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General: El Mein Kampf de Bush y los Gusanos
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De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 13/07/2006 05:36
12.07.06
El Mein Kampf de Bush

x Ricardo Alarcón

No exagera un ápice Tom Crumpacker al comparar el Plan anexionista de Bush [hacia Cuba] con el Mein Kampf de Hitler. Son, efectivamente, los únicos ejemplos disponibles de planes para subyugar a una Nación anunciados públicamente.

“Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz”
(S. Marcos, 22)

Coinciden, además, en su carácter genocida y racista. En mi anterior artículo sobre este tema recordaba que el Plan Bush, si fuera realizado, liquidaría a Cuba, la Nación, pero también esclavizaría a los cubanos hasta el exterminio. Esa fue la experiencia que sufrieron millones de personas en los países europeos ocupados por las hordas hitlerianas.

El bloqueo contra Cuba es, sin dudas, un crimen de genocidio. Ha sido eso desde el primer día y lo es hoy. A esa definición corresponde exactamente una política que se propone “causar hambre y desesperación” como consta en documentos oficiales de 1959 y 1960 finalmente desclasificados. El Plan de 2004 y las medidas adicionales que aprobó Bush el pasado lunes tratan de aumentar el sufrimiento de todos los cubanos. Pero aspiran a ir más allá. El discípulo de Hitler, como su maestro, no reconoce fronteras.

El bloqueo, concebido inicialmente y aplicado así durante casi medio siglo, para afectar gravemente a Cuba y a todos sus ciudadanos, quiere desbordarse ahora para caer, como un látigo, sobre cualquier otro país y sobre cualquier otro pueblo del Tercer Mundo.

KATRINA PARA TODOS

Entre las nuevas medidas están las que buscan dañar la colaboración médica cubana con otros países. Quieren, específicamente, impedir los servicios que aquí se ofrecen a miles de pacientes que han sido curados de cataratas u otras afecciones oculares y han recuperado la visión, o reciben esos beneficios en sus propios países; tratan de frustrar la formación en Cuba de miles de jóvenes que estudian medicina y otras carreras; y se empeñan igualmente para sabotear las misiones que nuestros médicos, técnicos y enfermeros realizan en el exterior. Bush se imagina capaz de acabar con la Operación Milagro, con la Brigada Internacionalista Henry Reeve, con la ELAM.

Desde luego que “del dicho al hecho hay un gran trecho”. O adaptando para la ocasión otro refrán popular “una cosa piensa Bush y otra el bodeguero”. Pero, independientemente de que pueda alcanzarlo o no, está entre las cosas que él acaba de aprobar, entre las porquerías que viene de anunciar.

Eso es lo que proclama, en las páginas 31 y 32, del documento que aprobó el 10 de julio: “negar toda exportación” relacionada con equipos médicos que puedan ser usados en “programas médicos en gran escala para pacientes extranjeros” o en “instituciones de asistencia extranjeras”.

Tal propósito implica, irónicamente, el reconocimiento de una realidad cada vez más difícil de ocultar: el hermoso despliegue del internacionalismo y la solidaridad humana del que son testigos millones de personas desde Pakistán e Indonesia, atravesando África y el Caribe, hasta los Andes y Centroamérica.

Ni el Imperio arrogante, ni ninguno de sus acólitos en otros países capitalistas, puede mostrar nada que se parezca, siquiera remotamente, a ese ejemplo de genuina cooperación internacional, de verdadera lucha por la vida y los derechos más elementales de millones de seres humanos. Ninguno de aquellos es capaz de hacer lo que esta Isla pequeña, agredida y hostigada.

Causa indignación que aún haya miles de víctimas del huracán Katrina en Luisiana, Mississippi y Alabama reclamando ayuda, no son pocos los que fueron desplazados y viven como refugiados en su propio país, muchos los que murieron sin protección ni asistencia que Bush impidió se la diera esa misma Brigada Henry Reeve que ahora quiere destruir, miles los niños desaparecidos y miles los padres que aún los buscan. Nueva Orleáns y el Katrina quedarán para siempre como símbolos de la inhumanidad intrínseca al capitalismo. El “recen y váyanse” de Bush, resumen de su torpe insensibilidad, lo perseguirá hasta el infierno.

