UNION CITY — La investigación criminal sobre actos terroristas supuestamente cometidos por el exiliado cubano Luis Posada Carriles, a quien se vincula entre otras cosas a la explosión de un avión, se ha extendido hacia prominentes comerciantes de Nueva Jersey.
Fuentes cercanas a la investigación, que hablaron bajo la condición de no revelar su identidad, aseguraron a este rotativo que la Agencia Federal de Investigación (FBI) está indagando acerca de las actividades financieras de algunos comerciantes cubanos del área de Union City y West New York que presuntamente pudieran haber apoyado económicamente las incursiones terroristas de Posada Carriles.
La investigación está conectada, específicamente, con las explosiones ocurridas en Cuba entre abril y septiembre de 1997, de las que Posada Carriles admitió su responsabilidad durante una entrevista que concediera al periódico New York Times en julio de 1998.
Dos de los nombres que fueron identificados y que la fuente asegura que fueron interrogados recientemente por agentes del FBI, son Angel Alfonso Alemán y Oscar Rojas, ambos directamente conectados con el ya fallecido Arnaldo Monzón Plasencia, uno de los más prominentes comerciantes del norte del Estado Jardín y dirigente de la Fundación Cubano Americana.
Alfonso Alemán, ex preso político, que por casi 20 años estuvo prisionero en Cuba, administró parte de la cadena de ropa perteneciente a Monzón Plasencia mientras Rojas era su contador.
Alfonso Alemán, además, fue capturado en 1997 junto a otros tres cubanos mientras iban a bordo del barco La Esperanza que partió desde Miami rumbo a Islas Margaritas en Venezuela, para, con las armas que llevaba a bordo y según reportes de la corte en donde consta el testimonio que Alfonso Alemán dio a la guardia costera, eran para asesinar a Fidel Castro durante la cumbre Iberoamericana.
En diciembre de 1999, los cuatro acusados por cargos de conspirar para asesinar a Castro, fueron exonerados por un jurado en Puerto Rico.
Tanto Alfonso Alemán como Rojas rehusaron hablar con este rotativo acerca de la investigación refiriendo las preguntas a su representante legal, Gilberto García, que dijo que “no es apropiado hacer ningún tipo de comentario por respeto y cortesía al Departamento de Justicia de Washington”.
El abogado agregó que su silencio es por la seguridad de sus clientes y “por la protección de la seguridad nacional en lo que respecta a las actividades de espías de los gobiernos de Cuba y Venezuela que abundan en nuestra área y estarían deseosos de proveer información a sus respectivos gobiernos”.
Un informe revelado en octubre de 1998 por el Ministerio del Interior de Cuba y cuyo contenido fue enviado al FBI para su respectiva investigación, identifica a Monzón Plasencia como el principal financiero de Posada Carriles.
Pese a que la fuente rehusó precisar el número de personas que componen el grupo que está siendo investigado, aseguró que son más de tres y que algunos de ellos son prominentes comerciantes establecidos desde hace varios años en el norte del condado Hudson.
Según otra de las fuentes, que habló bajo la misma condición de anonimato, en febrero pasado un Gran Jurado de la Corte Federal de Newark escuchó testimonios en conexión con esta misma investigación sin que se haya producido hasta el momento ninguna acusación.
Posada Carriles fue detenido en marzo del año pasado y acusado por entrar ilegalmente a los Estados Unidos. Desde entonces se encuentra bajo custodia en una prisión federal en el Paso, Texas, en donde está luchando por obtener la libertad condicional.
“Lo de la investigación es un secreto a voces”, indicó un asiduo cliente de una de las cafeterías más famosas de la avenida Bergenline en Union City, quien pidió no ser identificado, agregando que “los federales están aquí desde hace varios meses y todo el mundo sabe que tiene que ver con el caso de Posada Carriles”.
Al respecto el agente especial Steven Seagal, portavoz del FBI en Newark, rehusó comentar acerca de la investigación asegurando que “nuestra oficina no comenta nunca acerca de un caso bajo investigación”.
Explotan bombas
Durante 1997 explotaron cerca de una docena de bombas en hoteles, restaurantes y discotecas de La Habana y Varadero, en Cuba, dejando como saldo un turista italiano muerto, varios heridos y cuantiosas pérdidas materiales.
En la publicación de un artículo en 1998 del mismo periódico neoyorquino mencionado arriba y basada en una entrevista hecha en Guatemala a un comerciante cubano identificado como Antonio Jorge (Tony) Alvarez, se da cuenta de los posibles vínculos entre los participantes del complot para estallar las bombas (gestado en Guatemala) y cuatro cubanos exiliados residentes en Union City, que enviaron dinero para financiar dichas actividades.
Alvarez admite que se enteró del complot y de los ataques de las bombas a blancos cubanos porque dos de sus amigos connacionales —José Francisco “Pepe” Alvarez y José Burgos— a quienes contrató para manejar dos de sus compañías de construcción de plantas eléctricas, se lo habían confiado.
Se cita el texto de un fax que Posada Carriles envió desde El Salvador en el mes de agosto de 1997 y el cual firmaba como “Solo”, uno de sus apodos y en el que se discute, entre otras cosas, los pagos por las bombas, diciendo que “el dinero será enviado por Western Union desde New Jersey, para liquidar las cuentas del hotel”. El documento instruye a Pepe Alvarez para recoger la transferencia electrónica de 800 dólares de cada uno de los cuatro cubanos exiliados en el Estado Jardín.
A uno de los que se identifica en el fax es a Abel Hernández, ex propietario del supermercado y restaurante “Mi Bandera” de Union City, quien en ese momento negó conocer o enviar dinero a Posada Carriles, y que además no pudo ser ubicado por este rotativo para comentar sobre la nueva investigación.
Durante el juicio de 1999 en Cuba, en contra de uno de los responsables por los atentados con las bombas, un agente encubierto testificó que Arnaldo Monzón Plasencia le había ofrecido una fuerte cantidad de dinero para colocar una bomba en el cabaret Tropicana, localizado en La Habana y en un hotel de la Playa Varadero.
Se asegura que la investigación en Nueva Jersey tiene serias conexiones con las realizadas en el Paso, Texas, en donde se discute la suerte de Posada Carriles, a quien en varios países le han negado su petición de ser recibirlo como exiliado. Asimismo, un juez federal negó el pedido de extradición a Venezuela por determinar que pudiera ser torturado. Dicho país sudamericano lo está pidiendo para que responda por su participación en la explosión de un avión de Cubana de Aviación que estalló en 1976 y en donde murieron 73 personas.
Para las más de 20 personas que fueron entrevistadas para este artículo y de las que no quisieron fuera revelada su identidad coincidieron en que “este tema es muy sensible y delicado porque se tiene conocimiento de la presencia de espías cubanos y venezolanos”. Esto ultimo no pudo ser comprobado.
maria.loboguerrero@eldiariony.com