Originalmente demócrata, Jean Kirkpatrick sirvió como embajador de USA bajo Ronald Reagan ante Naciones Unidas de 1981 a 1985. Ha sido una destacada figura en los círculos derechistas desde entonces. Justificó tristemente su apoyo directo a malignas dictaduras en Latinoamérica utilizando una espuria distinción entre regímenes “autoritarios” amistosos hacia USA y regímenes “totalitarios”, sinónimos para ella con gobiernos comunistas.
Su discurso de 1984 en San Diego ante la convención del Partido Republicano con su frase “Culpen primero a USA” popularizó la desvergonzada táctica de acusar a los críticos de la política del gobierno de USA de “anti-usamericanismo”(cualquier similitud con Llabrada,Elpidio y demás congéneres es la pura realidad). “Últimamente Kirkpatrick ha sido una destacada personalidad en influyentes organizaciones derechistas como el Instituto de la Empresa Usamericana y el Instituto Internacional Republicano.”
La reciente intervención de Jean Kirkpatrick en la política interna de Nicaragua es un útil recuerdo de que la política exterior del gobierno de USA se caracteriza no sólo por su hipocresía y sadismo, sino también por la vana ilusión de su estupidez. Consideremos la siguiente cita de una entrevista que Kirkpatrick dio a la publicación Religion and Liberty [1]:
“No creo que Fidel Castro sepa cómo dirigir un gobierno que debe satisfacer las necesidades de una sociedad. Es esencialmente un revolucionario, comprometido con la revolución mundial. Ya que ésa es su profesión, no creo que pueda durar.”
A pesar de décadas de bloqueo económico de USA impulsado enérgicamente por Kirkpatrick, el pueblo de Cuba goza de mejor educación, mejor atención sanitaria y mejor prevención de desastres y servicios de asistencia que la mayor parte de la gente en Usamérica. La verdad fue dramáticamente ilustrada el año pasado por el contraste entre la reacción del gobierno de USA ante el huracán Katrina y la reacción del gobierno de La Habana ante una serie de huracanes igualmente devastadores en Cuba. Los puntos de vista de Jean Kirkpatrick sobre Cuba contradicen los hechos de un modo absurdo. La defensa de su política respecto a Cuba ha sido un fracaso total.
Tomemos esta joya antihistórica de la misma entrevista:
“… ningún Estado autoritario se ha desarrollado jamás de un Estado democrático de bienestar, ni un estado democrático de bienestar se ha convertido jamás en un Estado autoritario”.
Incluso si se considera el limitado período histórico relevante que aborda en su alelada observación, hay que suponer que los estudios de historia europea de Kirkpatrick se detuvieron justo antes de la república de Weimar, para nombrar sólo el ejemplo más obvio. Pero esta persona es un gurú destacado en la elite de la política exterior de Usamérica. No sorprende que la agresión criminal del régimen de Bush contra Iraq haya involucrado al pueblo de Usamérica en el peor desastre de política extranjera desde Vietnam.
Nicaragua en la ONU. ¿El punto más bajo de la carrera de Kirkpatrick?
Posiblemente el desastre diplomático más embarazoso de la carrera de Kirkpatrick haya sido el fallido intento de la diplomacia de USA de impedir la elección de Nicaragua al Consejo de Seguridad de la ONU en 1982. Kirkpatrick y sus colegas se esforzaron desesperadamente por impulsar la candidatura de la República Dominicana para impedir la elección de Nicaragua. Ella y su equipo fracasaron vergonzosamente. El Ministro de Exteriores de Nicaragua en la época, el sacerdote Miguel D'Escoto recuerda:
“Hablé con todos los cancilleres del mundo allí reunidos en el contexto de encuentros bilaterales de una media hora cada uno. Pero yo no estaba solo. Contaba con un maravilloso equipo de apoyo de cancillería y con Norita Astorga. Pero era nuestro heroico pueblo en armas y Daniel quienes más nos acompañaron e hicieron posible la victoria por la admiración y respeto que el mundo siente por las personas consecuentes [2].
El voto fue un triunfo personal para D'Escoto y un golpe casi sin precedentes para el prestigio de USA. Al rechazar al candidato apoyado por la administración Reagan, el voto indicó el desprecio que casi todo el mundo sentía por la defensa del gobierno Reagan de regímenes criminales y grupos terroristas en todo el mundo en aquella época. Hay que culpar en primer lugar a Kirkpatrick por ese fracaso.
