Bush ahora defiende los derechos de los cadáveres
Por; Iliana García Giraldino
El señor presidente de los Estados Unidos sigue ganándose llamativos títulos y apunta a ser Defensor de los derechos de los cadáveres, mostrando su preocupación por la suerte de los cuerpos de tres detenidos que se suicidaron en la ilegal base estadounidense de Guantánamo.
George W. Bush, el mayor terrorista del mundo, el Hitler de nuestros días, el ‘’gran campeón de los derechos humanos’’, piensa que debía también serlo de los derechos de los muertos, y ha pedido ‘’un trato humano’’ para los tres cadáveres, haciendo alarde - una vez más- de su agudeza mental, inteligencia y sensibilidad.
No importa que la administración norteamericana haya prestado oídos sordos al reclamo del cierre del campo de concentración que mantiene en Guantánamo, petición reiterada por organismos de la ONU, gobiernos, personalidades, e incluso aliados.
El escándalo es universal. Torturas, humillaciones, condiciones infrahumanas de vida, maltratos, interrogatorios salvajes, golpizas y ningún contacto con el exterior durante años, sin esperanzas. Esos son los sufrimientos de los más de 400 presos en Guantánamo, la mayoría capturados a finales de 2001 durante la invasión militar de Estados Unidos a Afganistán.
Pero la Casa Blanca se niega a considerarlos prisioneros de guerra y les niega asistencia legal violando las leyes internacionales. Claro, ya después de muertos podrían tener alguna ¿consideración?
En enero de 2005 el Comando Sur de las fuerzas armadas de Estados Unidos decidió iniciar una investigación ante las denuncias de torturas en Guantánamo, y ya en 2004 había trascendido que el FBI tenía documentadas prácticas de torturas cometidas por soldados estadounidenses en esa base naval.
Cables de agencias internacionales de prensa indicaban que las pruebas de los maltratos en poder del FBI fueron obtenidas por la Unión Norteamericana por las Libertades Civiles (ACLU), organización que presentó una demanda ante el gobierno federal.
A mediados de 2005 más de medio centenar de reos del campo de concentración de Bush se declararon en huelga de hambre. Estalló otro escándalo. Los soldados obligaban a los prisioneros a ingerir alimentos, los amarraban y trataban peor que a los animales.
Pero según las autoridades carcelarias era solo "un esfuerzo temporal de parte de algunos detenidos de protestar por la continuación de su detención", un eufemismo más, como aquel de llamar ‘’incidente’’ a la reciente masacre cometida contra civiles por tropas norteamericanas en Haditha, Irak.
Son muchas las denuncias de los desmanes de los militares en la base de Guantánamo, donde se afirma los soldados se entrenaron y pusieron en práctica las torturas y abusos que luego llevarían a Bagdad (léase Abu Ghraib, por ejemplo), pero W. Bush ha afirmado que en el enclave en el Caribe ‘’los prisioneros viven adecuadamente y con todas las garantías’’.
Cuba había presentado un proyecto de resolución ante la acabada Comisión de Derechos Humanos en Ginebra, donde proponía considerar una investigación sobre la situación de esos reos, y llamó la atención que la culta y civilizada Europa negara cualquier posibilidad al respecto, no se sabe si pensando en los derechos de los vivos, o en los de los muertos.
Entre las numerosas denuncias de los horrores en la instalación norteamericana en Guantánamo, aparecieron las de dos fiscales militares estadounidenses que calificaron de fraudulentos a los limitados procesos judiciales del Pentágono contra los detenidos.
Según la televisora ABC News, un memorando remitido por el mayor Robert Preston a la Oficina de Comisiones Militares -en marzo del 2004- aseguraba que ‘’la escena montada para condenar a los prisioneros es moral, ética y profesionalmente intolerable’’.
El otro memorando fue redactado por el capitán John Carr, quien también abandonó la Oficina de Comisiones Militares, inconforme con la farsa judicial en la base.
También se sumó una declaración del Centro por los Derechos Constitucionales, (CCR), organización no lucrativa que proporciona abogados a los detenidos, condenando al Departamento de Defensa por negar información médica de los detenidos a sus familiares.
Las pocas personas que han tenido contacto con los detenidos habían asegurado que muchos de ellos estaban dispuestos a morir antes de continuar en el infierno de esa cárcel. Y no se equivocaron.
Hoy el Pentágono no sabe qué hacer con el escándalo de los tres prisioneros que se suicidaron. El portavoz presidencial Tony Snow, dio a conocer que Bush expresó ‘’una seria preocupación", y ‘’también destacó que era importante tratar a los cadáveres de manera humana y con sensibilidad cultural".
El gobierno de Bush definió a los prisioneros en Guantánamo como ‘’sospechosos de terrorismo’’ o ‘’combatientes enemigos’’, y con ello les arrebató todos sus derechos en vida, aunque al parecer, en gesto magnánimo, el mandatario les concederá la gracia de tener algunos derechos después de muertos.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)