Un gran intelectual Ingles dijo: ”El socialismo ya no es una utopía, sino una necesidad”. Y en realidad no es la utopía del simple cambio de vida, sino una realidad de sobre existir en un mundo desordenado y en donde la ley del más fuerte es la que domina el escenario económico mundial. La ley de la oferta y la demanda no existe, porque el mercado no se auto regula, sino que es manipulado por la ley del más fuerte.
En medio de toda esta conmovedora situación en nuestro planeta, tenemos la omnipresente y omnipotente ambición de los poderosos sobre los débiles. Está ambición insaciable está siendo que nuestro planeta sea saqueado y maltratado por esos poderosos insaciables de poder. Hoy los recursos fósiles tiene los años contados, y la incansable tala de selvas “vírgenes” y de mucho valor ecológico para la tierra, como es por ejemplo, el caso de la Selva Amazona, están peligrosamente recalentando nuestro planeta.
La contaminación es otro gran problema. En los años 70 vivir en una gran ciudad era un lujo, hoy es un suplicio. La gente de las grandes ciudad se quejan que duermen muy poco por el mucho ruido vehicular. Y de acá los trastornos mentales son comunes entre los habitantes de las grades urbes.
El gran estrés derivado del normal ajetreó por las calles llenas de automóviles y gente que corre de arriba para abajo, se agrega el mal dormir, más la obligada respiración del aire contaminado. De tal modo qué enfermedades como ciertos tipos de cáncer pulmonar y cerebral se sospecha que se deben al humo que las industrias despiden, y el de los autos, sobre todo vehículos pesados. Alergias y otras enfermedades respiratorias, si ya se pueden conectar directamente con dicho problema. Y por esto, hoy, quines viven en ciudades pequeñas o en el campo son considerados “unos privilegiados”.
El mundo está ante las puertas de un caos ecológico de grades proporciones, por lo cual, la alternativa al modelo actual imperante es una necesidad no un sueño.