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General: Emigrantes cubanos en Asturias.
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De: mfelix28 (Mensaje original) |
Enviado: 21/05/2006 22:06 |
Cuba y Asturias, más nada http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp? pNumEjemplar=1279&pIdSeccion=42&pIdNoticia=406642
Inmigrantes cubanos en la región y descendientes de asturianos en la isla reflexionan sobre los vínculos históricos entre los dos pueblos y sobre la situación del país caribeño
La Habana / Oviedo, Azahara VILLACORTA La Navidad de 2001, a Nacho González, ovetense de 41 años, el premio gordo del sorteo del «Niño» le cayó en el barrio del Cristo. Y él, que apenas había salido de Oviedo, se marchó a Cuba. Una vez, dos veces, tres. Y así hasta catorce. Del último viaje, hace dos años, volvió «casado y embarazado» de Yenis Laidy Estrada, 24 años, cubana de Santa Clara. Nacho ya tenía un hijo de una relación anterior con una asturiana.
«Me pidió el teléfono y me invitó a cenar. En ese viaje nos seguimos viendo y hasta nos hicimos noviecitos», recuerda Yenis, que cuenta que la boda se celebró en el país caribeño con una prueba de por medio de las autoridades de la isla y sin previo aviso a la familia de Asturias: «La cónsul te hace una entrevista. Te preguntan cuándo lo conociste, cómo se llama, si es soltero o divorciado, cuántos años tiene... Y, a él, lo mismo, por separado, para ver si coincide. Luego sales y te dicen: "Tu matrimonio es válido". Cuando llegó a Asturias conmigo, le dijo a su madre: "Mira lo que te traje". La señora puso una cara que yo me eché a llorar. Hoy me quiere como a una hija y él a Cuba no volvió. ¿Pa qué va a volver si ya lo tiene todo aquí? ¿Es o no es?».
Según los datos de la Asociación de Inmigrantes Residentes en Asturias (Aira), en el Principado reside más de un millar de cubanos como Yenis Estrada, que, en virtud de los lazos históricos entre los dos países, pueden conseguir la ciudadanía española después de dos años de residencia legal y continuada en España, un proceso que puede alargarse otros dos años más. Para los nietos de españoles, el tiempo de residencia necesario se reduce a un año, mientras que en caso de matrimonio con una persona de nacionalidad española, se obtiene automáticamente una tarjeta que acredita a su titular como ciudadano comunitario. Válida por un período de cinco años, renovable.
A falta de un centro cubano en la capital del Principado, Yenis y Nacho se reúnen con latinoamericanos y asturianos en un bar regentado por la santiaguera Bárbara «Baby» Marín, donde acompañan los sones caribeños con «ron del bueno» y una sopa de yuca y plátano.
«En Cuba, la música está en las calles, en las casas, en las escuelas. Donde hay un hombre o una mujer, hay música, porque la música es sentimiento y, como los sentimientos, hay música buena y mala». El que habla es «el maestro Barbachán», con fama de ser, a sus 62, «uno de los grandes de la percusión cubana».
Orestes Barbachán llegó a Asturias hace ocho años. «Venía a actuar con un permiso de trabajo por un año», explica, y se quedó con «la nostalgia de las raíces que únicamente conoce el que la padece y que cada día crece más; se añora mucho, demasiado».
«Las dificultades para poder salir de Cuba son muy parecidas a las del resto de las personas que quieren emigrar legalmente a España desde otros países de América Latina», afirman en Aira. «Para venir legalmente, los cubanos requieren un visado que deben conceder las autoridades españolas y que se consigue o bien por ser descendiente de españoles o bien, como Orestes, por tener una oferta de trabajo legalizada en España, a lo que hay que sumar los cubanos y cubanas que vienen a España por haberse casado con ciudadanos españoles».
