleto: "La Misión de la Iglesia en una Sociedad Socialista: Un análisis teológico de la vocación de la Iglesia cubana en el día de hoy". También en esa misma fecha una ponencia presentada en el Departamento de Filosofía Marxista de la Universidad de la Habana sobre "Antropología bíblica y Marxismo". Es obvio que fue y que ha sido la Revolución Cubana el hecho histórico motivador para nuestra Teología en Revolución. El caso de Camilo, su pensamiento ha sido un elemento ideológico que nos ha ayudado a conformar el nuestro en términos más ecuménicos y universales. Pero hay otras influencias mayores de pensadores teológicos que han conformado nuestra manera de hacer teología, con un muchísimo mayor peso. En primer lugar, Karl Barth, el mayor de los teólogos de la Iglesia después de Aquino, y, quien dijese aquello de que "sólo el Hitler que llevamos dentro pudiese ser anticomunista por principio", o esto otro: "El anticomunismo es un mayor mal que el comunismo".  Había sido llamado "el pastor rojo" cuando fue pastor en Safenwill, Suiza, y, había seguido el ejemplo de uno de sus maestros, Ragaz, uniéndose al Partido Suizo en 1915. Fue entonces cuando escribió aquello de que "Jesús es el movimiento de justicia social, el movimiento de justicia social es Jesús en el día de hoy...El Socialismo realmente es el verdadero Cristianismo en nuestro tiempo...Jesús rechazó el concepto de propiedad privada, y, sobre eso, no hay duda alguna. Un verdadero cristiano debe ser socialista si él seriamente está a favor de reformar el cristianismo. Un verdadero socialista debe ser cristiano si él seriamente está a favor de reformar el socialismo". Pudiésemos nombrar a otros teólogos cuyas influencias en Teología en Revolución son determinantes, pero con Barth es suficiente. Por otro lado, en 1971, escribimos un capítulo para un libro que hubo de publicarse en Uruguay en el cual se exponía el porqué no podía hablarse de Teología de la Revolución. Se daba por sentado que se debía hablar de Teología en Revolución, ya que "en Revolución" me permite revolucionar mi pensamiento teológico cada vez que la Revolución se revolucione.

E. M.: Usted a criticado en algún momento a la Teología de la liberación por haberse desviado del análisis socio-económico de los fundadores del marxismo y haber reconocido como mejores "interpretes" de la realidad latinoamericana a algunos pensadores neo-marxistas. ¿En que situación se encuentra ese debate, hoy?

S. A.: Realmente, ya tal debate, no existe hoy.

E. M.: ¿Qué interpretación le merece el Socialismo del siglo 21 que confiesa Hugo Chávez?

S. A.: No tengo suficiente material a nuestra disposición  para contestar la pregunta. Suponemos que debe merecerme el mayor de los respetos porque escuchando a compañeros y compañeras venezolanas así lo entendemos. Pero en el caso venezolano o en cualquier otro caso no estaremos satisfechos hasta que llegue el momento  en el cual, de manera real, los seguidores de Jesús y los de Marx, de manera mayoritaria no se sientan que pertenecen a distintos bandos. Vivan, sientan y piensen que Jesús fue el Marx de su tiempo y Marx, el Jesús del suyo. 

E. M.: La izquierda latinoamericana que asume una fe cristiana como la que no, tiene juicios de valor sobre el papado de Carol Wotjila, muy diferentes a los expresados por la izquierda cubana. Para ponerle un ejemplo, la opinión de Hebe de Bonafini sobre Juan Pablo II, no se parece en nada a la emitida por Fidel Castro. ¿Cuál es su interpretación de estas diferencias?

S. A.: La diferencia reside en que Fidel analiza al personaje desde su punto de vista, como genio político que es.

E. M.: Muchos pensaron que habría una Cuba de antes y otra de después de la visita de Juan Pablo II en 1998, pero pocos asumieron como posible, que pudiera haber un Carol Wotjila diferente, pastoralmente hablando, luego de su visita a Cuba. ¿Usted cree que Cuba enriqueció, "evangelizo" la limitada compresión sobre Latinoamérica y el Caribe que tenía Juan Pablo II?

S. A.: Estamos tentados a contestarle con un sí rotundo.

E. M.: Las teologías cristianas han sojuzgado, mediante una hegemonía cultural-religiosa euro-centrista a las teologías de los pueblos originarios y afro en Latinoamérica y el Caribe, llevando a cabo un verdadero "teocidio". ¿Qué responsabilidades tienen hoy las teologías creadoras de liberación y revolución en abrir espacios de participación a estas hermanas excluidas en la construcción del Reino? 

S. A.: Entendemos que es una de nuestras mayores responsabilidades. Habermas en su La Teoría de la Acción Comunitaria,  plantea la cuestión de la relatividad de las culturas, tomando como base el hecho de que "las culturas tienen sus propios criterios internos de racionalidad". De esa manera se cuestiona la manera en que, en términos generales, la filosofía occidental las somete a crítica. Como dice el propio Habermas, en otro de sus textos ya citado anteriormente: "en términos de estándares universales". Las culturas, incluyendo la occidental cristiana, son quehaceres humanos y, por lo tanto, son todas de carácter contingente, provisional, ocasional, incierto, fortuito, eventual, y poseen un valor relativo. No es en balde que en el Apocalipsis leemos que ante el trono del Cordero alababa "una gran multitud, la cual nadie podía contar... (que venían) de todas las naciones y tribus y pueblos, que hablaban todo tipo de lenguas...vestidos con ropas blancas". Esta última imagen es bien representativa de esa hegemonía cultural-religiosa, puesto que nos habla de un Dios que Dios de todos los pueblos, de todas las culturas y de todos los cultos, gentes "todas redimidas por la sangre del Cordero". Esto sin hablar de un Dios Padre-Madre, Creador de todo y de todos y todas; de un Hijo Mediador, Salvador y Hermano de todo, de todos y de todas, y de un Espíritu Santo, integrador, y liberador de todos, de todas y de todo. Lo que sucede es que vemos, en más de una de las imágenes usadas por el autor de este libro, incluyendo las mencionadas, que el derecho de los pueblos a su pleno reconocimiento por Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y, por lo tanto, el de  sus culturas respectivas es refrendado por este texto bíblico neo-testamentario.

E. M.: Si se ha hablado de Cuba como de un pueblo misionero, en el anuncio claro y fuerte de la buena noticia y de un pueblo eucarístico en la repartición del "pan", aun más allá de sus fronteras. ¿Se podría hablar de Fidel como el de un profeta, en el más estricto sentido hermenéutico?

S. A.: No lo dudamos.

E. M.: Usted ha participado recientemente del "Primer Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Espiritualidad y Dimensión Política de la Fe", realizado en Venezuela a finales del mes de junio. ¿Cómo se ha reflejado en ese Encuentro, esa gran comunidad de fe que es Nuestra América, en sus propósitos de búsqueda de caminos de liberación?

S. A.: Entendemos que de una manera clara y evidente en este Encuentro se ha reflejado cómo la fe en Jesús nos une a todos los latinoamericanos y caribeños cristianos, tras la conquista de la liberación integral de nuestro pueblo.   


