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General: La pseudoizquierda de hoy.
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De: 02ManuelA (Mensaje original) |
Enviado: 26/01/2006 21:08 |
Hola, amigos. si tienen la paciencia de leerse este largo, pero interesante y certero artículo, verán retratados fielmente en él a los salvadores del mundo de boquilla; los pijoizquierdistas que, desde el disfrute personal del bienestar material, la democracia y la libertad personal en el "infierno" capitalista, se permiten defender a prudente distancia a Chávez, Fidel y demás tiranos. Gusto de encontrarme otra vez aquí y un saludo a todos. La pose rebelde y el deseo de conformidad Orthodoxy means not thinking –not needing to think. Orthodoxy is unconsciousness (George Orwell, 1984) A principios de los 90 David Horowitz y Peter Collier lanzaron en los Estados Unidos una publicación destinada a los universitarios que se llamó Heterodoxy. Los dos intelectuales, fundadores de la New Left en los 60, batallaban entonces contra los derivados políticos de la reorientación de la izquierda que se había iniciado, con su concurso, treinta años antes. Eligieron aquel nombre para su periódico a fin de subrayar que, en ese momento, ellos representaban a la “contracultura” en un mundo académico e intelectual dominado por la izquierda. En su primer número, Heterodoxy se dedicaba a examinar “la colección de patologías conocida como corrección política”. Los ataques del establishment intelectual contra los dos autores no se hicieron esperar. Siguiendo una práctica habitual, los descalificarían por contar con el apoyo de varias fundaciones de derecha. Eso, los mismos que gozaban del respaldo de las instituciones con más recursos e influencia en la cultura norteamericana. Una de las fundaciones de izquierdas, la MacArthur, triplicaba ella sola los recursos de las tres de derechas que financiaban el proyecto de Horowitz. Y la MacArthur era la mitad de grande que la Fundación Ford, que junto con la Carnegie y la Rockefeller promovía –y sigue promoviendo– el ideario de la izquierda. Eran todas éstas instituciones respaldadas por lo que en términos marxistas se denominaría “la clase dominante”. ¿No era una ironía que algunas de las mayores fortunas capitalistas de América invirtieran millones de dólares en proyectos anticapitalistas? Lo era, pero se les escapaba por completo a los intelectuales de izquierdas que atacaban a Horowitz [1]. Tenían, en todo caso, buenas razones para que se les escapara, pues la realidad a la que apuntaba ese dato chocaba con la imagen de la izquierda como bando de los “débiles” frente al de los “poderosos”. Las contradicciones entre el mito de la izquierda como eterno David frente a Goliat, y una realidad que testimonia su poder e influencia, han existido siempre, pero no se habían observado de forma tan generalizada y aguda como en nuestro tiempo. Pues nunca como hasta ahora la izquierda, transmutada en “progresismo”, había ejercido tal control en el mundo académico y cultural y en los medios de comunicación de masas. Nunca se habían impregnado tanto de su retórica y sus ideas las sociedades más avanzadas del planeta. Y es que, al tiempo que se gestaba el final del socialismo realmente existente, y en especial tras él, alcanzarían su mayor expansión una serie de creencias, nociones y actitudes derivadas de la ideología que había generado aquel sistema. De Vietnam a Irak Si no todos, una parte sustancial de los dogmas del credo progresista se convertiría, a lo largo de las cuatro últimas décadas, en saber convencional. Por referirme ahora sólo a uno de sus elementos, aunque uno central: el antiamericanismo, que no era un sentimiento generalizado en los 60, sería mayoritario en muchos países –en todos los europeos, menos en los que conocieron el comunismo– años después, como pondría de manifiesto la reacción ante la guerra de Irak. Como ha observado Horowitz [2], a los que pusieron en marcha el movimiento contra la guerra de Vietnam –entre los que estaba él mismo– les había costado años sacar a la calle a decenas de miles de personas. Sin embargo, la oposición a la guerra de Irak logró congregar a millones de manifestantes en todo el mundo en pocos meses, y aun antes de que comenzara [3]. La extensión del sentimiento antiamericano y de la creencia en que son los Estados Unidos los principales causantes de las disrupciones y violencias en el mundo contribuye a explicar el éxito extraordinario de las movilizaciones. La comparación entre el caso de Vietnam y el de Irak ofrece otras facetas interesantes, pero me interesa destacar aquí que ambos acontecimientos pueden verse como marcadores del principio y el final –provisional– de un proceso. Entre el movimiento contra la guerra de Vietnam, donde se gestaría la reorientación de la izquierda, y las movilizaciones contra la de Irak, que supusieron el cenit de su influencia desde entonces, se había cerrado el círculo de un fenómeno fascinante: la transformación de las actitudes, ideas y valores que eran marginales y se consideraban rebeldes en los 60, en actitudes, ideas y valores convencionales. Ora vulgarizadas, ora envueltas en un complejo lenguaje para iniciados, las nociones “progres” habían