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General: La DemocraCIA terrorista (Cuba es más que una Democracia)
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De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 13/09/2006 18:04
13-09-2006
Entrevista al abogado José Pertierra después de que un magistrado de El Paso recomendó este lunes que fuera liberado el anticastrista acusado de explosionar un avión civil cubano con 73 personas a bordo
El Caso Posada Carriles: La insoportable levedad de la política antiterrorista de Bush

Luz Benítez
Cubadebate entrevista al abogado José Pertierra, representante del gobierno de Venezuela para la extradición del terrorista considerado el Bin Laden de América Latina, después de que un magistrado de El Paso recomendó este lunes que fuera liberado. El gobierno de EEUU no ha presentado evidencias de cuán peligroso es este hombre, acusado de volar con explosivo C-4 un avión civil con 73 personas a bordo en octubre de 1976

Por debajo del telón de los grandes actos de condolencia de este 11 de septiembre, quinto aniversario del atentado contra las Torres Gemelas, el magistrado Norbert Garney recomendó la liberación de Luis Posada Carriles de la cárcel de inmigración de El Paso, Texas, en la que se encuentra recluido.

El caso fue presentado ante el tribunal federal de El Paso por el abogado de Posada Carriles, a través de una petición de habeas corpus que argumenta que su detención indefinida (ya que Estados Unidos no ha logrado deportarlo a un tercer país) viola la constitución.

Cubadebate pudo contactar, vía telefónica, con el doctor José Pertierra, abogado que representa a Venezuela en el caso de extradición del terrorista. Posada es acusado en ese país por el homicidio de las 73 personas que murieron por el estallido de una bomba dentro de un avión civil cubano, el 6 de octubre de 1976, frente a las costas de Barbados.

-¿La recomendación del magistrado supone la pronta liberación del terrorista?
-El Magistrado que dicta esta decisión no tiene la potestad jurídica para liberarlo. Solamente puede hacer recomendaciones que un Juez Federal usualmente adopta posteriormente. Antes de que el Juez Federal decida, la Fiscalía tiene 10 días para refutar las conclusiones del Magistrado. Igual que en el trámite inmigratorio en El Paso durante el cual la Fiscalía del Departamento de Seguridad no presentó testigos o evidencia, el proceso de habeas corpus también se destacó por la ausencia de testigos o evidencia de la Fiscalía. La vista ocurrió el 14 de agosto de 2006 ante el Magistrado Garney.

-Exactamente qué argumenta el magistrado para liberar a Posada…
-Posada presentó varios documentos sobre su estado de salud, más dos testigos: 1.) Miguel Jiménez (un amigo), y 2.) Donald George (un oficial de la unidad de deportación del Departamento de Seguridad).
Ambos atestiguaron que habían hecho varias gestiones para ver si algún otro país estaría dispuesto a aceptar a Posada Carriles y así facilitar su expulsión de los Estados Unidos. Los siete países con los cuales se comunicaron fueron Canadá, México, El Salvador, Panamá, Guatemala, Honduras, y Costa Rica respondieron negativamente. Es curioso que fue el propio Posada el que citó al agente del Departamento de Seguridad como testigo. El Sr. George admitió que en estos momentos los Estados Unidos no están haciendo gestión alguna para expulsar a Posada a un tercer país.

-Por lo que usted dice se infiere que el propio magistrado se lamenta de que a la Fiscalia no le interesa presentar evidencias de la peligrosidad de Posada Carriles.
-El Magistrado Garney aclara que el Departamento de Seguridad “no presentó evidencia alguna durante el proceso”, y argumenta que debido a que Posada sostuvo el peso de la prueba y demostró que, después de haberse cumplido seis meses de la orden de expulsión, los Estados Unidos no lo ha expulsado, la Fiscalía tiene la obligación de demostrar con “suficiente evidencia” la “posibilidad significativa” de poder deportarlo a un tercer país. “La Fiscalía no presentó evidencia, y consecuentemente el gobierno federal no ha sostenido el peso de la pruebas para justificar la prolongada detención de Posada Carriles”, concluyó Garney.
La posibilidad de que un tercer país acepte a Posada es “remota”, dice Garney, y una “remota posibilidad” de deportación a un tercer país no justifica una detención indefinida, salvo en muy limitadas circunstancias a las cuales alude posteriormente.

