Cuba posee un modelo único en América Latina, de atención al adulto mayor en el que se destinan cuantiosos recursos materiales y humanos para asegurar su cuidado, pues el incremento de la esperanza de vida obliga a ofrecer condiciones materiales y espirituales que satisfagan los requerimientos del individuo, a pesar de las limitaciones socioeconómicas impuestas por el férreo bloqueo norteamericano en el país. De esta forma, geriatras, trabajadores sociales y de la salud asisten integral y gratuitamente a estas personas, ocupándose fundamentalmente de los aspectos clínicos, terapéuticos y preventivos en la salud, sobre la base científica de plena vigencia que niega a la vejez como enfermedad. Promueven lo esencial de un diagnóstico temprano y exacto de los padecimientos y la prolongación de la actividad física. El proyecto social, de profundo sentido humanista y en pleno desarrollo cuenta actualmente con 14 mil círculos de abuelos y sus 174 casas, el incremento sostenido de hogares de ancianos, consultas de equipos multidisciplinarios para el cuidado gerontológico con seguimiento estricto a las enfermedades crónicas no transmisibles y atención domiciliaria por encima de los 96 mil casos. Frente al reto de garantizar una longevidad satisfactoria, es importante adoptar estilos de vida más saludables, afirman los expertos de las Naciones Unidas que pronostican a la vuelta de 15 años una población de más de 1 000 millones de sexagenarios o que superen esa edad. Los científicos auguran que esta mayoría en pocos años esté por encima de los niños, por primera vez en la historia de la humanidad. Quizás por ello y con el sueño de detener el proceso de envejecimiento e incluso llegar a la inmortalidad, los humanos persisten en la búsqueda de la fuente de la juventud y refuerzan su esperanza, a partir de los actuales adelantos científico-técnicos que marcan el desarrollo evolutivo de las civilizaciones más modernas. |