Guillermo F. Parodi
Para poder sobrevivir como ser humano, existen demasiadas condiciones, como por ejemplo ser económicamente útil al sistema, no ser tan desagradable como para que alguien desee asesinarlo, no pisarle la cola a una víbora venenosa, y así siguiendo.
Lo que me gustaría analizar hoy es lo que necesitamos para sobrevivir sin volvernos locos, pero locos malos y tristes. Ser un loco bueno y alegre, no es peligroso y puede aportar felicidad para uno mismo y a su entorno.
El mundo está dominado por una pandilla de delincuentes irresponsables, de lisiados morales y emocionales, a más de perversos y mentirosos, que fácilmente un buen siquiatra podría encuadrar con precisión en alguna enfermedad mental peligrosa. Esos demonios se mueven con una impunidad increíble ya que cuentan con la fuerza y el dinero como para inmovilizar a los valientes y someter a los tibios y cobardes.
Con esa certeza in mente el ciudadano común de un país que aún no ha sido invadido y bombardeado porque aún no fue de interés para los dementes dominantes, pero que sabe que cuando les toque nada lo salvará, comienza a sentir una angustia que le oprime el pecho, un deseo de acabar con los demonios carente de toda posibilidad; sentimientos que pasito a pasito lo llevarán a la locura. Con todo el bagaje de angustias y frustración ese ciudadano se convertirá con el tiempo en un loco malo y triste.
Por si lo anterior no alcanzara, el nuevo orden mundial se distingue además por magnificar las diferencias, e incluso por una tendencia a la polarización, nada de clase media, o es rico o pobre. El capital ha vencido al trabajo, lo ha vencido porque con la automatización ya casi no lo necesita, y lo poco que necesita está asegurado por una masa de desocupados que hace que los gastos sean mínimos, en efecto, cada día se escucha más: “si no le gusta puede irse”. Precariedad laboral es lo que el ciudadano común debe soportar además de la desesperanza por un mundo mejor. En realidad tiene la seguridad de un mundo peor, social y ecológicamente.
¿Qué hacer entonces? En mi búsqueda encontré algunas reglas sencillas que para mí fueron efectivas. Mi búsqueda no es solo para mí, todos los seres humanos somos en alguna medida referentes de otros, y si usted atisba una lucecita tiene obligación de compartirla. Para ya ir aplicando alguno de los consejos comencemos por calmarnos y desdramatizar la situación.