Resposta  Missatge 4 de 9 del tema 
De: mfelix28 Enviat: 11/11/2005 03:59
MambÍ.
Fijate que esta en el numero 69 y que es un numero por mes.
O sea que lleva 5 años y nueve meses sin "descubrirse".
La revista está bien, argumenta su disidencia y no suelta ningún hecho inventado, disiento en algunas interpretaciones, pero en general es muy distinta a la de cualquier web gusanil que no resiste el más minimo analisis de hechos contrastados.
Ya comenté que había llevado un premio de la UNEAC ( UNión de Escritores y Artistas de Cuba).
Tambien tienen una revista para niños y una de arte, ademas de una editorial de libros impresos.
Eso tira abajo las acusaciones de prensa unica, etc.
LO malo es que estos no cobran de USA,así no es rentable di$entir.
Por eso no hay más así.
Mira, mis "disidencias" respecto a este artículo:
 
Cuba comenzó a construir esa comunidad nacional en la cuna del Seminario San Carlos y San Ambrosio de La Habana, a principios del siglo XVIII, cuando en sus aulas se formaron los fundadores de la nación, hombres, sacerdotes y laicos, que fueron despertando en sí mismos y en los demás, una conciencia propia y distinta de la de España
 
Disiento, se olvida del cubano negro, recoge lo de la "historia oficial", en esa epoca y por esos señores que cita, la Sociedad Econimica de Amigos del País deficinia a cubano como " persona de raza blanca nacida en la Isla"

Formados  o no los negros son parte de la nacionalidad cubana, y de aquella no podía ser sacerdotes así que malamente podrian estar en el seminario.

La conciencia real de "cubano", creo, nació despues de Guaimaro, cuando se eliminaron las trabas a los ex-esclavos. Ya nadie podría concebir a una Cuba sin un Maceo.

Pero, ¿quién determina qué es ese bien común para todos?

El Papa Juan XXIII, en su Carta Encíclica Mater et Magistra(1961

Es paradógico que el el Jefe del estado más elitista del mundo, sin ningún tipo de votación popular  y con gobernantes a perpetuidad, sea el que le diga a los cubanos como se hacen las cosas en este aspecto.

O si lo quieres ver como organización , cambia lo del Estado Vaticano por la Iglesia  y verás como los miembros de la iglesia no tienen voz ni voto ni para el párroco, no hay mujeres en sus "cargos" etc.etc.

los intereses de los que siendo minorías, por muy exiguas que sean, desean y buscan, a su modo pero por vías pacíficas, el bien común de toda la comunidad

No, las minorías buscan el bien  de esa minoría, no el bien común, nadie lava un coche de alquiler.

Estamos buscando entre todos un concepto de bien común que no sea autárquico, es decir que no sea lo que mi grupo o partido, lo que mi familia y mi persona pensamos aisladamente sobre el bien común, sino que buscamos un consenso, necesarísimo en esta coyuntura, por lo menos, en lo que entendemos como “bien común

Buena pregunta.

O estamos, por el contrario, contribuyendo, cada uno desde su atrincheramiento, a un clima de intolerancia, crispación, violencia verbal, física y psicológica, que va tensando la situación, empeorando la convivencia civil, enfrentando unos grupos contra otros, regresando a actitudes violentas de repudio, condenación, ofensa pública, acoso a los domicilios y amenaza a los hogares de personas que no piensan y no actúan como nosotros?¿ Y qué pensar de la permisividad de los agentes del orden público ante tales acontecimientos violentos

Mala pregunta, debería de referirse , tambien, a los apoyos "de" y "a" la disidencia por parte de grupos radicales, los que llevan la voz cantante del exuilio y del interior, los que apoyan y suplican  una intervención USA.

Si pregunta solo a unos se ve su parcialidad.

En el estado de irritación y aun de exasperación en que se encuentran tantos hermanos nuestros a causa de la profunda crisis económica que atravesamos y que nos afecta de modo creciente

No nombra para nada el embargo y la irritación del pueblo contra los que lo defeinden previo pago de sus servicios, lo que les permite eludir sus consecuencias.

¿O sí? Es que la  Iglesia da muchas vueltas.

Recuerdo que es distinto preguntar:

¿Se puede fumar mientas se reza?

a preguntar:

¿Se puede rezar mientras se fuma?

Elpidio, m'hijo, no leas estas cosas que no están bien vistas en Miami, y no olvides que llevo mucho tiempo leyendolo,  y que fui yo quien lo puso en el foro, para tí, sin embargo es la primera vez que lo lees.

Si está bien para mí, forzosamente tiene que estar mal para tí, la cosa es así de fácil. y viceversa.

Así que no me líes.


Resposta  Missatge 5 de 9 del tema 
De: Mambi Enviat: 11/11/2005 07:59
Ok, felidiades (contenta ?) 
la entrevista esta interesante y aqui te expongo mi criterio
En primer lugar este sr "dice" ser religioso pero para mi es un farsante y para mas datos
Aparte de desacreditar a la iglesia cubana en general, todo lo demas es una apologia a la "revolucion" y una justificacion de su actuacion con respecto a las iglesias nacionales y la latinoamericana en general.
este parrafo no tiene desperdicio
"El Socialismo realmente es el verdadero Cristianismo en nuestro tiempo...Jesús rechazó el concepto de propiedad privada, y, sobre eso, no hay duda alguna. Un verdadero cristiano debe ser socialista si él seriamente está a favor de reformar el cristianismo. Un verdadero socialista debe ser cristiano si él seriamente está a favor de reformar el socialismo..."
No dice por ahi que "amaras a tu projimo como a ti mismo", "no mataras" y no fue Jesus quien puso la otra mejilla cuando lo abofetearon?
Creo que NADIE sea capaz de negar que miles de personas han sido EJECUTADOS por el gobierno SOCIALISTA verdad?
Creo que NADIE sea capaz de negar que el gobierno SOCIALISTA a organizado ACTOS REPUDIOS (1980) y actualmente, en contra de otros cubanos incluso muchos de ellos religiosos?
Creo que NADIE sea capaz de negar que el gobierno SOCIALISTA incita al odio contra los llamados "contrarrevolucionarios" o todo el que no simpatice con el gobierno?
Si tiene razon en lo demas porque el gobierno SOCIALISTA exige una lealtad y obediencia ciega muy parecida a la FE religiosa, 
exige que sea reconocido como una autoridad moral sin ser cuestionado jamas, al igual que el Vaticano, 
nos presenta aquello de que "existe un mundo mejor" o la promesa "del paraiso" en un futuro confuso y que nunca alcanzamos en vida,
se presenta con una actitud "mesianica" de defensa de los pobres planteando aquello de que "haz lo que yo digo y no lo que hago"
En fin, el articulo esta interesante desde el momento que nos permite ver a un demagogo en funciones y un experto tergiversador que trata de confundir con su labia doctoral.
 
Cordiales Saludos desde Miami
Reynaldo

Resposta  Missatge 6 de 9 del tema 
De: maribea05 Enviat: 11/11/2005 11:59
"La verdad no se razona; se reconoce, se siente y se ama"

"Edúquese a los jóvenes en la viril y salvadora práctica de decir sin miedo lo que piensa; y oir sin ira y sin mala sospecha lo que piensan otros"
                                                                          José Martí

Resposta  Missatge 7 de 9 del tema 
De: Mambi Enviat: 11/11/2005 15:59
Aqui tienes algunos datos historicos de la integracion de esta denominacion con la "revolucion" pero lee lo que marque en rojo y sigue un link que puse sobre el concepto de Calvinismo para que veas que gran contradiccion hay entre la teologia que esta iglesia sustenta actualmente y el sustrato teologico que le dio origen
Si quieres podemos debatir mas posteriormente.

Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura

Cubana “Juan Marinello”. La Habana, Cuba, 2004, 22 pág.

La IGLESIA PRESBITERIANA DE CUBA. UNA CONTEXTUALZACION

DE LA FE (1959-1968).

Dra Caridad Massón Sena

En la madrugada del 1ro de Enero de 1959, el dictador Fulgencio Batista  escapó de Cuba con sus principales cómplices. La acción del pueblo con las armas en la mano derrocaba una tiranía que por más de seis años asfixió a la nación en contubernio con la oligarquía terrateniente y los agentes del imperialismo norteamericano.

Para evitar que los enemigos de la Revolución escamotearan en triunfo, Fidel Castro llamó a los trabajadores a la huelga general, mientras una parte de la oficialidad derrotada trataba de dar un golpe de estado. Un magistrado de una actitud honesta hasta ese momento fue nombrado Presidente de la República, Dr Manuel Urrutia LLeó. El 3 de enero se conformó el primer gabinete del nuevo gobierno.

No hubo discriminaciones de carácter religioso en el nombramiento  los diferentes cargos. Entre los Ministros, el de Bienes Malversados fue Faustino Pérez y el de Obras Públicas Manuel Ray ambos profesaban el protestantismo así como otros funcionarios con importantes responsabilidades (José A. Naranjo, José Aguilera Maceira, Daniel Alvarez, Manuel Salabarría, Raúl Fernández Ceballos, etc). Un grupo de líderes y laicos protestantes había participado en la lucha contra la dictadura batistiana.

BIENIO INAUGURAL DE LA REVOLUCION. RESPUESTA DE LOS PRESBITERIANOS ANTE LAS MEDIDAS REVOLUCIONARIAS.

El 8 de enero cuando las tropas rebeldes hicieron su entrada en La Habana en la tribuna desde donde Fidel se dirigió a la nación se encontraban  el obispo episcopal Hugh Blankingship y el reverendo presbiteriano Raúl Fernández Ceballos.(1)

   El 15 de enero, el Comandante en Jefe recibió a un comité de representantes del Protestantismo integrado por Agustín González Seisdedos (pastor bautista de Santiago), Raúl Fernández Ceballos (del Concilio de Iglesias) y José M. Sánchez (del Comité de Defensa de la Libertad Religiosa). Estaban preocupados por las gestiones de los católicos para lograr que se estableciera la enseñanza religiosa en las escuelas públicas. Fidel les aseguró que mantendría la separación de la Iglesia y el Estado, estableciéndose la igualdad de oportunidades para las diferentes creencias sin privilegiar a ninguna en particular. (2)

   Los cristianos evangélicos se sumaron a la celebración de un Culto de Acción de Gracias  el 7 de febrero. Unos meses después, en mayo, El Heraldo Cristiano, órgano de la Iglesia Presbiteriana, señalaba en unos de sus artículos que parecía un sueño la "fangosa visicitud padecida durante siete años" y el alborear de una nueva etapa con el año nuevo.

   Desde los Estados Unidos, su junta de misiones envió 100 mil pesos para resarcir los daños en la zona de guerra, fue nombrado el pastor Martín Añorga para abrir obra en la región región oriental y trabajar con ese fondo de ayuda en asistencia médica,  alimentación para las familias necesitadas y la contratación de maestros.

    Durante 1959 la colectividad protestante integrada por elementos de nivel  económico medio y pobre manifestaron su aprobación a lo que venía ocurriendo de diferentes maneras. Durante su sermón televisivo de Semana Santa, el pastor presbiteriano Cecilio Arrastía declaró simpatías por los sucesos;  se realizó en La Progresiva, el colegio presbiteriano de Cárdenas, un homenaje a sus exalumnos que habían muerto por la Revolución (Estebán Hernández, Renato Guitart, Guillermo Geilín, Angel Montejo, Manuel Moreno, Alfredo Massip, Joaquín Valdés, Marcelo Salado, Agustín Gómez Lubián y Beremundo Paz. (3)

   A iniciarse 1960  se recrudeció la acción saboteadora de la contrarrevolución financiada por el imperialismo yanqui, se incrementaron las presiones económicas y políticas hacia la isla. Dando un rotundo mentiz a las publicaciones tendenciosas que en los Estados Unidos proliferaban sobre la actuación del gobierno revolucionario, el pastor evangélico norteamericano Lloyd Sweet que se encontraba en La Habana ofreció sus impresiones al periódico Revolución:

Pocos son los países donde la libertad no es una mera palabra, y sí una realidad práctica, diaria, sobre todo la libertad de cultos que es naturalmente la que a mí más me interesa, y yo puedo decirle a la prensa, que Cuba es uno de esos pocos países /.../

    Ustedes estan poniendo en práctica el cristianismo. Dad de comer al hambriento y dad de beber al sediento. Medidas como la reforma Agraria son medidas de inspiración cristiana. (4) Un grupo de presbíteros participaron el viernes 15 de enero en una gran campaña de evangelización efectuada en la Ciudad Deportiva.

   En mayo cuando se decidió la eliminación de prensa independiente, el Diario de la Marina dirigió una cruzada antigubernamental, utilizando consignas de orden religioso que pretendían crear confusión y azuzar los odios de las personas cristianas. También dentro del Concilio Cubano de Iglesias Evangélicas se trataron de manipular esos sentimientos, primero sacaron de su dirección al reverendo Raúl Fernández Ceballos y luego, en un período de crisis organizativa, el director del Seminario de Matanzas Alfonso Rodríguez Hidalgo convocó a sus principales líderes en Santa Clara para fundar un Frente Anticomunista el 26 de marzo. El rechazo abierto del propio Ceballos y del dirigente de los bautistas orientales Dr Adolfo Ham impidió que se llevara a cabo la propuesta. Ante la falta de apoyo a sus propósitos y temeroso del avance de la Revolución, Hidalgo solicitó licencia para salir de Cuba y no regresó más. Ham recuerda que en esa época ya él había leído a Karl Barth que había escrito una frase que a una parte de los teóricos del Cristianismo llegó muy hondo: "Solo el Hitler que hay en nosotros puede ser anticomunista".(5)

   Mientras tanto la Iglesia Presbiteriana preparó un Plan de Cinco Años para llevar la obra de proselitismo y alfabetización a zonas intrincadas, especialmente de la provincia oriental, algunos pastores  y laicos -antes declarados apolíticos- trabajaban subrecticiamente a favor de la contra o resolvían visas para facilitar el éxodo de opositores al extranjero. Pero la generalidad de los miembros de esas congregaciones bendecían las transformaciones operadas en el sistema económico-social

   El  Plan de Cinco Años pretendía llegar a las grandes ciudades primero y luego irradiarse a otros puntos del país. Pero vino el éxodo hacia el extranjero y aunque lograron  la apertura de congregaciones en zonas rurales, se hizo trabajo de alfabetización, pudieron abrir un hogar para estudiantes universitarios, mantener un programa radial y comenzaron a trabajar por el sostenimiento económico de la Iglesia, el plan tuvo que detenerse.

    Tanto los líderes como los creyentes que se sentían vinculados al proceso ocurrido en el país sufrieron una doble incomprensión. Muchas veces, los individuos fuera de la Iglesia los acusaban de no definirse abiertamente a favor de la Revolución, mientras que los de adentro de estar transgrediendo sus principios teológicos. En esa compleja disyuntiva, el pastor presbiteriano Rafael Cepeda escribió  un artículo que define muy bien lo que estaban sintiendo estas personas.

