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General: Como creció la Influencia de Castro en el mundo..será por Forbes?
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Respuesta  Mensaje 1 de 6 en el tema 
De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 24/05/2006 04:42
23-05-2006
Entrevista a Ignacio Ramonet, periodista y escritor, autor de “Fidel Castro. Biografía a dos voces”
“La influencia de Castro en el mundo es mayor que hace diez años”

Ana Zarzuela
Cuadernos para el Diálogo

Como todo lo que tiene que ver con Fidel Castro, el extenso libro-entrevista de Ignacio Ramonet con el líder cubano ha llegado acompañado de mucha expectativa e interés y su dosis de polémica. No en vano, “Fidel Castro, biografía a dos voces” (Editorial. Debate) está llamado a ser el testamento político universal del hombre que ha gobernado la isla cubana y protagonizado parte de la historia mundial en los últimos 47 años. De la mano de Ramonet, Castro aborda su pasado histórico y personal, adivina el horizonte político cubano y destapa su opinión sobre la realidad de Cuba y el mundo.

Quería comenzar preguntándole por la polémica que ha acompañado y casi precedido la salida del libro. Me gustaría que usted aclarara cómo fue la génesis del libro-entrevista y hasta qué punto puede haber, como le acusan, materiales introducidos por Castro que no son originales, sino reproducciones de textos, discursos o declaraciones anteriores.

En primer lugar, es imposible publicar un libro con o sobre Fidel Castro sin que eso genere polémica, la polémica es consustancial de este tema. Segundo: todo profesional que hace un entrevista sabe que una entrevista no va a ser publicada exactamente como se hizo. Y en este caso se trata de un libro hecho durante tres años. Por consiguiente mi preocupación era que, tratándose de un político en ejercicio, era obvio que el entrevistado tenía que leer sus propias declaraciones porque a mí me interesaba que no se pusieran en causa por parte cubana las declaraciones del libro y que el libro pudiera ser leído a los historiadores en un momento u otro como una declaración autorizada, firmada o rubricada por FC. En el marco de esta entrevista hay una serie de momentos en los que Fidel cuando cuenta su caída, por ejemplo dice en la entrevista: yo en una carta que dirigí al pueblo cubano digo esto, ponga usted la carta. Y en otro momento, sobre la corrupción, dice: en un discurso del 17 de noviembre yo lo explico, sáquelo usted de ahí. Entonces, ese material es de Fidel Castro y está integrado en el marco de la conversación. Entonces, ¿dónde está el reproche? ¿en que el libro no es la transcripción exacta de cómo se desarrolló la entrevista cronológicamente? es cierto, pero eso es un reproche aplicable a todas las entrevistas posibles. Además aquí se trata de un libro, que es una construcción, en el que no están sólo las entrevistas, sino los pies de página, que dan un contexto al libro y que eso no lo dice Fidel Castro, sino que lo digo yo. Algunos han dicho también en la polémica que esa entrevista no podía haber tenido lugar porque Fidel Castro estaba muerto y que ese libro se había hecho a base de discursos, pero que yo nunca me había encontrado con Fidel Castro. Eso se puede comprobar muy fácilmente, además hay un documental grabado y la televisión ha pasado extractos de esa grabación. Se dijo también que la fotografía que apareció en el extracto del libro que se publicó en EL PAÍS, Arcadi Espada que se veía de manera flagrante que era un montaje, pues hay un documental del que está extraído para comprobarlo. Es decir, que es polémica, no corresponde a ningún reproche que se pueda aceptar desde un punto de vista ético y profesional. No creo que esos argumentos sean suficientemente serios como para poder ser aceptados.

Cualquier cosa que tiene que ver con Castro genera polémica.

Yo lo digo en la introducción. La cuestión cubana suscita controversias, el personaje de Fidel Castro suscita controversias, y que haya controversias entre profesionales serios es normal, el problema es que esta cuestión se puede comparar con la controversia de los toros o la cacería. Se encontrará gente que está en contra y a favor de los toros y no los va a convencer por muchos argumentos que usted dé. Entonces, mi objetivo no es convencer a aquellos que tienen una idea totalmente establecida de que Fidel Castro es el peor asesino de la historia. No voy a convencerlos, no es mi objetivo. El objetivo del libro es hacer un trabajo serio, profesional, documentado y que las personas sin prejuicios que quieran leerlo se hagan una idea en base a ese material.

Usted declara una vocación histórica para este libro-entrevista, una vocación de memoria política casi definitiva de Castro. ¿Él lo ha asumido también así?

Yo no diría que él lo haya asumido, eso lo digo yo, pero lo que yo digo es que tiene un carácter de testamento político.

La palabra testamento...

Sí, la palabra testamento tiene una connotación que evidentemente él no ha asumido, en un momento yo hasta pensaba que podía ser un subtítulo del libro, pero yo lo pongo en la introducción: lo importante es que todas las declaraciones están asumidas por él, las ha releído, corregido y asumido. Y lo que digo es que no creo que él tenga ya tiempo de escribir otro libro de esta dimensión.

¿Porque no cree que le quede mucho tiempo o porque ya no se va a poner a hacer este tipo de trabajo?

Él no tiene mucho tiempo, es una persona muy ocupada yo he tardado tres años en hacer este libro, cien horas de entrevista son cuatro días, pueden ser diez días, pero hemos tardado tres años, es un hombre ejecutivo, totalmente dedicado a su labor, que tiene mil cosas que hacer y yo no creo que él tenga tiempo de sentarse a trabajar sobre unas memorias de amplia duración, por eso tiene este carácter un poco particular este libro y por eso para mí era muy importante que él asumiera esto, precisamente en la medida en que no va a haber otro libro de esta dimensión. Puede haber otro en función de los años que le queden de vida pero...no igual.

Este libro es muy exclusivo, cien horas de entrevista directa, de fondo y de larga duración como sólo en cuatro ocasiones anteriores Castro había concedido. ¿No le preocupan las connotaciones que su situación privilegiada pueda tener?

No, privilegiada no. Realmente yo con Fidel Castro no tengo ni tenía familiaridad con él.

¿Por qué cree entonces que confiaron en usted para este libro?

