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General: Bajo aquel cielo azul.
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De: miranrami  (Mensaje original) Enviado: 14/07/2006 13:13

Bajo aquel cielo azul.

Bajo aquel cielo azul te vi. Te vi por vez primera. Me llenaste de esperanza. Tu amor se vio reflejado bajo aquel radiante Sol, que tu y yo mirábamos bajo la sobra del aquel árbol. Y aquel cielo azul bajo cuyo esplendor posábamos tu y yo, era el testigo, como un reflejo imborrable de verdad y sinceridad.

Te vi y no pude evitar aquella sensación extraña de estar soñado sin dormir. De estar en un sueña pero sin cerrar los ojos. De estar soñando despierto. De estar acariciando aquella ocasión única; única de verte así, radiante como aquel día nuevo lleno de luz, bajo la sobre de aquel árbol.

Fue la primera vez, fue la única vez, pero no la última; no la última ocasión de poderte abrazar, de poder soñar con la esperanza que sólo Tu puedes dar, que solo TU me pudiste dar. La primera ocasión bajo aquel cielo azul, radiante y engalanado con túmulos de nubes blancas. Nubes blanca que no impedían la luz de aquel Sol; grande Sol majestuoso con sus grades rayos que acariciaban tu rostro cuando te miraban.

Pero aquel árbol; nuestro árbol fue el único testigo de mi celo porque ese radiante Sol que te miraba y que TU también mirabas, y parecías disfrutar. Pero la sombra de aquel árbol te cuidaba, y yo te disfrutaba. Te cuidaba de ese majestuoso Sol qué atrevidamente te miraba. Aquella sombra te hacia más mía, mientras te daba la frescura que hacia enardecer tu cuerpo borracho de Amor; borracho de pasión. Y por esto, aquel árbol fue nuestro primer testigo. Un testigo sin cura, y sin la locura de la justa Iglesia.

El esplendor, aquel esplendor engalanaba tu rostro, acariciaba tu suave piel de mujer. Mientras aquel esplendor te engalanaba yo te miraba y te disfrutaba. Y mientras disfrutábamos posábamos confiadamente bajo aquel cielo azul.

¿Era un sueño o una realidad?  ¡No lo sé; solo se qué era la mezcla de ambos. Era un sueño despierto, era una linda melodía de la vida. Era el momento cúspide de aquellas horas de mayor felicidad, qué quizás no se vuelven a repetir. Pero aquel cielo azul sí que estaba ahí; sí qué estuvo allí, entre tu y yo.

Aquella extraña sensación paso, pero su recuerdo no pasará. Será el contrate, el antagonismo del verbo pretérito y el verbo presente con su temible futuro. Porque paso la sensación, pero no la puedo olvidar, es presente, y no la podré olvidar, es futuro. Solo me queda la dulce sensación que fue un grato recuerdo de cuyo deposito podré sacar  “miel”, para mi paladar, para el paladar del alma.

Hoy qué vi el cielo azul me acorde te ti. Hoy vi un cielo azul semejante aquel que tu y yo soñamos. Un cielo azul que fue nuestro cielo; nuestro cielo según nuestro fantasía de amor. Amor que ahora se vuelve a mi patria sagrada y linda.



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