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General: Plan contra Plan
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De: Lealtad_siempre  (Mensaje original) Enviado: 10/08/2006 16:15

Plan contra plan

Juan Marrero

La primera vez que se hizo la propuesta de Raúl Castro como segundo jefe de la Revolución Cubana estuvo vinculada a un episodio que forma parte de la historia del periodismo en Cuba: la Operación Verdad.

Ello ocurrió en la concentración de un millón de cubanos frente al antiguo Palacio Presidencial, en la Avenida de las Misiones, efectuada el 21 de enero de 1959, sólo tres semanas después del triunfo revolucionario, para repudiar la primera campaña de desinformación del Imperio sobre la naciente Revolución Cubana.

Entonces, el aparato propagandístico de Estados Unidos, principalmente a través de sus agencias cablegráficas AP y UPI, revistas como Life, Newsweek, US News and World Report y sus principales periódicos, montaron toda una campaña internacional acusando a la dirección de la Revolución Cubana de convertir al país en un “baño de sangre” con los juicios de los tribunales revolucionarios y las sanciones de fusilamiento a un grupo de los más connotados criminales de guerra de la dictadura de Batista. Figuras del gobierno de Eisenhower y numerosos congresistas norteamericanos fueron fuentes para la injusta campaña contra Cuba.

Ante la magnitud que alcanzó tal campaña de desinformación sobre lo que realmente pasaba en Cuba, para intentar contrarrestarla, la Revolución, con el apoyo de las principales instituciones periodísticas existentes entonces, el Colegio de Periodistas y la Asociación de Reporters de La Habana, organizó lo que se conoció como Operación Verdad. Se cursaron invitaciones a alrededor de 400 periodistas de Estados Unidos, América Latina y Europa para que se reunieran en La Habana y viesen, con sus propios ojos, el diluvio de mentiras y calumnias que los grandes medios de comunicación, agrupados en la Sociedad Interamericana de Prensa, publicaban a diario.

La Operación Verdad tuvo dos actividades centrales: la concentración frente a Palacio, el 21 de enero y un encuentro de Fidel con los casi 400 periodistas que acudieron a la cita, al día siguiente, y que se realizó en el salón Copa Room del Hotel Riviera.

Para un país genocida, como ya lo era Estados Unidos, pues había cometido crímenes tan monstruosos como los bombardeos atómicos a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, a causa de los cuales murieron más de 200 mil personas, no podía resultarle agradable que se aplicase en Cuba  la justicia a un grupo de torturadores y criminales batistianos, instruidos y armados por los planes de colaboración militar existentes entre el Pentágono, el FBI, la CIA y otras dependencias estadounidenses y la dictadura de Batista.

De todo ello habló Fidel al pueblo y al mundo en la concentración frente a Palacio. Y también de que ya habían comenzado a lanzarse amenazas de muerte y a fraguarse planes de atentados contra él y otros dirigentes de la Revolución.

Sobre este aspecto, Fidel dijo:

“Lo que voy a decir al pueblo de Cuba es que no tenga temor… es que las revoluciones no pueden depender de un hombre…es que las ideas justas no pueden depender de un hombre, y además que los líderes no nos podemos meter en una caja de caudales.

Continúa Fidel diciendo que será invariable su determinación de desafiar todos los peligros, pase lo que pase, y advierte a los enemigos de Cuba:

“…asesinándome a mi no van más que a fortalecer la Revolución. Le voy a proponer a la dirección del Movimiento 26 de Julio que designe al compañero Raúl Castro como segundo jefe…Lo hago no porque sea mi hermano, que todo el mundo lo sabe, sino porque lo considero con cualidades suficientes para sustituirme en el caso de que yo muriera en esta lucha. Porque, además, es un compañero de firmes convicciones revolucionarias, que ha demostrado su capacidad en la lucha; que fue el que dirigió el ataque al Moncada, el II Frente Frank País, demostrando capacidad como organizador y como militar.”

Tal propuesta hecha hace 47 años fue acogida con una salva de aplausos. Fidel consulta al millón de cubanos allí reunidos si aprueban la designación de Raúl como segundo jefe de la Revolución, y un ¡SÍ! unánime y sostenido llenó el aire de la Avenida de las Misiones en aquel 21 de enero de 1959.

