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General: De los mercenarios
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From: Lealtad_siempre  (Original message) Sent: 18/04/2006 00:00

Terrorismo made in U.S.A. en las Américas

Una enciclopedia básica

Está en: José Jesús Basulto León

Nació el 8 de agosto de 1940, en Santiago de Cuba. Se marchó a los Estados Unidos en 1957. Después de una corta estancia en Cuba, en los primeros meses de enero de 1960, regresó a los Estados Unidos donde fue reclutado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

José Basulto formó parte desde el mes de mayo de 1960 de una de las operaciones más secretas y criminales ejecutadas por la CIA que consistió en la infiltración en el país, semanas antes de la invasión por Playa Girón, de un grupo de terroristas encargado de crear condiciones operativas favorables para esta criminal agresión.

Entre estas misiones se encontraban la búsqueda de información sobre la capacidad militar de la isla, el reclutamiento y entrenamiento de nuevos terroristas, unir a grupos dispersos y entrenarlos en acciones de emboscadas, ataques, utilización de armas y explosivos, la realización de acciones criminales de sabotaje y terrorismo así como de propaganda interna.

El entrenamiento de José Basulto en los “teams de infiltración” de la CIA se inició en una isla nombrada Ussepa, situada en Fort Mayers, en la Florida. Este lugar, acondicionado por la CIA, aparentaba una instalación de recreo y constituyó la primera fase de un proceso de adiestramiento consistente en clases de criptografía y guerra de guerrillas.

Posteriormente, Basulto recibió entrenamiento en otras materias especiales en las bases de “Fort Peary” en Virginia, Estados Unidos y en “Camps Trax”, en la finca Helvetia en Retalhuleu, Guatemala, a cuyo frente se encontraba el coronel del ejército norteamericano Napoleón Valeriano, de origen filipino, graduado en West Point. En este lugar los agentes recibieron entrenamiento en diferentes armas de guerra, explosivos de alto poder, demolición, comunicaciones, guerra de guerrillas, supervivencia básica, paracaidismo, inteligencia, guerra psicológica, mapas y recepción marítima y aérea.

Basulto concluyó esta preparación en febrero de 1961, en una base de entrenamiento en Panamá, integrando definitivamente como radista un “team de infiltración”, cuyas misiones estarían determinadas por las características de la zona donde operarían en Cuba.

Como agente de uno de estos teams terroristas de la CIA, viajó por vía aérea a La Habana, con falsa identidad, semanas antes de la invasión por Playa Girón, utilizando el nombre de Ernestino Martínez.

Según testimonios, Basulto fue uno de los cinco infiltrados enviados por la CIA a la ciudad de Santiago de Cuba, para la organización clandestina de grupos terroristas, encargados de apoyar la invasión mercenaria. Al fracasar la agresión, según la misma fuente, fue el único de su grupo que logró huir del país a través de la cerca de la Base Naval de Guantánamo en junio de 1961. En este lugar fue inmediatamente recibido y devuelto a Estados Unidos. De regreso a ese país militó activamente en la organización terrorista denominada Ejército de Liberación Anticomunista (ELA), siendo acusado años más tarde (1969) de “malos manejos” de los fondos de esta organización.

Se vinculó igualmente a las organizaciones contrarrevolucionarias en Miami DRE y a la Brigada 2506, la cual integró con el número 2522. Esta Brigada se creó con el financiamiento de la CIA en 1962. Sus miembros eran mercenarios de Girón y de otras organizaciones terroristas de Miami.

El 24 de agosto de 1962 participó como artillero en una lancha pirata que proveniente de los Estados Unidos tiroteó el antiguo teatro Blanquita (Karl Marx) y el entonces hotel Rosita de Hornedo, en Miramar, Ciudad de la Habana. Según Basulto, esta acción estaba dirigida contra supuestos asesores soviéticos. Con posterioridad se adjudicó el hecho terrorista por indicación de la CIA.

En el año 1963, el gobierno de los Estados Unidos ofreció a un grupo de terroristas de origen cubano, en su mayoría miembros de la Brigada 2506, entre los que se encontraba Basulto, un curso especial de adiestramiento en la academia militar de Fort Benning, en el Estado de Georgia. Entre los “distinguidos” compañeros de curso de Basulto, muchos de ellos alumnos aventajados de los instructores yanquis, se encontraban un numeroso grupo de criminales que años después, y aún en la actualidad, continúan fraguando planes contra Cuba. Esto explica los estrechos vínculos que existen entre ellos y la complicidad de quienes los adiestraron desde el principio en esta guerra sucia que dura más de 40 años.

El 21 de noviembre de 1963, después de culminar estos entrenamientos en Fort Benning, Basulto integró un grupo terrorista armado que se infiltró por la zona de Santa Cruz del Norte.

Ya en los años 1970, Basulto aparece activamente vinculado a la organización contrarrevolucionaria Asociación Católica Universitaria en Estados Unidos, e integra la junta directiva de la Brigada 2506, que promovió distintas acciones contra Cuba en la ciudad de Miami.

Basulto, que en ese entonces se subordinaba en Miami al oficial de la CIA, Carl Jenkins, expresó en agosto de 1982 que junto al también terrorista Oscar Alfonso Carold Armand, disponía de un artefacto explosivo para atentar contra el presidente cubano Fidel Castro, y estudiaba la posibilidad de introducirlo en Cuba.

En la ciudad de Miami Basulto integró en 1983 la organización terrorista Junta Revolucionaria Cubana, y realizó reclutamientos de personas en ese país para integrar grupos paramilitares.

En agosto de 1983 acompañó al terrorista Tony Varona, (fallecido), en un recorrido por la frontera de Honduras para brindar apoyo a la contrarrevolución nicaragüense, a la cual ya habían proporcionado medicinas y dinero. Durante esta etapa se vinculó con el negocio de la droga.

En ese período aparece vinculado a una empresa “fachada” de la CIA llamada Commitee Ransom of Centroamerica. Además, trabajaba para una compañía constructora de Miami y al morir su padre, heredó una parte de sus bienes, dedicándose al negocio de pavimentación de calles.

Basulto fundó la organización Hermanos al Rescate el 15 de mayo de 1991, junto al terrorista William Shuss, quien organizó también junto a Basulto la organización contrarrevolucionaria Veteranos de Misiones Especiales, en recordación de los primeros tiempos de guerra sucia al servicio de la CIA.

El surgimiento de esta organización terrorista y su posterior desarrollo estuvo también estrechamente relacionado con la FNCA, a cuyo cabecilla en aquellos momentos Jorge Mas Canosa, muchos en Miami atribuyen la idea de su creación como pantalla para sus actividades criminales contra Cuba, como ya se ha explicado.

Es un hecho cierto que la FNCA se convirtió a partir de entonces en uno de sus principales patrocinadores, aunque sus cabecillas nunca han desestimado movilizar otros fondos mediante los conocidos “maratones” y otras colectas públicas o secretas en Miami.

Coincidentemente con esto, en marzo de 1993, Basulto comentó privadamente que debido al elevado costo de los vuelos de la organización, había estrechado sus vínculos con Jorge Mas Canosa, logrando que la Fundación Nacional Cubano Americana , le brindara apoyo económico sistemático.

