“Vemos que este mercado está más pujante que nunca”, se entusiasmó Fidel Castro en su intervención durante la Cumbre del Mercosur que deliberó ayer en Córdoba. Ya habían hablado los presidentes de los países miembros y de los asociados y el cubano, veterano de mil batallas, palpaba lo que flotaba en el salón. Que más allá de los muchos y variados problemas del bloque, lo que permanecía era la buena sintonía entre presidentes que comparten una visión similar de la política y que cuentan con una batería de proyectos en marcha para dar nuevos saltos en la integración. “El Mercosur es una herramienta para el desarrollo integral de nuestros países, es un instrumento de integración energética y de infraestructura; es un proyecto estratégico que nos permite insertarnos en el mundo, garantizando la defensa de nuestros intereses regionales y nacionales”, marcó Néstor Kirchner, quien ayer se despidió de la presidencia pro tempore del bloque. Su sucesor, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, dio un sentido discurso al asumir el cargo simbolizado en el martillo con el que se da inicio a las sesiones. “Lo que muchos aún no entendieron es que nosotros cambiamos el perfil político de nuestra América. Nosotros estamos cambiando el perfil social de nuestra América”, lanzó Lula.
La inclusión de Venezuela como quinto miembro pleno sirvió para darle nuevos bríos al conjunto. No sólo porque el país ahora representa el tercer PBI del bloque y el sexto productor de petróleo del mundo, también la energética personalidad de Hugo Chávez sirve para empujar proyectos como el del Gasoducto del Sur o el del Bono del Sur que a primera vista se ven de difícil concreción. Muchas de esas iniciativas ayer fueron contempladas en el documento de 43 puntos que suscribieron los presidentes. “Otro Cordobazo”, había prometido Chávez que sería la cumbre. Ayer habló de un “renacimiento” del bloque, convertido ahora en un “Mercosur social”.
Ya antes de la integración venezolana, el Mercosur había mejorado su paso gracias al grado de afinidad que alcanzaron en los últimos tiempos Kirchner y Lula. El brasileño sostuvo en su discurso una frase que luego remarcaban en la Cancillería argentina. “No creo que en otro momento Brasil y Argentina hayan tenido la relación que tienen ahora. Una relación de comprensión del rol de cada uno, de respeto mutuo por nuestras nacionalidades, una comprensión de los problemas políticos que tenemos internamente, y que sólo con esa comprensión podremos conducir al Mercosur, convencer a Evo Morales de que venga al Mercosur, convencer a otros países a que vengan al Mercosur”, sostuvo Lula. Respecto de la posibilidad de incorporar a Bolivia como miembro pleno, una alternativa que se barajaba antes de la cumbre, no hubo novedades.
La reunión arrancó con retraso. Los presidentes aprovecharon los momentos previos para sus reuniones bilaterales. Kirchner se juntó en poco más de media hora con la chilena Michelle Bachelet, con el boliviano Evo Morales y, la sorpresa, con el uruguayo Tabaré Vázquez. Más allá de que Argentina y Uruguay no pudieron conseguir avances concretos en la resolución del conflicto por las papeleras, hicieron notorios esfuerzos por mostrar que la relación bilateral no está fracturada, tanto a nivel de las cancillerías como de los presidentes.
Pero el problema más discutido en la Cumbre resultó el de las asimetrías que plantearon los socios chicos del bloque. Aunque repetido en cada encuentro, la discusión tuvo sus momentos de tonos altos, sobre todo en la reunión de los cancilleres y ministros de Economía del jueves. Anoche, un importante miembro de la delegación argentina que participó activamente del encuentro reconocía que hasta ahora Brasil y Argentina no habían puesto el suficiente empeño en resolver esas diferencias. Pero, agregaba,los socios mayores tampoco reciben con agrado los coqueteos con Estados Unidos que Paraguay y Uruguay esgrimen sutilmente como forma de presión.
La cuestión de las asimetrías estuvo presente en todas las intervenciones. “No tenemos que ocultar las diferencias, sino analizarlas y resolverlas en el contexto de nuestra firme voluntad de enfrentar juntos los desafíos del mundo globalizado”, pidió Kirchner.
El discurso de Chávez fue un show, siempre cruzando bromas con el resto de los presidentes por lo mucho que habla. El venezolano recordó la Cumbre de las Américas de octubre pasado como un antes y un después en la historia del bloque. “El ALCA era el fin del Mercosur, por eso nunca olvidaremos la gran batalla de Mar del Plata. Esta reunión sólo es posible gracias a la gran victoria de Mar del Plata. Vendrán nuevas dificultades pero juntos las sobrellevaremos”, pronosticó. “¿Todavía me queda tiempo, Néstor?”, le preguntaba entonces a Kirchner.
El Presidente le dijo que no, Chávez redondeó y le dio paso al siguiente. Medio en broma, medio en serio, Fidel Castro luego diría que había estado mal cortarlo así a Chávez porque estaba diciendo cosas muy interesantes. En un momento de su intervención el venezolano se había detenido y le había disparado: “¿Y tú por qué me miras así, Fidel?” El cubano, todavía rápido a días de cumplir 80 años, le dijo: “Nada, te escucho como un alumno”.
Desde hace tiempo que Fidel sale muy poco de la isla. Pero el gesto del Mercosur de suscribir un importante acuerdo comercial con Cuba era una señal de desafío al bloqueo de los Estados Unidos y no se lo podía pasar por alto. De saco y corbata, Fidel siguió atentamente el desarrollo del plenario. Le tocó hablar justo después de Evo Morales, quien, emocionado, había calificado como “histórica” la presencia del líder cubano en el recinto. Fidel habló cuanto quiso y nadie se animó a cortarlo. Se notó que había percibido un alto grado de afinidad entre los presidentes, que se habían animado a plantearse sus cuitas abiertamente sin por ello dejar de resaltar cuánto en común tienen. “Estos pueblos somos más unidos que otras regiones”, arrancó Fidel.
Lula en el cierre también recordó aquella pelea por el ALCA y terminó con un concepto que pinta el perfil del encuentro de ayer. “Al final de cuentas, hace casi dos siglos que dejamos de ser colonia. Y no deseamos volver a ser colonias”.