Bueno, habría que preguntárselo a ellos, quizá es una pregunta que falta. En definitiva el libro alcanzó esta dimensión por las circunstancias. El libro en realidad se iba a hacer en una sola tanda de conversaciones, en enero de 2003, durante casi dos semanas estuvimos trabajando y la mitad del libro y el rodaje del documental se hicieron ahí. Pero dos meses después, en marzo de 2003 hubo los arrestos de disidentes y los fusilamientos de los tres secuestradores de lanchas. Evidentemente era imposible sacar un libro que no tuviese en cuenta esos acontecimientos y en acuerdo con la editorial decidimos que o bien había una nueva tanda de conversaciones en las se abordaba esto o no se podía hacer. A partir de ahí yo regresé en septiembre de 2003 y hablamos no sólo de esto, sino de muchas cosas más y entonces el libro comenzó a alcanzar una dimensión mucho más importante, que por otra parte también demandaban más tiempo de relectura. Entonces hemos estado en una especie de carrera hasta encontrar un punto de corte en diciembre de 2005. Estas circunstancias le han dado al libro este carácter tan extenso y tan completo. Si no, no hubiese tenido este carácter. ¿Por qué decide Fidel Castro hacer este libro cuando tiene miles de periodistas que le piden entrevistas y tiene a muchos muy próximos de él, que pueden ser cubanos o latinoamericanos? Yo le diría que por tres razones: la primera, que él lee el libro de conversaciones con el subcomandante Marcos y esto le interesa como trabajo, lo aprecia como idea. Segundo: cuando me encuentro con él en La Habana y hablamos con Stiglitz, yo le hablo del FSM, soy uno de los promotores del Foro Social Mundial y él se interesa enormemente por el movimiento altermundialización. Y tercero: yo creo que tengo la reputación de ser un periodista relativamente serio. Algunos dicen que soy procubano, aunque por ejemplo he trabajado más sobre Polonia y con Lech Walesa, entonces podría ser pro-solidarnotz y antisoviético...entonces depende de las circunstancias.

Pero imagino que él confió en usted porque esperaba un tono...

Creo que él estaba seguro de que la idea no era polemizar sino, un poco como hice con el subcomandante Marcos, que él explicara cuál es su visión de las cosas y que lo entendamos. Como yo digo en la introducción, un periodista no es un estadista, hoy en día se confunde todo, una cosa es el debate entre el primer ministro en ejercicio y el jefe de la oposición y otra cosa es una conversación entre un periodista y un dirigente político, que debe dar su opinión y yo no puedo impedir que la dé.

Sin embargo, usted define a Castro como un intelectual y usted mismo es también considerado un intelectual. Eso puede llevar a haber esperado un diálogo, con réplica de tú a tú. ¿no hubo diálogo en el que dos intelectuales se hablaban?

Primero, yo soy un intelectual, pero no soy un intelectual político, mientras que él es un intelectual político, como pudo haber sido Gramsci, o Lenin. la diferencia con ellos es que él es un intelectual, pero además es un jefe militar, cumula a Lenin y Trostsky. Y de esto hay pocos dirigentes políticos, Mao Tse Tung quizás. Y además es jefe de un ejecutivo, desde hace muchos años. Y además es un líder carismático a escala continental, en todo caso de toda Latinoamérica.

Usted habla en el libro de Castro como un personaje político excepcional. ¿Cree que esa personalidad, esa mitología que lo rodea es capaz de ocultar, para bien o para mal, su obra? ¿y cree que la revolución y toda la política de Fidel Castro está a la altura, —o a la bajura, según algunos— de él, a su mismo nivel?

¿Que el personaje es capaz de provocar fascinación? La respuesta es sí, en todo caso en personas de mi generación, que han seguido de cerca su biografía, su trayectoria.... ¿he subestimado esa fascinación o he tratado de evaluarla? Mi opinión es que he tratado de evaluarla. Admito que el personaje es fascinante, no lo digo yo, lo han dicho miles de personas, es un gran seductor, un gran actor, tiene una enorme capacidad de seducir intelectualmente... Yo explico en la introducción y en los agradecimientos que una de las maneras de protegerme contra eso es que yo le pedí a mucha gente que no había estado en contacto directo con él qué preguntas le harían a Fidel Castro y yo todas esas preguntas se las he hecho a él. No creo que nadie que se haya leído el libro con un mínimo de objetividad si es posible sobre este tema que me pueda decir que hay preguntas incómodas que no estén en el libro. Yo lo que digo es que soy responsable de las preguntas, no de las respuestas. Las respuestas comprometen al hombre de estado, no al entrevistador.

¿Qué le dice a los que creen que por el hecho de haberle dado voz de esta forma a Fidel Castro usted participa del discurso del gobierno cubano cubano?

Yo les diría que yo soy periodista aquí, en Europa y que mi combate es aquí, esencialmente en Europa. Yo entiendo que los periodistas en Cuba tengan su combate allí. Fidel mismo dice en el libro hablando de Valladares dice que Valladares tenía razón en tratar de engañarlos, porque era su combate, porque el derecho de un prisionero, dice él, es escapar de la prisión. En Europa hoy día si hay una personalidad censurada, si hay una voz que no se oye es la voz de Fidel Castro y mi trabajo aquí como periodista hoy no consiste en darle la palabra a los que la tienen todos los días, consiste en darle la palabra a los que están censurados aquí en Europa, yo considero que por ejemplo a Fidel Castro y la prueba está en que mucha gente lo descubre ahora en ese libro, descubren que tiene una serie de ideas sobre muchos temas que no se conocían hasta ahora, porque hace un buen decenio que no se le da la palabra a Fidel Castro.

Hay un tema en el que usted, sin llegar a decir que polemiza, ha manifestado su desacuerdo con el gobierno cubano, que es la detención de los disidentes cubanos, en particular la oleada de detenciones de marzo y abril de 2003.

Y la pena de muerte, que también es algo con lo que estoy en contra.

¿A usted le convencen las explicaciones que Castro le da respecto al tratamiento de la disidencia en Cuba en general?

Es su respuesta. Mi responsabilidad como periodista consiste en haberle hecho esas preguntas y haberle recordado cierto número de realidades informes de Amnistía Internacional, el detener a opositores no violentos; y yo lo digo en el prefacio, no me parece que ningún demócrata pueda considerar que eso es normal, le recuerdo por otra parte que cuando yo le pregunto a Fidel Castro si considera que es normal detener a un poeta y meterlo en la cárcel él me dice que no, que no es normal, es lamentable. Él explica también que hay disidentes que están o han estado en la cárcel y otros que no han estado nunca.

