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General: Saddam
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De: Gran Papiyo (Mensaje original) |
Enviado: 30/12/2006 23:32 |
La fiesta del cordero Por Robert Fisk * Saddam a la horca. Fue una ecuación fácil. ¿Quién podría haber merecido más la última caminata al patíbulo –ese chasquido del cuello al final de la soga– que la Bestia de Bagdad, el Hitler del Tigris, el hombre que asesinó a cientos de miles de iraquíes inocentes mientras desparramaba armas químicas sobre sus enemigos? Nuestros amos nos dirán dentro de unas horas que fue un “gran día” para los iraquíes y que esperan que el mundo musulmán olvide que su sentencia de muerte fue firmada –por el “gobierno” iraquí, pero en nombre de los estadounidenses– la misma víspera de Eid al-Adha, la Fiesta del Cordero, el momento de mayor perdón en el mundo árabe. Pero la historia establecerá que los árabes y otros musulmanes y, por cierto, muchos millones en Occidente, se harán otra pregunta este fin de semana, una pregunta que no figurará en los diarios occidentales porque no es la narrativa que nos presentan nuestros presidentes y nuestros primeros ministros: ¿qué pasa con los otros hombres culpables? No. Tony Blair no es Saddam. Nosotros no matamos a nuestros enemigos en una cámara de gas. George W. Bush no es Saddam. No invadió Irán o Kuwait. Sólo invadió Irak. Pero cientos de miles de civiles iraquíes están muertos –y miles de soldados occidentales están muertos– porque los Sres. Bush y Blair y el primer ministro español y el primer ministro italiano y el primer ministro australiano fueron a la guerra en 2003 con un potaje de mentiras y falsedades y, dadas las armas que usamos, con gran brutalidad. Después de los crímenes internacionales contra la humanidad de 2001, hemos torturado, hemos asesinado y hemos matado al inocente –y hemos añadido nuestra vergüenza en Abbu Ghraib a la vergüenza de Saddam en Abbu Ghraib– y, sin embargo, se supone que debemos olvidar esos terribles crímenes mientras aplaudimos el cadáver oscilante del dictador que creamos. ¿Quién alentó a Saddam para que invadiera Irán en 1980 –el mayor crimen de guerra que cometió por eso, condujo a la muerte de un millón y medio de almas– y quién le vendió los componentes para las armas químicas con las que inundamos a Irán y a los kurdos? Nosotros. Con razón los estadounideneses, que controlaban el extraño juicio de Saddam, prohibieron que se mencionara esto, su atrocidad más obscena, en los cargos contra él. ¿No podría haber sido entregado a los iraníes para que lo sentenciaran por este crimen de guerra masivo? Por supuesto que no. Porque eso también expondría nuestra culpabilidad. Las matanzas masivas que perpetramos en 2003 con nuestros proyectiles de uranio empobrecido y nuestras bombas “antibunkers” y nuestro fósforo, los asedios asesinos post invasión de Faluja y de Najaf, el infierno de anarquía que desatamos sobre las poblaciones iraquíes después de nuestra “victoria” –nuestra “misión cumplida”–, ¿quién será hallado culpable por esto? La expiación que esperamos llegará, sin duda, en las automemorias de Blair y Bush, escritas en el confort y la bonanza del retiro. Horas después de la sentencia de muerte de Saddam, su familia –su primera mujer, Sajida, la hija de Saddam y otros familiares– habían perdido la esperanza. “Todo lo que se pudo hacer, se ha hecho, sólo podemos esperar que el tiempo tome su curso”, dijo uno de ellos anoche. Pero Saddam sabía, y ya había anunciado, su propio “martirio”: todavía era el presidente de Irak y moriría por Irak. Todos los hombres condenados se enfrentan a una decisión: morir con una última humillante súplica de piedad o morir con cualquier tipo de dignidad con la que se puedan envolver en sus últimas horas en la tierra. Su última aparición en el juicio –esa tibia sonrisa que cubría el rostro de asesino masivo– nos mostró cuál camino intentaba recorrer Saddam hasta el cadalso. He catalogado sus monstruosos crímenes a través de los años. Hablé con los sobrevivientes kurdos de Halabja y los chiítas que se levantaron contra el dictador a pedido nuestro en 1991 y a quienes traicionamos, y cuyos camaradas, en decenas de miles, junto con sus esposas, fueron ahorcados como pájaros por los verdugos de Saddam. Anduve por la cámara de ejecuciones de Abbu Ghraib –sólo meses, luego se supo, después que nosotros hubiéramos usado la misma prisión para torturas y matanzas nuestras– y he visto a los iraquíes sacar a miles de sus parientes muertos de las fosas comunes en Hilla. Uno de ellos tenía una cadera artificial recientemente insertada y un número de identificación en su brazo. Había sido llevado directamente del hospital a su lugar de ejecución. Como Donald Rumsfeld, hasta estreché mi mano