conformado una suerte de “ideología dominante”. Una ideología dominante o decisivamente influyente que mantendría, sin embargo, el sello de la rebelión y la marginalidad. Es decir, que se presenta –y logra ser percibida– como lo contrario de lo que es, en una manifestación más de “la antítesis interiorizada entre lo ideal y lo real” que Revel considera el carácter fundador del pensamiento totalitario [4]. La nueva ortodoxia Lo que había ocurrido en los Estados Unidos y en otros países entre los 60 y el momento en que salió Heterodoxy, y que luego proseguiría, abría otro plano de fricción entre la imagen y la realidad de la posición “progresista”. Resultaba que las ideas y actitudes nacidas bajo la bandera de la rebelión y el antiautoritarismo se habían convertido en un pensamiento y una moralidad obligatorios. Ello, sobre todo, mediante la imposición de códigos de lenguaje y conducta que desde los bastiones universitarios e intelectuales se extenderían al conjunto de la sociedad. La heterodoxia había devenido ortodoxia. O, como se ha dicho también, las tendencias políticas de los 60 habían fosilizado en una ortodoxia represiva [5]. Esa fosilización afectaría a algunas de las nociones más “revolucionarias” de los 60. Los efectos más llamativos se vieron, tal vez, en el feminismo, donde se pasó de defender la “liberación sexual” a la persecución del “acoso sexual”, a la pretensión de regular todos los aspectos de la relación entre hombres y mujeres y a actitudes puritanas. Y también en el movimiento gay, que de la “revolución sexual” pasaría a propugnar el matrimonio. En este proceso de elaboración e imposición de la nueva ortodoxia, sus guardianes y transmisores lograron un poder inmenso, que se proyectaría en connivencia, en paralelo o en colisión con el poder político representativo. Remedando la analítica marxista, se constituyeron en una clase o una casta dominante. Una que no se definiría por la propiedad de los medios de producción, sino por el control de los medios que crean la opinión: la enseñanza, la cultura, el espectáculo, la televisión, la prensa. Los medios que producen ideas, actitudes, tendencias, modas. Ahora bien, las elites que generan y difunden la nueva ortodoxia actúan como los intelectuales que condenaban a Horowitz: hurtando y hurtándose el hecho de que cuentan con el respaldo de auténticos emporios, que la asociación al credo progresista propicia con frecuencia el ascenso y el éxito profesional y que la difusión del mismo reporta ventajas materiales. Surtir el mercado creado por la extensión de la mentalidad antiliberal, antimercado, victimista y autoinculpadora en las sociedades modernas es un buen negocio. Corazón Examinemos ahora, sucintamente, el contenido del mensaje actual de la izquierda, que desde la caída del Muro ha preferido presentarlo con la etiqueta del “progresismo”, si bien la noción de progreso subyacente poco tiene que ver no ya con la del liberalismo decimonónico, sino con la del marxismo, aunque éste entreabriera la puerta a considerar deseable una vuelta atrás en el proceso de modernización. La nueva “ideología” mantiene un componente esencial de la vieja: el anticapitalismo. Incluso la aceptación de facto del libre mercado por la izquierda moderada no significa que su “corazón” no sea socialista. En todo caso, quiere que así se perciba. Su retórica sigue trufada de mensajes contra la “dictadura del mercado”, la “codicia” del capitalista, la “especulación” y el “guiarse sólo por el beneficio”. Es decir, insiste en la maldad del sistema y mantiene en el imaginario el “sueño”, que ahora no llaman socialista y sólo insinúan con lemas como “otro mundo es posible”. La obsesión antiamericana, al igual que la antiglobalización, el fundamentalismo ecologista, el antioccidentalismo y posiblemente también el antisemitismo, que se han enseñoreado del mensaje de la izquierda, pueden considerarse manifestaciones de ese componente básico, aunque también se sustentan en otras raíces. El corazón anticapitalista continúa rigiendo el organismo de la izquierda, pero sólo los sectores más radicales proponen alternativas, que evitan identificar del todo con los sistemas comunistas fracasados o existentes. La mayoría de las corrientes “progresistas” han optado por arrumbar el dibujo del Paraíso futuro para dedicarse a pintar el Infierno presente. Esto también lo hacía la vieja izquierda, pero ahora la crítica no abunda tanto en los aspectos económicos, en las privaciones materiales que causaría el sistema, sino en los aspectos psicológicos y espirituales, en los daños morales y psíquicos que provocaría. No obstante, la corriente antiglobalización se dedica a interpretar a escala planetaria la partitura del antiguo discurso marxista. En términos generales, la izquierda ha sustituido las políticas tradicionales basadas en la clase y la fe en el Progreso por las políticas identitarias tejidas en torno a la nueva trinidad ideológica: el sexo, la raza y la etnicidad. Se ha reorientado hacia una política que pone en su centro los problemas de identidad y autorrealización. Un cambio que le ha generado contradicciones, ya que el nuevo énfasis en las diferencias que ello propicia colisiona con el mensaje tradicional de igualdad. Como