Giustino di Celmo.
El italiano Fabio di Celmo fue asesinado el 4 de septiembre de 1997 por una bomba colocada por un mercenario salvadoreño pagado por Posada Carriles (ver archivo completo) en el habanero Hotel Copacabana.
En su carta a Alberto Gonzáles, Fiscal General de Estados Unidos, Di Celmo dijo haber leído con indignación en la prensa que el magistrado norteamericano Norbert Garney recomendó la liberación de Posada Carriles de la cárcel de inmigración de El Paso, Texas.
El padre del joven italiano pidió a Gonzáles su intervención para que no sea excarcelado ese criminal confeso.
"No podemos entender cómo ha sido posible que se tomara esa decisión de liberar a uno de los más connotados terroristas del mundo justo el día en que se conmemoraba el quinto aniversario del crimen en las Torres Gemelas", dijo Di Celmo en su mensaje.
Parece una burla al dolor de todos los que hemos sido víctimas de los actos de terror, argumentó.
"Mi esposa y yo vivimos con la pena de haber perdido a Fabio, el más pequeño de nuestros hijos, por una de las bombas que Posada Carriles hiciera colocar en un hotel de La Habana", recordó.
En declaraciones de ese terrorista, publicadas por The New York Times, los días 12 y el 13 de septiembre de 1998, Posada reconoció haber pagado al mercenario salvadoreño, cuya mano asesina puso la bomba en el Hotel Copacabana.
En un momento de la entrevista, cuando la periodista le preguntó que si sentía la muerte de Fabio, sin ningún pudor dijo: “No. El italiano estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Yo duermo como un bebé”.
El hombre que expresó esas palabras, asesino confeso de mi hijo, es al que quieren dar la libertad, apuntó con consternación Di Celmo.
No queremos venganza, pedimos justicia. Usted puede decidir que este terrorista se mantenga encarcelado y que, por sus numerosos crímenes, sea juzgado, por quienes lo reclaman. Si usted tiene hijos entenderá aún más este pedido que le hacemos, concluyó.
Posada Carriles se encuentra en un centro de detención en Texas, donde fue recluido en mayo del 2005 tras aparecer en público en Miami y quedar en evidencia su entrada ilegal a Estados Unidos, procedente de México.
Washington hasta ahora solo lo encausó por ese delito migratorio, pese a la solicitud de extradición presentada por Venezuela, cuya justicia lo demanda por su responsabilidad en el estallido en pleno vuelo de una aeronave civil cubana en 1976, acción en la que perecieron 73 personas.
Posada Carriles, junto a los cubano-americanos Guillermo Novo, Pedro Remón y Gaspar Jiménez Escobedo, planeó asesinar en Panamá al presidente Fidel Castro durante la X Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobierno.
El magnicidio se produciría en el Paraninfo de la Universidad Nacional de Panamá, por lo que miles de estudiantes panameños y otras personas hubiesen muerto en aquél atentado planeado con la detonación de una carga de nueve kilos de explosivos C-4.
Invocación a la Justicia: Carta Integra de Giustino Di Celmo
Carta de Giustino Di Celmo al Fiscal General de los EEUU. Alberto Gonzáles
La Habana, 14 de septiembre de 2006
Señor Alberto Gonzales, Fiscal General de los Estados Unidos: Mi nombre es Giustino Di Celmo. Soy un hombre de 86 años y con indignación, mi familia y yo hemos leído en la prensa que el magistrado Norbert Garney recomendó la liberación de Luis Posada Carriles de la cárcel de inmigración de El Paso, Texas. Si usted no intercede, dentro de pocos días, puede ser excarcelado este criminal. Nosotros no podemos entender cómo ha sido posible que se tomara esta decisión de liberar a uno de los más connotados terroristas del mundo justo el día en que se conmemoraba el quinto aniversario del crimen en las Torres Gemelas. Parece una burla al dolor de todos los que hemos sido víctimas de los actos de terror.
Mi esposa y yo vivimos con la pena de haber perdido a Fabio, el más pequeño de nuestros hijos, por una de las bombas que Luis Posada Carriles hiciera colocar en un hotel de La Habana. En las declaraciones de este criminal, publicadas por The New York Times, los días 12 y el 13 de septiembre de 1998, Luis Posada reconoció haber pagado al mercenario salvadoreño, cuya mano asesina puso la bomba en el Hotel Copacabana. En un momento de la entrevista, cuando la periodista le preguntó que si sentía la muerte de Fabio, sin ningún pudor dijo: "No. El italiano estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Yo duermo como un bebé".
El hombre que expresó estas palabras, asesino confeso de mi hijo, es al que quieren dar la libertad. Estimado señor, no queremos venganza, pedimos justicia. Usted puede decidir que este terrorista se mantenga encarcelado y que, por sus numerosos crímenes, sea juzgado, por quienes lo reclaman.
Si usted tiene hijos entenderá aún más este pedido que le hacemos.
Giustino Di Celmo