con la del dictador, suave y húmeda. Sin embargo, el viejo criminal de guerra terminó sus días en el poder escribiendo novelas románticas. Fue mi colega, Tom Friedman –ahora un columnista mesiánico para el New York Times– quien pescó perfectamente el carácter de Saddam justo antes de la invasión de 2003: Saddam era, escribió, “en parte Don Corleone, en parte el Pato Donald”. Y en esta definición única, Friedman plasmó el horror de todos los dictadores: su atracción sádica y la naturaleza grotesca, increíble de su barbarie. Pero no es así como lo verá el mundo árabe. Al principio, aquellos que sufrieron la crueldad de Saddam estarán contentos con su ejecución. Cientos quieren tirar de la palanca del verdugo. Como lo harán muchos otros kurdos y chiítas fuera de Irak. Pero ellos –y millones de otros musulmanes– recordarán cómo fue informado de su sentencia de muerte la madrugada de la fiesta de Eid al-Adha, que rememora el sacrificio de Abraham de su hijo, una conmemoración que hasta el odioso Saddam cínicamente usaba para celebrar la liberación de los prisioneros de sus cárceles. “Entregado a las autoridades iraquíes” puede ser que lo haya sido antes de su muerte. Pero la ejecución quedará –correctamente– como un asunto estadounidense y el tiempo le añadirá su falso pero duradero brillo a todo esto: que Occidente destruyó un líder árabe que dejó de obedecer las órdenes de Washington, que a pesar de todas sus maldades, Saddam murió como un “mártir” por voluntad de los nuevos “Cruzados”. Cuando fue capturado en noviembre de 2003, aumentó en ferocidad la insurgencia contra las tropas estadounidenses. Después de su muerte, nuevamente redoblará en intensidad. Liberados de la más remota posibilidad de que Saddam regrese de su ejecución, los enemigos de Occidente en Irán no tienen razón alguna para temer el regreso del régimen baasista. Osama bin Laden seguramente se alegrará, junto con Bush y Blair. Tantos crímenes vengados. Pero se habrá salido con la suya. SALUDOS REVOLUCIONARIOS (Gran Papiyo) |
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De: Maikohara1 |
Enviado: 02/01/2007 11:59 |
Indignacion en EEUU:Video:!Ultina hora!ejecution por horca a George Bush y su hermano Jeff. |
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De: llabrada |
Enviado: 02/01/2007 17:59 |
"Cuba, donde no ha sido abolida todavía la pena de muerte a causa de la brutal guerra que nos ha impuesto Estados Unidos" tambien eso es curpa de loamericano? Asi q si un gallo mata a otro o a una mujer o un chama y lo condenan a muerte, la culpa e de loamericano, no? Y seguro q algun genio izquierdista elitista de aqui cree esto, q es lo peor. Vivir pa ver. Gusanamente feliz, Luis |
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De: Maceobravo1 |
Enviado: 02/01/2007 17:59 |
, yo lloro todavia por la muerte de este santo varon, lloro cuando cae y se le rompe el cuellito pero se como que estoy sentado que en un mes nadie habla de Hussein, miren, guindo el piojo Felix que era del patio y ni siquiera su " hermanisimo" el Papiya habla de el, el galleguito parece que cojio monte y ni entra para hablar de saludos revolucionarios cmomo lo hacia el sangron del padre, nada asi es la humanidad, espero que alla en el infierno Felix este pidiendo agua por señas y hablando "bien" de sus hermanos revolucionarios, que partdia de hipocritas. Maceo |
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De: Maikohara1 |
Enviado: 03/01/2007 03:59 |
Los,y las ratas cuando mueren,se les tira a la basura. Los hombres con dignidad y decoro como Felix,seran recordados por siempre por toda persona,con verguenza y dignidad...... |
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De: talita7194 |
Enviado: 03/01/2007 07:59 |
papiyo.... la Administración estadounidense ha vuelto a cometer un error, porque la ejecución de Sadam no va a conseguir la pacificación de Irak ni mucho menos traerá la estabilidad a Oriente Medio. Por el contrario, va a agudizar los odios contra Estados Unidos e Israel e incrementará la lucha armada de los iraquíes. Este crimen, del que es responsable Bush, pero también los gobiernos europeos que apoyan la política de Estados Unidos y permiten las operaciones clandestinas de la CIA en Europa, tendrá consecuencias graves e imprevisibles por la vía de radicalizar a sectores amplios del mundo musulmán, que sentirán la ejecución del líder iraquí como una humillación añadida a la ocupación y devastación de Irak. |
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De: matilda |
Enviado: 03/01/2007 11:59 |