Se refiere a Oswaldo Payá, por ejemplo.

O Elizardo Sánchez, que tampoco ha estado nunca en la cárcel y son los jefes de la disidencia. Y están todo el día hablando en los medios. Y él establece una diferencia que mucha gente no ve, entre aquéllos que tienen relaciones con EE UU y aquéllos que —según el— están como asalariados de los Estados Unidos y aquéllos que no lo son. Establece ese tipo de diferencias.

La explicación quizá en general es la que usted recuerda en el libro: la teoría de la fortaleza asediada.

Sí, es una frase de San Ignacio de Loyola: “en una fortaleza asediada toda disidencia es traición”.

¿Usted siente que Castro sigue actuando como un comandante en una fortaleza asediada?

Yo diría que hoy menos que en otras épocas. No nos olvidemos de una cosa: Cuba sigue siendo un país bloqueado y yo diría que hoy más que en otras épocas, porque paradójicamente cuando se hundió la Unión Soviética la intención de EE UU fue “acortar la agonía” y endurecer las leyes del bloqueo y así se llegó a las leyes Helms-Burton y Torricelli, que agravan el bloqueo. En segundo lugar, la presión de los grupos terroristas contra Cuba no ha disminuido. Le voy a dar dos cifras, que muchos en España quizás olvidan: España es un país de 40 millones de habitantes, cuatro veces más que Cuba. Aquí ETA ha cometido 800 asesinatos, es decir, ha matado a 800 personas y por eso está satanizada. Cuba es un país de diez millones de personas y los terroristas de Miami— según cifras objetivas dadas por todos tipo de organizaciones— han matado a 3.000 cubanos, cuatro veces más que ETA en un país cuatro veces menos poblado y sin embargo nadie considera que eso sea grave, ni que le dé al estado cubano la autoridad para crear leyes, cuando aquí yo le preguntaría: ¿Cómo se le llama aquí a la gente que colabora con ETA? Entorno. Entonces, ¿cómo le vamos a llamar a la gente que ayuda a los terroristas que cometen atentados en Cuba, ¿el entorno de los terroristas? Y cuando es alguien es intelectual.. hay periodistas vascos en la cárcel, de lo que se llama el entorno de ETA. ¿Y el entorno de los que han matado a tres mil personas son el entorno de los guerrilleros de la libertad? Simplemente digo esto porque los periodistas debemos ser un poco objetivos, tener en cuenta la realidad y a veces se va mucho la paja en el ojo ajeno y poco la viga que uno tiene en su propio ojo.

¿Hasta qué punto Fidel Castro, por su retórica de confrontación, (su visión de Cuba como fortaleza asediada) es consciente de que puede estar alimentando la confrontación con EE U U? ¿O él la asume como algo inevitable?

Realmente, si usted toma los últimos años por ejemplo del periodo Clinton no hay confrontación con EE UU.

Él habla bien de Clinton en la entrevista.

Él habla bien de Clinton, se encuentra con él y lo ayuda indirectamente. Ustedes conocen la carta de García Márquez, donde cuenta cómo fue enviado puesto que había una lucha contra el terrorismo; él habla bien habla bien de Kennedy, habla bien de Carter y lo recibe a Carter, y hace su discurso de denuncia, pero también viene a Cuba y es un interlocutor y considera que el bloqueo no debe existir. Entonces, ¿quién quiere la confrontación?, esencialmente quién ha reactivado es el presidente Bush. quien está haciendo una serie de guerras absurdas es el presiente Bush, A Fidel Castro se le puede haber hecho reproches en alguna otra época, pero no está mandando guerrilleros a ningún lugar, no está cometiendo atentados en ningún lugar.. La influencia de Fidel Castro en el mundo es mayor hoy que hace diez años o que hace veinte años, lo que pasa en Brasil, lo que pasa en Perú.. y sin enviar guerrilleros ni fuerzas armadas, está enviando médicos, está enviando maestros.

Parece en su libro que Castro asume que su desaparición de la escena política coincidirá con su muerte. ha comenzado en alguna comparecencia a hablar del día después. En su conversación apuesta claramente por Raúl Castro como el continuador. ¿Cree que los cubanos dejarán que sea así?

Él lo dice de una manera muy relativa. Dice: si yo desaparezco mañana, técnicamente se reúne el Consejo de Estado y no le quepa la menor duda de que eligen a Raúl. Pero él mismo dice que eso no resuelve nada, porque Raúl tiene apenas tres o cuatro años menos que él . Luego el problema no está en cómo se hace la transición de Fidel a Raúl, sino en cómo se hace de Fidel a la nueva generación. Y lo que él dice es que esa nueva generación ya está en funciones. ¿Quién está gobernando Cuba hoy? es la generación de la gente que tiene cuarenta años. Ésa es su respuesta.

Con independencia de la respuesta de él, ¿Cree usted que esa transición va a ser pacífica, tranquila, así de natural como él se la imagina?

Yo lo que digo es que pongo en guardia a aquéllos que de manera muy rápida sacan conclusiones basadas en la diabolización de Castro, de la revolución. Porque les recuerdo una cosa: Cuando se hundió la URSS todo el mundo anunció que a Cuba le quedaban semanas de vida, que se iba a hundir como se hundió ese castillo de cartas. Eso no sólo no ocurrió sino que Cuba nunca ha tenido tanta influencia en América Latina como ahora. Todos aquéllos que dicen que la semana después aquello se derrumba, yo no creo que tengan ninguna prueba que justifique eso. ¿violencia? Hombre, Cuba es probablemente el país que en los últimos 47 años, que lleva la revolución, no ha conocido ninguna insurrección. No existe ningún país en el mundo donde haya un régimen autoritario sin que en un momento o en otro la gente no se levante: ocurrió en Alemania del este, ocurrió en Polonia, en Checoslovaquia... en todas partes. Aquí no ha ocurrido en 47 años. No digo que no haya descontento, digo que el descontento no ha conducido hasta ahora a ninguna insurrección y que el estado haya tenido que intervenir. Yo creo que en Cuba no hay ni siquiera hay grupos de represión de las insurrecciones como puede haber en cualquier democracia, como en Francia por ejemplo. Por consiguiente la violencia no la veo surgir.

No tiene que ser autóctona.