    Acababa de producirse la reducción de la cuota azucarera por parte de los EE.UU. y el gobierno cubano respondía con la nacionalización de las empresas norteamericanas, cuando Cepeda, que había participado en la lucha clandestina contra Batista y dirigido por un tiempo el Concilio de Iglesias, publica "Fidel Castro y el Reino de Dios".

    En su exposición, trataba de explicar el significado de la frase bíblica, "mi reino no es de este mundo" empleada por Jesucristo y que Fidel había comentado en dos de sus discursos; enfatizando que el hijo de Dios no se refería a un apartamiento de las cuestiones terrenales, sino  a su origen divino. Declara asímismo que "todo gobierno y pueblo está sujeto a la autoridad suprema", que  gobernantes y gobernados son instrumentos de su voluntad y que "Dios interviene en los sucesos de este mundo para tratar de redimir  al género humano".

   En segundo lugar, a un lector que le había preguntado que por qué razón  Castro nunca mencionaba al Creador en sus intervenciones y que si eso era evidencia de su ateísmo, el artículo dio la siguiente respuesta:

/.../Yo aplicaría en este caso otra afirmación de Jesucristo: "Por sus frutos los conoceréis". En última instancia, sólo Fidel Castro puede hablar con autoridad de si hay en él un mínimo de preocupación por las cuestiones de fe; pero yo me pregunto: ¿no es de cristianos su ansiedad por una guerra sin odios inútiles, generosa y limpia? ¿No es de cristianos su incesante afán por los explotados y oprimidos, por los que no comen, ni se educan, por el niño descalso, la mujer famélica, el hombre sin esperanza?¿No es de cristianos su empeño moralizador, de tal manera que se elimine para siempre de la vida cubana el vicio, del juego, la vergüenza, de la prostitución pública, el escándalo del robo en las oficinas  gubernamentales? ¿No es de cristianos procurar que todos los padres tengan un techo propio donde protegerse, y todos los hijos un campo deportivo donde jugar? ¿No es de cristianos imponerse una tarea tan gigantesca como la de la reforma agraria, que asegure a cada hombre del campo un lugar donde vivir, donde trabajar, donde comer? /.../

    Yo tengo la convicción -que comparto aquí con toda responsabilidad- de que Fidel Castro es un instrumento en las manos de Dios para el establecimiento de su reino entre los hombres /.../(6)

continuara...


Resposta  Missatge 8 de 9 del tema 
De: Mambi Enviat: 11/11/2005 19:59

La repercusión de aquellas afirmaciones fue muy rápida, amplia y variada.    Múltiples personas del pueblo y creyentes evangélicos lo felicitaron y alentaron en ese sentir.    Con fecha 28 de julio, O. Fiallo desde Sancti Spiritus le escribió que estaba convencido  que todos los que sentían orgullo de ser cubanos en esta hora de la Patria debían estar bien definidos como cristianos: con Fidel y la Revolución. "Cuando los 'enanos' y los 'tartufos' de nuestras filas y los de afuera de ella intenten reprocharle su conducta; lo invito a pensar no sólo en la integridad de su conciencia de cubano cristiano, sino también en el aprecio, respeto y admiración que tantos hijos de esta tierra sentimos por Ud". (7)

   Desde La Habana, la señora B. Pujol Martínez, al día siguiente de su edición, le escribía:

Estimado señor: ¡qué maravilloso artículo el que publica en Bohemia sobre "Fidel y el reino de Dios". Le felicito de todo corazón! es una verdad tan grande, y sobre la Iglesia qué?

      ¡Estupendo! lo he mandado al Obispo Evelio, que es tan bueno y santo, para que abra los ojos.(8)

Pero en Miami también se leía Bohemia y el 31 de julio le recriminaba Bathuel Posada que mientras los católicos tenían "una posición vertical y valiente", los presbiterianos se abochornaban de los escritos de Cepeda donde no habían declaraciones contra el Comunismo. (9)

     Y no faltaron expresiones cínicas como las de la señora Elena Díaz-Versón que había sido alumna de Cepeda, quien después de "felicitarlo" por haber publicado un artículo en esa revista, y recordar sus clases de español, concluye su mensaje: "Con mis mejores deseos para que Kruschev, Sukarno, Mao y el resto de los escogidos de Dios le ayuden a encontrar el reino de los cielos y un buen nombramiento /.../ (10)

   También de varios países de América y de los propios Estados Unidos, muchos de sus hermanos creyentes le escribían a los cubanos para conocer lo que estaba sucediendo.

   A varias interrogantes sobre la actuación del Presbiterio de Cuba por reverendo James E. Goff desde Colombia, el Dr Cepeda respondía que la mayor parte de los ministros y del pueblo presbiteriano consideraban correcta la política nacional e internacional que se desarrollaba, "pero la Iglesia como tal no ha tomado partido, ni ha perdido independencia de criterio", tampoco había aceptado subvenciones gubernamentales.

   A la sugerencia de Goff de que debía ser evaluada la estrategia de la Iglesia  a la luz de la situación del momento, Cepeda le respondió que eso se había realizado y "ahora es cuando tiene que ejercer más influencia en el pueblo cubano, pues ella es la única fuerza capaz de evitar que se adulteren los principios básicos de la Revolución, y la única que posee los ingredientes espirituales que la Revolución necesita"; le esclarece que comete un error al pensar que Fidel había traicionado las esperanzas del pueblo; que ha nadie se la había prohibido  hablar contra el Comunismo, el gobierno había definido que no era comunista, pero aceptaba la colaboración de esta tendencia tanto en el plano nacional como internacional y le explicaba los dos factores, a su entender, por los cuales el estado cubano se entendía con el mundo socialista: el primero, por "la imperiosa necesidad de comerciar con todo el mundo, para salvar a la economía cubana de una bancarrota cierta"; y  segundo, por la"actitud altamente absurda del Departamento de Estado en relación con la Revolución, que ha empujado a esta a buscar en Europa y Asia la ayuda que le ha sido negada".

    El líder presbiteriano rectificaba el desenfado con que el reverendo se refería a la "caída del régimen": "El régimen de Castro, si cae,  tendrá que ser por la fuerza militar de los marines norteamericanos, y para ello habría que matar a cientos de miles de cubanos, a menos que se utilice la bomba atómica, y entonces la masacre sería peor. Aquí es donde muchos se eqiuvocan, porque subestiman la capacidad de lucha del pueblo cubano, y su inquebrantable decisión de defender su revolución".(11)

   Efectivamente la prensa reaccionaria tanto dentro como fuera  de Cuba tergiversaba o fabricaba noticias para crear un clima bien difícil, donde la unidad del pueblo se viera fraccionada de cualquier modo. El 12 de septiembre, Christianity Today de Washington bajo el rótulo "Fidelidad a Castro divide a los Cristianos" exponía las apreciaciones del editor religioso del Miami Herald Adon Taft a cerca de una supuesta reunión entre el gobernante cubano y los líderes evangélicos para crear una "Iglesia Nacional Protestante", lo cual evidentemente afectaría a los católicos, y por su parte condujo a la Junta de Misiones Presbiteriana a amenazar con no enviar ayuda económica para los planes en nuestro país. Ambas informaciones eran falsas.