Continuidades: de El Salvador a Palestina e Iraq
Igual como la carrera de John Negroponte, compañero de Kirkpatrick en el patrocinio de los escuadrones de la muerte, abarca desde los crímenes del gobierno Reagan en Centroamérica a los crímenes del régimen Bush en Iraq, lo hace la retórica favorable al terror de Kirkpatrick desde inicios de los años ochenta. Cuando el ejército salvadoreño entrenado por USA asesinó a tres monjas y una misionera laica usamericanas en 1982, Kirkpatrick trató de justificar de forma vergonzosa los asesinatos acusando a las mujeres de ser activistas políticas que trabajaban para las guerrillas salvadoreñas. ¡Qué contraste con la reacción del gobierno de USA ante el asesinato de cuatro mercenarios usamericanos en Faluya, que condujo a la destrucción de la ciudad por miles de soldados apoyados por artillería, vehículos blindados y la fuerza aérea!
Por otra parte, la infame mentira de Kirkpatrick sobre las cuatro mujeres usamericanas asesinadas en El Salvador está cortada por el mismo patrón que las reacciones del gobierno de USA ante el asesinato de Rachel Corrie por el ejército israelí. Presumiblemente, se supone que entendamos que los activistas se lo merecen simplemente porque se oponen a la política del gobierno de USA, esto es, el pueril “con nosotros o contra nosotros” del presidente Bush. Ciertamente, vale la pena señalar que esta mentalidad oficial del gobierno de USA no es nueva. La hipocresía y el sadismo han sido la norma durante décadas, engendradas de modo muy claro por la ignorancia y el autoengaño.
Más continuidades: dictaduras, drogas, señores de la guerra, drogas
Durante todos los años ochenta, Jean Kirkpatrick y prominentes colegas suyos como George Bush padre, George Schultz y Caspar Weinberger, así como luminarias de menos categoría como Donald Rumsfeld, Richard Armitage, Elliot Abrams y Condoleezza Rice, apoyaron a regímenes crueles, represivos y antihumanitarios en todo el mundo. Apoyaron y aprovisionaron a Sadam Husein. Apoyaron activamente al régimen del apartheid de África del Sur.
Apoyaron a tunantes y asesinos de masas como el general Pinochet en Chile y la guerra sucia del general Videla en Argentina. Inventaron excusas para la guerra genocida del general Ríos Montt contra el pueblo indígena en Guatemala. Como embajadora de USA en Naciones Unidas, Kirkpatrick agasajó al general Videla y fue una aliada constante del general Pinochet en Chile. Pinochet fue un canalla que robó millones de dólares y dirigió el asesinato de miles de oponentes a su régimen militar.
Kirkpatrick salió del gobierno en 1985 y así evitó la inmundicia que salpicó a la Casa Blanca de Reagan como resultado del escándalo de Irán-Contra. Antes de renunciar a su puesto en la ONU, mantuvo su condición de miembro del gabinete y estuvo entre los consejeros nacionales de seguridad de Reagan. Su colega Weinberger no tuvo tanta suerte, pero logró que lo perdonara su antiguo socio en el terror clandestino, George Bush padre. Al final quedó claro que el gobierno de USA estuvo en connivencia en el tráfico de drogas a fin de financiar ilegalmente a sus aliados de la Contra nicaragüense. Ahora el régimen de Bush hijo tolera el tráfico de drogas por parte de los asesinos señores de la guerra afganos, porque si no lo hiciera es muy probable que Afganistán se volviese indefendible, como ya lo es en la práctica, a pesar de todos sus esfuerzos.
Miss Havisham en las Américas
Es extraordinario cómo la carrera de Kirkpatrick destaca el mal banal de la política del gobierno de USA. Se encuentra el mismo apoyo sadista a criminales asesinos y torturadores en todo el mundo, desde Haití a Palestina ocupada por Israel, a Afganistán, a Colombia. Se escucha la misma retórica hipócrita sobre la promoción de la democracia y la libertad. En su reciente viaje a Nicaragua, Kirkpatrick sirvió de fachada al Instituto Republicano Internacional, no gubernamental a medias, que se especializa en intervenciones electorales por cuenta del gobierno de USA con el pretexto de la promoción de la democracia.
Se podría pensar que Kirkpatrick sufre del síndrome de Miss Havisham. Como el personaje de Grandes esperanzas de Dickens, que se niega a cambiar un solo detalle en su persona o su casa desde el día en que su novio la dejó plantada en su matrimonio. En la novela de Dickens, Miss Havisham trata vengativamente de envenenar al prometido de su hija adoptiva. Kirkpatrick y sus amigos, los ideólogos neoconservadores, ven demasiado bien que se han acabado sus propios sueños de felicidad eterna en un nirvana de libre mercado dominado por las corporaciones en todas las Américas. Así que están determinados a asegurar que nadie tenga la posibilidad de un final feliz.