Alegando una supuesta actividad “humanitaria” para salvar “balseros”, bajo la dirección de Basulto, Hermanos al Rescate (HAR) realizó estudios de la situación operativa de las costas cubanas, cayos adyacentes y del movimiento de los buques, así como rastrearon las comunicaciones de naves e instalaciones cubanas.

Basulto concibió en esta etapa múltiples planes subversivos contra Cuba. Proyectó sabotajes contra torres de alta tensión en San Nicolás de Bari y la introducción de armas para atentar contra el presidente Fidel Castro.

A lo largo de estos años, Hermanos al Rescate trabajó para estimular las salidas ilegales del país.

En octubre de 1993, José Basulto incrementó la agresividad de su discurso político y utilizó a la prensa de Miami y a las fonías contrarrevolucionarias para promocionar las acciones violentas en Cuba y los atentados contra dirigentes de la Revolución.

También pretendía volar por el corredor aéreo “Girón” para tomar fotos de aéreas sensibles, con intenciones de sabotearlas posteriormente.

En el mes de octubre de 1994 Basulto pretendía entrenar a un miembro de la organización terrorista Militares y Profesionales por la Democracia, para conjuntamente sabotear la Refinería de Cienfuegos.

En enero de 1995 trató de promover la denominada Operación Concertación, mediante la cual aglutinaría a organizaciones terroristas e introduciría armas y explosivos en Cuba.

En su obsesión por tratar de subvertir el orden interno en la isla, adicionar nuevas tensiones políticas entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos y fabricar provocaciones que desencadenaran una posible agresión militar norteamericana, los aviones de Hermanos al Rescate (HAR) han escenificado decenas de provocaciones y violaciones del espacio aéreo cubano y fueron los responsables directos del incidente ocurrido con las avionetas el 24 de febrero de 1996.

En agosto de 1996 las autoridades norteamericanas le revocaron temporalmente la licencia, prohibiéndole pilotear aeronaves, la que le devuelven seis meses después. Basulto ha sido objeto de fuertes críticas de familiares de los pilotos derribados por considerarlo responsable del incidente.

En esos años continuó participando en acciones provocadoras de “flotillas”, incursiones aéreas cercanas a la costa norte cubana y brindando apoyo material y financiero a grupúsculos contrarrevolucionarios dentro del país.

Desde la llegada del niño Elián González a Miami en noviembre de 1999, Basulto participó activamente en su secuestro junto a otros personeros de la mafia.

En ese mismo año de 1999, acorde a su nuevo disfraz de “luchador pacífico” Basulto introdujo en el país 9 ejemplares de un libro elaborado por la institución Albert Einstein, radicada en Estados Unidos, titulado De la Dictadura a la Democracia, enmascarando cada ejemplar con la carátula de un libro de ajedrez, los que fueron entregados a un cabecilla de grupúsculo contrarrevolucionario.

Se trata de un manual elaborado por una institución norteamericana, que recibe donaciones de la National Endowment for Democracy (NED), que mantiene estrechos vínculos con la mafia de Miami, en particular con Hermanos al Rescate (HAR). y que contiene 198 métodos provocativos para tratar de subvertir el orden interno de un país, por medio de huelgas, boicots, motines, vigilias, mítines de protesta, falsos ayunos, huelgas de hambre e incursiones aéreas para regar propaganda, todo extraído de la experiencia contrarrevolucionaria de Europa del Este.

Esta es la nueva estrategia de supuesta lucha pacífica que este connotado terrorista intenta asumir.

Hubiese sido imposible para el terrorista Basulto realizar todos estos crímenes a lo largo de tantos años sin contar con el apoyo de las autoridades de los Estados Unidos que le ha permitido actuar con total impunidad.



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From: lealtad Sent: 18/04/2006 08:03
Chantaje por el canal 41 de Miami

NoticiasEl programa donde Basulto hizo tal confesión estuvo consagrado a la vista del juicio de sus socios Santiago Álvarez Magriñá y Osvaldo Mitat, dos extremistas miamenses recientemente arrestados en posesión de armas prohibidas. Santiago Álvarez ha sido el "protector" de Luis Posada Carriles y quien facilitara su entrada ilegal a territorio norteamericano desde México.


José Basulto confiesa haber disparado cañonazos contra un hotel de La Habana

Relata otras acciones terroristas que realizó con ayuda de la CIA sin ser molestado por el FBI

JEAN-GUY ALLARD

En un chantaje directo a las autoridades estadounidenses, José Basulto, jefe de la organización Hermanos al Rescate, acaba de jactarse de haber disparado con un cañón de 22 mm, a bordo de una lancha rápida, sobre un hotel de La Habana, sin que el FBI "hasta ahora" le haya hecho la menor pregunta.

Basulto en una de sus incursiones donde, de manera sistemática, ha violado el espacio aéreo de Cuba.

Basulto también dijo abiertamente desde el programa A Mano Limpia, del animador Oscar Haza, en el canal 41 de Miami, que la CIA no solo lo entrenó sino dirigió las actividades terroristas contra Cuba de grupos cubanoamericanos.

El programa donde Basulto hizo tal confesión estuvo consagrado a la vista del juicio de sus socios Santiago Álvarez Magriñá y Osvaldo Mitat, dos extremistas miamenses recientemente arrestados en posesión de armas prohibidas. Santiago Álvarez ha sido el "protector" de Luis Posada Carriles y quien facilitara su entrada ilegal a territorio norteamericano desde México.

En efecto, el 24 de agosto de 1962, el terrorista, formado por la CIA en el uso de armas y explosivos junto con Luis Posada Carriles, disparó con un cañón contra un hotel habanero desde una embarcación cercana a unos 200 metros de la costa del barrio de Miramar. A las 11:30, Basulto abrió fuego alcanzando el edificio y sembrando el terror entre los huéspedes de la instalación.

"En el año 1962, tiré con un cañón contra un hotel en Cuba y hasta ahora no me han venido a entrevistar", espetó Basulto, al contestar una pregunta de Haza, en ese programa de amplia audiencia, difundido la semana pasada en Miami.

José Basulto, ex miembro de los comandos terroristas de la Operación 40, montada por la CIA, y fundador de Hermanos al Rescate, se encontraba durante el programa al lado del hijo de Santiago Álvarez, Arturo Hernández, uno de los tres abogados de Álvarez; Francisco `Pepe' Hernández, presidente de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), quien financió y orientó actividades criminales de Posada, y Julio González Rebull, miembro de la Brigada 2506, un grupo que invadió a Cuba enviado por el Gobierno de EE.UU. La brigada es actualmente dirigida por el tristemente célebre oficial CIA, torturador y asesino, Félix Ismael Rodríguez Mendigutía.

"A mí me entrenaron en el uso del cañón las propias autoridades de EE.UU." en bases de la CIA, reconoció Basulto, sin vergüenza alguna. "Me suministraron armamento en otro momento", admitió.

A Santiago Álvarez Magriñá y Osvaldo Mitat les fue incautada una nevera con fusiles automáticos, cuyos números de registro fueron borrados; silenciadores, granadas y un lanzagranadas.

