Helios Ameal Miranda

El Imperio norteamericano está en decadencia.

Nadie lo puede negar, ¡es visible!

Lo que pasa es que el mundo está despertando

y, por todos lados, ¡insurgimos los pueblos!.

Yo tengo la impresión, señor Dictador Imperialista,

que usted va a vivir el resto de sus días como una pesadilla.

Hugo Rafael Chávez Frías

1.-¡No seamos agoreros!

Siempre es sabia postura no pecar de triunfalismo y andar alerta, con el olfato despierto para husmear hedores no por ocultos menos amenazantes (quizá más aún, precisamente por ello). En este sentido, los recientes artículos de Heinz Dieterich y Alberto Cruz para REBELIÓNi son aportación necesaria para seguir con criterio científico y maduro el día a día y los pormenores de la lucha antiimperialista en sus dos principales frentes: el mundo árabe/musulmán y Latinoamérica. Un exceso de euforia puede, en efecto, hacernos bajar la guardia; y es precisamente en el último tramo de una carrera cuando se debe redoblar el esfuerzo.

Ahora bien: los que en el ámbito cultural “occidental”, de manera más o menos activa, nos situamos en la trinchera ideológica de la resistencia al Imperio y la lucha por un mundo nuevo padecemos –aunque no queramos reconocerlo- una especie de pesimismo endémico; muy comprensible dado lo titánico de la tarea a la que nuestro -¿innato?- sentido del decoro nos ha condenado.

Resulta obvio que esta lucha de siglos contra una monstruosa Hidra de incontables cabezas por fuerza ha de minar los ánimos, pero, ¡mucho cuidado!: cuando, a fuerza de esperar una revolución que no llega, la esperanza se quiebra, se producen deserciones: bien “activas” (los que optan por pasarse al bando enemigo), bien “pasivas” (los que, aún manteniendo su dignidad personal, abandonan, desesperanzados, la trinchera). En el menos malo de los casos, sufrimos cierta incredulidad –escepticismo, diríamos- sobre nuestros propios logros y sobre la debilidad del enemigo; ¡diríase que nos hemos acostumbrado a la idea de que el Imperio es invecible, de que nuestra resistencia es digna, heroica y necesaria... pero que la victoria no llegará nunca! Tan resignados estamos a nuestra función de mera “etapa” en el eterno combate que siempre andamos “pasando el testigo” a nuestros descendientes, que serán quienes funden un mundo nuevo. Ellos, no nosotros.

Pero, ¿por qué ellos, y no nosotros? ¿Hasta qué punto es ésta una postura acomodaticia? ¿Habría habido, por ejemplo, Revolución Cubana si los moncadistas supervivientes hubieran quedado satisfechos con haber sentado las bases que permitieran a sus hijos (o nietos) derrocar al Batista de turno?... Se me aparece el espectro del Che con su ceño fruncido, su mirada entre AK-47 y David de Michellangelo. Se me dirige firme, severo, casi amenazante y, con su voz cavernosa; con su acento que no es ya argentino, ni cubano, sino latinoamericano; con su entonación zaratústrica me recuerda que el pesimismo es una postura contrarrevolucionaria. El nihilismo no es cosa de libertadores.

2.-¡Convenzámonos!: La hora ha llegado

Nuestro principal pecado (y enemigo interno) es, pues, la modestia. Pero, afortunadamente, aunque por la fuerza de la costumbre y el tópico nos cueste ya convencernos, las condiciones objetivas están dadas. Cuando Fidel , Chávez o Chomsky anuncian el nacimiento irreversible (¡esta vez, sí!) de la “Patria Grande” Latinoamericana y el desmoronamiento del Imperio Mundial de la Usura, no están siendo víctimas de un lisérgicamente eufórico delirio. Saben perfectamente lo que dicen y porqué lo dicen. ¡Dudo que alguien se atreva a llamar ingenuos, desinformados o poco experimentados a estos tres caballeros!

Las condiciones objetivas –insisto- están dadas. Tenía que pasar. ¿No hemos leído acaso a Engels y Marx? ¿No nos ha enseñado incluso la historiografía burguesa oficial que todo Imperio acaba por desmoronarse, víctima de sus vicios, contradicciones internas y ambición desenfrenada? El actual Sistema económico mundial, basado en la pura especulación financiera, en la sublimación metafísica de la usura, ya no es siquiera “capitalismo”; es pura abstracción cuasiteológica: una religión mistérica con altos componentes de azarosa arbitrariedad, “con vida propia”, diríamos, ya que con frecuencia escapa a toda previsión, generando “espontáneamente” nuevos fenómenos -como haría un organismo vivo mutante-, desconcertando incluso a quienes creen manejar sus leyes. Y de las manos se les está yendo, como era de esperar y 20 años llevan advirtiendo los más agudos analistas.

Para colmo, igual que el Imperio Romano aportó la “infraestructura” para la expansión del cristianismo y, a su vez, Imperios “cristianos” como el Castellano prepararon sin saberlo el terreno para la posterior expansión del Capitalismo, también el Imperio Financiero Global ha creado infraestructuras de interconexión mundial gracias a las cuales la nueva sociedad, la nueva mentalidad que florecerá sobre sus ruinas se expandirá por todos los pueblos de la Tierra.