    Sin embargo, basados en esa información el Interchurch News  en octubre de 1960 publicaba "Iglesias en Cuba. Sagaz crecimiento de planes de Castro" y volvía sobre el asunto del  proyecto antes mencionado. A partir de ahí se refiere a que han sido violados los principios de la separación Iglesia-Estado. Y afirma que esta conducta podía afectar las propiedades de las juntas en Cuba y que con la eliminación de las libertades  de prensa y el sistema de escuelas privadas, el 70 porciento de pueblo ahora estaba contra Castro. (12)

   A las reclamaciones realizadas a la editora del periódico, esta respondió que sus informes provenían  de los reportes del Miami Herald. (13)

   En los años decisivos de 1959 y 1960, los  protestantes recibieron la Revolución con muchas esperanzas. Para algunos de ellos las transformaciones no debían transgredir ciertos límites; para el pueblo era necesario ir a las raíces.

   El teólogo presbiteriano Sergio Arce declaró posteriormente sobre ese período:

Las Iglesias Protestantes, más cuidadosas y menos pretensiosas (que la Católica), no pedía tanto del nuevo régimen. Les interesaba principalmente que no se favoreciese en nada al catolicismo, que las cosas siguieran como antes de la dictadura batistiana, pero sin los favoritismo seculares que había tenido la Iglesia Católica. Varios líderes revolucionarios,surgidos de las filas de las escuelas e Iglesias Evanelicas ocupaban posiciones prominentes ahora. Apenas antes de la Revolución se había visto cosa parecida y esta coyuntura seguramente balancearía, por lo menos, la influencia de las Iglesias Evangélicas para acrecentar su trabajo en todos los órdenes: misionero, educativo, médico, etc. (14)

Ninguna de las medidas más relevantes adoptadas en este período perjudicaron las dirigencias y feligresías generales de esas Iglesias conformadas por estamentos de la clase media-media y media-baja.   En general, en esta etapa no hubo conflicto importantes entre los evangélicos y el estado cubano.

INICIO DE LA CONCIENTIZACION POLITICA DE UNA PARTE DEL LIDERAZGO PRESBITERIANO (1961-1968)
El año 1961 fue declarado "Año de la Alfabetización". Destacados líderes presbiterianos se sumaron al entusiasmo general y contribuyeron a llevar adelante la obra educacional. Fernández Ceballos, Rafael Cepeda,  Agustín Pascual, Orestes González, Rodríguez Busto y otros apoyaron la gestión alfabetizadora.

    A los tres días del mes enero ocurrió un hecho que provocó ansiedad y desconcierto en medios religiosos, la ruptura de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos. Debemos recordar que las matrices de las Iglesias Protestantes en Cuba eran norteamericanas; ellas mantenían el soporte económico de estas; con excepción de algunas denominaciones, como la presbiteriana, que habían logrado un alto grado de cubanización en su liderazgo, la mayor parte estaba integrada por una cantidad considerable de pastores y misioneros estadounidenses, cuya influencia teológica e ideológica era esencial. Se gestaron las condiciones para el éxodo masivo de pastores, laicos y feligreses hacia el norte. Según criterios de Adolfo Ham, ese fenomeno "fue directamente proporcional con el grado de dependencia económica y estructural de la iglesia madre". (15)

   El 20 de enero asumía la presidencia del vecino norteño el demócrata John F. Kennedy, heredando de su predecesor los planes de agresión armada. Después de la derrota de Playa Girón propinada a los mercenarios, se  suspendieron todos programas radiales y televisivos de carácter religioso, excepto La Hora Bautista que se continuó realizando hasta al año 1963. Con el propósito de lograr la universalidad de la enseñanza gratuita, el 6 de junio se decretó la Nacionalización de las escuelas. Todos los centros docentes privados, que incluían las escuelas evangélicas, pasaron a propiedad estatal, y sus empleados y maestros conminados a continuar en funciones. Esta medida resultó dura en el plano económico para las iglesias que perdían una de sus entradas financieras y en el aspecto espiritual, un vehículo de catequización.

   Al contrario de lo que algunos pudieran pensar, ante la situación creada por la nacionalización hubo juntas de misiones de los Estados Unidos que decidieron ayudar a sus hermanos en Cuba. Ejemplo de ello se expresa en la comunicación de la Board of National Missions de la Iglesia Unida Presbiteriana a otros países con el mensaje de su secretario general notificando que más que nunca se debían envíar fondos a Cuba, para auxiliar a los que decidieron no continuar en sus empleos, impulsar el programa de educación cristiana y el trabajo de las clínicas médicas. (16)

    La declaración de carácter socialista de la Revolución,   la nacionalización de la enseñanza, la presión popular ejercida sobre los cristianos practicantes sin distinciones ni matices, el estímulo exterior desde los Estados Unidos, la falta de compresión de gran número de protestantes ante la situación revolucionaria que vivía el país promovió dos actitudes fundamentales: el éxodo y la introspección.

    En los 10 primeros años posteriores al 59, abandonaron el país alrededor del 70 porciento de los pastores, entre ellos casi la totalidad de los extranjeros.

   Las referencia del historiador Marcos A. Ramos señalan que solo permanecieron en sus puestos en esos tiempos, un pequeño conjunto de bautistas occidentales (Herbert Caudill y David Fite con sus esposas, las misioneras Ruby Miller y Lucille Kerrigan), la presbiteriana Louis Kroehler, los pentecostales Floyd Woodworth y Donald Elliot con sus mujeres, la pinera Elizabeth Parkhurt y Helen Black de una asociación bíblica. (17)

    Sus iglesias con una fuerte dependencia económica, ideológica, política y teológica de las matrices norteamericanas se quedaron prácticamente sin fieles ni pastores, sin preparación teológica para enfrentar los cambios, y los que se quedaron, se iniciaron  en el trabajo por la obtención de la autonomía definitiva. Paralelamente hubo un grupo que fue adquiriendo conciencia de su lugar en la nueva sociedad civil que se estaba edificando y comenzó a tener una proyección positiva  hacia la misma. En ellos estuvo la influencia del Movimiento Estudiantil Cristiano de carácter progresista que descubrió nuevas teología como las del suizo Karl Barth  y los alemanes Dietrich Bonhoeffer y Paul Tillich (18), de los dirigentes ecuménicos Mauricio López, rector de la Universidad mexicana de Mendoza, y el americano Juan Mackay, así como del Consejo Mundial de Iglesias, a cuyas actividades comenzaron a asistir representantes de iglesias cubanas.

   El MEC, creado en Cuba en 1960, fue una organización ecuménica  constituida por jóvenes universitarios fundamentalmente que hacían una relectura de la Biblia para destacar sus valores revolucionarios y desde la fe defender el proceso liberador cubano.(19)

    Al finalizar el año 1961, el Comandante Fidel Castro planteó la necesidad de fundir todas las fuerzas radicales en el Partido Unido de la Revolución Socialista, en ese momento se adoptaron patrones de integración ateísta, por lo cual se excluía a los creyentes de una posible militancia en esa organización. Eran principios aplicados en la mayoría de los países socialistas.