La Fiscalía solicitó que el juicio sea realizado en Fort Lauderdale, en el condado de Broward, y no en Miami, donde la mafia anticubana ordena y manda, lo que desencadena la furia de la fauna terrorista. Se ha creado un Comité integrado por varias figuras de esos grupos, cuya vinculación con el terrorismo es ampliamente documentada.

El propio González Rebull, en una primera intervención, señaló cómo Santiago Álvarez es "un compañero nuestro de las brigadas", refiriéndose a las tropas mercenarias derrotadas en Playa Girón, a las cuales pertenecían también Posada Carriles, Basulto y Pepe Hernández. Reconoció entonces que después de la intervención montada por la CIA, "teníamos ocho bases en los cayos y de ahí operábamos para hacer acciones contra Cuba y teníamos todo tipo de armamento, pero en ese tuvimos el visto bueno del Gobierno americano".

"LOS EE.UU. APOYARON, ENTRENARON Y HASTA DIRIGIERON ESTO"

Basulto afirmó ignorar "cuál es la génesis de esta acción política contra Santiago Álvarez". Sin embargo, al admitir que los terroristas miamenses se beneficiaron siempre de la tolerancia del FBI y de las autoridades judiciales, añadió: "Te puedo decir que conozco muchos casos similares y que se han resuelto de manera amigable, en los cuales las armas han sido confiscadas o algo de este tipo, o se ha regañado a la persona en cuestión y ahí se terminó la cosa".

"Porque los propios EE.UU. fueron los que comenzaron esto y comenzaron con apoyar, entrenar y hasta dirigir", declaró el cabecilla terrorista.

"Tuvimos ese apoyo, esas armas, aquellos elementos que hoy en día son considerados inadecuados."

En su intervención, Basulto comparó las acciones terroristas montadas desde Miami contra Cuba con el "uso de las armas para invadir a Iraq".

Basulto dijo sospechar que en el caso de Álvarez "hay un enemigo en alguna parte que ha tocado alguna tecla para buscar todo este proceso, toda esta sucesión de eventos".

"Esto es lo que nosotros quisiéramos identificar", añadió. Opinó que "en la propia Fiscalía" hay varias personas "que aspiran al puesto de Fiscal", el actual, R. Alexander Acosta es fiscal interino. "A lo mejor el individuo no ha caído bien dentro del sistema y simplemente le han tirado esto encima para que le pasen por arriba las patas de los caballos".

José Basulto lanzó un llamamiento a ejercer presiones políticas para sacar a Álvarez de la cárcel.

"Aquí hay oficiales electos a nivel nacional, local, estatal, que han sido citados en este documento, no estamos emplazando a nadie, solamente les estamos recordando su responsabilidad porque cuando llegan las elecciones todos se acuerdan de Cuba y cuando cambia el Gobierno y es una Administración que no es la de ellos, se esconden entonces", dijo, confirmando abiertamente el peso de las intervenciones políticas en el proceso judicial norteamericano.

AL LADO DE POSADA, BOSCH, FÉLIX RODRÍGUEZÁ

Basulto perteneció a la Operación 40, montada por la CIA para disponer de un comando de agentes formados en terrorismo para la invasión mercenaria de Playa Girón. Recibió entrenamiento en Fort Bragg, Carolina del Norte, y Fort Benning, Georgia, y luego participó en acciones criminales junto a los miamenses Félix Rodríguez Mendigutía, Luis Posada Carriles, Orlando Bosch, Virgilio Paz, José Dionisio Suárez, Antonio Veciana, Ricardo Morales Navarrete, los hermanos Novo Sampoll, Gaspar "Gasparito" Jiménez Escobedo, Nazario Sargent, "Tony" Cuesta, Eladio del Valle, Herminio Díaz, Pedro Luis Díaz Lanz y Rafael "Chichi" Quintero.

Dirigían a los cubanoamericanos, connotados oficiales CIA tales como David Morales, David Phillips, Howard Hunt, Willian Harvey, Frank Sturgis, Gerry Hemming y nada menos que Porter Goss, el actual jefe de la Agencia.

Entre un Osama bin Laden, presunto autor de los catastróficos atentados de Nueva York y Washington, un Posada Carriles o un Bosch, quienes hicieron explotar un avión civil cubano en pleno vuelo, y un José Basulto, quien mandó sus Cessna en un sinnúmero de vuelos de provocación por encima de La Habana, hay un punto común: el entrenamiento en el terrorismo provisto por la CIA.

Mientras tanto, Cinco cubanos que han realizado en Miami, al riesgo de su vida, un trabajo heroico para contrarrestar planes criminales de estos mismos terroristas, siguen encarcelados en diferentes cárceles del inmenso territorio norteamericano.

A todo lo largo del juicio de estos Cinco antiterroristas de Cuba, la Fiscalía y el entonces jefe del FBI, Héctor Pesquera, uno de los oficiales de policía más corruptos de Florida del Sur, utilizaron a José Basulto de asesor y el proceso terminó con un gran abrazo público del Fiscal Federal con el terrorista confeso. Una fiesta, más tarde, reunió a representantes del Gobierno, policías y elementos de la mafia terrorista.

En la sentencia de dos de los Cinco cubanos, la jueza Joan Lenard agregó esta curiosa precisión, apenas tres meses después del 11 de septiembre: "Como una condición a su liberación supervisada, a este acusado se le prohíbe asociarse o visitar a grupos terroristas o similares o ir a los lugares donde se sabe que estos grupos están o frecuentan".

Basulto confirma ahora, a viva voz, el origen de tantas precauciones a favor de individuos cuyas actividades terroristas están, desde hace mucho tiempo, ampliamente demostradas, y en contra de los que intentan contrarrestar sus planes.


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From: matilda Sent: 18/04/2006 16:01
una perlita más para tu collar lealtad..
16.04.06
Historia de un terrorista

x José Pertierra

"En una guerra, chico, como la que tenemos los cubanos amantes de la libertad contra el tirano, usted tiene que derribar aviones, usted tiene que hundir barcos, usted tiene que estar preparado para atacar lo que esté a su alcance"

Presentación del abogado José Pertierra ante la Red Nacional sobre Cuba, en Washington, D.C., el 8 de abril de 2006. Publicada originalmente en Counterpunch, y traducida por el equipo de Cubadebate.

El 5 de abril pasado, en Miami, el cómplice de Luis Posada Carriles en el sabotaje del avión cubano de pasajeros que explotó en 1976 en pleno vuelo con 73 personas inocentes a bordo, conversó con Juan Manuel Cao del canal 41 en Miami. El flamante entrevistado, Orlando Bosch, se expresó textualmente en estos términos:

Juan Manuel Cao: ¿Usted derribó el avión de 1976?

Orlando Bosch: Si te respondo que estuve involucrado, me estoy acusando, y si te responde que no participé en la acción, tú dirás que te estoy mintiendo. Por tanto, no te voy a responder ni una cosa, ni la otra. Simplemente te voy a remitir a los tribunales, que me absolvieron en cinco oportunidades.

