La Habana, 26 dic (PL) Cuba continuó dando pruebas de su vocación social al destinar más de las dos terceras partes de su presupuesto para 2006 a sectores que garanticen el bienestar de la población.
En presencia del presidente Fidel Castro, el parlamento de la nación caribeña aprobó recientemente el presupuesto del Estado, a tenor con la política de que en esta sociedad lo más importante es el hombre y su desarrollo integral.
Para el venidero año se planifican gastos por un valor de 33 mil 300 millones de pesos (igual en dólares al cambio oficial), un 32 por ciento mayor a lo estimado en el año que concluye.
Las asignaciones financieras para educación, salud, seguridad y asistencia social, cultura, deporte y ciencia y técnica totalizan más 14 mil millones de pesos y equivalen a más del 70 por ciento de los gastos presupuestados.
Precisamente uno de los blancos de ataque de Washington es la seguridad social en Cuba, el cual pretende a través de un proceso mal llamado de transición socavar las libertades de los cubanos.
Indudablemente, cada uno de los cinco capítulos de que consta el programa con el que el presidente George W. Bush y sus asesores han dotado a la flamante "Comisión para asistir a una Cuba libre", desconocen lo hecho por la Revolución en más de 45 años.
De esa manera, la reforma neoliberal del sistema de seguridad social cubano, su privatización y el fin del régimen de jubilaciones, son parte de las medidas que en su pretendida transición, Bush aspira a imponer con ignorancia total de la justicia alcanzada para todos en la Isla.
Sería un retorno abominable. Sería volver a cajas de retiro vacías por el desfalco, sistemas obsoletos de protección, escamoteo y falsedades de los patrones en las inscripciones de empleados con derecho a la seguridad social.
Trabajadores que ni siquiera conocían su derecho a ser protegidos durante enfermedad, accidente o a recibir ayuda sus familiares si fallecían ellos.
Huérfanos y viudas a merced de la caridad privada e infernales mecanismos para "presentar los papeles" en un trámite de pensión que luego se convertía en tres pesos y centavos...
Ante todo esto se impone la nueva realidad de los cubanos, con una tasa de desocupación por debajo del dos por ciento, mientras las políticas laborales, de atención y seguridad sociales registraron en 2005 otro saldo distintivo.
En el año que está por concluir más de cinco millones de ciudadanos elevaron sus ingresos, como resultado de los aumentos salariales, jubilaciones y prestaciones de la asistencia social.
Medidas que para el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Alfredo Morales, no pueden evaluarse solo por la cantidad de personas beneficiadas directamente aun cuando la cifra es considerable.
A su juicio la mejoría ha repercutido de una u otra forma en los más de 11 millones de habitantes de la nación caribeña.
De acuerdo con Morales, los referidos aumentos, que vienen realizándose desde mayo pasado, representan en su conjunto un costo anual de más de cuatro mil 260 millones de pesos.
Ese gasto adicional incrementa en 25,8 por ciento el monto financiero que la actividad presupuestada del Estado destinó al pago de salarios y de las prestaciones económicas por seguridad y asistencia sociales en 2005.
Todo ello tiene lugar en un entorno caracterizado por el recrudecimiento del bloqueo impuesto por Estados Unidos desde hace más de cuatro décadas, y la creciente inestabilidad de la economía internacional en la cual los precios del petróleo alcanzan valores de cambios astronómicos.
Sin embargo, el dinamismo de la economía cubana y las nuevas concepciones y métodos de trabajo que implican mayor control y eficiencia permitieron al país un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 11,8 por ciento, el mayor registrado desde 1959.
En necesario aclarar que en Cuba el cálculo del PIB no se realizó por el modelo tradicional.
El método utilizado por la Isla reduce la desventaja del sistema aplicado internacionalmente, concebido para reflejar el desempeño de economías capitalistas donde las transacciones de mercado, con independencia de la naturaleza y el sentido social de las mismas, aumentan el PIB.
Asimismo, Cuba estará el año entrante en condiciones de crecer a un ritmo en torno al 10 por ciento, cifra que contrasta con el pronóstico de desaceleración del crecimiento de América Latina, que solo alcanzará alrededor de un cuatro por ciento.
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