resultado de ese giro, se ocupa menos de la clase obrera, antiguo sujeto revolucionario y cliente electoral, que de los “grupos de víctimas” del sistema que se han ido configurando, en especial, mujeres, homosexuales, grupos étnicos, razas y culturas [6]. Para compensar a esas “víctimas” se han diseñado y aplicado políticas como la “discriminación positiva” y el “multiculturalismo”, que han resultado desastrosas para los grupos que se debían beneficiar de ellas. Mención aparte merece el tema ecológico, en el que el papel de “víctima” lo desempeña la Naturaleza y el de “agresor” el hombre, poseído por el deseo de progreso y beneficios, y en el que resalta la noción de la maldad del capitalismo y de Occidente. También ahí las medidas que se proponen tienden a perjudicar a los presuntos beneficiarios: los países en vías de desarrollo. Sin razón Esos cambios no han afectado a un estrato profundo del mensaje. La izquierda dividía antes el mundo entre explotadores y explotados, ahora prefiere dividirlo entre víctimas y agresores. En cualquier caso, entre el bien y el mal, pues el relativismo que impregna su visión actual no ha llevado al abandono de ciertas “verdades absolutas”. La ideología no ha perdido su naturaleza de religión secular. Una “religión” que sigue viendo el mal en el sistema social existente y que ve también en él la raíz de los males del individuo. Si el sistema cambiara, prometía el marxismo y sigue prometiendo la izquierda, no habría individuos malos ni males para el individuo. Esa visión del mundo como escenario de una lucha entre el bien y el mal, y la proyección de los problemas individuales a la sociedad, es decir, la desaparición de la noción de responsabilidad individual, eran dos de los mayores atractivos del mensaje de la izquierda tradicional, que continúan vigentes. Todas las frustraciones y los descontentos inherentes al proceso de modernización, y en particular el desfase entre las grandes expectativas que genera y una realidad que no esté a la altura de ellas, pueden encontrar satisfacción en ese tipo de pensamiento. Simplificando: uno puede echarle la culpa de su mala fortuna al “sistema” y constituirse en “víctima” a la que se deben compensaciones, y también puede abominar del “sistema” y proponer su destrucción sin necesidad de ofrecer una alternativa al mismo. La razón ha caído en desgracia, junto al resto de valores occidentales, y la pulsión nihilista ha cobrado fuerza. Una convicción sentimental La falta de una alternativa coherente, y el carácter fragmentario y a veces contradictorio de la nueva ortodoxia, ha acentuado el valor de las imágenes primarias en que se basa la izquierda. Como señala Hollander [7], pertenecer a ella consiste, hoy más que nunca, en una convicción sentimental de que se está con los “débiles” frente a los “fuertes”. Y de que representa una “rebelión” contra las injusticias del sistema. Así, ofrece ahora, sobre todo, estar del lado de los buenos sentimientos, como el humanitarismo, la solidaridad o la lucha por un mundo mejor, dispensando con ello una convicción de superioridad moral que, aunque no es novedosa, ha cobrado fuerza desde que el mensaje ha perdido concreción y coherencia: desde que la “dureza” del envoltorio comunista ha dado paso a la “blandura” del progresista. A esa convicción sentimental se une la satisfacción de sentirse “rebelde”, algo que en los 60 sólo resultaba atractivo para una minoría pero que hoy forma parte de un conjunto de valores ampliamente asumido, que exalta la diferencia, la desviación, la originalidad, la singularidad, la individualidad y la autorrealización. Otra cosa son los resultados de todo ello, como, por ejemplo, la uniformidad: los que quieren ser diferentes son iguales, pues son diferentes de la misma forma. Un resultado paradójico que tiene su correspondencia en el ámbito de la izquierda, que por un lado celebra la diversidad y por otro fomenta e incluso obliga a la uniformidad [8]. A medida que la influencia del credo progresista ha ido creciendo, aceptarlo supone uniformizarse, satisfaciéndose así el deseo de conformidad y de integración. Allí donde la nueva ortodoxia está más enraizada, léase el mundo académico, cultural y mediático, concordar con las ideas del entorno llega a ser, además, condición sine qua non para obtener empleos, mantenerlos o ascender. Cambio de nombre Un ejemplo de cómo actúan estos factores lo daba un estudio realizado entre los estudiantes universitarios españoles por la Fundación BBVA en 2005 [9]. La inmensa mayoría de los estudiantes se definían como de izquierdas y de centroizquierda. Sin embargo, otras opiniones y actitudes que surgían de la misma encuesta no parecían corresponder a ese alineamiento ideológico, si las medíamos conforme a la imagen antigua, pero todavía útil, de la izquierda. Los universitarios se sentían muy satisfechos con la vida que llevaban, a pesar de que la gran mayoría no vivía de forma independiente, sino con sus padres. Uno de cada cuatro oteaba como horizonte profesional deseable el ingreso en el funcionariado, paradigma de la seguridad y de la inmovilidad. Y la institución en la que más confiaban era la Universidad. De haberse hecho esta encuesta en los últimos tiempos del