Puede haber tensiones. Creo que Fidel Castro no es sustituible porque las circunstancias históricas ya no lo permiten. Puede ocurrir que a alguien como Fidel le suceda alguien que en algún momento quiera tomarse ese papel, pero eso es imposible, porque las circunstancias históricas ya no lo permiten. Fidel es Fidel en función de sus circunstancias históricas. Segundo: la revolución cubana no la ha traído nadie, no es algo artificial, ha surgido del seno de la población cubana y quien minimice el aspecto nacionalista, soberanista, de la revolución cubana es que no la entiende. Este aspecto es extremadamente importante. El error de los EE UU es no darse cuenta de que ellos están asumiendo ese papel intervencionista desde 1898. Lo que es interesante en el libro es lo que dice Fidel de Franco, que Franco entendía esto.

Habla de él mejor que de Aznar.

Sí. Curiosamente Franco, que era un dirigente esencialmente político y fascista, tenía una lectura histórica de todo aquello, de que en realidad se trataba de lo hispánico contra lo estadounidense. Y yo creo que Aznar no lo entiende y no lo entendió. Y hay quienes olvidan ese componente de resistencia ante los EE UU . ¿Usted piensa que la población negra en Cuba, — muy importante—, puede ver llegar a la burguesía blanca exiliada a recuperar el poder fácilmente?

Sin embargo hay una importantísima fuerza y un amplio movimiento de disidencia en el exilio, que puede ser ariete y correa de transmisión.

Sí. Creo que lo que llamamos el exilio cubano cada vez más es emigración. Mucha gente se va de Cuba por razones económicas, simplemente. Y, Fidel lo dice: mucha más gente se va de México y no por eso están en contra de Vicente Fox.

Castro siempre se ha declarado el primer opositor de Cuba. ¿Las explicaciones de Castro sobre la crisis económica le parecen desde un punto de vista intelectual sostenibles?

Por ejemplo cuando se denuncia algo que ya se sabía, pero que el sistema no asumía, como el ámbito de corrupción generalizada, creo que es la prueba y que él lo ha hecho con mucha valentía. Quizá ahí hay un problema, que el sistema debiera cuestionarse: ¿esta corrupción no es también el resultado de dificultades objetivas que encuentra la gente para llegar al final de mes? En todo caso, hay una situación económica que merece reflexión, aunque es mucho menos grave de lo que fue.

¿Hasta qué punto Castro es un hombre rodeado de gente, pero solo, al que no se atreven a decirle la verdad?

De lo que hay que darse cuenta es de que Fidel Castro es de un calibre intelectual realmente fuera de serie, no lo digo yo, lo ha dicho muchos historiadores. Es una personalidad importante y estar a su altura es muy complicado. Desde la desaparición del Ché Guevara no tiene interlocutor. Hay gente magnífica en Cuba y gente con mucha formación en el ámbito político, pero no un interlocutor. Y eso ya crea una soledad. ¿Que eso le impide ver la realidad? Varias veces dice que él y las autoridades tienen un sistema de encuestas de opinión casi semanales y que lo que quiere ver es quién está en desacuerdo y por qué.

Hay un tema objeto de debate entre ustedes: la casi perpetuidad de Castro. ¿es posible seguir tanto tiempo en el poder y no perder el norte?

Yo le pregunto si él ha pensado alguna vez en retirarse y él me dice que estará hasta que la Asamblea Nacional y el Consejo de Estado se lo permita .Esa larga estancia en el poder por una parte le da mucha experiencia, una experiencia casi única —sólo la reina de Inglaterra lleva más tiempo, pero no es un jefe ejecutivo—. Pero indiscutiblemente ése es uno de los aspectos problemáticos. El otro, que está abordado también en el libro, ¿cómo una sociedad sofisticada, compleja, educada como Cuba puede seguir estando administrada por un partido único? Pienso que ésas son cosas que seguramente se moverán.

Usted define que el gobierno no es personalista, sin culto a la personalidad. Es un poco sorprendente.

No lo digo yo, lo dice él, pero yo lo constato.

Sin embargo, usted mismo dice que Castro se convirtió en un personaje imprescindible, irrepetible. Martín Medem escogió para su reciente libro sobre Cuba la letra del bolero: “Por qué no me enseñaste cómo se vive sin ti”. ¿Cree usted que uno de los pecados de Fidel Castro es haber opacado a la clase política cubana, haber, haber dejado que varias generaciones de políticos pasaran inadvertidas, si no anuladas y haber hecho todo lo posible para convertirse en imprescindible?

Yo creo que, desde el principio, su responsabilidad hacen que él ocupe un papel de piedra angular: por sus iniciativas, la propia iniciativa de él, de asaltar el Moncada, montar un grupo militar en México y desembarcar, de desencadenar una ofensiva militar descabellada (ellos eran 13 y el ejército de Batista era el más equipado de América Latina), toma una serie de decisiones estratégicas. Ese ligar que él ocupa no es que él lo haya hecho imprescindible, es que se ha hecho imprescindible. Hay mucha gente que dice que es que él ha eliminado a todos los amigos que le traicionaron. Yo le hago esa misma pregunta, sobre qué le parece la traición. Y me dice: es que nadie me ha traicionado. Y es verdad. ¿quién lo ha traicionado a él de sus amigos? Nadie. Si lo hubiese traicionado el Ché, Cienfuegos, Almeida... pero nadie.

Bueno, el “truco” está en quién considera él amigos. Por ejemplo Mattos.

Pero Hubert Mattos lo dice él mismo; él nunca fue cercano. Y para mí fue una sorpresa esa respuesta. Uno se da cuenta de que ese lugar Fidel lo ocupa casi por consenso. No es un personaje arrogante. Evidentemente, él dice que tiene más autoridad que nunca, pero no más poder que nunca. Más autoridad porque es una persona mayor, los demás son más jóvenes, él tiene un itinerario enorme... es una situación muy compleja.

Después de más de cien horas con Castro, ¿con qué cree que se quedará la historia? ¿lo absolverá?