Juan Manuel Cao: En esa acción murieron 76 personas*[1], ¿siente usted cargos de conciencia?

Orlando Bosch: No, en una guerra, chico, como la que tenemos los cubanos amantes de la libertad contra el tirano, usted tiene que derribar aviones, usted tiene que hundir barcos, usted tiene que estar preparado para atacar lo que esté a su alcance.

Juan Manuel Cao: Pero, por los que murieron ahí, por sus familiares, no sentirías un poquito de…

Orlando Bosch: Este avión venía de Angola… ¿Quién podía venir en ese avión?... Cuatro miembros del Partido Comunista, cinco norcoreanos, cinco guyaneses… concho, chico, cuatro presidentes del Partido Comunista, entonces, chico, ¿quiénes venían ahí?: enemigos nuestros. Por supuesto, yo sé que la voladura de un avión en el aire es pernicioso, pero cómo no se dice lo mismo la voladura del avión de los Hermanos al Rescate que se derribó… Eran cuatro los Hermanos al Rescate que murieron…

Juan Manuel Cao: ¿Y los esgrimistas, los muchachos jóvenes?

Orlando Bosch: Yo estaba en Caracas y yo vi a las muchachas jóvenes por la televisión. Eran seis. Después que terminó la competencia, esta que era la líder de las seis, dijo que esta victoria se la debemos al tirano, etc, etc… Y todo un discurso de loas al tirano. Nosotros habíamos acordado en Santo Domingo[2], que todo el que saliera de Cuba a llenar de gloria a la tiranía, tenía que correr los mismos riesgos que los hombres y mujeres que combatían junto a esa tiranía.

Juan Manuel Cao: Si usted tuviera que hablarle a los familiares de los 76, pues usted habla del regreso a Cuba, ¿no piensa que es difícil?

Orlando Bosch: No, porque al final los que iban ahí tenían que saber en algún momento que estaban cooperando con la tiranía.

Las respuestas de Bosch a estas cinco preguntas nos permiten vislumbrar la mente del tipo de terrorista que el gobierno de los Estados Unidos alberga y protege en Miami: terroristas que durante los últimos 47 años han hecho una sangrienta y despiadada guerra contra el pueblo cubano.

Lo que le sucedió al vuelo 455 de Cubana de Aviación hace casi treinta años no es un secreto. La historia, simplemente, está en los cables desclasificados de la CIA, y al alcance de cualquiera. Fuentes públicas gubernamentales reconocen que, en aquel momento, este fue el peor acto de terrorismo en la aviación de la historia, y la primera vez que los terroristas hicieran estallar un avión civil.

Más de tres meses antes de que el CU-455 estallara en el cielo de Barbados, en aquella tarde soleada del miércoles 6 de octubre de 1976, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) informó a Washington que un grupo extremista de exiliados cubanos estaba planificando la colocación una bomba en un vuelo de la aerolínea Cubana.

El Buró de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado informó al Secretario de Estado, Henry Kissinger, que una fuente de la CIA había oído decir a Luis Posada Carriles, a menos de un mes del sabotaje, que “nosotros vamos a tumbar el avión cubano”. Ni Washington ni la CIA alertaron a las autoridades cubanas de la amenaza terrorista contra sus aviones.

El sabotaje fue organizado por Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, y ejecutado por Hernán Ricardo y Freddy Lugo. Los preparativos finales para el acto terrorista comenzaron con la llegada de Orlando Bosch a Caracas, el 8 de septiembre de 1976. Bosch es un terrorista nacido en Cuba, líder reconocido de la organización Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU).

Según el FBI, CORU era un grupo que aglutinaba organizaciones de exiliados cubanos, creadas expresamente “planificar, financiar y llevar a cabo operaciones y ataques terroristas contra Cuba”. (Cable del FBI fechado el 29 de junio de 1976).

Cuando Bosch llegó a Caracas el 8 de septiembre de ese año, Posada Carriles ya estaba allí para recibirlo y presentarle a su mano derecha: el leal confidente Hernán Ricardo, quien admitió bajo juramento ser un operativo de la CIA. En 1976, Ricardo también era empleado de Luis Posada Carriles en una empresa privada de Inteligencia que Posada fundó y dirigía entonces en Caracas: Investigaciones Comerciales e Industriales (ICI). Ricardo admitió que Posada Carriles le presentó a Orlando Bosch en las oficinas de la ICI en Caracas.

Para que lo ayudara en la operación especial que Bosch y Posada le habían asignado, Ricardo a su vez reclutó a Freddy Lugo. Ciudadano venezolano, Lugo también admitió bajo juramento que era operativo de la CIA.

Sabemos por informes norteamericanos que el grupo de cuatro personas integrado por Posada, Bosch, Ricardo y Lugo se reunió por lo menos cuatro veces para planificar el sabotaje del avión. En las reuniones, los terroristas acordaron las contraseñas que emplearían para describir el éxito de la operación. Al avión le llamarían “bus” y, a los pasajeros, “perros”. “El resto depende de ustedes”, dijo Posada a Lugo y Ricardo.

Ricardo y Lugo llevaron los explosivos C-4 a bordo del avión en un tubo de pasta dental y en una cámara fotográfica. Freddy Lugo y Hernán Ricardo abordaron el vuelo CU-455 en Trinidad, a las 12:15 PM, con destino a Barbados. Ricardo viajó con un pasaporte falsificado que tenía un nombre falso. Se sentaron en la zona intermedia del avión. Durante el vuelo, colocaron los explosivos C-4 en dos lugares diferentes: el baño posterior y debajo del asiento de Freddy Lugo. Ambos terroristas, descendieron del avión durante una pequeña escala en el Aeropuerto Seawell, de Barbados. Después admitieron bajo juramento que pudieron hacerlo porque ambos habían recibido entrenamiento especial de la CIA, para colocar explosivos.

A bordo del CU-455 había 73 personas; 57 de los pasajeros eran cubanos; 11 eran guyaneses, estudiantes de medicina en Cuba. Los restantes cinco pasajeros eran coreanos. Los pasajeros tenían como promedio 30 años de edad.

Viajaban en el grupo los 24 miembros del equipo de esgrima de Cuba, muchos de ellos adolescentes que habían acabado de recibir medallas de oro en el Campeonato Juvenil de Esgrima en Caracas. Una de las jóvenes esgrimistas, Nancy Uranga, tenía sólo 23 años y estaba embarazada. En realidad, ella no debe haber viajado esa vez. De acuerdo a la investigación de Ann Louise Bardach reportado en su libro Cuba Confidential, su lugar en el equipo de esgrima pertenecía a una esgrimista de doce años de edad, inusualmente alta para su edad, nombrada María González. María tenía planificado participar en los Juegos del Caribe, y estaba en la pista del Aeropuerto José Martí de La Habana, cuando uno de sus entrenadores le dio la mala noticia de que las normas internacionales de las competencias amateur prohibían participar a niños de su edad. Se supo después que María regresó a su casa en el barrio de La Víbora, en La Habana, y estuvo llorando tres días, que se negó a ver los juegos por la televisión cubana porque le dolía mucho no estar allí. A Nancy Uranga la llamaron a última hora para que fuera al Aeropuerto y ocupara el lugar de María en el desventurado viaje a los Juegos del Caribe.