Por el momento, el camagüeyano es codirector de la formación «Sondecuba», integrada por seis músicos -cinco cubanos y un bajista asturiano que piensa como un cubano- que preparan ya la temporada veraniega de actuaciones por todo el Principado e imparte clases de percusión a alumnos que, asegura, «siempre logran entrar al Conservatorio».
Por sobrevivir en Asturias, quedaron lejos los viajes: «He recorrido 45 países con mis actuaciones gracias a la revolución». Y el objetivo por el que, dice, vive, después de que su esposa falleciera «lejos de la patria» hace un mes: «Extender la música cubana por el mundo entero». Aunque ya prepara el regreso, para septiembre, «cuando acaben las fiestas de prao»: «Voy a darme el placer de ver a mi familia y mis amigos y de saborear de Cuba la vida diaria de nosotros, que, desde que amanece, ya tú vives».
«El problema de los asturianos», reflexiona el sonero, «no es que sean tristes, es que están cohibidos. Los cubanos vivimos más libres, como en una fiesta. Si el cuerpo nos pide comer, comemos; si nos pide bailar, bailamos. Porque si te lo pide el cuerpo, lo tienes que hacer. Aquí son más recatados. Piensan que las cosas son más difíciles de lo que de verdad son». Y se despide con una explicación meteorológica para «una idiosincrasia diferente»: «Si vives en un país caliente, eres caliente». Emigrantes económicos «El colectivo cubano que reside en Asturias está conformado mayoritariamente por emigrantes económicos, que salen de la isla en busca de mejores condiciones materiales de vida» y sus características son, según Aira, «un grado de formación académica y cultural elevado y una gran capacidad de organización y de iniciativa».
Gustavo Rodríguez, ingeniero eléctrico de expediente brillante y abuelos llanerenses emigrados a la isla a principios del siglo pasado, casado con la ovetense Carmela Álvarez, es el ejemplo de esta inmigración cualificada y «perfectamente integrada».
Gustavo llegó a la tierra de sus antepasados hace doce años para doctorarse y empezó trabajando en el local en el que conoció a Carmela después de que ésta le «tumbase» una copa.
«Es verdad que al principio te cuesta mucho abrirte camino y demostrar que vales y que la nuestra es una historia de mucha lucha porque partes de cero, de trabajar como camarero», hace memoria, pero se siente «muy agradecido» a las personas que le dieron «toda su confianza». «A Carmela en lo personal, y al jefe» de la empresa de electricidad para la que trabaja como ingeniero haciendo instalaciones por toda España. Agradece, sobre todo, que le permitiese desarrollarse, «algo que no podía hacer en Cuba por la falta de medios».
«Una de las cualidades de aquel sistema es que no escatima en la educación profesional de la gente y que las deficiencias materiales agudizan el ingenio», resume su mujer, que sabe que su marido «es ingeniero gracias al Gobierno cubano». Entre los inconvenientes señala «que una vez formado no tienes posibilidades de crecer y que no obtienes los frutos económicos que deberías obtener».
Se refiere Carmela a uno de los problemas que acucian al régimen castrista -«la fuga de cerebros», penalizada por el Gobierno cubano- y a que «Cuba debería acabar con la restricción de información a su gente, abrirse al mundo y, el mundo, a Cuba, entenderla más, porque la sociedad ideal sería una mezcla de valores». Ella se queda con «la alegría, la familiaridad, el afecto, el vivir con menos preocupaciones, el olvidarse de las ansiedades del capitalismo, el pensar que el dinero no es lo fundamental, sino la dignidad, con la alegría». «Nosotros», la interrumpe Gustavo, «con tres pesos estamos contentos y cualquiera se toma una cerveza con el más rico». «Y no me estoy manifestando como comunista», prosigue ella, «estoy diciendo que nosotros teníamos unos valores que hemos perdido y que deberíamos recuperar. Ésos los tienen en Cuba, un paraíso de donde no se iría nadie si las condiciones económicas mejorasen». La huella de Asturias «Tal vez cuando las cosas mejoren un poquito en otro sentido» se irá de La Habana Armando Montes, nieto de pilonés. A Armando se le encuentra al otro lado de la orilla, en el puesto de libros que todas las tardes monta y desmonta sobre los adoquines de la habanera plaza de Armas, no lejos de los carteles con la fotografía del «terrorista» de origen llanisco Luis Posada Carriles y del bosque de banderas negras con las que Castro oculta los mensajes políticos emitidos por el edificio de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba. Entre los volúmenes que ofrece, un ejemplar de principios de los sesenta de «El progreso de Asturias», una revista sobre la actualidad de Principado editada por los emigrantes asturianos en la isla que destaca en portada que el barrio gijonés de Pumarín supondrá «una radical transformación de la ciudad».
