Después de que las dos chicas
discapacitadas violadas accedieran al aborto que permite la ley, el debate subió
de tono: la Iglesia lanzó su feroz campaña con un documento de la Conferencia
Episcopal Argentina, titulado "Cuestión de vida o muerte"; por su parte, el
ministro de Salud porteño anunció un proyecto de resolución para que los médicos
sepan cómo actuar en casos de abortos no punibles, y lo mismo hará su par
bonaerense.
Pero mientras se debate, las
mujeres siguen estando condenadas a morir por abortos clandestinos, tironeadas
por los oscurantistas clericales y el "mucho ruido y pocas nueces" de un
gobierno con doble discurso.
Mentiras desde el púlpito
Los que dicen defender la vida
"desde la concepción", no sólo arrastran una larga historia de muerte [ver
recuadro], sino que además, ocultan que este concepto es bastante novedoso en su
dogma. Según la doctrina de Santo Tomás de Aquino, en el embrión no había alma:
para los varones ésta se producía recién a los 40 días de la concepción y para
las mujeres, a los 80. Basándose en esta doctrina, entonces, el aborto no era
reprobable siempre que se practicara antes de esos plazos. En el año 305, un
concilio dictaminó la excomunión para las mujeres que abortaran después de
cometer adulterio; pero los especialistas señalan que el peso de la condena
recae en el adulterio (y el consecuente aborto tendiente a eliminar las pruebas
del mismo), ya que no habla del aborto realizado en otras circunstancias.
Recién en el siglo XVIII, se
establecieron leyes sobre el aborto –que hasta entonces era una práctica
privada- por considerar que privaba de súbditos al monarca. Para establecer este
criterio antiabortista, los reyes contaron con su fiel aliada, la Iglesia.
Mientras tanto, la necesidad de
fuerza de trabajo que imponían los ritmos de la revolución industrial y el
diezmo de la población que producían las epidemias y las guerras, llevaron a los
Estados a pensar estos nuevos problemas demográficos en términos de "protección
de la vida". Y la Iglesia, nuevamente, prestó sus servicios: en 1869, el papa
Pío IX, por primera vez, reprueba el aborto desde el momento de la concepción,
al mismo tiempo que impone como doctrina la "infalibilidad papal", es decir, que
todo lo que dice un papa, se considera cierto e indiscutible. Actualmente,
intentan imponer una nueva idea: que el embrión es una persona desde el momento
mismo de la concepción, igualando "aborto" con "homicidio".
Como vemos, a pesar de los 2.000
años de historia de la Iglesia, el aborto sólo es condenado desde hace muy poco
tiempo.
Doble discurso desde la
Rosada
Mientras los curas se desgañitan
desde el púlpito, Kirchner hace silencio. Seguramente, considera que ésta es la
mejor manera de preservar tanto las relaciones con la curia, como los altos
índices de aprobación que tiene en las encuestas. Pero lo cierto es que, este
mismo año, el ministro Aníbal Fernández declaró que "el gobierno nunca
presentará un proyecto destinado a despenalizar el aborto", agregando que para
Kirchner, este tema "no admite discusión y está terminado."
Sin embargo, los recientes casos
conocidos a través de los medios hicieron que aumentara la cantidad de personas
que están a favor de la despenalización, según las encuestas. Y como las
encuestas rigen los vaivenes del gobierno, los ministros de Salud salieron a
hablar a favor de despenalización, aunque con recaudos.
El ministro de Salud porteño se
comprometió a reglamentar la atención de los abortos no punibles en los
hospitales públicos de la ciudad. Sin embargo, dijo que no podía garantizar que
"la normativa alcance a todos los casos de violación". Claudio Mate, su par
bonaerense, planteó algo similar. Aunque suene escandaloso a los oídos de los
monseñores, lo cierto es que el audaz "compromiso" no significa otra cosa que
hacer que se cumpla el Código Penal, que ni siquiera es claro en las acotadas
excepciones que prevé para la realización de abortos no punibles.
Por un gran movimiento de
lucha por el derecho al aborto
La lucha por el derecho al aborto,
en nuestro país, lleva varias décadas. En los últimos años, se reactivó este
reclamo, sumando nuevas generaciones. Cada vez que este reclamo se hizo sentir
con mayor fuerza, hubo sectores que nos llamaron a depositar confianza en el
gobierno de turno o en la oposición, llevando la lucha al callejón sin salida de
los partidos del régimen. Así sucedió con Alfonsín en 1983, con el Frente Grande
–durante el menemismo- y con la Alianza, después.
Representantes de la CTA que
estuvieron con el ministro de la provincia, dijeron "Salimos muy satisfechas de
la reunión." En Capital, la camaleónica ex radical, ex ibarrista y actual
kirchnerista María José Lubertino declaró: "Fue una reunión positiva. Nos
recibió el ministro y nos vamos con algunos compromisos." (P/12; 29/08). ¿Muy
satisfechas con qué?
Hoy, está planteado pelear por
algo más que la reglamentación del aborto no punible. Cuando el 90% de la
población está a favor de la despenalización del aborto, tenemos planteado poner
en pie un gran movimiento de lucha, independiente del Estado, la justicia y los
partidos patronales, empezando por organizar una gran movilización para el 28 de
setiembre (Día por la despenalización del aborto en Latinoamérica y el Caribe),
para exigir lo que nos corresponde: derecho al aborto legal, seguro y gratuito.