franquismo, probablemente la mayoría se hubiera declarado apolítica, tal vez conservadora, y hubiera dado las mismas respuestas. La minoría de izquierdas de entonces hubiera contestado de forma diferente, y desde luego no habría tenido esa confianza en la Universidad. Y no sólo porque estuviera controlada por el régimen. La hipótesis que surge de esos datos es que los estudiantes no han cambiado mucho de mentalidad; lo que ha cambiado es el nombre de la mentalidad. Ahora se llama “izquierda”. La adscripción de los universitarios de 2005 a la marca política en boga se manifestaba siendo críticos con la globalización, con los Estados Unidos, con las multinacionales y con la Iglesia católica. Es decir, con asuntos que no les concernían personalmente pero que les permitían afirmar su afinidad con el discurso dominante en el mundo académico y más allá. El efecto invisible La adscripción a la izquierda proporciona hoy, así, dos efectos indisolublemente unidos. De un lado, dispensa el “confort moral” de estar con los débiles, las víctimas, los ideales y los buenos sentimientos y contra los poderosos, los agresores, los materialistas, los codiciosos. Del otro, concede la conformidad con las actitudes e ideas más extendidas, y también más agresivamente defendidas. Pero esa conformidad, “ser como los demás”, permanece invisible. No se reconoce. La capa para lograr la invisibilidad se teje con la retórica, que asegura lo contrario: no hay tal pensamiento dominante de la izquierda, sino que es el otro, el liberalconservador, el pensamiento único, pese a lo que testimonian las universidades, las librerías, las películas, los periódicos, la televisión y las encuestas. No tiene la izquierda el apoyo de las elites adineradas, pese a los casos que lo desmienten y al hecho mismo de que las elites de la izquierda forman parte de aquéllas. Y así sucesivamente. Todos los datos que contradicen la imagen de la izquierda como “contrapoder” se meten bajo esa capa que lleva estampados los conjuros contrarios. De modo que, estando a la izquierda, uno puede ser al mismo tiempo “distinto” y “como los demás”, “rebelde” y “conformista”, “marginado” y “triunfador”. Si bien lo segundo forma parte de una realidad que no se reconoce, y en cualquier caso no tiene consecuencias negativas para la imagen primordial. Por ejemplo, el hecho de que Michael Moore triunfe y se haga millonario no menoscaba su prestigio, ni enturbia su imagen de “antisistema”. Lo mismo puede decirse de los actores, cantantes y presentadores de televisión que cultivan poses parecidas y al tiempo logran éxitos y contratos millonarios. En la izquierda siempre se ha absorbido sin problemas este tipo de choque en las figuras populares que le sirven de reclamo. Pero ahora esa disonancia es un fenómeno mucho más amplio, dada la “ideología dominante”. Es justamente la realidad que quieren invisible lo que finalmente asegura la adhesión y la extensión del mensaje de la izquierda en la sociedad. El hecho de que la moda sea ser de izquierdas, o que la izquierda se haya hecho moda. Y el caso es que serlo no tiene por qué ir más allá de decirlo, de asumir una pose. Pose no suele conllevar coste alguno, sino que, por el contrario, supone consideración y prestigio, y en algunos medios es condición o ingrediente clave para triunfar. Sin embargo, nada de eso se explicita. Se da por sobreentendido. Como en el dicho del Tao, el que sabe no habla. El colchón de las intenciones proclamadas sigue absorbiendo los choques. [1] Esto se relata en el libro autobiográfico de David Horowitz Radical son. A generational odyssey (Simon & Schuster, 1997). [2] David Horowitz, Unholy Alliance, Regnery Publishing, 2004. [3] La amplitud de esa movilización pudo ser un factor que pesara en la decisión de Sadam Husein de rechazar los ultimatos que se le dieron. Es probable que, junto a las posiciones de París, Berlín y Moscú, eso le indujera a pensar que Washington no asumiría el coste político de la intervención. [4] Jean Fran챌ois Revel, La gran mascarada,Taurus, 2000. [5] Morris Dickstein, citado por Paul Hollander en Discontents: Postmodern and postcommunist, Transaction Publishers, 2002. [6] Esta descripción de la mutación de la izquierda se basa en los ensayos del sociólogo Paul Hollander recogidos en Discontents: Postmodern and postcommunist. [9] Estudio presentado en marzo de ese año, con encuestas a 3.000 universitarios. Disponible en www.fbbva.es. |
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De: 02ManuelA |
Enviado: 26/01/2006 23:26 |
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De: mfelix28 |
Enviado: 27/01/2006 07:59 |
Tu entrada ya descalifica el resto del artículo. Y todo porque el neoliberalimso es la doctrina economica que más pronto ha fracasado. Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Ecuador, ya la han abandonado. Y este año es año de elecciones, puedes sumarle Perú y Costa Rica y a lo mejor Mexico. Va a ser mucho pueblo equivocado y demasiado tirano, salga de urnas o salga de donde sea ( "populista" "indigenista", etc.) Me alegro, porque con esas prédicas estais destruyendo el concepto de "democracia occidental" que tan cuidadosamente habiais construído y defendido... hasta que se volvió en contra.