El equipo de esgrima tuvo un estruendoso éxito en los Juegos. Ellos se ganaron todas las medallas de oro, plata y bronce, y sabían que serían esperados en La Habana ese 6 de octubre de 1976 con enorme alegría. Por eso, cuando montaron en el avión en Caracas hablaron con orgullo a la prensa, que destacó el detalle: las medallas colgaban de sus cuellos. Cubana de Aviación hizo la primera escala en Trinidad a las 11:03 A.M, y luego volvieron a tocar tierra en Barbados, a las 12:25 PM.

Nueve minutos después de despegar de Barbados, las bombas explotaron y el avión se incendió. Los pasajeros a bordo vivieron los diez minutos más aterradores de sus vidas, mientras el avión se convertía en un abrasador féretro. La grabación de la voz de la cabina de mando captó los últimos momentos aterradores del vuelo a la 1:24 PM: “¡Seawell! ¡Seawell! ¡CU-455, Seawell…! Tenemos una explosión a bordo. …Tenemos un incendio a bordo.” El piloto, Wilfredo Pérez (conocido por “Felo”), pidió permiso al Aeropuerto Seawell para regresar y aterrizar, pero el avión y sus pasajeros ya estaban condenados a muerte. Mientras el avión se aproximaba a la costa, fue perdiendo rápidamente en altitud y el control. “Pégate al agua, Felo, pégate al agua”, dijo el copiloto. En vez de estrellarse en las blancas arenas de la playa Paradise y matar a los bañistas, Felo logró dar giro brusco, ladeó con valentía el avión y este se perdió en el mar envuelto en una bola de fuego, a una milla de distancia de la costa, al norte de Deep Water Bay (Bahía de las Aguas Profundas).

Los pedazos de los cuerpos se recuperaron lentamente de las aguas. La mayoría de ellos demasiado desfigurados para que los familiares pudieran identificarlos. No hubo sobreviviente. Lugo y Ricardo vieron la explosión de la nave y su hundimiento en el mar, desde el hotel donde acababan de alojarse con nombres falsos.

LLAMADAS DESESPERADAS A LOS JEFES

Hernán Ricardo llamó desesperadamente a sus jefes que estaban en Venezuela. Existen los registros telefónicos del hotel, con las llamadas a Caracas, a los teléfonos de Orlando Bosch y a Luis Posada Carriles. No se pudo comunicar con Posada en su oficina, pero le dejó un mensaje con la secretaria. Luego llamó a una amiga, Marinés Vega, para que le hiciera llegar el siguiente mensaje a Posada: “Estamos en una situación desesperada, el bus estaba repleto de perros… ellos deben enviar a alguien quien yo pueda reconocer… Estaré esperando en una heladería cerca de la Embajada por si algo sucede y necesito pedir asilo allí.”

Ricardo, finalmente, se pudo comunicar con Bosch. Este le respondió: “Mi amigo, tenemos un problema aquí en Caracas. Un avión nunca se explota en el aire…”, lo que prueba un giro de los acontecimientos que no estaba previsto en un plan, diseñado cuidadosamente para que la bomba explotara mientras el avión estuviera en tierra, antes de despegar.

Al descubrir que las circunstancias se les estaban poniendo muy graves en Barbados, Lugo y Ricardo se montaron esa misma noche en un vuelo de la British West Indies Airlines de regreso a Trinidad. Ya en el vuelo, Ricardo confesó a su compinche –parlamento que luego repitió ante policía trinitaria-: “Caramba, Lugo, me siento desesperado y tengo ganas de llorar. Nunca había matado a nadie antes.”

En Puerto España, los terroristas se hospedaron en el Holiday Inn con identificación falsa y realizaron nuevas llamadas desesperadas a Posada Carriles. El nerviosismo en el aeropuerto y en el hotel, así como sus conversaciones en los taxis que montaron en Barbados y luego en Trinidad, llevó a la policía a circularlos como principales sospechosos del sabotaje. Fueron arrestados e interrogados por detectives del Departamento de la Policía de Trinidad.

Ambos confesaron el crimen ante el Comisario Dannis Elliot Ramdwar, quien tomó sus declaraciones por escrito. Lugo y Ricardo admitieron ser operativos de la CIA. Ricardo describió en detalles cómo pudo detonar los explosivos C-4 y señaló un lápiz que estaba sobre el buró de Ramdwar, que era similar al temporizador que había utilizado para detonar el explosivo. Ricardo también dijo a la policía en Trinidad que él trabajaba para Luis Posada Carriles. Le dijo a Ramdwar que el jefe de la CORU era Orlando Bosch y dibujó un esquema de la organización de la CORU para la policía y añadió que la organización terrorista también se conocía como el “Cóndor”.

Después de escuchar las confesiones de Lugo y Ricardo, la policía en Caracas actuó y arrestó a Posada y a Bosch. La policía también obtuvo una orden judicial y registró las oficinas de Posada Carriles, donde confiscaron armas y modernos equipos de vigilancia electrónica. También hallaron en la oficina de Posada Carriles en Caracas un folleto, con el itinerario de los vuelos de Cubana de Aviación. En uno de los primeros informes del 6 de octubre de 1976, sobre el derribo del vuelo 455 de Cubana de Aviación, el Buró Venezolano del FBI envió un cable, donde afirmaba que una fuente confidencial había identificado a Luis Posada Carriles y a Orlando Bosch como los responsables del sabotaje. “La fuente prácticamente admitió que Posada y Bosch habían organizado el sabotaje del avión”, según el informe.

En la entrevista por la televisión presentada hace unos días en Miami, Bosch habló sobre un acuerdo al que habían llegado los terroristas en Santo Domingo, en junio de 1976. El propio FBI registra ese acuerdo secreto. Según su informe, Orlando Bosch, Luis Posada Carriles y otros terroristas crearon una organización terrorista aglutinadora, llamada CORU, en una reunión celebrada en la República Dominicana. El informe del FBI detalla cómo en esa reunión, la CORU planificó una serie de ataques terroristas contra entidades cubanas, así como el asesinato de comunistas en el Hemisferio Occidental. En la página 6, el documento relata con lujo de detalles de qué modo Luis Posada y otros exiliados enemigos del gobierno de Fidel Castro se reunieron con Orlando Bosch en Caracas el 8 de septiembre de 1976 y llegaron a un acuerdo sobre qué tipo de actividades él podría organizar en suelo venezolano.

Después de los arrestos de los criminales, Trinidad, Barbados, Guyana y Cuba cedieron la jurisdicción sobre el caso del sabotaje del avión de pasajeros a Venezuela, y los cuatro fueron procesados en Caracas por asesinato.

EL TORTUOSO CAMINO DE LA JUSTICIA

Enjuiciar a terroristas tiene su precio. La jueza que emitió las órdenes de arresto iniciales para los cuatro terroristas, Delia Estava Moreno, recibió varias amenazas de muerte y chantajes como represalias por su conducta. Como consecuencia, se vio obligada a recusar. El juez que presidía el Tribunal Militar, General retirado Elio García Barrios, también recibió amenazas de muerte y en 1983, su hijo y chofer fueron asesinados en un golpe al estilo de la Mafia, que tenía el propósito de marcar e intimidar a quienes osaran interponer una acción judicial contra los asesinos.