Edgar Snow, un periodista y ensayista norteamericano hizo una gran entrevista a Mao Tse Tung y le preguntó qué pensaba que la historia diría de él. El le dijo: lo decidirán las generaciones posteriores y es posible que consideren que, a pesar de todo lo que hemos hecho para darle a China el lugar que merece en la historia, lo consideren una experiencia mala , —dice Mao Tse Tung—y es posible que dentro de mil años las nuevas generaciones consideren que gente como Marx, o Lenin son epifenómenos de la historia sin mayor interés. Con Fidel Castro pasa lo mismo. Es posible que dentro de dos o tras generaciones se considere que es un personaje que ha tenido su importancia, pero relativa. Indiscutiblemente, en la corta historia de Cuba, — un siglo—, Castro ha gobernado durante 47 años y la ha transformado. Indiscutiblemente de Fidel Castro se hablará en Cuba durante decenios, bien o mal. Y una parte de su herencia será considerada como muy positiva: haber asegurado la soberanía del país, haber erradicado la miseria, el analfabetismo... esto es un balance indiscutible y muy apreciado por las sociedades latinoamericanas de hoy.

A la izquierda europea se le achaca querer para los demás (por ejemplo América Latina) los procesos políticos y los líderes que no aceptaría para sí mismo. Quizá la prueba de fuego es preguntarle si desearía para usted mismo un gobierno como el cubano en el país donde usted viva.

No creo que la cuestión sea pertinente. A cada uno de nosotros nos toca luchar contra lo que pensamos que es injusto en nuestras sociedades. En Europa yo me he comprometido en una serie de discusiones, de críticas. En Cuba es legítimo que se haga exactamente lo mismo. Pero lo que desearía es que esos 3.000 millones de personas que viven sin educación, sin trabajo, en la miseria, viviesen en un sistema como el cubano.





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Respuesta  Mensaje 2 de 6 en el tema 
De: tango Enviado: 24/05/2006 11:11
Matilda,
 
La influencia de Castro en el Mundo esta basada en la estrategia de:
 
El punto de contacto entre el Gobierno cubano y  regímenes como el de qudafi, Iran, Chia, Dictadura Argentina, Mexico con el PRI, Iraq  no ha sido de carácter ideológico, sino geopolítico y, en algunos casos, económico. Todos los socios internacionales de Castro han sido países que sostienen una relación de enemistad o, al menos, de conflicto de intereses con Estados Unidos.

El principio para el trazado de un circuito autoritario mundial, que le sirve de soporte geopolítico al castrismo, es, ni más ni menos, la perenne confrontación con Washington.( Estrategia seguida al pie de la letra por chavez, vean el acercamiento con IRAN) Y como en el mundo siempre habrá rivales o países resentidos con la mayor potencia mundial de la historia moderna, el régimen cubano supone, con razón, que nunca ha estado ni estará solo. En un ritual de renovación de aquellos pactos geopolíticos, Fidel Castro declaró en abril de 2003, tras la violenta represión que su Gobierno desató contra la disidencia cubana, que "Cuba y Venezuela estaban dispuestas a librar una batalla de cien años contra el imperialismo yanqui".

Lea el articulo que coloque para Felix, de El Pais. es una estrategia genial del dictador.

Tango


Respuesta  Mensaje 3 de 6 en el tema 
De: mfelix28 Enviado: 24/05/2006 17:35
No, Matilda, creo que te equivocas.
La influencia de Castro en el mundo ha crecido porque los gusanetes le hacen mucha propaganda.
No hay gobierno, partido politico, pueblo, raza, etc. que no haya llevado palos de esta gente.
Y el enemigo de mi enemigo , amigo mío es.


Respuesta  Mensaje 4 de 6 en el tema 
De: mfelix28 Enviado: 24/05/2006 17:35
Tango:
No estás al día.
Don Muammar Ghadafi es "bueno" ya lo dijo Bush, ya no está en la lista de los malos.
Cbina tambien es buena.
Por cierto, aunque los chinos no tienen barba, ¿ que fue de la China de Taiwan?
El Gran Amigo del yanqui en Asia, su ojito derecho.
¿Cuanto tiempo le echas?
Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar.

Respuesta  Mensaje 5 de 6 en el tema 
De: matilda Enviado: 25/05/2006 12:00
25-05-2006
Fragmentos del capítulo 26 "¿Después de Fidel qué?", del libro de Ignacio Ramonet, "Cien horas con Fidel"
Nuestra sociedad va a ser enteramente nueva

Ignacio Ramonet 
Juventud Rebelde

Un excepcional acontecimiento editorial ha sido por estos días el lanzamiento de Cien horas con Fidel, la edición cubana de más de 700 páginas que recoge el contenido de las conversaciones sostenidas por el periodista y escritor Ignacio Ramonet con el Comandante en Jefe Fidel Castro entre 2003 y 2005. JR tiene el placer de compartir con sus lectores algunos fragmentos del capítulo 26 "¿Después de Fidel qué?"

Quisiera que hablásemos ahora de la situación interior en Cuba. En todos los países hay gente descontenta, y en Cuba también, y parece que usted tenía el hábito, regularmente, de sentir los problemas de la vida cotidiana de la gente y ser el primero que los expresaba en sus discursos, que tal cosa no funcionaba, tal otra cosa había que mejorarla, y la gente encontraba, precisamente, en sus discursos la expresión de lo que ellos sentían. Y parece que desde hace algún tiempo usted ya no expresa lo que no funciona en la sociedad cubana, en sus discursos, y mucha gente añora su papel de «opositor número uno» de este país.

Es verdad que he sido opositor número uno, no del país sino de los errores, de las cosas que están mal hechas. Pero nosotros tenemos ahora métodos que nos permiten conocer, así como con un microscopio, los estados de opinión. Hay que reconocer que en nuestro país la gente tiene hábito de expresarse con libertad, tiene en su tradición eso, expresa las críticas.

Nosotros llevamos varios años recogiendo las opiniones espontáneas después de cada acontecimiento, y hay opiniones adversas. Hay además la instrucción, como dije, de que cada una de las opiniones adversas debe aparecer. Nunca leo las opiniones que tienen una relación conmigo, porque pueden ser muy elogiosas, y sería pesado, desagradable, vanidoso, leerlas. Me preocupa, incluso, cuando son solo algunos miles los que no están conformes. Basta que, por ejemplo, 16 mil personas tengan una opinión adversa y usted debe preocuparse, no por el porcentaje, realmente, pero pueden ser opiniones críticas o puede tratarse de alguna opinión de gente francamente enemiga, que no piense, no simpatice con la Revolución.

