¿Y LAS LUCHAS DEL PASADO
QUÉ? Leon Moraria (desde
Tovar)
La
cotidianidad de los hechos nos convence cada vez más que esta Revolución
está empantanada. Hay múltiples razones para afirmarlo. Pero queremos
destacar una causa por sobre otras: la ceguera de la V República para
confundir las luchas sociales del pasado, con la gestión de los malos
gobiernos. Dos cuestiones muy diferentes.
Es un gravísimo error
confundir las luchas sociales y la gestión de los malos gobiernos. Las
conquistas de los gremios en el campo de las reivindicaciones obreras o
las luchas campesinas, forman un legado que es necesario valorar y
rescatar, porque ello constituye elemento fundamental para el avance de
los cambios. ¿Cómo ejecutar la Reforma Agraria sin conocer el pasado de
las luchas campesinas? ¿Cómo darle a la clase obrera la hegemonía que le
corresponde en la conducción de los cambios, sin mirar el pasado de las
luchas obreras.?
El empantanamiento de la Revolución Bolivariana es
evidente. Siete años ya es demasiado tiempo para no haber hecho, por
ejemplo, la reforma agraria o la reforma urbana o garantizar los derechos
humanos en las cárceles. Estos planes y reformas están empantanadas o
mejor engavetadas. Tan importante como lo son dichas leyes, es elaborar el
plan para ejecutarlas. Elaborar el mecanismo para la transición.
La
liquidación del latifundio debe obedecer a objetivos de trascendencia
nacional. Liquidar el latifundio tiene trascendencia. Producir los
alimentos, dejar de importarlos, tiene trascendencia. Pero de mucha más
trascendencia es recuperar las zonas protectoras de aguas que surten los
acueductos de las poblaciones y la red hídrica del país. El mejor
instrumento para ello es la Ley de Tierras y, la de Parques Nacionales.
Otro ejemplo evidente de empantanamiento es el fracaso de la
caficultura. En este campo el Presidente ha sido tan mal asesorado que, la
producción de café, de 1'600.000 quintales (46 Kg.) en 1992, el más alto
en toda la historia de la caficultura nacional, debe andar hoy por el
millón. ¿Por qué? Porque la estructura organizativa, fruto de las luchas
de los caficultores durante los gobiernos adeco/copeyanos, fue
desmantelada por la V República. En varias zonas cafeteras del país tuvo
asiento la guerrilla de la década de los años sesenta (Chabasquén,
Biscucuy, El Charal, Humocaro,). Para detener esa eventualidad los
gobiernos accedieron al reclamo de los caficultores pobres y decretaron la
eliminación del intermediario (1994). Ello trajo un cambio importante en
las relaciones de producción, que abrió el camino al desarrollo de la
estructura organizativa, y el aumento de la producción. Las
experiencias organizativas del pasado, mejoradas, han debido tener
continuidad en el presente. La V República no es génesis primaria de todo.
Debe aprender del pasado de luchas para salir del empantanamiento. La
Revolución son hechos, no apariencias.
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