Reporte de movilizaciones antiguerra en Israel

 

En la semana previa hubo movilizaciones y concentraciones en varias
ciudades, incluyendo Haifa (donde la importancia reside en que es uno de los
sitios mas golpeados por los misiles de Hezbollah), Tel Aviv, Jerusalén (en los
últimos dos lugares se realizaron concentraciones frente a la embajada y el
consulado norteamericanos), Nazareth, Um el Fahem (estos dos en la Galilea) y
otros cruces de ruta en el norte. 

 

Este sábado, los manifestantes en Tel Aviv fueron precedidos por los
manifestantes de la ciudad árabe de Shefaamer (Shfaram), donde varios miles de
personas se congregaron para conmemorar el primer aniversario de la masacre en
la cual cuatro árabes israelíes fueron asesinados por el terrorista (y soldado
israelí) Eden Nathan Zada. La policía no autorizó a los organizadores dirigir la
marcha al lugar donde ocurrió el ataque. La manifestación se transformó en una
marcha de protesta contra la guerra actual: los manifestantes izaron banderas de
Palestina, el Líbano e Irak y llamaron a la destrucción del Estado de Israel.

 

Pocas horas después, en Tel Aviv, los manifestantes partieron de la calle
Dizengoff y marcharon a lo largo de la avenida del Rey Jorge, que fue cerrada al
tránsito, reclamando el fin de la guerra y el retiro de las tropas israelíes del
Líbano, y denunciando al ministro de Defensa, Amir Peretz, como criminal de
guerra. Una de las consignas más populares de la marcha fue “Peretz, ministro de
Defensa, ¿cuántos niños asesinaste hasta hoy?” 

 

El frente del partido comunista israelí (Hadash) y la organización Gush
Shalom, de Uri Avneri, intentó darle a la marcha una carácter sionista de
izquierda, llamando a “negociaciones” e intentando revivir los cadáveres
políticos de Paz Ahora y Meretz. El principal polo opositor a esta basura
política lo constituyó el “bloque negro-rosa”, es decir el frente de anarquistas
(que se han puesto al frente de las luchas contra el muro de apartheid dentro
del público judío) y las organizaciones de homosexuales y lesbianas. Fueron
ellos los que levantaron consignas como “Tsahal (el ejército israelí) es una
organización terrorista”, “Haifa, Gaza y Beirut son víctimas del sionismo”,
“Todos los ministros son criminales de guerra”. 

 

Un ejemplo de sus consignas en inglés: 

 

“Uno, dos, tres, cuatro, 

 

no queremos tu guerra de mierda; 

 

cinco, seis, siete, ocho, 

 

Israel es un Estado fascista” 

 

Dos activistas anarquistas, incluyendo un menor, fueron arrestados. La
manifestación también vio la confrontación con algunos anti-manifestantes de
derecha, que rompieron algunas de las pancartas usadas en la marcha y arrojaron
huevos podridos a los manifestantes. 

 

Contra las acusaciones de la policía de que los arrestos obedecieron a que
los manifestantes arrojaron bolsas con excrementos a la policía, Jonatan Pollak,
un activista de “Anarquistas contra el Muro”, que tomó parte en la
manifestación, acertadamente señaló que “no hubo provocación, fuera de la
provocación de la policía, que estaba dispuesta a pelear contra los
manifestantes”. 

 

La ex miembro del parlamento Yael Dayan, la hija del famoso general Moshe
Dayan, que posa de izquierdista, feminista y defensora de los derechos de los
homosexuales, fue abucheada por la aplastante mayoría de los manifestantes
cuando dijo que “la guerra era justificada al comienzo”. La consigna: “El
fascismo no pasara, el ejército es una organización terrorista” retumbó en la
peatonal Nahalat Binyamin hasta que Dayan fue reemplazada por otros oradores.

 

El doctor Gadi Algaza, de la Universidad de Tel Aviv, dijo que “esta guerra
está siendo llevada adelante sobre las espaldas de los más pobres, tanto en
Israel como en Líbano. Los que no pueden escapar están pagando el precio más
alto”. 

 

Otro orador fue Shaul Feldman, un antiguo miembro del Matzpen, de origen
argentino, cuya casa en Nesher (un municipio cercano a Haifa) fue destruida
después de haber sido alcanzada por un cohete la última semana. Feldanan le dijo
a la multitud que el primer día de la guerra tomó parte en una movilización
contra ella, y el hecho de que un cohete hubiera caído sobre su casa no cambió
su punto de vista. “No pienso que esta guerra debe ser apoyada”, dijo. 

 

Pero sin duda la mejor oradora fue una joven anarquista que dijo claramente
que la manifestación no era solamente contra la guerra sino también “contra la
ocupación sionista de Palestina de 1967 y de 1948” y que “esta guerra no es
solamente una guerra contra Hezbollah y Nasrallah: es una guerra contra el
pueblo del Líbano, es una guerra contra el pueblo palestino, es una guerra
contra los trabajadores y los pobres de este país, es una guerra contra la
izquierda, y en esta guerra, Israel debe perder”. He aquí, en boca de una joven
militante, una lección magistral de derrotismo revolucionario en el vientre
mismo del monstruo militar sionista montado por el imperialismo yanqui. Mientras
haya jóvenes como ésta, hay esperanzas de un futuro mejor aun en el infierno
racista llamado Israel.