Daniel Antonio Hernández Valdés, de 44 años y alcohólico, que vive en estado de extrema pobreza junto a su esposa, débil mental, fue sancionado a diez meses de privación de libertad en un plan correccional por dos multas duplicadas, impuestas por no firmar el libro del Jefe de Sector. "No podemos hacer nada, porque ya él está sancionado", informaron a los familiares de Hernández en la Fiscalía Municipal.

  A Yusmiel, de 17 años, le impusieron cuatro multas por cuatro ausencias entre los días 26 y 29 del mes último. Su padre fue en varias ocasiones a la PNR municipal con la idea de quejarse, pero la respuesta de los agentes que lo atendieron fue categórica: "Su hijo es un parásito, un delincuente." Junto a muchos de los afectados, el padre de Yusmiel se quejó, a lo largo de estos meses, en la PNR, en la Fiscalía, en la Delegación del Ministerio del Interior y en cuántas instancias represivas existen en el territorio. En la mayoría de los casos, las víctimas tuvieron que pagar sus multas y seguir firmando.

  "Una vez llegué tarde —veinte minutos—, y me impusieron treinta pesos. Sin embargo, otras veces iba y el Jefe de Sector no estaba", dijo Ángel Arnaldo Armenteros, de 25 años, que fue obligado a firmar el libro durante tres meses.
  Esta corresponsalía conoció, de fuentes cercanas a uno de los vinculados en los hechos, que la semana última fue conducido a la sede de la Seguridad del Estado un joven cuyo nombre figuraba en una denuncia anterior sobre el mismo tema, realizada por este corresponsal y publicada también en el Diario de las Américas, en su edición del miércoles 4 de agosto. En la entrevista le comunicaron que su nombre había aparecido relacionado con este caso, y le mostraron fotos de varias personas para ver si los conocía, supuestamente buscando la fuente de la noticia.

  Después de publicada la denuncia anterior, se suspendieron las firmas y también serán retiradas las multas que aún no han sido pagadas y los afectados reclamen. No se conoce si se tomarán medidas con el Primer Teniente Heredia porque, naturalmente, a los periodistas oficiales de la Isla les está prohibido escribir sobre estos asuntos.