El Centro Asturiano habanero, hoy ubicado en el paseo de Martí de La Habana Vieja, fue fundado en 1885 y llegó a contar con 60.000 socios en 1927, explica su presidenta desde hace dos años, Adela Sierra, «nativa de Infiesto». Hoy tiene 16.000 asociados que pagan una cuota mensual que oscila entre los 50 centavos de peso y un peso. La Federación de Asociaciones Asturianas en Cuba agrupa a 35 de estas sociedades, correspondientes a distintos concejos, en un país en el que aún viven 440 personas nacidas en Asturias y 3.500 de sus descendientes.
«El día que el Principado no nos apoye, desapareceremos», reconoce la primera mujer al frente del Centro en su historia, que aún celebra el éxito de «La huella de Asturias en La Habana», el festival dedicado al Principado que acaba de celebrar la capital.
Las batallas de estos hombres y mujeres, cuenta esta presidenta de carácter, pasan ahora porque se reconozca la ciudadanía de los nietos de los emigrantes y por que «los niños de la guerra» reciban los complementos a sus exiguas pensiones prometidos por el ministro Caldera hace más de un año. «Esperamos que Areces se comprometa en estas luchas», espeta. En el salón contiguo ensaya «la banda de gaitas que asombra a los turistas que pasean La Habana». Y si alguien pregunta cómo se vive casi medio siglo después de la revolución, «los reglamentos del Centro son claros: No se tratarán asuntos de índole política, religiosa o sectaria. Aquí lo que interesa es Asturias y Cuba, sus pueblos. Más nada».
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De: mfelix28 |
Enviado: 21/05/2006 23:05 |
Este es el tipo de emigración que el gusano quiere borrar, tratar que no exista. Pero para su desgracia existe, y es CUBANA |
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De: mfelix28 |
Enviado: 21/05/2006 23:05 |
¡Alabao! A ver si va a ser familia mía.
La familia gijonesa de Raúl Rivero
Blanca Reyes Castañón, esposa del poeta cubano, es nieta de un vecino de Fano que en 1919 marchó a Cuba
Albina FERNÁNDEZ
El periodista Raúl Rivero, considerado como el «poeta maldito» cubano, que estuvo encarcelado entre marzo de 2003 y noviembre de 2004 por su oposición al régimen de Fidel Castro, tiene familia política en Fano (Gijón), de donde es original Antonio Ataúlfo Castañón Acebal, el abuelo materno de la esposa del escritor, Blanca Reyes Castañón. En la actualidad viven en Gijón media docena de tíos o tías segundos de Blanca Reyes (primos hermanos de su madre, Isabel Castañón Denís) y una veintena de primos segundos. Una amplia familia que no se conoce y que encarna el prototipo del desarraigo del emigrante que hizo las Américas a principios del siglo pasado.