   En enero de 1962, luego de su regreso de cursar estudios en el extranjero fue electo como Moderador de la Iglesia Presbiteriana  el Dr Sergio Arce, que desde el púlpito llamó a "redescubrir la vocación cristiana en un mundo y una patria en Revolución". Mientras Rodríguez Hidalgo (director del Seminario de Matanzas), Arratía,  Martín Añorga  y otros renunciaban a sus fieles y marchaban al exilio, un destacado conjunto de intelectuales de esa denominación asumió la decisión de quedarse respondiendo a ese llamado. Ahí estaban Ceballos, Cepeda,  Francisco Nordiella, Orestes González, Miriam Ortega, Emilio Rodríguez del Busto, etc.

   La existencia de un conflicto ideológico latente del cual no se podrían sustraer evangélicos de espíritu progresista y orientadores marxistas provocaba múltiples controversias.

   El reverendo presbiteriano ecuménico Raúl Fernández Ceballos desarrolló una amplia polémica alrededor de este asunto al reeditarse el libro de Blas Roca Los Fundamentos del Socialismo en Cuba. Ante la afirmación de Roca  sobre la coincidencia   que debía existir  entre católicos, protestantes, espiritistas y marxistas en defensa de la paz, el bienestar y el progreso, que no debian sentir odios ni oponerse a los comunistas, Ceballos planteó que:

La triste realidad es que efectivamente, algunos titulados cristianos sienten odio por los comunistas. Por supuesto que también existen titulados comunistas intolerantes en extremo con los creyentes en Dios.

/.../

   Creo que el mensaje más efectivo que podemos ofrecer a los no creyentes es una vida de servicio y de trabajo, de plena identificación con los que sufren. (20)

En aquellos tiempos de profundo debate  en la revista Mensaje que él dirigía, Rafael Cepeda exhortaba:

/.../Mantengamos el derecho a disentir y a diferir, porque hay mucha vitalidad en este contrapunteo, pero que todo quede en el campo de las ideas y de los métodos, sin que afecte nuestro respeto, nuestra consideración, nuestro trato fraternal hacia quien piensa distinto y aún actúa en oposición a nuestro parecer /.../(21)

Aunque a la mayoría de las iglesias, las transformaciones sociales ocurridas las tomaron desprovistas de una base bíblica y, en tal sentido, asumieron la indiferencia y el apoliticismo general, algunos  de sus pastores  asumió posturas a favor de mantener y enriquecer el trabajo evangelístico, se mantuvieron al lado de su pueblo, trabajando honestamente. Algunos prelados trataron de crear una Iglesia Evangélica Cubana en el exterior y no lo lograron,  dedicaron fuerzas a vituperar a los que decidieron mantenerse en el país. Ahí tenemos el caso del presbítero Cecilio Arrastía, quien a su traslado a Miami se convirtió en un militante anticomunista y escribió artículos donde acusa al pastor presbiteriano Cepeda de "atacar y repudiar todo lo norteamericano", de asumir una "posición de extrema izquierda incompatible con la teología cristiana".

   El 25 de septiembre el agredido respondía que Arrastía era "injusto y deshonesto", pues a él no lo animaban sentimientos antinorteamericanos, que había escrito en varias ocasiones resaltando la labor de los misioneros; y  que su "pasión  única era Jesucristo". (22)

   Adolfo Ham recuerda que durante ese año, en una reunión del Movimiento Estudiantil Cristiano, el también Presidente del recién creado Departamento Iglesia y Sociedad del Concilio Cubano de Iglesias, Cepeda, le había hablado a los jóvenes de lo que "Dios estaba haciendo en Cuba, de cómo "el Creador hacía la historia, purificaba la fe y la Iglesia", que era necesario luchar "contra la mentalidad de ghetto" y ampliar la influencia de los laicos y pastores en aspectos sociales, que no se debía tener "miedo al Comunismo sino al pecado". (23)

   De igual manera, por varios años hasta 1967, el reverendo Fernández Ceballos escribió para el periódico El Mundo, una columna desde la cual defendió la campaña de alfabetización, los programas sociales del país, la posición de Cuba ante la Organización de Estados Americanos, la necesidad de la paz, la justicia y la verdad.

   Las circunstancias del establecimiento del ateísmo y la doctrina materialista en las escuelas y medios oficiales fue acogida por los evangélicos como un reto.

   A principios de 1964 la reunión  de la comisión de Misión Mundial y Evangelización del Consejo Mundial de Iglesias se planteó la necesidad de  que los cristianos  jugaran un rol activo en sus contextos sociales.

  En ese sentido el Consejo decidió fortalecer la obra cristiana  con apoyo financiero y moral a la Isla, para ello envió al país a Theo Tschuy que puso en práctica su Plan Cuba. En esos momentos se reorganizó el Concilio de Iglesias cubano con la ayuda de los más destacados líderes de las diferentes denominaciones nacionales entre ellos, Ceballos, Ham, Cepeda, Gisela Pérez, metodistas, episcopales e incluso de la Iglesia Cristiana Pentecostal, cuestión inédita hasta ese momento.

   El CCIE aunque integrado por personas de diferentes tendencias protestantes, trabajó unido   para lograr una representación frente al Estado, desarrolló investigaciones, adquirió literatura, gestionó asuntos oficiales con la oficina del Dr José Felipe Carneado, encargado de atender las cuestiones relacionadas con las diferentes religiones. Su labor se desplegó en un ambiente de respeto a las leyes de la nación. En 1966 se cambió el nombre de Concilio por el de Consejo de Iglesias.

   Dentro del ámbito principalmente presbiteriano fue sucediendo un fenómeno de acercamiento a las cuestiones sociales. Sus teólogos estuvieron en contacto con ideólogos cristianos progresistas de esos momentos como el alsacio Albert Schweitzer (Premio Nobel de la Paz), el metodista norteamericano Low Kirkpatrick, el presbiteriano brasileño Paulo Wright, etc.

   Un ejemplo de esas posiciones se puede apreciar en  la Carta Abierta al reverendo Xavier Zárate escrita por Rafael Cepeda:

/.../ Para los que servimos al Señor en Cuba, -le explicaba Cepeda- "la más grande oportunidad histórica" de nuestra Iglesia está aquí todavía con nosotros, precisamente en un medio oficial ateo y en un ambiente de intenso adoctrinamiento materialista /.../

continuara...


Resposta  Missatge 9 de 9 del tema 
De: Mambi Enviat: 11/11/2005 19:59

   Es por eso que su afirmación inmediata está completamente despistada: "Hoy, en Cuba, no se puede seguir siendo, por encima de todo, un cristiano". Debo entonces informarle que hoy, en Cuba, hay docenas de miles de personas que son, por encima de todo, cristianos /.../Hoy, en Cuba, hay un afán inspirado de Dios por el testimonio cristiano y la conducta ejemplar en el aula de clases, en el taller de trabajo, en la oficina, en la calle, en los centros asistenciales, en el hogar/.../ (24)

Un abanderado de ideas de avanzada en este sentido fue también el doctor Sergio Arce, director del Seminario de Matanzas, quien  señalaba en 1965:

Tenemos pues que empezar por abrir las puertas de la iglesia, salir al campo abierto, reconocer y compartir la realidad del hecho concreto humano que nos rodea, el fenómeno histórico que ha ocurrido y ocurre en la Historia contemporánea de nuestra Patria y del mundo. hay que reconocerlo y compartirlo, en nuestro caso, como lo que es, ni más ni menos que una Revolución Marxista-Leninista/.../

/.../Como Iglesia, y como parte de nuestro testimonio, tendremos que tener interés marcado por asegurar el mayor bienestar al mayor número posible, no como algo en abstracto, sino como cosa bien concreta, en el medio y en la situación y momento particularmente que nos ha tocado vivir, con los recursos que Dios ponga en nuestras manos en esta Isla, en este día de hoy, con bloqueo, inclemencias del tiempo, estupideces de algunos, indiferencias de otros, o sabotajes, más o menos velados, de los demás. (25)

Arce, al propio tiempo, se preguntaba cómo era posible que la instituciones eclesiásticas no se proyectaran públicamente cuando sus pastores abandonaban  sus rebaños para irse a otras tierras, o algunos se mezclaban en actividades contrarrevolucionarias o ilegales, cuando eran asesinados los alfabetizadores. Sin embargo  no querían que se les molestara en nada, ni se les suspendiera permisos de reunión. Declaró que el cristiano debía comprometerse con la Revolución; y el diálogo con los marxistas, ser paciente y humilde.