-Sin embargo, en la carta del Departamento de Seguridad del 22 de marzo de 2006 se presenta a Posada Carriles como un “peligro a la comunidad” y a la “seguridad nacional de los Estados Unidos” por su historia delictiva de violencia.
-El Magistrado concluye que la carta no justifica mantener a Posada preso después de que hayan pasado seis meses de la orden de expulsión.
Los Estados Unidos, dice la decisión del Magistrado Garney, han tenido “otros mecanismos a su disposición para justificar la detención de Posada pero escogió no utilizarlos”. Específicamente, el Procurador General tendría que certificar que Posada ha cometido actos terroristas y revisar dicha certificación cada seis meses. Con esa certificación, el Departamento de Seguridad tendría la autoridad legal para detener a Posada. Los Estados Unidos no cumplieron con este requisito y nunca han certificado a Posada como terrorista.
El Magistrado señala con toda lógica que en vez de presentar cargos de terrorismo contra Posada, el Departamento de Seguridad lo tramitó simplemente como un indocumentado que ingresó en el país ilegalmente.
El Magistrado también alude a otras “circunstancias especiales” que pudieran haber justificado la detención de Posada, como por ejemplo crímenes que haya cometido anteriormente que representan un peligro a la comunidad o a la seguridad nacional del país. Para utilizar ese mecanismo, la Fiscalía tendría que presentar una moción a un juez de inmigración. Sin embargo, la Fiscalía escogió no presentar dicha moción.
Debido a la ausencia de evidencias de la Fiscalía, a la nula certificación de terrorismo del Procurador General, y a que el Departamento de Seguridad no presentó una moción a un juez de inmigración que permitiría la detención de Posada, el Magistrado recomienda la liberación del reo bajo la supervisión de la unidad de detención del Departamento de Seguridad.

-¿Puede decirse que ahora es más obvio que nunca lo que se ha estado denunciado por más de un año y medio, que la administración Bush protege deliberadamente a este criminal
?
-Es evidente que los Estados Unidos han pretendido procesar por una corte migratoria a Posada para engañar a la opinión pública, pero la decisión de Garney muestra claramente que no lo han procesado por sus crímenes, y que el gobierno de los Estados Unidos no está interesado en extraditarlo o detenerlo. La realidad no coincide con las apariencias. Tenemos que desenmascarar el circo mediático que han montado desde le principio. Leer la decisión del Magistrado cuidadosamente nos muestra la ausencia de voluntad del gobierno estadounidense para cumplir con sus obligaciones legales en este caso.

-Desde el punto de vista de las leyes norteamericanas, ¿que procede a partir de ahora?
-El Magistrado Garney retó al gobierno federal con esta decisión. Le dio 10 días para que hagan lo que deberían haber hecho hace más de un año. Es decir, certificar a Luis Posada Carriles como terrorista. En los propios archivos desclasificados de la CIA, y en las declaraciones hechas a la prensa por Posada, sobran las evidencias de que este individuo es un terrorista. Le corresponde al Fiscal General de la nación, Alberto Gonzales, certificarlo como terrorista y de esa manera evitar que el juez federal ordene su liberación.
También, el Magistrado Garney reta a la Fiscalía a que presente una moción ante el juez de inmigración para continuar la detención del terrorista, algo que debería haber hecho la fiscalía hace más de un año.
El Departamento de Justicia tiene también a su disposición otra manera de mantener a Posada preso. Una que el gobierno de la Republica Bolivariana de Venezuela pidió desde mayo del año pasado. Darle curso a la solicitud de detención preventiva a fines de extradición.

-¿Es o no una gran paradoja que esta recomendación del magistrado se produzca el 11 de Septiembre?
-En el quinto aniversario de los ataques terroristas del 9-11, un magistrado federal nos muestra cómo los Estados Unidos hacen caso omiso de los mecanismos legales a su disposición para mantener preso al Osama Bin Laden de América Latina.
No culpo al magistrado por esta decisión. La culpa la tiene la Casa Blanca que actúa con insoportable ligereza y prefiere proteger a este terrorista, y no enjuiciarlo o encarcelarlo. Hace todo lo contrario a lo que dicen las leyes norteamericanas y a lo que expresan minuto a minuto todos los políticos de esta administración.

-¿Cuáles serán los próximos pasos de Venezuela?
- Venezuela seguirá insistiendo en que se haga justicia en este caso. Y con el apoyo de la ley, de la comunidad internacional, y con la memoria de las víctimas inocentes que Posada Carriles asesinó a sangre fría el 6 de Octubre de 1976 en ese avión de pasajeros, seguiremos luchando para que se haga justicia.



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: matilda Enviado: 13/09/2006 23:44

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: matilda Enviado: 14/09/2006 18:49
14-09-2006
Bush y Posada Carriles en un mar de contradicciones

Rosa Miriam Elizalde
Es época de bonitos gestos vacíos. Mientras Laura Bush se seca las lágrimas con un pañuelito blanco, George Jr. tropieza con las palabras y hace pucheros en el homenaje a las víctimas del 11 de septiembre, en el que anuncia que seguirá la guerra contra el terrorismo y repite el «Dios bendiga a América» con el que ha terminado más de un discurso al país, tras los atentados terroristas que golpearon a los Estados Unidos en el 2001.

