La situación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba (FARC) frente a eventuales escenarios de guerra en América Latina y el Caribe es cualitativamente diferente a la de las demás Fuerzas Armadas regulares de la Patria Grande, hecho que requiere profundas reflexiones para avanzar un proyecto realista de integración militar latinoamericano, en el sentido de la Organización del Tratado de Atlántico Sur (OTAS), propuesta por el Presidente Hugo Chávez.
1. La doctrina constitucional cubana
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba nunca han formado parte de un Bloque Militar, sea con Occidente, América Latina o la Unión Soviética. Ni siquiera participaron en maniobras militares conjuntas con el aliado más estrecho de la revolución, la URSS. Esa política, que no ha excluido estrechas colaboraciones y cooperaciones con otras naciones, se deriva de la filosofía política constitucional del Estado (Artículo 12); de la autodefinición como país no-alineado (“Los Diez Principios de Bandung”) y la doctrina militar resultante, definida en “La Ley de la Defensa Nacional”, de diciembre de 1994 (Ley 075 de la Asamblea Nacional del Poder Popular).
2. La doctrina militar
La “Ley de la Defensa Nacional” cubana enfatiza las históricas experiencias del Ejército Mambí y del Ejército Rebelde y define a la Doctrina Militar Cubana “como el conjunto de ideas y concepciones científicamente argumentadas, adoptadas por el Estado sobre la esencia, los objetivos, el carácter, las particularidades y las consecuencias de la guerra…”, fundamentada en la concepción de la Guerra de Todo el Pueblo, como “la concepción estratégica defensiva del país”.
El Artículo 34 reza, que las Fuerzas Armadas Revolucionarias constituyen “la institución militar básica del Estado, que tiene la misión fundamental de combatir al agresor desde los primeros momentos y, con todo el pueblo, desarrollar la guerra el tiempo que sea necesario, bajo cualquier circunstancia, hasta alcanzar la victoria”.
El texto “Defensa Nacional: unidad, independencia y soberanía”, elaborado por el Colegio de Defensa Nacional, plantea la posición de Cuba frente a mecanismos de Seguridad Colectiva: “En lo referente a la Seguridad Colectiva, Cuba defiende el derecho de que no predomine la política de un estado sobre otro, y asume la moción de que los intereses de Seguridad Nacional deben ser respetados en todas partes.”
“Una profundización de la cooperación en el terreno de la seguridad entre la isla y los países del área permitiría avanzar en unos casos, y comenzar a colaborar, entre otros, en los siguientes aspectos: Protección de la seguridad aérea y marítima…, prevención de piratería y secuestro de naves y aeronaves, vigilancia e intercepción del narcotráfico…, manipulación de medios nucleares y prevención contra epidemias. Contactos entre militares para mejorar las relaciones y cooperación mutuas: medidas de confianza con relación a las maniobras, intercambio de información sobre diversos temas; encuentros deportivos, históricos, culturales y académicos, e intercambio de delegaciones militares, entre otras.”
3. La experiencia militar
Ninguna fuerza militar latinoamericana tiene la experiencia de combate que tienen las FARC. Las Fuerzas Armadas colombianas, al igual que las salvadoreñas, conocen la guerra sucia contra su propio pueblo (contraguerrilla), pero no tienen la experiencia de la guerra convencional. Las FARC, en cambio, han acumulado conocimientos de ambos tipos de guerra a lo largo de su historia.
No se ha escrito todavía la historia de sus tropas especiales y sus invaluables servicios a los movimientos de liberación nacional en El Salvador y Nicaragua, como tampoco se ha contado la historia del apoyo logístico dentro de la isla que le salvó la vida a miles de combatientes populares heridos o mutilados en muchos frentes del mundo, o de las unidades regulares que combatieron desde Siria hasta Angola.
4. La calidad del liderazgo militar
Los dos estrategas militares más importantes de América Latina son Fidel Castro y el Comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Manuel Marulanda. Fidel ha demostrado su extraordinario talento militar desde la exitosa conducción del M-26 hasta la derrota de la intervención mercenaria en Playa Girón, la subversión armada en la Sierra del Escambray, la amenaza intervencionista y nuclear estadounidense en la crisis de los misiles y el triunfo en Angola. Desde una distancia de diez mil kilómetros conducía la campaña en Angola, informándose todas las noches en largas llamadas telefónicas con los oficiales cubanos en la lejana Africa sobre la situación bélica y trazando los pasos a seguir. Para comunicaciones urgentes con Moscú existía un teléfono rojo que permitía conversaciones seguras sobre asuntos de interés nacional de ambos países.
El implacable combate a la corrupción, a la prepotencia y al abuso de poder dentro de las Fuerzas Armadas cubanas, llevada a cabo tanto por Fidel como Raúl Castro, al igual que el constante aprendizaje de la dirección política-militar sobre las más recientes tecnologías, tácticas y agresiones imperialistas, son elementos fundamentales de la eficacia de liderazgo de las FARC.