Uno lo sabe porque cuando dicen: «Esto puede haber costado muy caro», o «Tal emisión de televisión debe hacerse así o asao», no son opiniones de enemigos; aunque también están las que son de los enemigos: «Se habla de esto y no se habla de la comida», «Se habla del problema tal y no de este». Es decir, la información sobre los estados de opinión es total, amplia, está guiada por la preocupación de reflejar las opiniones tal como son. Todo lo que sea negativo se pone. Hay que preocuparse, y muchas veces esas opiniones adversas ayudan; son muy espontáneas.

Ahora, realmente yo soy más crítico, más implacable. Hay que ver las cosas que digo. Y las he dicho públicamente.

Precisamente, en una intervención el 17 de noviembre de 2005, usted declaró una «guerra sin cuartel» a algunos males que corroen el país —la pequeña corrupción, el robo al Estado, el enriquecimiento ilícito—, que hasta ahora no se habían denunciado de modo tan severo públicamente.

Sí. Nosotros estamos invitando a todo el pueblo a que coopere con una gran batalla, la batalla contra todos los robos, de cualquier tipo, en cualquier lugar. En eso pensamos más que en ninguna otra cosa: en nuestros defectos, nuestros errores, nuestras desigualdades, nuestras injusticias. Estamos envueltos en una batalla contra vicios, contra desvíos de recursos, contra ciertos hábitos generalizados. Sí, estamos frente a una gran batalla que empezamos a librar, y que vamos a ganar.

Porque aquí hay, y debemos decirlo, unas cuantas decenas de miles de parásitos que no producen nada y sin embargo se enriquecen. Por ejemplo, comprando y robando combustible. Muchos andan con la manguerita echando gasolina en los «almendrones» (autos norteamericanos de las décadas de 1920 a 1950), y recibiendo un dinerito del nuevo rico que ni siquiera quiere pagar la gasolina que consume. Hay un desorden general en eso, entre otras cosas, con pérdida de decenas de millones de dólares...

¿Cómo se explica que haya tenido que intervenir usted personalmente? ¿Por qué el método habitual del recurso a la crítica colectiva y a la autocrítica no funcionó?

Nosotros confiábamos en la crítica y en la autocrítica, sí. Pero eso se ha casi fosilizado. Ese método, tal como se estaba utilizando, ya casi no servía. Porque las críticas suelen ser de un grupito; nunca se acude a la crítica más amplia, a la crítica en un teatro por ejemplo. Si un funcionario de salud pública, por citar un caso, falseó un dato acerca de la existencia del mosquito Aedes aegypti, se le llama, se le critica. Bien. Pero conozco a algunos que dicen: «Sí, me autocritico», y se quedan tan tranquilos, ¡muertos de risa! Son felices. ¿Y todo el daño que hiciste? ¿Y todos los millones que se perdieron como consecuencia de ese descuido o de esa forma de actuar?

Hay que ir a la crítica y a la autocrítica en el aula, en el núcleo y después fuera del núcleo, en el municipio, y en el país. Debemos utilizar esa vergüenza que sin duda tienen los hombres, porque conozco a muchos hombres justamente calificados de «sinvergüenza», que cuando en un periódico local aparece la noticia de lo que hicieron, se llenan de vergüenza. En esta batalla contra vicios no habrá tregua con nadie, cada cosa se llamará por su nombre, y apelaremos al honor de cada sector. Al final, los que no quieran entender se van a autocorregir, pero de otra forma; sí, se van a embarrar con su propia basura. De algo estamos seguros: en cada ser humano hay una alta dosis de vergüenza. Y el primer deber de un revolucionario es ser sumamente severo consigo mismo.

Vamos a dar la batalla, y a usar ahora proyectiles de más calibre. La Revolución tiene que usar esas armas, y las va a usar si fuera necesario. La Revolución va a establecer los controles que sean necesarios. No somos un país capitalista, en que todo se deja al azar.

¿Piensa usted que las dificultades y las carencias del «período especial» han favorecido los hábitos de corrupción y de robo?

Sí. Aunque el robo de materiales y de recursos no es de hoy, o del período especial. El período especial lo agudizó, claro, porque creó mucha desigualdad e hizo posible que determinada gente tuviera mucho dinero. Pero no es nuevo. Recuerdo que, hacia 1990, aún no se había autodestruido la Unión Soviética, estábamos construyendo en Bejucal (en las afueras de La Habana) un centro de biotecnología muy importante. Y cerca de allí había un pequeño cementerio. Yo daba vueltas, y un día fui por el cementerio, y me encontré con un colosal mercado clandestino donde aquella fuerza constructiva, sus jefes y un gran número de constructores, tenía un mercado de venta de productos: cemento, cabilla, madera, pintura, todo cuanto se usa para construir...

¿Cuánto se han robado aquí, hasta en fábricas? Fábricas que, por ejemplo, producen medicamentos. Conozco una por La Lisa (un barrio de La Habana) donde tuvieron que sacar al administrador y a mucha gente, casi cien personas en total... Estaba comprometida la propia administración de esa fábrica y un montón de gente en el robo de medicamentos. Cien tuvieron que sacar: busca a este y al otro para sustituirlos. No es suficiente el despido, ni será la única solución. Vea qué nivel de arraigo tienen determinados vicios. Cómo se despilfarraba, cómo se desviaban recursos, cómo se robaba.

¿Cómo se explica usted todo eso?

Aquí, con el período especial se originaron desigualdades profundas. Qué amargura el día en que se crearon las tiendas en divisas, para recoger un poquitico de aquel dinero que algunos recibían del exterior, y para que lo fueran a gastar en esas tiendas, que tenían un precio alto, para recoger parte de ese dinero y poder redistribuirlo a los demás que no recibían nada, cuando el país estaba en condiciones muy difíciles.

Además, algunos ganaban, en un mes, cuarenta o cincuenta veces lo que gana uno de nuestros médicos que está en las montañas de Guatemala o en otros lugares distantes de África, o en Cachemira, a miles de metros de altura, en las cordilleras del Himalaya, salvando vidas. Y estos médicos ganan el 5 por ciento, el 10 por ciento de lo que gana un ladronzuelo que vende gasolina a los nuevos ricos; que desvía recursos de los puertos en camiones y por toneladas; que roba en las tiendas en divisas; que roba en un hotel de cinco estrellas, a lo mejor cambiando la botellita de ron por una que se buscó, la pone en lugar de la otra y recauda todas las divisas por las que vendió los tragos que pueden salir de una botella de un ron más o menos bueno. ¿Cuántas formas de robo hay en este país?