Que Bush, como Hitler, desprecia a los pobres y a los negros de Estados Unidos, que le importa un bledo si mueren abandonados, eso ya se sabe. Pero ahora sabemos también porque acaba de reconocerlo abiertamente, que su odio alcanza también a todos los pobres, a todos los indios, a todos los negros y mestizos de este mundo. Urge detenerlo y derrotarlo.

Crumpacker recuerda que cuando el Mein Kampf fue publicado en 1924 muchos europeos sencillamente lo ignoraron. Quince años después sobre ellos cayó su peor tragedia.

La historia no debe repetirse.

La situación ahora es peor. Bush tiene armas que no conoció su maestro. Cuando elaboró su infame panfleto, Hitler estaba en prisión. Su pupilo, anda suelto. No hay tiempo que perder.

Ricardo Alarcón es presidente del Parlamento cubano.


 

(*) Planning for the Re-Colonization of Cuba, tomado de Internet. Tom Crumpacker vive en Austin, Texas, es miembro de la Coalición de Miami para poner fin al bloqueo norteamericano contra Cuba.

Cubadebate



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De: matilda Enviado: 14/07/2006 01:24
13-07-2006
El intervencionismo norteamericano en Cuba
Desvergonzada hipocresía

Andrés Gómez
“…Podéis ir por donde sea, buscar donde queráis, recorrer todas las monarquías y despotismos del Viejo Mundo, viajar por Sudamérica, documentar cada abuso, y cuando hayáis encontrado el último, comparad lo encontrado con las prácticas diarias de esta nación, y acabaréis diciendo conmigo que, en el terreno de la revulsiva barbarie y la desvergonzada hipocresía, America reina sin rivales.” 

Frederick Douglass, líder abolicionista afroamericano. 4 de julio de 1852.

Acaba de anunciarse públicamente el más reciente documento intervencionista norteamericano en su afán histórico de adueñarse de Cuba. Éste se titula II Informe de la Comisión de Asistencia a una Cuba Libre; el primero de los mamotretos de esta comisión fue promulgado en mayo del 2004. Si en algo se diferencia éste del primero, además de contener un siniestro anexo secreto y ser mucho menos voluminoso, es que su lenguaje es más mesurado, aunque su intención sigue siendo tan desvergonzada como la del anterior. Me recuerda la imagen del Lobo disfrazándose de Abuelita. Aunque al igual que aquel lobo no engañó a la Caperucita, Roja, estos informes no engañan a nadie, menos aun al pueblo revolucionario cubano.

La obsesión imperial norteamericana de adueñarse de Cuba no es nada nuevo para el pueblo cubano, al contrario ha tenido que sufrirla por más de cien años. Contradiciendo así en sus dos aseveraciones al viejo refrán: el mal ha durando más de cien años, y ese cuerpo social, el pueblo cubano, no solamente lo ha resistido sino que lo ha derrotado. Cuba triunfante es libre y soberana.

Este segundo informe, como el primero, así como su inmediato antecesor, la Ley Helms-Burton de 1996, hipócritamente dice mantener el derecho inalienable del pueblo cubano para darse el gobierno y el sistema que él determine, para en un giro dantesco, utilizarlo para justificar su intervención y anular esa soberanía.

Pero esto no comenzó hace diez años con la Ley Helms-Burton. A raíz de la intervención militar norteamericana en la última de las guerras cubanas por la independencia de España, Estados Unidos ocupó militarmente la Isla. Intentó crudamente anexarse a Cuba mas fracasó ante la inquebrantable voluntad independentista de la gran mayoría del pueblo cubano. Pero Cuba entonces estaba diezmada y materialmente depauperada después de aquellas terribles guerras contra el despotismo y la crueldad. Como consecuencia de eso y más Estados Unidos logró imponerle a Cuba un protectorado a cambio de retirar su ejército de la Isla y permitir una república mediatizada. También entonces, como intenta hoy nuevamente, lo hizo en nombre de la autodeterminación, la independencia, la libertad, la democracia y, claro, el sistema capitalista de libre empresa.