Finalmente, Lugo y Ricardo fueron condenados, pero antes de que la Corte pudiera dar su veredicto, Luis Posada Carriles se escapó de la prisión en San Juan de los Moros, en el Estado de Guárico, donde había sido confinado después del fracaso de dos intentos de fuga. Posada escapó con la ayuda de por lo menos 50 000 dólares, financiado por un grupo extremista de derecha en Miami.

Quince días después de su fuga de la cárcel, Posada salió clandestinamente de Venezuela hacia Aruba en un barco camaronero. Se pasó una semana en la Isla y luego voló en un avión privado hasta Costa Rica, y de ahí, a San Salvador. Inmediatamente comenzó a trabajar junto con Félix Rodríguez, miembro de alto rango de la CIA, en la Base Aérea de Ilopango.

El trabajo de Posada en San Salvador consistía, nada menos, que en suministrar armas a la Contra nicaragüense. Los suministros se obtenían gracias a la venta de narcóticos. Esta operación devino en el escándalo conocido como Irán-Contra. Félix Rodríguez, el hombre clave de la CIA en América Central en el escándalo Irán-Contras, había sido empleado para el trabajo por un miembro de la CIA y viejo amigo de Donald Gregg, entonces asesor de Seguridad Nacional del Vicepresidente Bush. Según Ann Louise Bardach, quien entrevistó a Posada en 1998 para el New York Times, “Posada señaló con cierto orgullo que George Bush había dirigido la CIA desde noviembre de 1975 hasta enero de 1977”, período que abarcó algunos de los más violentos crímenes cometidos por los exiliados cubanos y la Operación Cóndor: incluido el asesinato de Letelier y el sabotaje del avión de pasajeros.

Posada pasó los siguientes años en América Central trabajando para los servicios de seguridad de El Salvador, Guatemala y Honduras. A inicios de los noventa, volvió a concentrar su atención en Cuba, país que intentaba poner en marcha la industria del turismo para compensar la difícil situación económica que se produjo después de la desintegración del Bloque Soviético. Desde su guarida en América Central, reclutó a mercenarios salvadoreños y guatemaltecos que introducirían explosivos de contrabando en la Isla. En 1997 comenzaron a explotar las bombas en los mejores hoteles y restaurantes de La Habana, lo que provocó la muerte de un joven turista italiano, Fabio Di Celmo, y heridas a varios otros.

Posada declaró a The New York Times que la campaña terrorista contra el turismo cubano fue financiada por las organizaciones de exiliados de Miami y que el propio Luis Posada Carriles organizaba los ataques desde América Central. Frente a la negativa del FBI de controlar a los terroristas de Miami, Cuba envió algunos hombres muy valientes para que se infiltraran en estas organizaciones terroristas y recogieran información con el propósito de pedir al Presidente Clinton que interviniera y ordenara a los agentes del FBI el arresto de los terroristas.

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From: matilda Sent: 18/04/2006 16:01

LA VERDADERA HISTORIA DE LOS CINCO

Después de recopilar suficiente evidencia para determinar la fuente de la campaña terrorista, el 1º de mayo de 1998, Fidel Castro envió a un emisario personal a Washington con un mensaje manuscrito al Presidente Clinton: nada menos que el Premio Nóbel de Literatura, Gabriel García Márquez. El Presidente Clinton estaba fuera de la ciudad, en California, por varios días. Después de esperarlo en el Hotel Washington, García Márquez finalmente se reunió con el Jefe de Personal de la Casa Blanca, Mac McLarty, y le entregó la carta.

García Márquez narró a Fidel la reacción de McLarty ante la carta y cita lo que le dijo McLarty: “Tenemos enemigos en común: los terroristas”.

Tras la visita de García Márquez, un mes después, Estados Unidos envió un equipo del FBI a Cuba para analizar la colaboración con Cuba en la “Guerra contra el terrorismo”. Cuba entregó al FBI las cintas de las grabaciones de 14 conversaciones telefónicas de Luis Posada Carriles con los detalles sobre la serie de bombas que explotaron en Cuba en los años noventa. Facilitó también al FBI las direcciones de Luis Posada Carriles en El Salvador, Honduras, Costa Rica, Guatemala y Panamá. Le entregó las cintas de las conversaciones con los detenidos centroamericanos en Cuba, quienes habían admitido que Posada era su jefe.

En total, la Isla entregó 60 compilaciones de documentos con información sobre los 40 terroristas radicados en Miami, que incluía las direcciones de ellos y la evidencia de sus vínculos con el terrorismo.

Cuba entonces esperó… y esperó… y esperó. Cuba esperaba que el FBI arrestara a los terroristas. Sin embargo, sorpresivamente el FBI arrestó, el 12 de septiembre de 1998, a los hombres que actualmente se conocen como los Cinco Héroes Cubanos: los hombres que habían venido a Miami a infiltrarse en las organizaciones terroristas de los exiliados en Miami. Según El Nuevo Herald, a las primeras personas que se les avisó de los arrestos de los Cinco fueron los congresistas Lincoln Díaz Balart e Ileana Ros-Lehtinen, de Miami. Los Cinco fueron acusados de 26 cargos penales.

El arresto de estos hombres ha puesto de manifiesto el doble rasero de Washington en relación con su llamada guerra contra el terrorismo: guerra que el gobierno de Estados Unidos selecciona a la carta para combatir, diferenciando entre los terroristas que le gustan y los que no le gustan.

Los Cinco fueron puestos en confinamiento solitario durante los siguientes 17 meses, hasta el comienzo de los juicios. Los condenaron por varios cargos y recibieron las sentencias máximas posibles. A Gerardo Hernández le impusieron doble cadena perpetua y a Antonio Guerrero y a Ramón Labañino, a una cadena perpetua. Fernando González y René González fueron sentenciados a 19 y a 15 años respectivamente.

Los enviaron a prisiones de máxima seguridad en distintos puntos de este país y a dos de ellos se les han negado las visitas de sus esposas durante los últimos siete años, en violación de las leyes estadounidenses y del derecho internacional.

El 9 de agosto de 2005, un panel de 3 jueces de la Corte de Apelaciones publicó una decisión de 93 páginas que revocaba las condenas y sentencias, dictaminaba que los Cinco no tuvieron un juicio justo en Miami y reconocía la evidencia presentada por la defensa en el juicio, que revelaba las acciones terroristas perpetradas contra Cuba por los grupos de exiliados en Miami. La Corte de Apelaciones incluso citó en una nota al pie de página el papel de Luis Posada Carriles y se refirió correctamente a él como terrorista. El panel de tres jueces declaró que “una perfecta tormenta” de prejuicios impidió que los Cinco Cubanos tuviesen un juicio justo en Miami.

El Gobierno de Bush, a través de su Subsecretario de Justicia, presentó una apelación formal ante los 12 jueces del Onceno Circuito de Atlanta, y obviamente por deferencia a la inusual solicitud del Departamento de Justicia, el Tribunal de Apelaciones anuló la decisión del panel de tres jueces y acordó ver el caso en pleno.