Parece que donde más se robaba era en las gasolineras.

Mire, comenzamos por Pinar del Río para ver qué pasaba con los servicentros que venden combustible en divisas. Y pronto se descubrió que lo que se robaba era tanto como lo que se ingresaba. ¡Robaban casi la mitad! Y en algunos otros lugares, ¡más de la mitad!

En La Habana muchos aprendieron a robar como locos. Si le hago la historia de todos los servicentros de la capital, usted se asombra; hay más del doble de lo que debería haber, es un caos. A cada ministerio le dio la gana de poner el suyo, y reparte combustible por aquí y por allá. En los Poderes Populares el desastre es universal, el caos. Y, además, todos los camiones más viejos, los que más gasolina gastan, se los dieron al Poder Popular. Cuando parecía que el uso de los camiones se estaba racionalizando, en realidad se estaba hipotecando al país para todos los tiempos. Porque algo que se sabe es que muchos de los camiones del Estado van por un lado y por otro que no tienen nada que ver con su trabajo normal. Y el que más y el que menos se va con el camión a ver a un pariente, un amigo, una familia, o la novia.

Ya dentro de poco, con los instrumentos de la técnica (localizadores de Sistema de Posicionamiento Global, GPS), como se está haciendo en muchos países desarrollados, se podrá saber dónde se encuentra cada camión, en cualquier lugar, en cualquier calle. Nadie podrá escapar en el camión e ir a ver a la tía, al otro, a la novia. No es que sea malo ver al familiar, al amigo o a la novia, pero no en el camión destinado al trabajo.

Recuerdo una vez, varios años antes del período especial, que vi, rápido, por la Quinta Avenida de La Habana, un flamante cargador frontal Volvo, casi acabado de comprar, que en aquella época valía unos cincuenta o sesenta mil dólares. Sentí curiosidad de saber para dónde iba a aquella velocidad, y le pedí al escolta: «Aguanta, pregúntale a quién iba a ver, que te diga con franqueza». Y el conductor confesó que con aquel Volvo, que corría a toda velocidad por la Quinta Avenida, iba a visitar a la novia... Cosas veredes, Mío Cid.

Pues cosas como esas han estado ocurriendo. Y, en general, lo sabemos todo, y muchos pensaban: «La Revolución no puede arreglarlo; no, esto no hay quien lo arregle». Pues sí, esto lo va a arreglar el pueblo, esto lo va a arreglar la Revolución.

¿Cómo?

Primero que todo es una cuestión ética. Yo he pensado mucho en el papel de la ética. ¿Cuál es la ética de un revolucionario? Todo pensamiento revolucionario comienza por un poco de ética. Pero, además, es una cuestión económica vital. Este es uno de los pueblos más derrochadores de energía eléctrica y combustible del mundo. Aquí nadie sabe lo que cuesta la gasolina, nadie sabe lo que cuesta la electricidad, nadie sabe el valor que tienen en el mercado. Hasta las casas terminamos regalándolas. ¿Puede Cuba resolver su problema de vivienda regalando casas? Algunos las compraban, eran dueños, habían pagado 50 pesos mensuales, 80 pesos, bueno, al cambio, si se lo mandaban de Miami, ¡eran como tres dólares! Al final de los años la habían pagado con menos de 500 dólares, y algunos las vendían por 15 mil, 20 mil dólares... ¿Y quién las compraba? ¿El proletario? ¿El humilde? Había muchos humildes que recibieron la casa regalada y la vendieron después al nuevo rico. ¿Es eso socialismo?

Lo que es paradójico, aunque sea legal, es que los cubanos que reciben divisas del exterior tienen mayores ventajas que los ciudadanos que no tienen a nadie en el extranjero. Y eso ha creado descontento.

Sí, pero fíjese la incoherencia, esas ventajas las tienen sobre todo gracias a las subvenciones que da el Estado. Por ejemplo, ¿qué hacen los que están afuera hoy con un dólar? Lo envían para acá... Yo tengo familiares a los que les envían. No tengo nada que ver con eso. Un día preguntamos y hay provincias donde el 30 por ciento o el 40 por ciento de la gente recibe algo del exterior, aunque sea un poquitico. Pero es tan buen negocio enviar un dólar, ¡tan buen negocio!, que pudieran arruinarnos perfectamente enviando dólares. Por el enorme poder de compra que tienen esos dólares en un país bloqueado, con productos racionados sumamente subsidiados, y servicios gratuitos o extraordinariamente baratos.

¿Cuánto gasta el pueblo de Cuba, por culpa de ese dólar que enviaron de allá? Porque este no es un dólar que tú te ganaste trabajando aquí. Te lo envían de allá, alguien que se fue de aquí saludable, todo lo que estudió fue gratuito desde que nació, no está enfermo, son los ciudadanos más saludables que llegan a Estados Unidos. Bien, para subsidiar ese dólar que enviaron de Estados Unidos, Cuba se gasta, en cambio, en término medio, unos 44 dólares. Está estudiado.

Este es un noble país, subsidia los dólares de aquellos que están allá, que te van a decir: «Mira, te voy a enviar dos dólares para electricidad subsidiada. Mira, te voy a enviar además un refrigerador, o te voy a dar dinero para que lo compres en la shopping». Después prosigue el generoso remisor de dólares: «No te ocupes, que te voy a enviar lo que necesitas, yo te garantizo los 300 kilowatts de electricidad subsidiada que tú le estás gastando a ese idiota de Estado socialista». Nosotros somos buenos, pero puede haber algún ciudadano que pueda pensar, con toda razón, que somos bobos. Tendría una parte de la razón, ¡cuidado!

Recuerdo cuando, analizando el asunto del gasto eléctrico, descubrimos que un paladar consumía 11 mil kilowatts al mes, y este Estado idiota subsidiaba al dueño, al que tanto gustaba a los burgueses llevar visitantes para que vieran cómo sabían la langosta y el camarón, como milagro de la empresa privada. Todo eso robado por alguien que se lo llevó de Batabanó; y cuatro o cinco sillitas. ¡No!, desde luego, este «Estado totalitario, abusador», es «enemigo del progreso», porque es enemigo del saqueo.