LECCIÓN APRENDIDA

Martí nos dejó una lección de combate frente a los planes del Imperio que las generaciones del Moncada, Girón, la Crisis de Octubre, Angola, Etiopía, y la actual, la de la Batalla de Ideas, hemos tenido siempre muy presente: Plan contra plan. A cada plan imperial para destruirnos o causarnos daños, un plan revolucionario para enfrentarlo. La Operación Verdad fue un plan para contrarrestar la primera gran campaña mediática de desinformación. La designación de Raúl como segundo jefe de la Revolución fue otro plan para enfrentar los planes del Imperio para eliminar físicamente a Fidel. Ese último plan no se desmontó a lo largo de todos estos años.

En las circunstancias actuales, cuando Fidel debido a una delicada y compleja intervención quirúrgica ha debido traspasar temporalmente sus principales responsabilidades como Primer Secretario del Partido y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, e incluso como Comandante en Jefe, a manos de Raúl, recordar el hecho que señala la primera ocasión en que Raúl fue designado segundo jefe de la Revolución tiene una gran significación.

Los momentos actuales son quizás los de mayor peligro para la Revolución. Los gobernantes dementes del Imperio no han ocultado sus planes agresivos para destruir la Revolución. Acaban de actualizar el Plan Bush para una llamada  transición democrática que es injerencista y anexionista desde su primera hasta la última línea. Dentro de él hay un anexo secreto que no hay que tener mucho olfato político para advertir sobre sus intenciones malévolas.

Ahora, tras el anuncio de la enfermedad de Fidel y el traspaso de sus responsabilidades a Raúl y a un grupo de compañeros de la dirección del Partido, Bush ha hecho una declaración de tipo gangsteril: que ha de tomar nota sobre aquellos que obstaculicen la transición hacia la democracia diseñada por Estados Unidos para Cuba.

¿A quien pretenderá asustar el “lobo feroz” Bush con esas palabras? ¿Al pueblo de Cuba, a Fidel en su lecho de recuperación o a quienes les ha traspasado provisionalmente sus responsabilidades? No creemos que la tontería del inquilino de la Casa Blanca llegue al extremo de pensar o pretender eso, sabiendo que los cubanos y sus dirigentes revolucionarios están curados de espanto desde hace ya 47 años. Contra Cuba han ensayado casi todo, menos el empleo de armas nucleares. Y en Cuba nadie ha temblado jamás frente a amenazas y agresiones, invasiones y bloqueos, brutales acciones terroristas y  guerras biológicas, provocaciones de la SINA y fabricación de quintacolumnistas, guerras mediáticas desinformación e infamias y plancitos injerencistas y anexionistas como los de Bush para una transición democrática en Cuba.

El Plan de Cuba contra el  Plan de Bush está hoy más activado que nunca. Que se lo metan en sus cabecitas delirantes los que allá en Washington y Miami siguen pensando o dando pasos para un zarpazo contra la Patria de Martí y Fidel.


© 2005. Unión de Periodistas de Cuba



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: maribea05 Enviado: 10/08/2006 16:44
NADIE HA OBEDECIDO
AL COMANDANTE EN JEFE

(A NINGUNO DE LOS DOS)