   Cuando la mayoría del pueblo cristiano se había ido incorporando a los Comités de Defensa de la Revolución, a la Federación de Mujeres Cubanas e, incluso, realizaban labores de trabajo voluntario, existían grupos -en este caso de bautistas- que traficaban ilegalmente con dólares o participaban en acciones de espionaje por lo cual fueron juzgados  en 1965.

   Indudablemente que el pastorado cristiano honesto tuvo que enfrentar tiempos difíciles. A la situación anterior  que provocaba el repudio constante de la población, se sumaba el bloqueo económico, la reducción de sus salarios , el deterioro de muchas iglesias, la escacez de libros teológicos y Biblias. Sin embargo, el factor más importante y doloroso para ellos fue que, ante la actitud irresoluta  de las denominaciones y el rechazo del pueblo revolucionario hacia la religión cristiana en general por las posiciones asumidas -que muchos fieles catalogaban de impropias-, poco a poco, una gran parte de los feligreses abandonaron los templos y la fe.

   Otro embarazoso problema surgió con el establecimiento del Servivio Militar Obligatorio a partir de 1964. Algunas iglesias protestantes se negaban al empleo de las armas en cualquier circunstancia y ello provocó, en primer lugar, un reclamo al Estado para que sus fieles no participaran  de esa actividad. Sin embargo, el conflicto se agudizó al crearse las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (la UMAP) en noviembre del 65.

    La UMAP, existente hasta el 30 de junio de 1968,  consistió  en la movilización hacia campamentos de producción agrícola -por un período similar al Servicio- a personas "no confiables socialmente": vagabundos, holgazanes, homosexuales, desajustados, delincuentes, curas católicos, pastores evangélicos y testigos de Jehová . El trabajo debía contribuir a "enmendar sus conductas". Lo más enojoso de aquella situación -según manifestan varios cristianos que fueron movilizados entonces- era que a ellos, personas honestas y trabajadoras, se les considerara como lacras sociales. Algunos manifestan que la experiencia les fue positiva en la medida que supieron valorar más el significado del trabajo manual y finalmente se afianzaron más en sus convicciones religiosas.

   En estas Unidades se cometieron excesos que fueron denunciados por vecinos revolucionarios, por el Consejo de Iglesias y por otros canales, convenciendo a la dirección del país de la necesidad de hacer desaparecer ese método de control social.

   Cabe señalar que varios acontecimientos de carácter internacional influyeron notablemente en el liderazgo protestante cubano en esa etapa. Uno de ellos fue la labor de concientización social y antirracista del pastor bautista negro norteamericano Martin  Luther King (y su posterior asesinato), y otro la lucha guerrillera del sacerdote católico colombiano Camilo Torres (y su caída en combate el 15 de febrero de 1966) quien se proclamó revolucionario con una plataforma  de lucha encaminada a establecer la Reforma Agraria, los seguros sociales, la nacionalización bancaria, el derecho a la educación.

   También se estaba gestando en América Latina, la Teología de la Liberación dentro del marco católico, que se daba a través de la práctica espiritual de los pueblos, en las comunidades organizadas congregacionalmente en la base y en la teología académica. Esta doctrina era una respuesta a la situación intolerable que vivía el pueblo latinoamericano y por tanto un reclamo a la lucha por la liberación y al compromiso de la Iglesia con los oprimidos. (26)

   El trienio 1966-1968 fue muy importante para el logro de las autonomías de las iglesias cubanas con respecto a sus matrices estadounidenses. Antes de la Revolución la única que había alcanzado su independencia era la Iglesia de los Amigos y la primera en lograrlo posteriormente fue la Convención Bautista de Cuba Oriental en 1963. Los Episcopales, en 1966, declararon su autonomía de la diócesis  y en 1967 asumió el primer prelado nacional José Agustín González.

  También los Presbiterianos acordaron su secregación del Sínodo de New Jersey en el 67 siendo Presidente de la Asamblea Nacional Francisco Norniellla; y ese año fue ordenada por primera vez una mujer como pastora presbiteriana, Ofelia Miriam Ortega.  Al terminar la década de los 60, prácticamente no existían misioneros ni pastores extranjeros en funciones dentro de las distintas denominaciones evangélico-protestantes de Cuba.

   A mediados de 1966, los dirigentes del Consejo de Iglesias Adolfo Ham y Rafael Cepeda participaron en la Conferencia Mundial de Iglesias y Sociedad de Ginebra. Allí se escuchó, el 17 de julio, una cinta magnetofónica con las palabras del pastor Martin Luther King, que debido a la agudización de los conflictos raciales en Chicago no pudo asistir a la misma. Su discurso resultó un llamamiento a la responsabilidad social de los cristianos ante los sufrimientos del ser humano, utilizando esencialmente métodos pacíficos.

   La Iglesia Presbiteriana de  Cuba, guiada por una teología calvinista carácter liberal y racional, prestaba mucha atención a la labor educativa entre sus miembros. Sus líderes son personas bien preparadas, de alto nivel intelectual. Eso les permitió desarrollar su pensamiento teológico renovador, pero al mismo tiempo su labor evangelizadora era un tanto elitista, pues para el ingreso a la congregación se debía tener un conocimiento elemental de la doctrina.

      Los asesinatos del Comandante Ernesto Guevara  y de Martin Luther King   el 9 de octubre de 1967  y el 4 de abril de 1968, respectivamente, en unión a la caída en  combate del guerrillero católico Camilo Torres -ocurrida antes, el 15 de febrero de 1966-, fueron hechos que conmovieron al mundo progresista y, dentro de él, las conciencias de muchas personas cristianas en Cuba.

   Los estudiosos protestantes cubanos se vieron influenciados por la concepción camilista que les señalaba  la posibilidad de colaboración entre cristianos y revolucionarios, la confianza en los proyectos socialistas y el compromiso con los explotados de América Latina, la aplicación del arquetipo  del "Amor eficaz", amor que busca medios para lograr el bienestar de las mayorías, si es necesario a través de la toma del poder,  de la Revolución (que podía ser pacífica si los que tienen la supremacia lo permitieran). En conmemoración a su caída se efectuó, en 1967, el evento teórico cristiano "El padre Camilo Torres y la lucha armada" que sería precursor de las Jornadas que llevaron su nombre, celebradas por varios años bajo el auspicio de Consejo de Iglesias, el Seminario Evángélico de Matanzas, diferentes denominaciones y organizaciones de carácter ecuménico.   (27)

   El pensamiento del pastor bautista Luther King expresado en sus exigencias por los derechos civiles del pueblo negro norteamericano, su visión de la necesidad de la solidaridad de esos sectores discriminados con la población blanca de escasos recursos y la unidad con todos explotados del mundo, despertó a muchos de los que veían en el Norte la "sociedad perfecta y deseada".