Entonces, el Estado estaba subsidiando al paladar con más de mil dólares cada mes. Esto lo supe porque pregunté cuánto gastaba, cuánto valía, y él pagaba la electricidad a precio subsidiado. ¡11 mil kilowatts! Creo que después de rebasar la cifra de 300 kilowatts, pagaba 30 centavos de peso por kilowatt. Él pagaba 3 mil pesos cubanos, o sea unos 120 dólares. Pero al Estado le costaba —aquella vez hice el cálculo a 10 centavos de dólar el kilowatt—, cada mes 1.250 dólares. Eso es libertad de comercio, eso es progreso, eso es desarrollo, eso es avance...

¿Y qué van a hacer ustedes? ¿Van a suprimir las subvenciones?

No, pero ya hemos subido las tarifas eléctricas de los que más consumen. Para desalentar el exceso de consumo de los que despilfarran, sea cual sea su status económico actual. Por otra parte, hay que ir desprendiéndose poco a poco de las políticas de subsidios que hoy pueden actuar como lastre.

Por eso, desde ahora, subsidios o gratuidades, solo en cosas esenciales y vitales. No se cobrarán servicios médicos, ni educacionales, ni servicios similares. Pero habrá que cobrar la vivienda. Veremos cuánto. Puede haber algún subsidio, pero lo que se pague de alquiler en un número de años tiene que acercarse al costo de la vivienda. Todo está a nuestro alcance, todo pertenece al pueblo, lo único no permisible es despilfarrar riquezas egoísta e irresponsablemente. Cero derroche.

También vamos creando las condiciones para que la libreta desaparezca. Vamos creando las condiciones para que esa libreta que resultó indispensable en unas condiciones, y que ahora estorba, se cambie. Sin cometer un abuso, sin matar a nadie de hambre, solo con sencillísimos principios: la libreta tiene que desaparecer. Por otra parte, algunos salarios y pensiones, los más bajos, se han subido. Los que trabajan y producen recibirán más, comprarán más cosas; los que trabajaron durante décadas recibirán más y tendrán más cosas. Muchos abusos se acabarán. A muchas de las desigualdades se les irá quitando el caldo de cultivo, las condiciones que permiten eso. Cuando no haya nadie que tenga que ser subsidiado, habremos avanzado considerablemente en la marcha hacia una sociedad justa y decorosa.

Usted está reconociendo ciertos errores, en este aspecto, de la Revolución. Algunos, en el exterior, se van a alegrar, y puede que aquí otros consideren su crítica como demasiado dura.

Es duro, pero lo digo. Y lo diré las veces que tenga que decirlo. No tengo miedo de asumir las responsabilidades que haya que asumir. No podemos andar con blandenguerías. Que me ataquen, que me critiquen. Sí, muchos deben estar un poco doliditos... Debemos atrevernos, debemos tener el valor de decir las verdades. No importa lo que los bandidos de afuera digan y los cables que vengan mañana o pasado comentando con ironía... Los que ríen último, ríen mejor.

Y esto no es hablar mal de la Revolución. Esto es hablar muy bien de la Revolución, porque estamos hablando de una Revolución que puede abordar estos problemas y puede agarrar al torito por los cuernos, mejor que un torero de Madrid. Nosotros debemos tener el valor de reconocer nuestros propios errores precisamente por eso, porque únicamente así se alcanza el objetivo que se pretende alcanzar.

Para combatir los robos, en particular en las gasolineras, ustedes están recurriendo a los jóvenes trabajadores sociales, ¿no?

Sí. Esos problemas están siendo atendidos seriamente, no se imagina usted con cuánto entusiasmo, por los jóvenes trabajadores sociales. Ya están realizando numerosas tareas. Yo jamás en mi vida había visto tanto entusiasmo, tanta seriedad, tanta dignidad, tanto orgullo, tanta conciencia del bien que le van a hacer al país. Hoy los trabajadores sociales ya están en las refinerías, se montan en un carro pipa de 20 mil ó 30 mil litros, y van viendo, más o menos, por dónde va el carro-pipa, cuál se desvía... Por ahí se han ido descubriendo servicentros privados, ¡alimentados con el combustible de los piperos!

Se van a emplear, de ser necesario, los 28 mil trabajadores sociales que hay en el país. Parte de los cuales ya están trabajando en la creación de células contra la corrupción. Alrededor de cada punto a observar: una célula. Allí hay también miembros de la Juventud, de las organizaciones de masas, combatientes de la Revolución... Y más vale que los que andan desviando gasolina se aconsejen, y no tengamos que descubrir, punto por punto, cuánto combustible está robando cada cual.

A veces las brigadas de trabajadores sociales tuvieron que actuar por sorpresa, con rapidez, disciplina y eficiencia. Con impactante acción. En la ciudad de La Habana, por ejemplo, fueron miles y movilizamos otros miles como reserva. Llegaron, y de repente en La Habana los servicentros comienzan a recaudar el doble. ¿Por qué los empleados que estaban antes no recaudaban más? Tuvieron que llegar los trabajadores sociales allí. Dije: «¿Será posible que no escarmienten y no se autocorrijan?».

La Habana se ha convertido en una espectacular escuela donde se aprende lo que hay que hacer, y los trabajadores sociales cada vez saben más. Estamos dispuestos a emplear los 28 mil, y los 7 mil que están estudiando. Si no alcanzan, desde ahora le digo que nos reunimos con los estudiantes de la Federación Estudiantil Universitaria, y buscamos otros 28 mil estudiantes y, en pareja, con los trabajadores sociales que ya van adquiriendo experiencia, los movilizamos. Y si 56 mil no alcanzaran, buscamos otros 56 mil de refuerzo.

Nosotros les vamos a enseñar a los corruptos lo que es progreso, lo que es desarrollo, lo que es justicia, lo que es ponerle fin al robo. Con el apoyo más decidido del pueblo. Nuestra sociedad va a ser en realidad una sociedad enteramente nueva. Ya no habrá muchos que digan: «Esto no se puede arreglar», «esto no se acaba nunca». Junto con el pueblo, estaremos demostrando que sí se puede. Debemos estar decididos: o derrotamos todas esas desviaciones, o moriremos.




Respuesta  Mensaje 6 de 6 en el tema 
De: mfelix28 Enviado: 25/05/2006 12:00
Muy buen artículo, Matilda.
Explica como no pueden convivir en igualdad de condiciones la empresa privada y la publica.


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