Posiblemente fue necesario el huracán Katrina para desvelar esta verdad. Los mismos que corren a guarecerse acusando a los críticos del gobierno de USA de anti-usamericanismo, son los verdaderos anti-usamericanos. Desprecian y detestan a su propio pueblo. También tratan de satanizar a los inmigrantes de todas las Américas que contribuyen incalculablemente a la economía y a la cultura de Usamérica. El conciliábulo político y mediático que vitorea a George W. Bush y a Dick Cheney llegó a apropiarse de la palabra “América”. La utilizan delirantemente para definir un ínfimo feudo conceptual que existe sólo en sus mentes.
Más allá de las fronteras de Usamérica, de Venezuela a Haití a Bolivia se pueden ver claramente los esfuerzos de este conciliábulo por sabotear y destruir los resultados electorales democráticos que no han amañado o que les disgustan. Son ellos los que odian la libertad en las Américas. El historial del apoyo de Jean Kirkpatrick a los generales Videla, Pinochet y Ríos Montt habla por sí sólo. Pero en la esfera económica y política, las políticas que Kirkpatrick propugnó durante los años ochenta -sin la menor duda una “década perdida” para todo el continente– fueron desastrosas para Latinoamérica.
Miss Havisham reparte coscorrones en Managua
La última incursión de Jean Kirkpatrick en defensa de antiguos privilegios del régimen y de la economía del laissez-faire del siglo XIX la condujo a las junglas de hormigón de Managua, con su aire acondicionado enrarecido, en las que habita la elite política reaccionaria de Nicaragua. Su visita fue la última de una serie de caporales del régimen Bush –otros intrusos recientes han sido Otto Reich y Robert Zoellick– para reforzar al embajador local de USA, Paul Trivelli, en sus intentos por reunir las cabezas de la derecha y organizar un frente electoral común contra el FSLN sandinista y sus aliados políticos.
Ni Trivelli ni Kirkpatrick tienen el menor escrúpulo en intervenir abiertamente en la política nacional de Nicaragua. Tampoco objetan sus socios locales, a pesar del resentimiento público generalizado. Kirkpatrick se reunió con dirigentes derechistas y con el candidato centrista aprobado por la embajada de USA, Herty Lewites. El objetivo de la política de USA es impedir que el líder sandinista Daniel Ortega gane las elecciones presidenciales en noviembre de este año. Para hacerlo cómodamente tienen que unir a la derecha nicaragüense y dividir el voto sandinista. Debiera ser fácil, pero la reacción a su descarada intervención puede actuar en su contra.
Entrevistado [3], Trivelli parece no sentirse perturbado por esa posibilidad. De colchón le sirve la tradición de chantajistas mafiosos de la diplomacia de USA tal como la propagan ideólogos como Kirkpatrick y la refinan sus sucesores, como Madeleine Albright (“Es un precio que vale la pena pagar”). En el caso de Trivelli, yuxtapone la oposición del gobierno de USA a Daniel Ortega con el hecho de que la mayoría de las familias nicaragüenses dependen de remesas de dinero familiares desde USA para su supervivencia económica.
Como dice Trivelli, “estamos tratando de hablar de una manera directa para que la gente entienda bien cuál es nuestra decisión y yo creo que es importante para que no haya dudas” [4]. Nicaragua ha sufrido siempre este tipo de diplomacia gangsteril de parte de las administraciones usamericanas. Es sólo cosa de tiempo antes de que lo pongan en evidencia. Las recientes manifestaciones masivas de inmigrantes latinoamericanos en Usamérica son un claro signo más de que a la gente en la base de todas las Américas ya está harta del nefasto legado de Jean Kirkpatrick.
[1] http://www.acton.org/publicat/randl/interview.php?id=34
[2] "El servilismo nunca es respetado", Miguel d’Escoto Brockmann, artículo circulado a lista de correos 14/10/2005
[3] "Injerencismo y veto", entrevista con Paul Trivelli por Carlos Chamorro, Nuevo Diario, 27 de marzo de 2006.
[4] Ibíd.
Toni Solo es un activista basado en Centroamérica. Contactos a través de www.tonisolo.net
Germán Leyens es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala (www.tlaxcala.es), la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft.