Radio y TV Martí: Ahogados en su propio caldo
inSurGente (Tadeo Sevilla).- Después de más de veinte años de mantener las transmisiones de radio y televisión Martí dirigidas hacia Cuba, patrocinadas por el gobierno de Estados Unidos y destinadas a difundir noticias y programas diseñados para desestabilizar la integridad de la Revolución cubana, hoy se pueden palpar los fracasos de tales intentos y el despilfarro de miles de millones de dólares de las arcas federales estadounidenses en una guerra electrónica que una vez más, han ganado desde la Isla los que no temen enfrentar en cualquier terreno, a la más grande potencia imperialista del planeta en pleno siglo XXI.
Radio y TV Martí es producto de los turbios negocios inventados desde Miami por los exiliados cubanos que escandalizan a voz en cuello su decisión de “luchar por la libertad de Cuba”, negocios que terminan concretándose en las cuentas bancarias de algunos “patriotas” que se enriquecen mientras llegue la “ansiada” libertad que tanto pregonan, pero que definitivamente ni esperan, ni quieren, ni hacen nada por demostrarlo.
Un servicio de noticias creado bajo el espejo de la Voz de los Estados Unidos de América (VOA) y a imagen y semejanza de Radio Europa Libre, del que esperaban sirviera como vehículo ideológico para dividir al pueblo cubano e incitarlo a la supuesta “rebeldía popular” que traería como consecuencia el derrocamiento de la Revolución, pero que veinte años después, solo sirve para que los pocos que alcanzan oír sus emisiones en Cuba, recuerden nostálgicamente los novelones de los años cincuenta o los dicharachos del cómico cubano Tres Patines. Fuera de eso, para más nada sirve Radio Martí dentro de Cuba. Ni siquiera para ganar adeptos a los exiguos “grupos de la disidencia interna”, que usan esta emisora que apenas se escucha, como caja de resonancia en sus informaciones, pero sin recibir la “esperada” respuesta popular.
Desde hace algunos meses, el tema de Radio y TV Martí está en las agendas de discusiones de varios congresistas y senadores norteamericanos que quieren frenar el fructífero “negocito” que le permite a los “luchadores radicales” de Miami distribuirse entre ellos casi 40 millones de dólares anualmente, dinero proveniente de fondos federales. Recientemente uno de los más prominentes ejecutivos de Radio y TV Martí fue arrestado bajo acusaciones de fraudulentos manejos de fondos y apenas termina de abrirse la Caja de Pandora.
Ante tal estado de cosas, a los “pensadores” del magnánimo negocio, no les quedó más remedio que buscar alternativas que permitan prolongar el abastecimiento de billetes verdes y han decidido comenzar a retransmitir los noticieros radiales de Radio Martí a través de WAQI Radio Mambí, una emisora local de Miami que transmite por la frecuencia de 710 AM, propiedad de la cadena Univisión Radio, que destina íntegramente su programación a servir de vocero de lo más caduco, retrógrado y envejecido del pensamiento cubano en la diáspora.
Una emisora donde pululan los viejos representantes -y sus descendientes- de la dictadura de Fulgencio Batista, que se dedica a engañar constantemente, a distorsionar la realidad cubana y a servir de tribuna a los peores intereses políticos de la comunidad y dirigida por un ex alabardero de Batista, más tarde ex miliciano durante el proceso de confiscaciones a principio de la Revolución y ahora convertido en un anexionista adorador del Presidente George W. Bush y “sargento político” del Partido Republicano. Un “buscador” de posiciones políticas en una futura Cuba neocolonial y pronorteamericana que ha mantenido a la comunidad exiliada de Miami engañada y manipulada por muchos años en bienestar de sus intereses personales.
Como quien no tiene más remedio que tomar tres tazas de su propio caldo, comienzan a transmitir los noticieros de Radio Martí durante una hora de la madrugada a través de Radio Mambí, pretendiendo justificar de esta manera la continuidad de los pagos federales. Solo que no tienen en cuenta que Radio Mambí tampoco se escucha en Cuba y que “casualmente” transmite en una onda muy próxima a las que utiliza Radio Rebelde dentro de la isla, una emisora de mayor potencia de transmisión y que no es de dudar que a partir de ahora, como respuesta a la nueva provocación, aumente la potencia de sus transmisiones internacionales para interferir el mensaje contrarrevolucionario.
Con TV Martí sucede lo mismo. Por años han intentado todas las variantes posibles sin alcanzar éxito. Jamás se ha visto la señal de la televisión mercenaria en los televisores cubanos. Han usado globos aerostáticos, aviones militares sobrevolando constantemente el Estrecho de la Florida sin resultados positivos. Y como se dice en buen cubano, para los que dependen del cheque de TV Martí la “cosa se ha puesto fea”. Así que decidieron utilizar la señal de TV Azteca Canal 80 de la televisión por cable para retransmitir su señal que nadie ve.
Estos acontecimientos traerán mucho de que hablar después que tome posesión el nuevo Congreso y Senado de Estados Unidos. Se abrirán nuevas investigaciones y definitivamente, rodarán cabezas ante evidentes y flagrantes violaciones de la ley y las normas del Comité Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés), las que prohíben difundir programaciones especiales dirigidas a otros países por frecuencias domésticas.
Sin mucho esfuerzo se ve que hay personalidades influyentes en la política norteamericana que quieren parar de una vez por todas a los extorsionadores del erario público a nombre de una batalla ideológica y bajo la bandera de un exilio “militante y radical” que ha enriquecido a muchos y que ha mantenido vivo por medio siglo un diferendo entre los dos países a costa de su propio pueblo, obstaculizando cualquier intento de ambas partes por resolver sus diferencias.
Solo hay que recordar la violación del espacio aéreo cubano por parte de las avionetas de Hermanos al Rescate a mediados de la década de los noventa y que trajo como triste consecuencia el derribo de dos aeronaves con sus cuatro tripulantes, justo y “casualmente” cuando los gobiernos de Washington y la Habana se enfrascaban en conversaciones conciliatorias; el cabildeo de algunos cabecillas cubano-americanos a favor del recrudecimiento de la criminal Ley Helm Bulton en el momento que muchos agricultores norteamericanos exigían una liberalización del mercado con Cuba o recientemente la provocadora “manifestación de los doce” frente a las cámaras y micrófonos de la prensa internacional en la Habana a solo dos días de una importante visita de diez congresistas estadounidenses a Cuba.
Cosas del exilio de Miami, queridos amigos. Aunque sea, que Radio y TV Martí se oiga y se vea en Miami, por los mismos que la inventaron. De todos modos, lo importante no es quien reciba el mensaje, sino alimentar la crisis, inventar nuevas excusas que alejen más a los dos países y sobre todas las cosas, que el gobierno norteamericano siga pagando su cheque puntualmente a nombre de la ignominia.