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General: LOS VELORIOS Y LAS "VIUDAS" DE FIDEL
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 06/01/2007 22:41
Los velorios de Fidel Castro

Manuel Alberto Ramy *

Adital - Hace muchos años en la escuela conocí la historia del Cid Campeador, Ruy Díaz de Vivar, quien libró duros combates contra los árabes en España. Símbolo de la lucha contra la ocupación, su tumba se encuentra en la catedral de Burgos.

La leyenda cuenta que después de muerto el Cid sus soldados lo amarraban al caballo y el cadáver, al frente de las tropas, hacía huir al enemigo. De esa manera, aún sin vida Ruy Díaz de Vivar su cadáver siguió ganando batallas. Eso sucedió a comienzos del milenio pasado.

A Fidel Castro, lo han matado más de una vez; la primera fue cuando la agencia AP, a raíz del desembarco del yate Granma (2 de diciembre de 1956), lo dio por muerto. Y el "muerto" ganó la guerra y entró triunfante en La Habana 25 meses después.

Ahora, a los 80 años de edad y convaleciente de una delicada operación intestinal, le han celebrado en Miami velorios con alegría y charangas. Celebrar la muerte de un líder refleja, primero, una gran orfandad de análisis y la confusión de la imagen con el profundo contenido de un proceso que muestra virtudes y errores, así como aspectos que pueden ser criticables, pero que está ahí bien calado en la sociedad cubana a pesar de que ésta, en su pleno derecho, le haga cuestionamientos y le demande nuevas satisfacciones.

Resumiendo este punto: el velorio no era el de Castro, sino el del proyecto cubano, y me hace recordar el cuento del funerario, quien murió mientras preparaba el funeral de un cliente y acabó ocupando el féretro de este.

Desde otro ángulo, los velorios festivos, que pueden encontrarse en varias culturas, implican el reconocimiento a otra forma de vida, incluyendo la eterna de los creyentes. Claro que esta no fue la intención de los asistentes al "velorio" del Presidente cubano, pero el inconsciente a menudo es traicionero y muchos en su intimidad saben que Fidel Castro ya está en la eternidad de los marxistas leninistas: la historia.

Castro no es el Cid Campeador, pero desde la guerrilla en la Sierra Maestra hasta las guerras convencionales en África ha ganado batallas militares y alterado el panorama de algún que otro continente. Si alguien lo duda, eche una ojeada al Cono Sur africano y a los momentos que vive Latinoamérica. Ahora, cabalgando en su cama de enfermo, parece estar triunfando en una batalla política crucial y que trasciende a sus pequeños enemigos domésticos.

Resulta que en la Isla, en el interior de la disidencia, los sectores más incondicionales al imperio y que hasta hace poco sostenían una política de apoyo al bloqueo, a las restricciones impuestas a los viajes humanitarios de los cubano-americanos y de los norteamericanos, así como al envío de remeses, e incluso apoyarían una acción militar "salvadora", recientemente llamaron al gobierno de EEUU a reconsiderar parte de su política hacia la Isla.

Acto seguido, del otro lado de las 90 millas, en Miami, la agencia AFP dice que el grupo Consenso Cubano, que asegura aglutinar a una veintena de núcleos de oposición, solicitó a la administración Bush flexibilidades relacionadas con las visitas a la Isla, así como con el comercio.

"Deben revertirse las decisiones tomadas por la administración del presidente George W. Bush en 2004", declaró a la misma agencia Francisco "Pepe" Hernández, presidente de la otrora poderosa Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA). Para el gobierno de La Habana, hay personas de Miami vinculadas con las acciones en contra de centros turísticos en la Isla durante la segunda mitad de los años 90, y cuya autoría la asumió Luís Posada Carriles.

"Es necesario flexibilizar ciertos elementos de la política de Estados Unidos relacionados fundamentalmente con la ayuda humanitaria al pueblo cubano durante esta época en que pudiéramos estar dirigiéndonos hacia una transición", apuntó Hernández

En buen romance, el exilio extremista comienza a reconsiderar "su" política y, con estas solicitudes, a desvirtuar algunos aspectos del plan de "Asistencia a una Cuba Libre", aprobado en el año 2004 y arreciado con un documento de 64 páginas añadido en el verano de este año que finaliza.

En ambos casos, oposición interna y externa, asistimos a una movida de gran oportunismo político derivado del derrumbe estruendoso de la administración Bush en las recientes elecciones como resultado del fracaso de su política exterior, especialmente en Irak y Medio Oriente, y debemos comprender que la política implantada en esa zona no es aislada o excepcional, sino la expresión del concepto integral de la línea de acción exterior de la administración Bush. Y el exilio, anexionista al fin, es dependiente, y los anexionistas tienen mejor olfato que Grenouille, el personaje central de la famosa novela de Suskind El Perfume. 

Mientras esto ocurre en el campo de los opositores cubanos de afuera y de adentro, los congresistas Jeff Flake y Bil DeLahunt (republicano uno, demócrata el otro), después de lograr que una investigación del GAO (Oficina de Contabilidad del Congreso) pusiera en entredicho el uso dado a los 65 millones de dólares destinados por la USAID a la subversión en la isla --el 95% de ese dinero fue desviado--, retomarán a partir de enero próximo el tema del bloqueo y de los viajes a Cuba. Pero ahora con una particularidad: ambos cuerpos legislativos tienen mayoría demócrata y no pocos republicanos votarán, como votaron anteriormente, a favor de esta propuesta. De suceder así, quedará en manos de un Bush alicaído y con el pañuelo del adiós vetar o no la propuesta legislativa.