Ataúlfo Castañón Acebal era el penúltimo de los seis hijos de Francisco Castañón, de Moreda de Aller, y Ramona Acebal, de Fano, donde aún se conserva la casa materna. Nació en 1903 y se fue a Cuba con apenas 16 años. Se instaló en Placetas, las Villas, una provincia del interior de la isla, y fue ayudante de dentista antes de entrar en el negocio del transporte. Se casó en Placetas en 1929 con Adelaida Denís Marredo, original de Canarias, y allí nacieron sus tres hijos, Isabel (suegra de Raúl Rivero, que murió hace unos seis años), Francisco y Luis. Éste último, de 72 años, vive en Miami desde 1955, participó en el encuentro que mantuvo Castro en esta ciudad con los cubanos emigrados antes de la revolución de 1959, y es el único que mantiene contacto con la familia gijonesa. De hecho, sus cuatro hijos conocen Fano y él está estos días en Gijón con su esposa, María Luz Serrano.
El abuelo emigrante falleció en Guanabacoa (Cuba), en febrero de 1950, y su esposa, Adelaida Denís, en Miami, en 1983. Su hija Isabel Castañón vivió en Cuba con su esposo, Ángel David Reyes de los Ríos (suegro de Rivero, que vive en Guayos, Santa Clara) y con sus dos hijos, Blanca (esposa de Rivero) y Alberto Antonio Reyes, «Nanín», que vive en Cuba.
Ésta una historia de trabajo, privaciones y añoranzas que, sin embargo, era totalmente desconocida para la parte española de la familia, hasta que llegó a Gijón Luis Castañón hace más de veinte años, cumpliendo así la promesa de visitar Fano que le hizo a su padre, Ataúlfo, ante la imposibilidad de éste de volver a su tierra.
En Fano, mientras tanto, la vida giraba en torno a los trabajos tradicionales. Otro hermano de Ataúlfo, José María Castañón (el sexto y último de los hermanos), se fue a Cuba y luego a Venezuela tras acabar la guerra civil. Sus ideas socialistas le hicieron emigrar para evitar la represión franquista tras el fin de la contienda. Tuvo dos hijos (tíos segundos de Blanca), que viven en Caracas. Clementina Castañón, la hermana mayor de Ataúlfo, no tuvo hijos. Su hermano Corsino, por contra, tuvo seis con su esposa Guadalupe Camín, de los que viven cuatro: Rocío, Jazmina, Ataúlfo (que vivió en Maracaibo, donde tiene un hijo) y Zulima Castañón. Todos son tíos segundos de la mujer de Rivero. Y sus hijos suman otros once primos segundos de Blanca, que en su mayor parte viven en Gijón. La tercera hermana de Ataúlfo, Sara Castañón, tuvo una hija (ambas están ya fallecidas), que tuvo otros cuatro hijos, la mayoría de los cuales viven en Oviedo o fuera de Asturias. Luis Castañón, el cuarto hermano de Ataúlfo, se casó con Gala Canal y tuvo tres hijos: Francisco, Argentino y María Nely, que, al igual que sus hijos, viven en Gijón, Ginebra y León.
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De: maribea05 |
Enviado: 22/05/2006 08:00 |
guaaaaaaaaaaaajajajajajajaaaaaaa
eso sí que sería bueno!
"Sweet vengance!" sería, en el idioma de Shakespeare. |
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De: tango |
Enviado: 22/05/2006 16:00 |
Mfelix, Hay dios mio, quien va a creer tal boludez, escrita en la embajada, debe ser la misma pluma vendida que escribio el cubano en Mexico. Cual sera la proxima version, "el cubano en Argentina", si quieren la escribo, me ha ido re bien. Tango |
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De: mfelix28 |
Enviado: 22/05/2006 16:00 |
La de Cuba y Asturias está escrita por La Nueva españa, periodico de derechas de Oviedo que siempre os suele apoyar. Era el periódico del Movimiento ( Franco) en Asturias y ahora es el periodico de la derecha, perdón, derecha no hay, lo dijo Aznarín, del centro.
La de Rivero está escrito por El Comercio, periódico local de Gijón, que tambien os suele apoyar, aunque e smenos de derecha que La Nueva España
Me voy a divertir enviando tu contestación a su artículo. A veces envío algo a ambos. |
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