3.-La “derecha edípica”: el neocon es “pura dicotomía”

En todo el “Primer Mundo”, los sectores conservadores se encuentran sumidos en una galopante esquizofrenia subterránea: claman apocalípticos –y no sin razón- la desaparición de los valores, la corrupción de la juventud y la demencia del mundo actual. Lo paradójico es que todo esto (y más) es precisamente fruto del Sistema que ellos mismos defienden y sustentan. ¡Fue la cultura burguesa mercantilista la que “mató a Dios” y no Nietzsche, que se limitó a firmar el acta de defunción!...

Pero la “solución” preferida de estas gentes es, obviamente, echar pelotas fuera: “los culpables son Marx y Mahoma”. ¡Claro! Si Occidente está en decadencia, ¡no es por sus contradicciones internas que, cada vez más acentuadas, pugnan por salir a la superficie! ¡No! La culpa –claro- es de “el Otro”, ¡siempre de “el Otro”!: el bárbaro, el moro, el ateo, el comunista. Seres del inframundo que se infiltran en nuestra idílica sociedad para minarla desde dentro, sólo por el placer de hacer el Mal. Como dijeran los geniales humoristas porteños Les Luthiers, “Errar es humano, pero echarle la culpa a otro... ¡es más humano todavía!”.

Ahora bien: esta “solución” es tan sólo un parche, y probablemente esta gente (incluso los más fanatizados de entre ellos), en el fondo de su alma lo intuya. A la cabeza me viene inevitablemente el Edipo Rey, de Sófocles (s.V a.C.), pues “esta tragedia cifra su mérito en la ambivalencia trágica que presenta el protagonista: inocente desde el plano de la moralidad, pero culpable a nivel de la realidad. Edipo es un personaje auténticamente trágico: él trajo la salvación y la ruina a la ciudad, él es inocente y culpable a la vez, él es el paladín y el enemigo de la colectividad, (...) él se propone buscar al culpable y al final se encontrará a si mismo sin haberlo sospechado. En fin, su persona es una pura dicotomía. Y en esto radica el efecto sobrecogedor que infunde en el auditorio, que va asistiendo irremediablemente a su progresivo derrumbamiento.” ii

Más coherente o, por lo menos, más valiente -desde luego de mucha más categoría intelectual- es la postura de ciertos sectores de la Iglesia Católica. Y no me refiero ya al obvio ejemplo de la Teología de la Liberación, que consecuentemente (en tanto que cristiana) hizo suya aquella frase del joven Fidel: “Quien traiciona al pobre traiciona a Cristo”. No; es que ¡incluso desde el mismísimo Vaticano se están lanzando en los últimos cuatro años mensajes contra la “mercantilización del mundo” (y, por tanto, su “desespiritualización”) mucho más cercanos al discurso altermundista que al neocon!...

4.-Bush&Co.: fabricantes de “quintacolumnas”

Otra cuestión más superficial pero muy espectacular y sintomática son los efectos internos del Imperialismo desaforadamente belicista que, emulando a Reagan, lleva a cabo la actual Casa Blanca. Para colmo, con suma torpeza. Y en este punto disiento profundamente de lo expresado por Alberto Cruz en el antes citado artículo. Iraq sí es un Viet Nam, como en otra medida lo son también Afganistán y Líbano. “Viet Nam” es una alegoría del fracaso de la “guerra quirúrgica” o blitzkrieg; paradigma del empantanamiento, de la absoluta torpeza táctica y estratégica fruto del cruce entre la prepotencia extrema y la absoluta ignorancia de las realidades geopolíticas, históricas y culturales de los pueblos situados en el punto de mira.

Es por ello que Bahía Cochinos (1961) es considerado “preludio” de Viet Nam, y es en ese sentido que Guevara pedía “dos, tres, muchos Viet Nam” iii: como palanca desestabilizadora del Imperialismo, divididas sus fuerzas en enfrentar al mismo tiempo multitud de enemigos desconocidos y desconcertantes por su “tozudez”. Como el propio Cruz señala, “EEUU no se puede permitir el lujo de salir derrotado de Iraq porque eso supondría el fin de su hegemonía a nivel mundial.” Pero, evidentemente (y dando ya por hecho que sí saldrá “derrotado”, al menos con respecto al tipo de “victoria” que esperaba; así le ha ocurrido a Israel en Líbano), cuanto más tarde en salir, más patética va a ser su retirada.

En los mismos USA, “sede social” del Imperio (pues tengamos siempre presente que USA, en tanto que pueblo/nación, no es más que sede, representante oficial y brazo armado de un Imperio financiero abstracto que lo absorbe, trasciende y somete también a sus intereses) iv, la “disidencia interna” crece a marchas forzadas; y no es precisamente la Oficina de Intereses Cubanos en USA quien fomenta esta “disidencia”, sino ¡la propia Administración yanqui, con sus extraordinarias chapucerías! Los mass media occidentales no pueden ocultar el creciente descontento de la población norteamericana, incluídos algunos de sus “representantes” v políticos, más allá de su posicionamiento ideológico base. De sumo interés al respecto resulta el informe de Jeremy Brecher y Brendan Smith publicado en Le Monde Diplomatique Edición Española (octubre 2006) bajo el título de “La derecha estadounidense contraria a la guerra” y en REBELIÓN bajo el de “ Bush: ¿un conservador o un idiota?” vi.