Es legendario el procedimiento analítico de Fidel de investigar detalle por detalle un problema hasta tener un dominio a fondo de su complejidad. Este procedimiento se ha aplicado a todas las guerras de agresión recientes del imperialismo, a fin de responder de inmediato a sus modificaciones y modernizaciones bélicas. Después de la guerra de Kosovo, por ejemplo, Fidel estudió minuciosamente con un alto funcionario serbio las lecciones de esa guerra, para aprovecharla para el teatro de operaciones de Cuba.
Bajo la conducción de Fidel, Cuba ha desarrollado, sin duda, la mayor red de instituciones de análisis de la política militar y subversiva estadounidense, que exista en América Latina y el Caribe. Probablemente sería más correcto decir, que es la única red de análisis estratégico en América Latina con el nivel analítico necesario y la integración transdisciplinaria, desde la ciencia hasta la diplomacia y la inteligencia, para poder competir con las instituciones correspondientes (Think Tanks) del imperialismo. En los demás Estados, el panorama respectivo es esencialmente de fragmentación y mediocridad.
Entre las múltiples instituciones cubanas que trabajan en este campo se encuentra, por ejemplo, el Centro de Estudios de Información de la Defensa (CEID), que realizará el 8 y 9 de diciembre en La Habana su II Seminario Internacional “Problemas globales que afectan la seguridad de la humanidad”, con la participación de M. J. López Hidalgo, General de División (Ej.) y Secretario del Consejo Defensa de la Nación, de la República Bolivariana de Venezuela; el GB (Res) Juan B. Pujol, investigador del CEID, y Joseph Tulchin, Director del Programa Latinoamericano del Centro Internacional Woodrow Wilson, de Estados Unidos.
La necesidad vital de adaptarse constantemente a los avances bélicos del imperialismo, que Fidel y Raúl Castro promueven, es subrayada por la experiencia de la reciente ofensiva imperialista en Falluya, planeada sobre la experiencia de guerra urbana obtenida por los agresores desde la ocupación del Irak.
Para aprovechar la superioridad numérica de los atacantes e impedir el relevo de los defensores, el ataque principal fue llevado a cabo ininterrumpidamente durante 72 horas. Donde los agresores no podían usar artillería o bombardeos aéreos, aprovecharon el know how en guerra urbana del terrorismo de Estado israelí. Utilizaron los bulldozers Caterpillar D9-militarizados comprados al ejército israelí (IDF), para “enterrar vivos a los insurgentes”, en palabras de comandantes estadounidenses.
Igualmente utilizaron cañones de laser que cegaron (¿temporalmente?) a los insurgentes, lo que, como decía un general estadounidense, “multiplicó los efectos del fuego letal”. Otra arma empleada es el Urban Tactical Planner (UTP) o Planificador Táctico Urbano, en el cual se combinan imágenes satelitales de alta resolución con avanzado software de computación, para crear una imagen tridimensional de la calle o del área urbana donde los combates tendrán lugar, y que revela posibles posiciones de francotiradores, trincheras, etcétera. El centro de mando de esa tecnología es la National Geospatial Intelligence Agency, situada cerca de Washington. Una tecnología semejante, desarrollada por el Georgia Institute of Technology, es usada por la Fuerza Aérea, bajo el nombre de Falcon View.
5. Cuba, la vanguardia y el Bloque Regional de Poder Militar
Las guerras de Washington en Kosovo, Medio Oriente y Afganistán han dejado claro el patrón de combate estadounidense para la primera década del siglo XXI, en los teatros de operaciones del Tercer Mundo. De este patrón de combate se deriva, dialécticamente, el patrón de defensa exitosa de un país con tecnología bélica inferior.
Son cuatro las condiciones básicas que tiene que cumplir un país agredido para alcanzar la victoria: 1. debe tener unidad interna en torno a un proyecto histórico, compartido por la mayoría de la población; 2. necesita un liderazgo a la altura del desafío con una doctrina de guerra claramente centrada en torno a la definición de los centros de gravedad de la defensa estratégica; bajo las circunstancias latinoamericanas actuales, esa doctrina solo puede ser la Guerra de todo el Pueblo; 3. requiere apoyo internacional y, 4. necesita ser autárquico en aspectos fundamentales de logística, inteligencia y retaguardia.
Esas condiciones se han cumplido, esencialmente, en Cuba. Cuba está, por lo tanto, nuevamente en la vanguardia: ofrece un paradigma militar para el futuro Bloque Regional de Poder Militar latinoamericano (BRPM), tal como lo presenta en los sectores de educación pública y de salud, para toda América Latina.
No cabe duda que ese nuevo Fidel, que es Hugo Chávez, sabrá encontrar la fórmula, para que la vanguardia y el bloque del centro se encuentren en una nueva dinámica de liberación, digna de los próceres de la Patria Grande.