LO que dice esta autora es falso, te pongo un ejemplo que conoces. habla de manifestaciones, etc como si el yanqui estuviera en ellas. Mira a ver cuantos salieron a la calle en Nueva York, el 11-S ( no llegarón ni a cien mil). En España, cuando ETA asesinó al concejal del PP, Blanco, salieron en España un total de ONCE MILLONES de personas. La sociedad USA está totalmente desconectada del sentir y hacer mundial. Además no aceptan cricas, ni de los amigos. Recuerdo, tragico-comico, de la que montaron cuando Francia no les acompañó en la guerra de Irak. En un alarde de nacionalismo infantil ( e ignorancia) llegaron a hacer campaña contra las "patatas francesas" ( patatas fritas) cuando en realidad ¡ son belgas! y le echaron en cara que esa no era forma de devolver el favor de la Segunda Guerra Mundial. No sabem a lo mejor es un defecto cultural, que los buenos amigos son los que te dicen la verdad, no los que te apoyan a sabiendas de que lo haces mal. Olvidaban que si EEUU existe es gracias a Francia y España, la flota francesa impidió que la inglesa se acercase y España con armas, gente y sobre todo comercio, lo mismo. En su famosa batalla de Yorktown había más franceses que norteamericanos y la paga de los norteamericanos ( los patriotas cobraban) salió de la Habana, de la gente rica, mediante una cuestación. Por ese me es muy dificil leerme algo ecrito desde USA sobre el mundo: hace tiempo que están fuera de el, solo saben "su mundo", que no es el nuestro.
Te digo todo esto de USA, porque seguro que sabes como yo, que Cristina Losada, la autora del artículo, escribe ( y me parec que solo ahí) en Libertad Digital que es un fiel reflejo de lo que opina y dice Washington, con todas su contradicciones
Por Nuestra America es conocida así, mira el siguiente mensaje, |
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De: mfelix28 |
Enviado: 27/01/2006 15:59 |
Contra Venezuela vale todo
José Daniel Fierro Rebelión
Algunos lectores de medios de información alternativos tienen la sana costumbre de ojear periódicamente la prensa del poder, realizando de ese modo una labor de evaluación y análisis sobre noticias y comentarios aparecidos en ella. Una especie de observatorio popular sobre las mentiras, las injurias y las sandeces a las que determinados medios de propaganda parecen estar abonados. Uno de estos, uno de los más emblemáticos quizá, es Libertad Digital (LD) que está pagado y confeccionado por la ultraderecha más casposa y más nacionalista (de España).
Es curioso que se defina como un medio “liberal” cuando todos sus planteamientos están adscritos a los conceptos más reaccionarios que uno pueda imaginar. Muchos de sus colaboradores pasaron por organizaciones de izquierdas en sus años mozos. Lo cual no quiere decir ni que creyeran entonces en la justicia social, ni mucho menos que respeten hoy principios tales como libertad, igualdad o democracia. No son propiamente renegados, pero intentan lavar su imagen día tras día -sus pecados de juventud- lo cual los hace bastante más fanáticos y peligrosos que “la gente de derechas de toda la vida”. Tanto su cabeza visible, Jiménez Losantos, como su columnista Cristina Losada, pasando por el exgrapo Pío Moa, se encuadran en esta tipología descrita.
Precisamente la tal Cristina Losada, escribió el pasado lunes (17 de octubre) un artículo titulado: Ceremonia que no fue por un gallego asesinado. Uno de los lectores de Rebelión comentó que habiendo entrado en LD, “porque nunca está de más ver que se cuece entre las filas del facherío hispano”, quedó sorprendido del lenguaje utilizado y de las afirmaciones vertidas en el mismo.
En realidad este tipo de artículos (aunque se podría decir con propiedad de todos los artículos de LD) están confeccionados de acuerdo a un esquema muy simple: con el objetivo de insultar y vilipendiar a un sujeto de actualidad, se presenta un hecho que ha sido noticia, se llena de calificativos difamantes y groseros, se vierte una mentira de grandes dimensiones y entonces -y siempre en tono irónico- se va finalizando el artículo dejando por embustero a la víctima elegida y adoptando una posición de superioridad moral.
En el caso del artículo citado, el individuo agredido fue el presidente venezolano Hugo Chávez (“uno de los caudillos de la tribu neocomunista”), la noticia fue la recepción oficial brindada en Galicia al mandatario, y los insultos y la mentira versaron sobre la muerte del ciudadano venezolano de padres gallegos, José Manuel Vilas Liñeira, ocurrida en marzo del pasado año en circunstancias aún no aclaradas.
Para Losada, José Manuel Vilas “fue tiroteado por la espalda por los secuaces de Chávez en el curso de una manifestación pacífica”. Chávez es responsable de “aquel asesinato y otros de ciudadanos españoles, [y de] la falta de libertad, la represión y el desprecio a los derechos humanos que distinguen a su gobierno bolivariano”.
No tiene mucho sentido entrar a discutir, aquí y ahora, cuestiones sobre el proceso de la revolución bolivariana, o las imputaciones hechas contra los gobernantes del mismo. Haga lo que haga, y cómo lo haga, el legítimo gobierno de Venezuela siempre recibirá de la ultraderecha mediática insultos y amenazas (incluso de muerte). No es el caso, por ejemplo, de la guardia civil española que de Roquetas a Ceuta y Melilla, pasando por Intxaurrondo, todo son alabanzas y panegíricos.
Lo que me interesa destacar en este momento son las circunstancias que rodearon a la muerte de José Manuel Vilas y la manipulación informativa -rayando en el delito- de LD para atacar a Hugo Chávez.
Según el Informe preliminar sobre Derechos Humanos de la Defensoría del Pueblo de Venezuela, José Manuel Vilas Liñeira “falleció cuando participaba en una manifestación violenta” el 1 de marzo de 2004 en las calles de Caracas.
