El jueves pasado, y en una primera intervención militar terrestre a gran escala desde que abandonara Gaza, en septiembre pasado, el ejército invasor de Israel lanzó lo que denomina una "operación de rescate" del soldado secuestrado por los grupos palestinos en el sur de la Franja de Gaza. Se teme una operación represiva como en la época de Sharon.

"Hay una alianza contra el gobierno palestino y para destruir su gobierno", dijo anoche el primer ministro Ismail Haniyeh, señalando que el declamado rescate del soldado se trataba en realidad de una operación encubierta para terminar con Hamás.

Cuatro palestinos murieron en los más de 30 bombardeos las últimas 24 horas que dañaron la sede del Ministerio del Interior, varias casas en la localidad de Rafah, usinas eléctricas y vías de comunicación, yl as operaciones continúan si cesar luego de que el  gobierno de Israel rechazara una intermediación del gobierno Egipto para negociar.

Desde el principio de la invasión,  observadores expresaron su temor de que el conflicto desatado con el secuestro del soldado israelí por combatientes palestinos conduzca a una  escalada del ejercito judío en Palestina acompañada de una nueva ola de asesinatos "selectivos" como en la época de Sharon.

En los papeles, Israel argumenta que presiona con los bombardeos en Gaza para que sea liberado un cabo de 19 años secuestrado el domingo por milicianos (ayer brigadas palestinas ligadas a Hamas anunciaron otro secuestro, pero no pudo ser confirmado). Según la teve de Israel, el cabo está vivo y sus heridas fueron curadas por un médico.

"Israel no puede dictarle a nuestro pueblo qué tipo de gobierno quiere", afirmó Ahmad Abdelrahman, consejero del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas (Abu Mazzen). Haniyeh, por su parte, agregó que su gobierno no caerá. "Pueden asesinar dirigentes, arrestar a ministros y diputados, pero nuestra bandera no caerá", proclamó.

Haniyeh informó en Gaza, tras la plegaria de los viernes, que había "contactos" con Egipto para resolver la crisis del soldado. "Hamas —el partido político de Haniyeh— fue el primero en pedir la tutela de su vida", agregó en declaraciones al canal Al Jazeera de Qatar. No obstante,  negó que se vaya a canjear al soldado por los ministros secuestrados.

La prensa egipcia informó que el presidente Hosni Mubarak y Haniyeh estudian una negociación para que sea liberado el soldado "a cambio de algunas condiciones", que para el partido político Hezbollah debería ser la liberación de presos en Israel, que llegarían a 10.000 según dijo el dirigente de la organización Sayyed Hassan Nasrallah.

Mubarak, de acuerdo con lo que publicó el diario oficial Al Ahram, afirmó que Hamas está dispuesto a entregar al joven Ghilad Shalit si Israel acepta las condiciones. "

Se realizaron contactos con un cierto número de líderes de Hamas con resultados positivos en la forma de un acuerdo de parte de Hamas para entregar al soldado Israelí lo antes posible, bajo ciertas condiciones, para evitar una escalada" del conflicto, dijo Mubarak. Agregó que "aún no existe acuerdo" con Tel Aviv.

"Realicé personalmente todos los esfuerzos posibles, hasta tarde en la noche, para evitar una verdadera catástrofe que repercutiría en toda la región", añadió.

Algunas fuentes dijeron que los israelíes buscan impedir que el soldado sea llevado a Egipto, donde, conjeturaron, hay riesgo de que sea organización y Hamas, aliado de Irán.

Mubarak habló con Abbas, su colega francés, Jacques Chirac, y el mandatario sirio, Bashar al Assad, además del premier Israel, Ehud Olmert. Shalit habría sido raptado por palestinos que no obedecerían a Haniyeh yq ue tienen en Rafah, sur de la Franja, sus puestos de combate

En la Franja de Gaza, en tanto,  continu´´o el éxodo de civiles que temen por una ofensiva total israelí. La mayoría va hacia el sur a sitios más seguros fuera del alcance de la artillería. Además, suman 700.000 las personas las que carecen de luz desde el jueves, en una situación que agrava la dramática situación social de los territorios palestinos.

El accionar israelí recibió numerosos repudios y llamados de cautela de organismos como Amnistía Internacional y de la comunidad mundial, de países europeos y latinoamericanos, entre ellos Argentina, Cuba y Chile.

El gobierno de EE.UU. invitó a ambas partes del conflicto en Oriente Medio a la prudencia, y la canciller Condoleezza Rice pidió a su "colega" israelí Tzipi Livni a que la mantuviera "informada".

El Consejo de Seguridad de la ONU convocó a una reunión urgente que intentaba realizarse el viernes por la noche, a pedido de Irán y Qatar.

El representante de la Autoridad Palestina ante la ONU, Riyadh Mansour, espera que en la reunión se estudie una resolución en la que "se exija a Israel detener sus acciones".

Pero el embajador de Estados Unidos ante el organismo, John Bolton, manifestó que "una resolución no es aconsejable" en estos momentos, ya que podría "perjudicar" todavía más la situación.

El triunfo electoral de Hamas, en enero pasado,  produjo un flanco de debilidad en la estrategia remodelación del Medio Oriente de los halcones ultraderechistas de Washington y el Pentágono.

Imprevistamente, el demoledor triunfo electoral de Hamás modificó el tablero y las relaciones de fuerza: Hamás, por imperio de su victoria en las urnas, pasó de ser minoría "extremista" a "mayoría democrática" en el territorio palestino conquistado por los tanques israelíes.

En Washington y en Tel Aviv saltaron todos los tapones: la situación quebraba las reglas establecidas y creaba un nuevo escenario donde los "malos" (el "terrorismo" de Hamás) pasaban a ocupar el lugar de los "buenos" (el gobierno de la ANP controlado por Al Fatah, alumno aplicado y maleable de la estrategia judeo-norteamericana.)

Con Hamás en el gobierno palestino, y su decisión de "no negociar" se desmoronó la estrategia de dominación que tenía como actor central a la relación ANP-Al Fatah con el eje Washington-Israel, que se proyectaba como "modelo a imitar" en todo el espectro del Medio Oriente.

Los sucesivos enfrentamientos entre Hamas y Al Fatah -impulsados bajo cuerda por la inteligencia judeo norteamericana- así como las masacres de civiles palestinos por la aviación israelí en los últimos días, crearon el marco  de "violencia" para justificar el nuevo ingreso de las tropas sionistas en Gaza.