Se cambiaron mercenarios por compotas y medicamentos para niños
inSurGente/ Prensa Latina (Armando Pérez Fernández).- Canjeados por alimentos y medicinas para los niños cubanos: así se selló la historia del contingente de mercenarios derrotados por los milicianos de la isla en abril de 1961 en Playa Girón (Bahía de Cochinos). Al monto de 53 millones de dólares de la transacción, el gobierno estadounidense debió añadir el costo político de admitir que aquellos 1.113 combatientes capturados por las tropas cubanas durante los combates eran asalariados suyos.
La Brigada de Asalto 2506, compuesta por alrededor de 1500 hombres, constituyó el eje de la Operación 40, un plan encubierto del Departamento de Estado, la CIA y el Pentágono para derrocar a la naciente revolución cubana, mediante la invasión y ocupación de una parte del territorio de la isla.
Los nexos del gobierno de Estados Unidos con la agresión mercenaria fue corroborada en el informe del Inspector General de la CIA Lyman Kirkpatrick, elaborado seis meses después de la fracasada invasión, el cual permaneció en el más estricto secreto hasta 1998.
El documento deja claro que los mercenarios eran cubanos de origen, residentes en Estados Unidos, que recibieron entrenamiento militar bajo la dirección de instructores norteamericanos en bases situadas en propio suelo de la unión, Puerto Rico, Nicaragua y Guatemala.
El General Eisenhower, en sus memorias cuenta que: "El 17 de marzo de 1960 (....) yo le ordené a la Agencia Central de Inteligencia que comenzara a organizar el entrenamiento de los exiliados cubanos especialmente en Guatemala".
Ya en mayo de 1960 comenzaron a llegar los primeros mercenarios a la finca La Helvetia, en el departamento de Retalhuleu, en Guatemala, propiedad de Roberto Alejos, amigo íntimo del presidente de aquel país Miguel Ydígoras.
Ese primer grupo, compuesto por 32 hombres que entró al país como ingenieros agrónomos, trabajó en el acondicionamiento de lo que denominaron Base Trax, donde se construyó a toda carrera una pista de aterrizaje de aviones.
Además, fue utilizada una plantación de caña del propio Alejos entre la ciudad de Retalhuleu y la capital, que resultaba apropiada para el lanzamiento de paracaidistas y maniobras de infantería.
Para esa época, con el concurso del dictador nicaragüense Anastasio Somoza se construyó una base aérea clandestina en Puerto Cabezas que recibió el nombre de Happy Valley (Valle Alegre), centro de las operaciones de la fuerza aérea encargada de apoyar la primera etapa de la agresión a Cuba.
Es tristemente célebre la anécdota del sátrapa, quien al despedir el 17 de abril de 1961 desde el muelle de Puerto Cabezas al grueso de los invasores les encarga: "¡Tráiganme un par de pelos de la barba de (Fidel) Castro!".
Por otra parte, en junio de 1960 se creó el "Frente Revolucionario Democrático", de carácter político, dirigido por cinco personas e integrado por los principales grupos contrarrevolucionarios que operaban en territorio estadounidense.
Como cabecillas del citado Frente figuraban Manuel A. Varona, Justo Carrillo y Manuel Artime; este último llegó a ser el único enlace entre las operaciones políticas y las militares, en atención a su subordinación incondicional a la CIA.
Entre aquellos hombres que arribaron a Guatemala, de mayo a diciembre de 1960, y que constituyeron el grueso de la Brigada 2506, se encontraba el connotado terrorista Luis Posada Carriles, quien finalmente no hizo el viaje a Cuba.
Posada Carriles, en la actualidad bajo custodia del gobierno estadounidense por un asunto migratorio, es responsable del sabotaje a la aeronave de Cubana de Aviación que en 1976 explotó frente a las costas de Barbados con 73 personas a bordo.
Para estas y otras acciones, como la serie de explosiones en hoteles de La Habana en el verano de 1997, el sindicado se sirvió generalmente de asalariados, hombres sin ideología dispuestos a realizar el trabajo sucio por un puñado de dólares.
Este individuo es una prueba fehaciente de que el mercenarismo ha estado siempre muy vinculado las acciones hostiles de Washington contra Cuba, las que como en el caso de Girón tuvieron carácter de terrorismo de Estado.
Después de casi dos años de intensos preparativos, entrenamientos militares y más de 100 millones de dólares invertidos por Estados Unidos, la invasión terminó en una aplastante derrota para las fuerzas expedicionarias.
El 19 de abril de 1961, tras 72 horas de combates, los jóvenes milicianos cubanos frenaron y derrotaron a los agresores, que entre sus previsiones nunca tuvieron la decisión de todo un pueblo de defender su libertad.
Aquellos que hicieron el viaje de ida con pose conquistadora, regresaron a Miami cabizbajos intercambiados por compotas.