TEXTO INTEGRO

Con tanto análisis y tanto experto se ha ido quedando entre las brumas una imponente realidad: en Cuba nadie ha obedecido al Comandante en Jefe (a ninguno de los dos). Sencillo e impactante a la vez. Una anormal normalidad de una monolítica unidad que se resquebraja por instantes. Si un hipotético Fidel Castro enfermo, operado, con las dos piernas y los dos brazos enyesados, partidos, con fiebre y malestares, daba cualquier orden en Cuba, ¿quién se atrevía a no cumplirla? Sin embargo, las órdenes de la Proclama-Testamento, supuestamente las órdenes más relevantes en casi medio siglo de castrismo en Cuba, y tal vez hasta las últimas órdenes públicas del Comandante en Vida, no han sido cumplidas. “Delego con carácter provisional mis funciones…” se repite tres veces, lo sabemos bien, traspasando a Raúl Castro provisionalmente los máximos poderes de Cuba que Castro detentaba con carácter vitalicio. Del Comandante en Jefe Invencible al Comandante en Jefe Invisible. Hasta donde se sabe públicamente en las sociedades donde la información circula libremente, en ningún lugar del mundo se puede asegurar que Raúl Castro haya aceptado la tarea, o al menos que haya dado prueba de ello. El Invencible, en lecho de hospital y con aguda enfermedad, tiene fuerzas para firmar con mano temblorosa el traspaso. El Invisible sucesor ni siquiera firma el mismo documento diciendo que acepta la tarea. Ni habla en vivo, ni por video, ni por radio, ni aparece en público. ¿Qué se estarán preguntando los gobiernos extranjeros? En el punto 4) el “impulsor” de los programas internacionales de Salud Pública se adentra en las selvas guatemaltecas para inaugurar un hospital, mientras treinta mil médicos cubanos en Venezuela se preguntan lo que estará pasando en Cuba. Los “impulsores” en el punto 5), del programa internacional de educación, Machado Ventura y Esteban Lazo, siguen tan invisibles como el Sucesor. No importa si los han visto en el Palacio de la Revolución o en sus mansiones: no aparecen públicamente. El “impulsor” en el punto 6) de la revolución energética, Carlos Lage, se mueve por Bolivia y Colombia, pero de energía, nada. Y no se suma a los invisibles Soberón y Pérez Roque para gestionar los fondos de los tres programas. El “glorioso Partido Comunista”, que tiene la misión de “asumir la tarea encomendada” en la Proclama, parece estar de vacaciones. Su órgano oficial, el Periódico Granma, no parece haber sido informado de la delegación provisional de las funciones de Castro, y sigue mencionando a Fidel y Raúl Castro por los viejos cargos. La cumbre de los No Alineados, prevista para comenzar el 11 de Septiembre, “deberá recibir la mayor atención del Estado y la Nación cubana” para celebrarse en la fecha acordada. Nadie se ha enterado de esta orden, y el Ministro de Relaciones Exteriores ha sido designado para gestionar y priorizar los fondos de los programas de salud, educación y energéticos. Finalmente: “Pido al Comité Central del Partido y a la Asamblea Nacional del Poder Popular el apoyo más firme a esta Proclama”. Comandante: repita la orden, por favor, no se escuchó bien. Ni el Comité Central del Partido ni la Asamblea Nacional han hecho nada, ni un comunicado de dos párrafos. Ni los órganos que los representan cuando no están reunidos ellos, que son el Buró Político o el Consejo de Estado han hecho nada tampoco. El único que dice haber visto, hablar, y hasta escuchar chistes de Fidel Castro es alguien excluido en la Proclama: Ricardo Alarcón. Nadie sabe con que poderes o autorización de quien atraviesa los imponentes cordones de la Seguridad Personal y la Escolta del Comandante en Jefe para llegar hasta su lecho: Raúl Castro personalmente, o al menos el General Colomé Ibarra, Ministro del Interior, deberían haberlo autorizado, pero Alarcón es tan desatento hacia ellos que ni los menciona públicamente en tres conversaciones con la prensa. La amnesia es colectiva. Carlos Lage y José Ramón Balaguer, incluidos en la proclama, y Roberto Fernández Retamar, miembro del Consejo de Estado, no incluido, dicen: Castro se recupera. Lage dice que volverá en semanas, Retamar que en meses. Lage enfatiza lo provisional, Retamar habla de “sucesión pacífica”. Nada concuerda. En donde todos coinciden es que ninguno menciona a Raúl Castro. Ya no se hacen marchas del pueblo combatiente, ni grandes concentraciones para apoyar la proclama del Comandante en Jefe, y por eso se requieren 80,000 mítines a lo largo del país. ¿Por qué no concentrar las masas revolucionarias para mostrar el apoyo y poderío de la Revolución? Más aún: ante una inminente agresión del imperialismo, como se asegura en Cuba que puede ocurrir, ¿quien es hoy el Ministro de las Fuerzas Armadas? Con todos los cargos recibidos con carácter provisional por Raúl Castro no podrá dirigir también el MINFAR. Dicen los expertos que tal vez Ulises Rosales del Toro, que lleva varios años de Ministro del Azúcar, es General de División, y tendría subordinados cinco Generales de Cuerpo de Ejército. O el Jefe del Estado Mayor General, Álvaro López-Miera, en lo que sería el ascenso más vertiginoso en la historia de las FAR, pues era Coronel en 1990, cuando los actuales Jefes de los tres Ejércitos ya ejercían, y con grados de General. Señores expertos, piensen un poco más despacio. Entonces, ¿quién está dirigiendo hoy en Cuba, si nadie cumple las órdenes del Invencible Comandante en Jefe, y nadie menciona al Invisible Comandante en Jefe? Hay varias versiones..."


Por Eugenio Yáñez
Colaboración
Miami
Florida
E.U.
La Nueva Cuba
Agosto 10, 2006


 
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