Tali: no creo que ésa sea la intención de los yanquis y del imperio en gral. La pacificación, pondría fin al negocito que desarrollan en la zona. Creo que la intención es ampliar la zona de conflicto a Irán y mientras tanto tapar lo que están haciendo en Afganistán ,donde el opio se ha transformado en un negocio más que rentable. Ya se sabe lo del dicho.." a río revuelto, ganancia de pescadores". Claro que como le van las cosas efectivamente , sospecho que tendrán una sorpresa tras otra. saluditos mati de joda! |
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De: talita7194 |
Enviado: 03/01/2007 15:59 |
Pues si MATI... debemos de tener en cuenta la historia de este movimiento político-militar y partir de la premisa que, por encima de cualquier otra cosa no deben de quebrar la estrategia de EEUU en Oriente Medio, la cual nadie ignora. Pero, la sorpresa sera como dice la frase célebre lincolnniana "se puede engañar a una parte del pueblo una parte del tiempo, pero no a todo el pueblo todo el tiempo"?????? |
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De: Azali5 |
Enviado: 03/01/2007 19:59 |
Porque no se ponen a la altura de los nuevos tiempos y dejan de hablar tanta............eso mismo |
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De: talita7194 |
Enviado: 03/01/2007 19:59 |
Respondo sin precisar nombre.. pero sabemos, todo el mundo lo sabe que la estrategia de EEUU es controlar todo el petróleo del Golfo Ãrabe. Si a ello añadimos que EEUU controla ya el petróleo de Asia Central y del mar Caspio, y como tal dice Mati, es un sueño que ellos ansiaran liberarlos, mal de mi parte haberlo escrito, por que su botín de los EEUU estä ahi sobre todo cuando la otra parte no tiene la suficiente fuerza para desalojarlos, ¨solo están infundiendo falsas esperanzas con la muerte de Sadam....no creo que ésto no esté a la altura de los tiempos, que se me ocurre pensar que lo que trataste de decir que estamos desubicadas de la realidad..... |
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De: Gran Papiyo |
Enviado: 05/01/2007 09:24 |
Estados Unidos - Irak La paradoja de la justicia El principal terrorista y genocida del mundo condena a la horca a Saddam Hussein Walter Martínez Alves * Para justificar la sangrienta invasión a Irak, el imperio utilizó su inmenso aparato propagandístico, basado en la desinformación y la mentira, acusando al gobierno de ese país de poseer armas de destrucción masiva y de haber estado implicado en el atentado de las Torres Gemelas, y además con los “nobles” propósitos de imponer la “democracia y la libertad”. Prácticamente la gran mayoría de los analistas políticos internacionales, incluyendo los propios estadounidenses, han reconocido desde el principio de la guerra que los verdaderos objetivos del gobierno de Bush eran los siguientes: 1) Apropiación de los grandes recursos petroleros de Irak, una de las más importantes reservas del mundo. 2) Utilización de los más sofisticados aviones, misiles y armas de exterminio, con un doble fin: exhibir y ostentar ante el mundo su enorme poderío militar; y beneficiar con miles de millones de dólares provenientes de la mayor venta de la historia en este ramo, al grupo enquistado en el poder y con grandes acciones en el complejo militar-industrial al que está vinculado la familia Bush y sus asesores sionistas. 3) Conseguir un mayor control estratégico en el centro del Medio Oriente para reforzar el que intenta ejercer desde Israel (único país de la región “autorizado” por el imperio a la posesión de armas nucleares), a través de fuerzas propias y por la imposición de un gobierno servil a sus intereses. 4) La obtención de grandes beneficios económicos, asignando a empresas estrechamente ligadas al grupo mencionado, las obras de “reconstruccion” del país. Para lograr estos objetivos, de una inocultable voracidad económica y comprendidos dentro su estrategia de hegemonía política y militar en la región, violando las más elementales normas del derecho internacional, desacatando la resolución en contra de la guerra asumida por el Consejo de Seguridad de la ONU , desoyendo a los pueblos que se manifestaron en todo el mundo y demostrando un total desprecio por el género humano, incluyendo a sus propios soldados, Bush –el más descarnado representante del imperio de los últimos tiempos– emprende el mayor genocidio después de la Segunda Guerra Mundial y la de Vietnam, acompañado sólo por los gobiernos más reaccionarios, derechistas y serviles, tales como Blair, Aznar y Berlusconi , y algunos rastreros de menor talla, de Europa del este. La gran paradoja de la justicia mundial: se asesina en la horca a Saddam Hussein al más viejo estilo texano, después de un enorme montaje propagandístico de un tribunal totalmente ilegítimo, impregnado de parcialidad, que es integrado por las fuerzas de ocupación extranjeras y los títeres iraquíes Talaban y Maliki. Ninguno de ellos está capacitado ni tiene la autoridad moral para ordenar un juicio que sea aprobado