Por su parte, el lobby de los agricultores y de otros sectores de la industria norteamericana evidentemente redoblará sus esfuerzos en pos de una apertura más amplia y abarcadora. Tras bambalinas, las poderosas petroleras norteamericanas observan, y por qué no, empujan. La tentación es fuerte: el arco petrolero cubano tiene tanto potencial como la de una zona de      reserva en Alaska y los depósitos de gas rondan la decena de trillones de metros cúbicos, según informes de los propios institutos oficiales de EEUU.

El poderoso senador demócrata Christopher Dodd, --quien valora seriamente su candidatura a las presidenciales de 2008--, dijo en recientes declaraciones al periodista Andrés Oppenheimmer que "Estamos entrando a un período de transición en Cuba, y estamos fuera del campo de juego debido a la legislación Helms-Burton, que prohíbe cualquier contacto significativo con el gobierno cubano a menos que haya una democracia jeffersoniana en Cuba... Si hubiera existido este tipo de reglas con Europa del Este, todavía tendríamos gobiernos comunistas allí".

Por su parte José Miguel Insulza, Secretario General de la Organización de Estados Americanos, declaró a la agencia EFE que "Siempre he sido partidario de una relajación del bloqueo e incluso he pensado que eso favorecería sustantivamente a la causa de la democracia en Cuba. Creo que es el momento de abrir puentes para un acercamiento y un diálogo".

Evidentemente de una punta a la otra del espectro político y al margen de los matices y las intenciones, hay una coincidencia: la política hacia Cuba es un monumento al fracaso. Y la enfermedad de Castro, sumada al descalabro exterior de la administración Bush, es un pretexto que facilita virajes y reacomodos.

Algunos pretenden poner de inicio un juego de toma y daca. La Habana no iniciará diálogos con el gobierno de EEUU, ni con otro, con esas reglas de juego. El gobierno está dispuesto, ya lo reiteró Raúl Castro, a sentarse en la mesa, pero sin condiciones. Si cuando La Habana estaba en su peor crisis de toda la historia de la nación cubana (década de los 90), no cedió a las combinaciones de garrote y zanahoria, ¿cómo lo va a hacer ahora?

El único diálogo posible y que puede brindar créditos a todos tiene un ejemplo --no un calco-- en el que se estableció limpiamente durante el período presidencial de Jimmy Carter.

Cuba tiene serios problemas internos que resolver, básicamente económico-sociales, pero no está ahora pegada a la pared, todo lo contrario. Según estimados de instituciones extranjeras el PIB deberá crecer este año entre un 8 y un 9%, según las normas internacionalmente aceptadas.

En el ámbito de las relaciones internacionales (obvio las que mantiene y alimenta con China, Rusia, Irán) y principalmente con los países de América Latina, mantiene relaciones de todo tipo con casi todos los gobiernos del área. Su política exterior hacia éstos ha sido un éxito. No se basa en presiones ni en condicionamientos ideológicos, sino en solidaridad médica y educacional.

Por otra parte, el panorama latinoamericano le es sumamente favorable. Chávez reelecto con la probable mayor votación en toda la historia venezolana; Rafael Correa, autodefinido como socialista cristiano y cercano a las políticas del líder venezolano, dejó en la cuneta al neoliberal Noboa. En Bolivia, Evo Morales sortea con habilidad y apoyo popular los escollos a sus políticas transformadoras; en Brasil, el reelecto Lula, moviéndose en una realidad complicada, está más condicionado a realizar políticas sociales debido al apoyo recibido de los sectores más desposeídos, y en el plano regional su país empuja la integración, incluida la Isla. En Argentina, Néstor Kirchner ha ido sacando a flote la economía y con la ayuda venezolana saldó su deuda con el FMI. Venezuela y Argentina abrochan nexos de diferentes tipos, dentro y fuera del MERCOSUR. En Centroamérica, el triunfo de Daniel Ortega es una señal.

Menciono solamente a estos países siguiendo la ruta de la prensa de Miami que los califica de izquierda a unos y de centroizquierda a otros. Pero la actualidad latinoamericana rebasa el ponerle brazos a las ideas. Sencillamente asistimos a un proceso que se define por la defensa de las soberanías nacionales, de sus patrimonios fundamentales, la implementación de políticas que tiendan a erradicar la pobreza y la inequidad en la distribución de las riquezas y una creciente conciencia integracionista a fin de poder sobrevivir en un mundo globalizado.

Estos proyectos, verdaderamente elementales para cualquier país que se respete, son suficientes para entrar en contradicciones con las políticas implementadas por las diferentes administraciones norteamericanas. Y estas contradicciones desembocan en un doble camino: por una parte favorecen la integración regional y, por la otra, tienden a radicalizar los procesos de los países.

El papel del gobierno cubano y de Fidel Castro ha sido el de mantenerse, demostrar que es posible aunque haya habido que pagar un precio interno duro.

Un dirigente latinoamericano dijo en cierta ocasión que si América Latina era ahora un poquito más independiente y libre se debía a Cuba. Quizás ese impacto tenga rebote en la Cuba de hoy, no para liquidar a la revolución sino para enriquecer su proceso, abrirle perspectivas e integrarse más plenamente a una América Latina que hable con una sola voz.
maprogre@gmail.com


* Jefe de corresponsalía de Radio Progreso Alternativa en La Habana, Cuba, y editor de español de Progreso Weekly/Semanal


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: maribea05 Enviado: 06/01/2007 22:47
Extraño a Tomás Gutiérrez Alea.
Estoy segura que hubiéramos tenido una buena pieza fílmica de estos tiempos.
Ahhhhh, el séptimo arte!


 
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