"Estoy muy emocionado", dijo Fidel antes de subir al auto que los llevaría al hotel en el que se hospedó durante su visita a Córdoba. "Este es un templo de la Revolución", sumó Chávez que ya se fue, pero con destino a Bielorruisa. El espectáculo a su alrededor era increíble. Si se hiciera una encuesta sobre el llanto aquí en Alta Gracia, más de la mitad dirían que sí, que lloraron. Pero ese es un dato frío, ¿quién puede medir la emoción que se vivió ésta, la ciudad del Che? Desde temprano, el pueblo estaba en las calles de esta villa serrana de 45 mil habitantes a 35 kilómetros de la capital cordobesa. Y todos tenían algo que decir.

Claro, venían Fidel Castro y Hugo Chávez a su casa, al mismo lugar en el que está la casa-museo en la que vivió Ernesto Guevara. Ariel Giovanni, un bombero voluntario que esperaba firme junto a sus dos hijitos, le contó a Clarín.com que la casa había sido revalorizada hacía poco, "pues antes estaba habitada" y eso es un orgullo para la gente del lugar: "El Che es el estandarte de la ciudad", agregó. "Agradecemos a Fidel y Chávez por esta visita tan importante, nunca pasó algo así en este lugar", dijo Don Giovanni, un abuelo de 79 años que lagrimeo un buen rato cuando vio pasar la caravana.

Esa misma caravana motivo el aplauso de miles que esperaban al costado del camino: Carlos, un camarógrafo venezolano, estaba maravillado con el comportamiento de la gente. "Si esto se hace en Caracas, hay escándalo", admitió. El único "desperfecto" se vivió cuando, entre la multitud, dos jóvenes se animaron a treparse al pilar de una casa para ver mejor. Entonces, la frágil pared se quebró, y la dueña, que regaba las plantas, enfurecida comenzó a regarlos a ellos. Salió el marido y punto final. No era para tanto. Mientras, la comitiva oficial recorría la casa, visita que duró unos 30 minutos. Y afuera ocurría de todo.

Los más jóvenes vivaban a Gonzalito, el cronista de CQC que inútilmente payasesco buscaba franquear la seguridad cubana. Y un cantautor espontáneo, con un repertorio flaco por cierto, entonaba "Solo le pido a Dios" y la canción "Che Guevara comandante de los pueblos", la que repitió al menos 5 veces con todos coreando el estribillo. El canciller cubano Felipe Pérez Roque le dijo a Clarín.com que la visita había sido por demás emotiva. Lo mismo confirmó a este enviado la embajadora en Venezuela, Alicia Castro.

"Se pasearon por cada rincón, cruzando bromas entre ellos y mirando cada fotografía. Preguntaron mucho por la madre del Che. Hasta se llevaron una foto cada uno". A la visita estaban invitados todos aquellos ciudadanos de Alta Gracia que tuvieron un vínculo cercano con el Che. Alfredo Moreschi, compañero durante 4 años en la primaria dijo que la emoción no le permitía contar lo que había vivido. "Me abrace con los dos y sentí mucho cariñó, los dos tienen mucho cariño, fue un abrazo entre dos personas y no entre un presidente y un desconocido como yo".

María Inés Cariggiani, directora de educación y cultura de Alta Gracia dijo que su ciudad "había entrado al mundo" con semejante visita y que ya nada será igual para ellos a partir de ahora. "Recién estoy cayendo de lo que estamos viviendo". Además de Fidel y Chávez, el tercer visitante más requerido fue Carlos "Calica" Ferrer, compañero del primer viaje del Che. "Fidel es un tipo muy curtido, por eso es raro verlo emocionado", dijo a Clarín.com. De inmediato contó que ambos presidentes se detuvieron frente una foto que les llamó la atención, una que mostraba al pequeño Ernestito con sus compañeros de colegio y un parche en la frente que, les contó Calica, había sido producto de un gomerazo, un piedrazo.

Ahí los dos se miraron y sonrieron. Los dos preguntaban mucho. Una de las fotos, tomada en La Paz, Bolivia, mostraba a Calica con el Che y tenía fecha del 26 de julio. "Mira -dijo Chávez- ese fue el día del asalto al Moncada (26 de julio de 1954) y ellos estaban en La Paz". Otra sonrisa cómplice, en un código único entre estos dos dirigentes. Tal vez si el Che hubiera estado en el Moncada... Calica le contó a Fidel que Alta Gracia había sido el primer entrenamiento del Che antes de Sierra Maestra. Claro, aquí hay sierras por todos lados, auqnque el clima es más benigno, sobre todo para el asma del Che.

Más tarde cuando ya quedaba poca gente Calica seguía hablando, recordando anécdotas y frases de su compañero de viaje. "Para conocer bien a una persona hay que viajar con esa persona", le había dicho el Che. Afuera, la emoción era incontenible. Llegó el momento de las despedidas. Entonces, cuando salían, a los dos les pidieron que firmaran el libro de visitas. Llegó el turno de Fidel y dijo: "Lástima que no traje mi pluma con trazo grueso" A Alta Gracia no le importó, la marca que dejaron aquí ambos presidentes, les cambió la vida.