Una vez realizada la autopsia se pudieron apreciar “dos heridas producidas por el paso de proyectil disparado por un arma de fuego, a distancia: la primera con orificio de entrada en la región lumbar izquierda y orificio de salida en el abdomen; y la segunda con orificio de entrada en la cara posterior del muslo izquierdo, sin orificio de salida. De la autopsia practicada, se extrajo un proyectil esférico, de material vidrioso transparente, de los comúnmente denominados metra o canica”.
Igualmente, la Comisión multidisciplinaria del CICPC (Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas) realizó una inspección ocular en el lugar del suceso “colectándose y fijándose fotográficamente, varias metras o canicas que se encontraban diseminadas en el lugar donde estaba ubicada la Guardia Nacional, lo que hace presumir que los manifestantes efectuaron disparos con metras a los referidos efectivos castrenses”.
En esos días la prensa recogió el testimonio del comandante de la Fuerza Armada Nacional, Julio Quintero Viloria, quien aseguró “que los efectivos desplegados para controlar a los manifestantes no portaban armas de fuego”, con lo que veladamente dejó entrever que otros pudieron haber causado las víctimas (pues hubo más esos días). En la misma línea se expreso el cónsul general español en Caracas, Eduardo Cerro, quien no descartó que además de la policía también “otros vayan armados”.
Gracias al testimonio y las fotografías remitidas a Provea [1] por una testigo de los hechos, se pudo comprobar que José Manuel Vilas, momentos antes de su muerte, se hallaba “frente a un grupo de funcionarios [policías], solo, desarmado y en una actitud que no pareciera presumir violencia”, la “muerte ocurrió en una de las calles de la Urbanización Los Castores, en donde no se estaban produciendo enfrentamientos (los enfrentamientos ocurrieron en la Avenida Perimetral)”. Quienes se encontraban con él, señalan que José Manuel Vilas recibió 2 disparos de FAL [2] por la espalda que le provocaron la muerte”. Esta versión fue posteriormente desmentida por la autopsia, que reveló que los proyectiles no fueron balas sino metras o canicas.
También el abogado Biel Morales desmintió la versión que indicaba que la víctima muriera a consecuencia de disparos de fusil, señalando que los proyectiles extraídos pudieron ser disparados por una escopeta de perdigones o un arma de caza. Biel agregó que “en el croquis detrás de la Guardia Nacional (GN) encontraron varias canicas, lo que hace presumir que varias personas dispararon contra la GN detrás de Vilas”. La periodista Vanessa Davies confirmó que una miembro de la GN, que actuó en Los Castores, recibió un impacto con un objeto contundente, al parecer una metra.
En la edición Nº 183 del programa de televisión y radio semanal Aló Presidente, el Presidente Hugo Chávez propuso a la madre de la víctima a reunirse con él y esclarecer los hechos. Igualmente manifestó que los disparos que recibió por la espalda no eran de la GN y sugirió que los culpables son sectores de la oposición que "producen los muertos y luego utilizan los muertos y a los familiares".
Pese a que estos datos se conocieron desde los primeros momentos, la oposición, los familiares del fallecido y los grandes medios venezolanos acusaron (y como vemos siguen haciéndolo) a la Guardia Nacional de la muerte de Vilas. Y ello a pesar de que era bien conocido el hecho de que muchos de los opositores que acuden a las protestas van armados, tal como lo revelan las múltiples heridas de bala sufridas por efectivos de la GN y los arsenales de armas decomisados en aquellas manifestaciones (como cuenta Camilo López en Rebelión “la contrarrevolución no sólo está armada, sino que está fuertemente armada”).
El diario anti-chavista 2001, en su edición del 3 de Marzo, recogía las declaraciones del alcalde de Los Salias (furibundo opositor al gobierno) quien afirmó que "el reporte médico indicó que dos balas de FAL provocaron las lesiones fatales que terminaron por quitarle la vida".
Estas declaraciones fueron extensamente difundidas por los grandes medios, mientras que Aporrea (medio alternativo venezolano) mostraba fotografías e informaciones procedentes de la autopsia realizada al cadáver, en las que se veía que las heridas que le causaron la muerte fueron producidas por una o varias metras y no por balas de FAL. [Ver artículo]
Apenas una semana después de sucedida la muerte de José Manuel Vilas, el director del CICPC, comisario general Marcos Chávez, mostró a los medios de comunicación los estudios planimétricos y las trayectorias balísticas de los seis fallecidos en los actos de violencia ocurridos en Caracas entre el 27 de febrero y el 4 de marzo de 2004. En lo que respecta al caso Vilas, el informe afirmaba “que el impacto del proyectil fue efectuado a una distancia de 15 metros aproximadamente, el mismo, encontrado en una de las dos heridas, era una metra, utilizada por manifestantes de la oposición”, para lo cual “se utilizó un arma de fuego de fabricación casera conocido como ‘chopos’, la cual no garantiza dirección alguna sino a corta distancia".
El director de la policía Científica también explicó que la víctima, José Manuel Vilas, estaba de espaldas cuando le dispararon y quien lo hizo se ubicaba en alguna zona alta con respecto al mismo y añadió “que a este ciudadano se le practicó una prueba de ATD [3] y resultó positiva, determinando así que también utilizó un arma de fuego”.