El abogado Leonard Weinglass, quien representa a Antonio Guerrero dijo recientemente: “Los Cinco no fueron enjuiciados porque violaran la ley estadounidense, sino porque su trabajo puso de manifiesto a quienes lo hacían. Con la infiltración en la red terrorista que se permite que exista en la Florida, ellos demostraron la hipocresía de la proclamada oposición al terrorismo de los Estados Unidos.”

LA IMPUNIDAD DE LOS TERRORISTAS CONTINÚA

Mientras se estaba procesando a los Cinco en Miami, la campaña terrorista contra Cuba continuaba. En noviembre de 2000, Posada Carriles fue arrestado en Panamá junto con tres cómplices, antes de que pudieran llevarse a cabo el plan de volar un auditorio lleno de estudiantes en la Universidad de Panamá con explosivos C-4, donde el Presidente cubano Fidel Castro iba a pronunciar un discurso.

Los cuatro fueron condenados por un tribunal panameño, pero el 26 de agosto de 2004, en una de sus últimas actuaciones como Presidenta, Mireya Moscoso les dio el indulto en violación de las leyes panameñas.

Los tres cómplices, todos cubano-americanos, viajaron a Miami donde fueron recibidos calurosamente. Posada Carriles, que no es ni ciudadano de los Estados Unidos ni residente permanente legal, se dirigió clandestinamente a Honduras y comenzó a fraguar un plan para regresar al rincón del terrorismo: Miami.

En marzo de 2005, se dejó ver en Miami y solicitó asilo. Durante semanas vivió libremente en esa ciudad y hasta iba de compras al centro comercial, como él mismo proclamara en entrevistas a la prensa. Antes de que fuera detenido, Venezuela solicitó su detención preventiva con fines de extradición para enjuiciarlo en Caracas por los 73 cargos de asesinato de primer grado, relacionados con el sabotaje del avión de pasajeros en 1976.

Pero en vez de darle curso a la solicitud de extradición que pesa sobre Posada, el Departamento de Seguridad de la Patria [de EE.UU.] se cruzó de brazos. Solo actuó cuando Posada convocó a una rocambolesca conferencia de prensa en Miami, el 17 de mayo de 2005, donde abiertamente alardeó de que el Departamento de Seguridad de la Patria ni siquiera lo estaba buscando. Los funcionarios del gobierno consideraron que no tenían otra alternativa que apresarlo. Fue detenido inmediatamente después de la conferencia de prensa y transportado tiernamente y sin esposas en un carrito de golf hasta un helicóptero que lo esperaba.

LA FARSA LEGAL

Posada fue acusado de entrada ilegal en los Estados Unidos y así comenzó la farsa legal diseñada para desviar la atención de la solicitud de extradición, que el Departamento de Justicia todavía no ha atendido.

Para librarse de la deportación, Posada primero alegó que todavía era residente permanente en los Estados Unidos. Como alternativa, solicitó asilo y protección para no ser trasladado, en virtud de la Convención contra la Tortura (CCT).

Aunque es cierto que había sido residente permanente en los años sesenta, hace tiempo que Posada abandonó esa condición. El se ha pasado los últimos casi cuarenta años viviendo y matando en el extranjero. Debido a su largo currículo de terrorismo, por definición jurídica, él no clasifica para obtener asilo. Por tanto, solo le quedaba como única posibilidad la de ser amparado por la Convención internacional contra la Tortura.

Durante esta pirueta administrativa migratoria, presenciamos uno de los episodios más vergonzosos que hayan protagonizado los abogados de la agencia de Inmigración. Manipularon el caso de inmigración de tal manera que garantizaron que Posada fuera amparado por la Convención contra la Tortura.

Posada convocó a un solo testigo en su caso de inmigración. Un mal llamado especialista sobre Venezuela quien testificó que según su opinión de experto, Luis Posada Carriles sería torturado si regresaba a Caracas. El testigo afirmó que Venezuela tortura a los presos y que este “inmigrante indocumentado” seguramente sería torturado si regresaba a Caracas. El “testigo” era nada más y nada menos que Joaquín Chaffardet: amigo, socio empresarial y abogado de Luis Posada Carriles en Venezuela. Chaffardet también había sido jefe de Posada en la tenebrosa policía política venezolana, la DISIP, a principios del decenio de 1970. Un hombre que ha estado al lado de Posada durante los últimos cuarenta años. ¡El Departamento de Seguridad de la Patria ni siquiera cuestionó a ese sujeto!

El abogado del Departamento de Seguridad de la Patria ni siquiera presentó evidencia para desenmascarar a este testigo que pretendía ser un experto desinteresado. Abunda la evidencia de que Chaffardet está parcializado a favor de su amigo, socio y cliente, pero los abogados del Servicio de Inmigración jamás se la mostraron al juez.

La táctica de la fiscalía funcionó. El Juez de Inmigración William Abbott acreditó el testimonio de Chaffardet como creíble y determinó que, a raíz de ese testimonio, había una “clara probabilidad” de que Posada sería torturado si era deportado a Venezuela. Emitió una orden de deportación contra Posada, pero con la advertencia que no podía ser expulsado a Cuba o a Venezuela donde pudiera ser torturado. De esa manera cínica el torturador, Luis Posada Carriles, recibió el amparo de la Convención contra la Tortura.

Posteriormente, el Servicio de Inmigración declinó apelar la decisión del Juez Abbott y anunció que abría una búsqueda para encontrar un tercer país que lo acogiera.

Unos meses antes, el Departamento de Seguridad de la Patria había apelado la decisión de un Juez de Inmigración en Miami de otorgarles el amparo de la Convención contra la Tortura a dos oficiales venezolanos, acusados en Caracas de hacer estallar explosivos ante el consulado colombiano y la embajada española. En aquella apelación, el mismo abogado del Servicio de Inmigración que litigó el caso de Posada, argumentó que no existía evidencia de que en Venezuela se torturara a los presos. Ahora, en el caso de Posada, el Departamento de Seguridad de la Patria asumió una posición totalmente distinta. ¿Por qué? Saque la cuenta usted.

LA PAPA CALIENTE SIGUE EN LA MANOS DE EEUU

Ya han pasado más de seis meses desde que se tomara la decisión de inmigración. Como se han negado hasta ahora a ejecutar la orden de extradición en el Caso Posada (que Venezuela ha solicitado en numerosas ocasiones), el gobierno de Estados Unidos tendría que ponerlo en libertad o declararlo un peligro para la comunidad.

En una carta enviada a Luis Posada Carriles, con fecha del 22 de marzo de 2006, se le comunica que la Agencia de Inmigración Departamento de Seguridad de la Patria decidió mantenerlo detenido “por ahora”, y explica las razones.

La carta dice que Posada tiene un “largo historial de actividades delictivas y violencia donde murieron civiles inocentes”. Su liberación de la detención, le dice Inmigración a Posada, “representaría un peligro tanto para la comunidad como para la seguridad nacional de los Estados Unidos”.