  E indudablemente, las reflexiones guevarianas en tono al papel del trabajo en el desarrollo de la conciencia humana y la creación del "hombre nuevo" en las aspiraciones por alcanzar un eslabón más alto en la especie humana, marcaron a una parte destacada de los hombres de pensamiento dentro de la esfera evangélica.

   Debemos tener en cuenta otros acontecimientos que iban a dejar su impronta, a veces leve, a veces profunda, en las meditaciones de esas personas. Vamos a mencionar algunas de las más relevantes: la III Conferencia Evangélica Latinoamericana (CELA) de Montevideo de espíritu unitario, el encuentro con la Teología de la Liberación y otros proyectos religiosos del subcontinente (Cox, Hugo Assman, Gutiérrez), además de la profundización en el pensamiento de europeos y asiáticos (Barth, Tillich, Hromadka,etc).

   Todo este proceso de profundización en el estudio de la teología protestante entre 1965 y 1968 ocurrió simultáneamente con la reorganización del Consejo de Iglesias Evangélica que tuvo entre sus principales líderes al -en esos momentos- bautista Adolfo Ham, a los presbiterianos Rafael Cepeda, Raúl Fernández Ceballos y Sergio Arce, a los obispos José A. González (episcopal) y Armando Rodríguez (metodista) etc. El CCIE tomó la revista Mensaje, publicada por la Iglesia Presbiteriana, como su órgano oficial. Se estaba produciendo una relectura de la Biblia, una tentativa de constextualizar la teología protestante.

   Razonamientos profundos e interesantes  como los del Dr Sergio Arce comenzaron a publicarse:

Lo que hace al creyente -escribiría Arce para la revista Mensaje de julio-septiembre de 1967- un verdadero creyente está en la seguridad que posee, en su fe en el amor como fuente de la vida, la vida como realización del amor y como unica realización posible. Ese es el sentido que tienen los pasajes bíblicos que nos sirven de referencia, y la única forma posible para entender el ateísmo contemporáneo, humanista y humanizante, porque "Dios es amor y el que vive en el amor vive en Dios y Dios en él". "Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros Dios permanece en El y su Amor se ha perfeccionado en nosotros", porque  "El Hijo lo ha declarado". Luego, desde el punto de vista teológico, el ateísmo es legítimo, porque la Revelación juzga toda la religión como idolatría, y el ateísmo contemporáneo marxista es necesario porque "Dios sobre nosotros" sólo se conoce como "Dios en nosotros", hecho posible por el "Dios con nosotros".(28)

Desde luego, que la comprensión de estos enfoques no estaba al alcance de la mayoría del pueblo evangélico; pero se iniciaba un período de teorización y al mismo tiempo de tratar de concientizar al respecto.

   Del 4 al 11 de enero de 1967 se había efectuado el Congreso Cultural de La Habana con participación de intelectuales de distintos continentes, entre ellos un grupo de sacerdotes que elaboró una declaración en la cual se planteaba que  apesar de las divergencias que existen en el cristianismo y el marxismo acerca de la interpretación del hombre y del mundo, el marxismo es quien da el análisis científico más exacto de la realidad imperialista  y los estímulos  más eficaces para la acción revolucionaria de las masas. (29)

   En sus finales el líder cubano Fidel Castro recalcó que "/.../ no puede haber nada más antimarxista que el dogma, no puede haber nada más antimarxista que la petrificación de las ideas. Y hay ideas que incluso se esgrimen en nombre del marxsimo que parecen verdaderos fósiles." (30)

   Paul Blanquart, uno de los firmantes de aquel documento, escribiría poco tiempo después, sus reflexiones entorno al diálogo entre creyentes y ateos:

/.../si queremos hallar la solución a este problema de las relaciones  entre marxismo y fe cristiana, debemos apoyar la evolución de los marxistas tradicionales en ese sentido ¿Cómo? /.../Haciéndoles comprender, por un lado, que se puede ser tan socialista y antimperialista, que se puede ser tan estrictos como ellos en las exigencias de la racionalidad, que se puede participar en el trabajo teórico para precisar y desarrollar el modelo operativo; es decir, que es posible estar completamente en el terreno de ellos; siendo al mismo tiempo creyentes. En segundo lugar, mostrándoles, siempre a lo largo mismo de la acción y de los procesos revolucionarios, que lo específico cristiano nuestro puede aportar riquezas concretas a la revolución, puede contribuir a enriquecer la utopía /.../(31)

Disquisiciones similares se hicieron patentes en un grupo de líderes ecuménicos nacionales. Y veremos que a partir de 1968 las iglesias van a participar en trabajos voluntarios en la agricultura a nivel denominacional  o a través de coordinaciones del Consejo de Iglesias,cual modo de acercarse a la comunidad; sin embargo no se entendía por todos la asunción de posiciones políticas y ello provocó el desagajamiento de algunas iglesias del Consejo como la Bautista Oriental ante las declaraciones de condena a la guerra de Viet Nam. (32)

   A mediados de los 60, la Asamblea Nacional de Iglesia Presbiteriana se tomó la determinación de lograr en breve la autonomía y elaboró un plan para obtenerla. En 1967 se declaró afiliada a la doctrina calvinista reformada y adscribió la Confesión de Fe de su matriz norteamericana que entre, otros aspectos, planteaba la intervención cristiana en la sociedad  a través de la aceptación de la igualdad de todos los hombres en sus derechos políticos, laborales, educacionales, familiares; la prédica de la paz y la colaboración entre las naciones; la lucha contra la pobreza, identificándose con los desposeídos; la vida sexual responsable; etc. (33)

   Al mismo tiempo se producía el traspaso de gobierno y se obtenía la independencia. Al año siguiente se creaba el Departamento de Iglesia y Sociedad bajo la dirección de Carlos M Camps.
AGREGADO FINAL

Durante los 70, la Iglesia presbiteriana realizó múltiples declaraciones a favor de la Revolución, de solidaridad con pueblo hermanos que combatían al imperialismo y en 1977 elaboró su propia Confesión de Fe, la primera de una Iglesia nacional en un país socialista.    En la redacción del documento tomaron parte Adolfo Ham, Sergio Arce, Norniella, Camps y la única norteamericana  de sus misioneras que no se marchó de Cuba Lois Kroehler.

   Sistemáticamente la Iglesia Presbiteriana Reformada ha conmemorado las fechas patrias y colaborado en las labores del movimiento ecuménico en sus distintas etapas. Ella ha sido propulsora de diferentes jornadas de estudio como las dedicadas a Camilo Torres, los eventos de reflexión teológica y otras. También han participado dentro de la directiva del Consejo Mundial de Iglesias. Ha contribuido al enriquecimiento de lo que algunos estudiosos cubanos han llamado la Nueva Teología Cubana, basada fundamentalmente en una relectura de la Biblia, atravesada por el prisma de las realidades concretas de nuestro país y que ha sido un elemento de concientización de creyentes y no creyentes para llegar a formas más flexibles y comprensivas de las relaciones Iglesia-Estado. A esa otra parte del proceso le dedicaremos en otra ocasión una reflexión detallada, tal como esta se merece.


FIN



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