En Nueva York, este lunes 11 de septiembre Bush volvió a sacar prenda del estupor y la impotencia de los norteamericanos, que asistieron esta vez a un acto grandilocuente, con bandas de luces que llegan hasta otras galaxias, además de incontables flores y desmayados sollozos. Sabe que el éxito de su guerra contra el terrorismo depende de mantener viva la trama de la conspiración, la obscenidad de la muerte que ponía para siempre en las retinas de los norteamericanos el momento glacial del avión empotrado en los rascacielos neoyorquinos, la espeluznante escena de los suicidas que se lanzaban hacia la muerte desde las Torres Gemelas, el humo y el polvo ganando las calles, el rictus de dolor de los heridos, la desesperación de los que habían perdido a un ser querido. Todo eso mostraba y sigue mostrando la indefensión del ser humano inocente golpeado por la muerte absurda, ciega e imprevista, pero —también— ha ocultado y sigue ocultando su propia codicia destructora y la persistente indiferencia ante el sufrimiento de los demás que ha acompañado las decisiones de los políticos norteamericanos en el último medio siglo.

Si fue premeditado o no, ahora es lo menos importante. Pero que haya coincidido este nuevo espectáculo de contrición de Bush con los argumentos del magistrado Norbert Garney, de El Paso, Texas, sobre el caso de Luis Posada Carriles, pasa ampliamente la raya de lo que se puede considerar cínico en este mundo. Mientras este 11 de septiembre la enlutada pareja Bush viajaba de Nueva York a la Casa Blanca, en Washington, el magistrado federal daba a conocer, en un documento de 24 páginas, su recomendación de liberar al terrorista.

La primera reacción ante la noticia, compartida en la sala de prensa de la XIV Cumbre de los No Alineados desde donde escribo esta nota, fue culpar al magistrado por la impunidad de las instituciones norteamericanas. El sentimiento de estupor y frustración era general entre colegas más y menos enterados del asunto. Todos terminaban opinando lo mismo: casi no importa que algunos descubran este tipo de farsa, o que sea denunciada sistemáticamente por gobiernos y organizaciones internacionales, porque sus palabras se pierden en la maraña creada por las decisiones de la administración norteamericana y sucumben en la información sesgada de los grandes medios informativos, que convierten a los vendedores de mentiras o a los prestidigitadores de las noticias en las principales fuentes informativas.

Sin embargo, quien lea con cuidado los argumentos del magistrado de El Paso descubrirá no pocas señales de su propio estupor y frustración. Garney prácticamente reta al gobierno federal para que este haga en diez días lo que debió hacer desde hace un año y medio: certificar el récord terrorista de Luis Posada Carriles —como se sabe, un procedimiento sumamente fácil, donde podría escoger entre una o varias posibilidades: la voladura de un avión civil con 73 personas a bordo en 1976; su confesa participación a The New York Times en sabotajes a hoteles cubanos, donde murió un joven turista italiano; el plan de dinamitar un auditorio con cientos de estudiantes en Panamá, solo porque asistirían a un encuentro con el Presidente Fidel Castro…

En la práctica, el magistrado se queja de la obstinada decisión de la Fiscalía, de llevar hasta el final el trámite migratorio para un hombre que indudablemente clasifica con sobresalientes en las normas de lo que ellos consideran un peligro para la Seguridad de los Estados Unidos. Es un individuo, dice Garney, sobre el que pesan «circunstancias especiales».
¿Y entonces? Si los Estados Unidos siguen en la misma cuerda de «hagan lo que digo pero no lo que hago», es muy probable que en poco más de una semana Luis Posada Carriles le hará compañía en Miami a Orlando Bosch. Los veremos ofreciendo entrevistas donde anuncian sus delirios de muerte y con amplias posibilidades de hacerlas realidad, incluso allí donde, puntualmente, cada 11 de septiembre se recuerda a las víctimas de los atentados contra las Torres Gemelas.
Es difícil entender esta lógica, en la que se honra a las víctimas el mismo día en que recibe un homenaje de facto por su trayectoria terrorista un hombre que está dispuesto a seguir llevando a la muerte a personas inocentes. Una de las claves se encuentra sin dudas en esa política hipócrita, de doble rasero, que ha sembrado agravios y sufrimiento por doquier, y que premia a los que asesinaron y están dispuestos a asesinar en nombre de los Estados Unidos.

Es lo que explica esta sensación de estupor y rabia que nos invade en una sala de prensa, donde entre otras noticias contrastamos las informaciones de este 11 de septiembre, que nos dicen que Laura se seca sus lágrimas, George contiene las suyas y el magistrado Garney entrega el documento en el que prácticamente se le concede la libertad al terrorista Posada Carriles por el no ejercicio de la justicia. ¿Por qué estas contradicciones tan aberrantes? ¿Será tan difícil darse cuenta del estrecho margen que en asuntos de terrorismo separa el dolor ajeno y el que provocan las heridas propias?



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