El primero de estos engendros intervencionistas norteamericanos fue la Enmienda Platt impuesta a los cubanos en 1901 como Apéndice Constitucional. Como si no hubiera una flagrante contradicción entre lo que se enuncia y el concepto de soberanía de un Estado y la libertad, con desenfrenado doblez, Estados Unidos fuerza como apéndice en aquella constitución cubana los siguientes artículos. Artículo I: “El Gobierno de Cuba nunca celebrará con ninguna Potencia o Potencias extranjeras ningún Tratado u otro pacto que menoscabe o tienda a menoscabar la independencia de Cuba…” Entonces, el Artículo III exige que “El Gobierno de Cuba consiente que los Estados Unidos pueda ejercer el derecho de intervenir para la preservación de la independencia de Cuba, y el sostenimiento de un gobierno adecuado, la protección a la vida, la propiedad y la libertad individual…”

Asombrosamente, los Estados Unidos, actúa hoy, con la misma impudicia. El Inciso 2, de la Sección 201, del Título II de la Ley Helms-Burton establece: [Estados Unidos] “Reconoce que la autodeterminación del pueblo cubano es un derecho soberano y nacional de los ciudadanos de Cuba, que tiene que ser ejercido libre de interferencia por parte del gobierno de cualquier país.” Y a reglón seguido continúa estableciendo metódica y detalladamente un nuevo sistema político, económico, social y cultural para imponerle a Cuba, consumación de su ambición imperial.

En este II Informe de la Comisión de Asistencia a una Cuba Libre, además de la ilegalidad, por que contraviene los fundamentos y las normas pertinentes del Derecho Internacional y las relaciones entre los Estados, prima la codicia y el lucro. Para sus criaturas en Miami y en la Isla el nuevo plan establece un fondo de 80 millones de dólares, a partir de los años fiscales 2007 y 2008, a ser distribuidos de la siguiente manera: 31 millones para el mantenimiento, de manera general, de la contrarrevolución y la subversión en Cuba, además, de otros 24 millones que serán destinados para enriquecer de igual manera a aquellos mercenarios a ambas orillas del Estrecho (mucho más los de Miami, que son los encargados de distribuir el dinerín, que los de la otra orilla) que colaboran con Estados Unidos en el propósito de “romper el bloqueo informativo mantenido por el gobierno cubano”.

Entre las disposiciones más insólitas de este plan intervencionista es la asignación de 10 millones de dólares para garantizar “programas e intercambios educacionales” con Cuba, cuando, durante los últimos tres años, la Administración Bush ha eliminado toda posibilidad de intercambios educacionales, culturales y académicos entre ambos pueblos.

Otros 15 millones de dólares irán a los bolsillos de toda esa inmunda fauna de personajes, instituciones y gobiernos extranjeros que de manera oportunista se suman en esta nefanda guerra en contra de los derechos de los cubanos.

Este fondo de 80 millones de dólares –a los que se le sumarían otros 20 millones anuales a partir del 2009- es adicional a los 27 millones de dólares que se destinan anualmente para Radio y TV Martí -ambas con sede en Miami-, y los otros 30 millones que se destinan, también anualmente, con los mismos propósitos criminales.

El propósito de anexarse a Cuba, como escribiera el Secretario de la Guerra de Estados Unidos, Elihu Root, artífice de la Enmienda Platt, en un Informe sobre Cuba en febrero de 1901, “ha sido política de este país desde la presidencia de Thomas Jefferson y continuada bajo las siguientes presidencias de Monroe, John Quincy Adams, Jackson, Van Buren, Buchanan y Grant.” Y agregaría yo como también, sino de anexarla, sí de mantenerla bajo su dominio, fue y ha sido esta la política de los presidentes McKinley, Roosevelt, Taft, Wilson, Coolidge, el otro Roosevelt, Truman, Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Carter, Reagan, el primer Bush, Clinton y, ahora, este otro Bush… Contando siempre, por supuesto, con los traidores de turno.

Andrés Gómez es director de Areítodigital



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