El caso quedó en manos de las autoridades y hasta el momento estas son, básicamente, las informaciones públicas y oficiales existentes. El uso interesado de esta muerte para acusar al gobierno bolivariano de no respetar los derechos humanos o de asesinar abiertamente a individuos, no es por desgracia ni el primero ni será el último por parte de los grandes medios de propaganda.
Tampoco es el caso más grave. Conviene recordar que el golpe de estado de 2002 en Venezuela se gestó gracias al asesinato de 19 personas (por parte de francotiradores) y tras ello la imputación al gobierno de Hugo Chávez de esas muertes para justificar el alzamiento fascista. Un excelente documental (Puente Llaguno, claves de una masacre) recoge de manera exhaustiva toda la información que rodea a cada una de esas muertes y evidencia la gran mentira mediática que rodeó aquellos crímenes. Desde ese momento los grandes medios quedaron en evidencia por su apoyo a los golpistas y por su empeño en difundir cuantas mentiras sean necesarias para acabar con el proyecto bolivariano.
En este sentido el articulito de Cristina Losada no es más que una pequeña aportación al ignominioso trabajo por ocultar la verdad y confundir a la sociedad en el que están inmersos los medios del poder. Al fin y al cabo su razón de ser. Lo que no explicarán son las verdaderas causas que defienden, las de sus amos los poderosos que les financian. Las que justifican guerras e invasiones, la vulneración de la legalidad internacional y la explotación de millones para beneficio de unos pocos.
De esos crímenes nunca dirán nada.
Notas:
[1] El Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) es una organización no gubernamental, independiente y autónoma de partidos políticos, instituciones religiosas, organizaciones internacionales o gobierno alguno, que tiene como fin la promoción y defensa de los derechos humanos, en particular los derechos económicos, sociales y culturales. http://www.derechos.org.ve/
[2] (Fusil de Asalto Ligero), un arma que emplea municiones calibre 7.65.
[3] Las pruebas ATD (Análisis de Traza de Disparo) son utilizadas por la policía científica y sirven para determinar, entre otras cosas, si alguien ha hecho uso de un arma de fuego atendiendo a los restos de determinados compuestos químicos que permanecen en la piel. |
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De: 02ManuelA |
Enviado: 27/01/2006 15:59 |
¡Vaya manera de salirte por la tangente y tirarte a los bajos del tópico antinorteamericano! Este artículo trata de la evolución de la izquierda, no escurras el bulto. De cómo la vieja ideología de la revuelta se ha transmutado en pensamiento dominante, puritano pese a las apariencias y racista a la inversa. De cómo la minoría étnica o sexual oprimida ha sustituído a la clase obrera explotada en el papel de sujeto revolucionario y cómo se ejerce el poder mediante el control no de los medios de producción, sino de los medios de comunicación Lo de si la política exterior americana patatín o patatán es algo completamente secundario aquí y tocado sólo para extraer ejemplos de diferentes comportamientos antes y ahora. Pero a tí el tema que te interesa es la melopea y los lugares comunes de siempre: lo malos malísimos que son los malos por definición, norteamericanos por supuesto. Analizar en qué ha cambiado la izquierda de los años sesenta a la de ahora te la trae al fresco. Digan lo que digan la moda y el mando en la izquierda, a tí te es igual, tú dirás amén a todo sea lo que sea, como la fiel infantería. Debe ser muy bueno para la pachorra del sistema nervioso eso de no cuestionarse jamás las propias ideas y puntos de vista, teniendo a un malo de una sola pieza siempre a mano para culparle de todo lo que va mal. Pero también muy empobrecedor humanamente, muy jibarizador (si me permites el palabro) de la propia mente. Quien no duda no usa la inteligencia. Y de no usarla, la atrofia y acaba sustituyéndola por la habilidad mecánica de combinar palabras huecas, como repitiendo mantras, para dirigir el rezo del rebaño. Saludos. |
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De: mfelix28 |
Enviado: 28/01/2006 12:00 |
Crecimiento e izquierdas
EDUARDO IBARRA AGUIRRE
Comúnmente se asocia a las izquierdas con la mala gestión económica. Incluso sus malquerientes no dudan en vincularlas, sobre todo en tiempos electorales en que se pone en juego la presidencia, con las catástrofes, bajo el presunto influjo de eso que muchos llaman populismo, pero que pocos saben de qué se trata.
Lo anterior es válido para las izquierdas de América Latina y muchísimo menos para las europeas de signo socialdemócrata.
Se menciona con frecuencia el retroceso que caracteriza al gobierno de Hugo Chávez Frías en materia económica. Acaso el paradigma de eso que llaman populismo para ocultar las políticas macro, hasta hace un lustro hegemónicas en Latinoamérica, de socialización de las gigantescas pérdidas y privatización de las monumentales ganancias empresariales.
Fue precisamente el gobierno dizque populista de Chávez el que mostró el mejor desempeño económico en 2005, con un crecimiento de 9 por ciento del producto interno bruto, de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina.
Le siguió Argentina, gobernada por Néstor Kirchner --el señor que sacó de quicio a Vicente Fox Quesada porque se atrevió a diferir de George W. Bush respecto al temario, sólo eso, a discutir en la Cumbre de las Américas, realizada en Mar del Plata--, con 8.6 de crecimiento del PIB.