Se produce un fenómeno interesantísimo, probablemente inédito y que debiera ser celebrado: la “Derecha”, tradicionalmente monolítica, que ha sacado siempre la fuerza de mantenerse sólida y dividir al enemigo (nosotros), ahora se resquebraja y descubre la carcoma de la “disidencia interna” y las “corrientes internas” que, olvidando sus comunes intereses de clase, se enfrentan entre sí minando el conjunto. ¡Estan probando su propia medicina!

Especialmente significativas son las “deserciones” de personajes como Collin Powell, el frustrado asesino de la Historia Francis Fukuyama o el antaño delirantemente imperialista Zbigniew Brzezinski vii. Poco importa si estas espectaculares “conversiones” son sinceras; si a estos súbitos opositores a la política ultrabelicista de W.Bush los mueve la ética o sencillamente han cambiado de bando impulsados por el interés personal... de salvar el culo. Quizá incluso sea más interesante contemplar esta segunda opción, pues pondría de manifiesto que la Administración Bush está conduciendo al Imperio hacia el abismo, y que estar hoy con el Imperio es apostar por el perdedor, estar en el bando menos conveniente. Las ratas –que son ratas, pero no imbéciles- abandonan el barco.

5.-El concepto de “lógica” según el PSOE

Por eso, ya no por principios -que no se los supongo-, sino por mero interés, el Gobierno del Estado Español (que, recordemos: llegó al poder gracias a un oportunista uso del rechazo masivo a la invasión de Iraq y al tragicómico lacayismo de un Aznar con delirios napoleónicos) debería escoger mejor a sus aliados internacionales. Bien al contrario: se acomoda con frenesí creciente en su papel de limpiabotas del cowboy. Además de seguir enviando tropas a Afganistán, del constante flirteo-patrocinio con la “disidencia” cubana y un largo etcétera, el voto por Guatemala –y en contra de Venezuela- para el Consejo de Seguridad de la ONU ha sido ya la guinda de la sumisión, pues ¡no se conformaron siquiera con abstenerse, como sí hizo el traidor gobierno chileno!

Más despropósitos: la declaración del Ministro de Defensa José Antonio Alonso según la cual “no hay nada más lógico que llevarnos bien con EEUU” viii abre el enigma de qué demonios entenderá esta gente por “lógico” y trae a la mente aquella memorable sentencia -una de tantas- de W.Bush: “No hay nada más profundo que reconocer el derecho de Israel a existir. Ése es el pensamiento más profundo de todos... No se me ocurre nada más profundo que ese derecho.” ix Tal para cual; intelectualmente comparten ambos una gran afinidad, no cabe duda. Poca visión de futuro, amigos, sumada al repugnante espectáculo de ver tal comportamiento en un partido que se pretende “socialista” y “obrero”; ¿para cuándo una demanda por publicidad fraudulenta?...

6.-“Ya estamos empantanados en muchos VietNams; ¡Hasta la derrota siempre!”

Ese “Comandante en Jefe” de opereta bufa llamado W.Bush (quien –¡siento rendirme al tópico!- es un esperpento de ineptitud total y absoluta que supera lo tolerable por la racionalidad y el sentido del ridículo) y los desquiciados ideólogos mesiánicos que mueven sus hilos, perdiendo el poco contacto con la realidad que les quedara, andan sumidos en una suicida huída hacia adelante cuya consigna parece ser: “¡Hasta la derrota siempre!”. El mito de la “infalibilidad del Imperio” no es más que eso: un mito, como también lo es el de su “inmortalidad”. Mitos utilizados tenazmente como propaganda por el Imperio, para fomentar –exitosamente- la resignación, el abandono y el conformismo. Pero la máquina, que a estas alturas, insisto, ya “funciona por sí sola” –como en Kafka-, ha activado ya su mecanismo de autodestrucción.

7.-¡Tomen, tomen, pero con moderación!

Brindemos, pues. Pero, efectivamente: no seamos ingenuos. Queda un riesgo, el mayor de todos: que, llegado al punto de “no-retorno”, el Imperio decida “morir matando”, aplicando la política de “tierra quemada” que ya el también mesiánico y apocalíptico Hitler, en situación de idéntico desespero, aplicó. Por desgracia, medios no les faltan para hacerlo. Recordemos que el “desarme nuclear” tan dócilmente acatado por una URSS que se derrumbaba no fue más que una treta imperial para asegurarse el monopolio de la destrucción masiva, por el que todavía lucha hoy (véase Irán y Corea del Norte)...

Así, brindemos, pero no nos emborrachemos; no nos emborrachemos, pero brindemos. Como dice el protagonista del film V for Vendetta, “una revolución que no sabe bailar no merece la pena”.