Para apoyar su decisión interina de mantenerlo detenido, el Servicio de Inmigración cita la solicitud de extradición pendiente de Venezuela contra Posada y el hecho de que Posada se escapó de una prisión venezolana, cuando aún tenía pendiente un juicio por el sabotaje del avión de pasajeros en 1976. “Su pasado también incluye la fuga de una prisión venezolana, la cual se logró después de varios intentos en que se emplearon amenazas de fuerza, explosivos y subterfugios”, informa Inmigración en la carta al reo.

La carta luego cita las propias declaraciones de Posada que lo vinculan a la “planificación y coordinación de una serie de atentados terroristas en hoteles y restaurantes ocurridos en Cuba… en 1997”. Estos sabotajes trajeron como consecuencia el asesinato de un turista italiano y heridas a varios otros. El Servicio de Inmigración también menciona la condena que recibió Posada en Panamá por “delitos contra la Seguridad Nacional”, refiriéndose explícitamente a su intento de asesinar al Presidente cubano Fidel Castro en el 2000 con explosivos C-4, mientras el mandatario se reuniera con centenares de estudiantes.

De modo que ¡al fin el gobierno de Estados Unidos reconoce que Posada es malo! Sin decir la palabra que han tratado de esquivar desde el principio, el Servicio de Inmigración lo describe como un terrorista.

Son sus propias leyes las que obligaron a los Estados Unidos a admitir que Posada es un terrorista. Aunque está claro que Washington no desea extraditarlo a Venezuela, no le es prudente liberarlo. El único modo de mantenerlo detenido sin una solicitud de extradición es que el gobierno dictamine que él es un peligro para la comunidad.

El caso de extradición no ha desaparecido. Está ahí, aún muy vigente. A menos que Posada sufra un infarto y muera en prisión, llegará el momento en que la ley obligue al gobierno de Estados Unidos a que dé curso a la solicitud del gobierno venezolano. Muchas personas piensan que el fallo del Juez Abbott, cuando decidió que Posada no fuera deportado a Venezuela, se refería a la solicitud de extradición de Venezuela. No es así. Los fallos de extradición prevalecen sobre las decisiones de inmigración.

Además, aun si la Secretaria de Estado, Rice, decidiera a su discreción no extraditar a Posada, los tratados y convenciones firmados por el gobierno de Estados Unidos en el pasado obligan a este país a enjuiciarlo por el sabotaje del avión en los Estados Unidos: irónicamente un país donde sí existe amplia evidencia que se torturan a los presos.

EEUU ESTÁ OBLIGADO A CUMPLIR LA CONVENCIÓN DE MONTREAL

Repasemos lo que establece la Convención de Montreal sobre la Aviación Civil, en su Artículo 7:

El Estado Contratante en el territorio donde se encuentre al presunto delincuente, si no lo extradita, está obligado, sin excepción de ninguna clase y aunque el delito haya sido cometido o no en su territorio, a presentar el caso a sus autoridades competentes a los fines de que sea procesado. Esas autoridades tomarán su decisión de la misma manera que en el caso de cualquier delito ordinario de índole grave, a tenor de las leyes de ese Estado.

El Artículo 7 de la Convención de Montreal no le permite discreción a los Estados Unidos para simplemente declinar la extradición de Posada. Tiene que extraditarlo o enjuiciarlo en los Estados Unidos por los 73 cargos de asesinato de primer grado en relación con el sabotaje del avión civil. Deportarlo a un tercer país no es una opción, ni tampoco lo es dejarlo en libertad en la comunidad. Si no lo extradita, los Estados Unidos lo tienen que enjuiciar dentro de su propio territorio.

La historia del CU-455 reclama a gritos que el pueblo estadounidense la escuche. Si supiera la verdadera historia de cómo esas 73 personas fueron asesinadas a sangre fría por terroristas a quienes el gobierno de Estados Unidos prefiere proteger en vez de enjuiciar, el pueblo no permitiría la impunidad.

Pocas personas en este país saben que Orlando Bosch fue liberado de la custodia de inmigración por el Presidente George Bush (padre) en 1990, y que él actualmente se sienta en el estrado cuando el Presidente Bush (hijo) pronuncia discursos en Miami. El abogado de Bosch, quien resulta ser el nieto del dictador Fulgencio Batista, fue nombrado hace cuatro años por Jeb Bush al frente del Tribunal Supremo de la Florida.

La suerte de los Cinco Cubanos está en las manos de 12 jueces, pero los jueces deberían estar bajo el escrutinio de la opinión pública. A pesar de sus mejores esfuerzos, los estadounidenses todavía no saben quiénes son los Cinco, ni por qué fueron a Miami. Es importante que ustedes cuenten la historia de los Cinco: para que se sepa la razón por la que están presos estos hombres sacrificados y valientes: que se sepa que los Estados Unidos enjuician y condenan a los antiterroristas y, sin embargo, albergan y protegen a terroristas.

Está en manos del pueblo estadounidense detener la impunidad y depende de ustedes garantizar que el pueblo estadounidense sepa la verdad sobre estos casos y este gobierno. Depende de ustedes que la verdad sobre Cuba y sobre Venezuela le llegue a los oídos y a la conciencia del pueblo estadounidense.

El gobierno estadounidense dirige una guerra hipócrita contra el terrorismo, mientras que abriga y recompensa a los terroristas de su preferencia. Washington le lee la cartilla a los demás sobre la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, bloquea a Cuba y utiliza el hambre como un instrumento de su política exterior para tratar de rendir por hambre a 11 millones de personas.

No podemos quedarnos tranquilos mientras el gobierno de Estados Unidos bloquea e invade países que jamás lo han atacado; mientras tortura a sus prisioneros y les toma fotografías como si las víctimas fueran curiosidades y no seres humanos; mientras les espía a los estadounidenses sin orden judicial y pisotean los derechos civiles de sus ciudadanos con una ley cuyos autores osaron titular “Patriótica”.

En 2002, Washington ayudó a organizar un fracasado golpe de Estado contra el gobierno elegido democráticamente en Venezuela, con vistas a instalar a un típico gobierno títere en Caracas. Gracias al pueblo venezolano, el golpe de Estado fracasó y el Presidente Chávez fue restaurado en el cargo.

El bloqueo contra Cuba no funcionó, ni tampoco funcionó el golpe de Estado en Venezuela. Cuba y Venezuela son ahora más fuertes que nunca.

Las políticas internas y externas del gobierno de Bush han despertado por todo este continente a un gigante que estaba somnoliento y silencioso. Y sí: América es un continente y no dos, como algunos libros de texto estadounidenses quisieran hacernos creer.

*José Pertierra es abogado que ejerce en Washington, D.C. Él representa al gobierno venezolano en el caso de extradición de Luis Posada Carriles.

Notas a la entrevista de Bosch

[1] La fecha es un error del periodista. En el sabotaje al avión cubano frente a las costas de Barbados murieron 73 personas, el 6 de octubre de 1976.

[2] Se refiere a la reunión secreta, que tuvo lugar en Santo Domingo el 11 de junio de 1976, y en la que se creó el Comité de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), que se atribuyó el atentado contra el avión cubano.




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