México se ubica entre las economías con menor avance, con 3 por ciento, sólo por arriba de Haití y El Salvador con 2.5 por ciento. Mientras que Uruguay y Chile, gobernadas por los socialistas Tavaré Vázquez y Ricardo Froilán Lagos Escobar, registraron incrementos de 6 por ciento.
El organismo económico de Naciones Unidas reportó que Cuba cerraría este año con un incremento de 11.8 por ciento, derivado de un fuerte aumento de las exportaciones de servicios. Pero sostiene que para el balance anual no tomará en cuenta la cifra proporcionada por el gobierno de Fidel Castro Ruz, debido a que la metodología que se usa en la isla difiere de la utilizada por la Cepal.
En América Latina se efectuarán 14 procesos electorales para renovar gobiernos durante 2006, lo que según José Luis Machinea, secretario ejecutivo de la Cepal, provocará "mucho ruido político", pero no hay ningún indicador que dé muestras de “un desastre económico”.
La llegada de Evo Morales al gobierno de Bolivia y el triunfo en la primera etapa de la elección chilena de la candidata socialista Michelle Bachelet pone en relieve que los candidatos de las izquierdas siguen avanzando vigorosa y diversificadamente en la región.
Y en el caso de México, Rebeca Grynspan, directora general de la Cepal aquí, asegura sin titubeos que el virtual triunfo de un partido de izquierda "no parece ser un factor, como lo fue en el pasado, que afecte los mercados".
Así de claro nos ven desde el exterior. Porque no usan anteojeras de los resabios de la guerra fría.
eduardoibarra@prodigy.net.mx
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De: llabrada |
Enviado: 28/01/2006 12:00 |
Un pais esto y otro pais aquello. Siempre va a haber ejemplos que mencionar para cada lado del pasillo y ponerlos como los maximos exponientes, esto si sirve y aquello no o vicwversa, comparando paises, economias e idiosincrasias diferentes, creo lo interesante seria dividir un pais en dos, con la misma nacionalidad, economia e idiosincracia y diferentes modos de produccion y ver cual seria el resultado, aunque realmente no me gusta eso de experimentar con un pueblo entero en aras de satisfacer un ego estupido. Si existiera un pais con esas condiciones y se pudiera ver cual modo de produccion avanza y cual lo convierte todo en mierda, quizas quedariamos convencidos, verdad? Que les parece Alemania? Que les parece Corea? Que les parece el sociolismo y su gran habilidad de convertir todo en mierda? |
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De: llabrada |
Enviado: 09/02/2006 06:27 |
Al parecer quedaron convencidos, pues no han dicho ni pio, o es que no le han bajado las orientaciones todavia? |
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De: llabrada |
Enviado: 13/02/2006 07:59 |
Bueno, y? Donde estan los defensores del sociolismo? Todavia no le han bajado las orientaciones? |
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De: mfelix28 |
Enviado: 13/02/2006 15:59 |
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De: mfelix28 |
Enviado: 13/02/2006 15:59 |
Ya , por esto te quedas sin respuesta. Además no se que es "sociolismo" Si hiciera un lista de mis preguntas sin respuesta, a las que estoy acostumbrado a espera ( y aún sigo) la lista sería interminable. Además no es la primera vez, ni será la última que se responda a esta artículo, pero hoy no tengo ganas. Además fíjate: Empieza hablando de USA en el primer párrafo, sigue con fundaciones USA, sigue con "fortunas capitalistas" en America ( y ya estoy en el 4º párrafo) Luego en la segunda parte se habla de dos guerras iniciadas por USA. La tercera parte "La nueva ortodoxia" empieza con: Lo que había ocurrido en los Estados Unidos y en otros países entre los 60 y el momento en que salió Heterodoxy, En "Corazón" habla del antiamericanismo etc Los autores principales en que se basa, Hollander y Horowitz, son expertos en combatir el antiamericanismo y tienen una web para ello: ( con lo más rancio y casposo del americanismo) http://www.frontpagemag.com/ Articles/ReadArticle.asp?ID=14624
Voy yo, dentro de esa temática, respondo en "antiamericano" a unos defensores del "americanismo" y me salta Manuel A. con que me salgo por la tengente. ¿...? |
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De: llabrada |
Enviado: 14/02/2006 14:11 |
Un pais esto y otro pais aquello. Siempre va a haber ejemplos que mencionar para cada lado del pasillo y ponerlos como los maximos exponientes, esto si sirve y aquello no o vicwversa, comparando paises, economias e idiosincrasias diferentes, creo lo interesante seria dividir un pais en dos, con la misma nacionalidad, economia e idiosincracia y diferentes modos de produccion y ver cual seria el resultado, aunque realmente no me gusta eso de experimentar con un pueblo entero en aras de satisfacer un ego estupido. Si existiera un pais con esas condiciones y se pudiera ver cual modo de produccion avanza y cual lo convierte todo en mierda, quizas quedariamos convencidos, verdad? Que les parece Alemania? Que les parece Corea? Que les parece el sociolismo y su gran habilidad de convertir todo en mierda? |
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