por la conciencia universal. Sin embargo, esto de ninguna manera significa que pretendamos defender o legitimar las atrocidades consumadas por el ex dictador iraquí y menos aún cuando uno de sus objetivos principales fue la persecución de la disidencia de izquierda de ese país. Lo que se trata es de destacar y denunciar lo que se propone Bush y sus serviles aliados de adentro y de afuera, que no es la aplicación de la justicia, sino la utilización de esta circense condena con claros fines imperiales. A Hussein se le “juzgó” por la matanza de 148 chiítas en la aldea de Duyail, después de un atentado contra su persona en 1982. Recordemos que en esa fechas, de 1980 a 1988, el imperio apoyaba a Saddam en la guerra contra Irán. En ese momento no les importaba ese crimen, ni otros que había perpetrado, porque no eran de la incumbencia del imperio o estaban de acuerdo a sus propios intereses, a los que incluso prestaba su complicidad. Creo oportuno transcribir una reciente cita del reconocido analista político británico y especialista en los temas de la región, Robert Fisk, que aporta un testimonio acerca de los antecedentes de complicidad del imperio con Hussein: “El momento en que el encapuchado verdugo de Saddam jaló la palanca que abrió la trampa de la horca en Bagdad, la mañana del sábado, los secretos de Washington quedaron a salvo. El vergonzoso, excesivo y oculto poder militar que Estados Unidos y Gran Bretaña dieron a Saddam durante más de una década sigue siendo la historia terrible que nuestros presidentes y primeros ministros no quieren recordar. Ahora Saddam, quien sabía la verdadera dimensión de ese apoyo occidental que le permitió perpetrar algunas de las peores atrocidades desde la Segunda Guerra Mundial, está muerto. Se ha ido el hombre que personalmente recibió ayuda de la CIA para destruir al Partido Comunista de Irak. Después de que llegó al poder, la inteligencia estadounidense le daba a sus serviles colaboradores la dirección en que vivían comunistas, tanto en Bagdad y como en otras ciudades, con el fin de desbaratar la influencia que tenía la Unión Soviética sobre Irak. Los mujabarats de Saddam visitaban cada hogar, arrestaban a todos sus ocupantes y luego los asesinaban. Los ahorcamientos públicos eran para los saboteadores; para los comunistas, sus esposas e hijos se reservaba un trato especial: torturas extremas antes de ser ejecutados en Abu Ghraib” (Robert Fisk, The Independent. Traducido y transcripto en La Jornada, de México, 31 de diciembre de 2006). Como en los conocidos casos de Noriega, Bin Laden y el mismo Saddam, el imperio se decide a perseguir y/o juzgar crímenes cuando estos personajes ya no responden a sus intereses o por presiones de sus pueblos adoptan una posición nacionalista. Lo que me pregunto, ya que no estoy de acuerdo con la pena de muerte, cuántos años de cárcel le corresponderían a Bush, (y por complicidad a Blair, Aznar y Berlusconi) si fuera juzgado por un tribunal internacional imparcial constituido por lo más prestigiados jueces del mundo, considerando sólo el genocidio en Irak. Sin ser un experto en derecho, calculo, teniendo en cuenta que si se contabilizan casi 600 mil civiles asesinados, incluyendo mujeres y niños en lo que va de la guerra, a razón de sólo 40 años de cárcel por persona, pena que podría imponer un indulgente y moderado tribunal y sin considerar el agravante de la figura jurídica de terrorismo, que su condena sería de unos 24 millones de años. Efectuando otros simples cálculos se deduce que el genocida de Bush asesina diariamente a 450 civiles iraquíes, mucho más que los 148 que asesinó Saddam en 1982. Y todo esto sin contar sus crímenes de lesa humanidad en Afganistán, Líbano y Palestina, cuya cifra sumada a la de Irak, alcanzaría el millón de víctimas civiles, solamente en el período de su gobierno. Por otra parte, Bush destruyó lo que quedaba de infraestructura en Irak, estimuló la rivalidad religiosa y étnica en ese país hasta colocarla al borde de la guerra civil y barrió con muchos de los exponentes de su valiosísimo patrimonio cultural en la cuna de Las Mil y Una Noches. El propósito es claro: aniquilar la identidad y la resistencia patriótica de un pueblo orgulloso de sus aportes a la cultura universal, para lo cual las fuerzas ocupantes anglo-estadounidenses ejecutan también un sistemático plan de persecución de cientos de académicos, artistas e intelectuales. Lamentablemente en el mundo que vivimos, casi siempre la justicia la imponen los poderosos. Frente a este escenario impregnado de arbitrariedad y métodos terroristas, los gobiernos del mundo no han estado a la altura de la gravedad de los hechos en términos de denuncia y presión internacional. No obstante, en estos días se manifestaron reacciones referidas a la forma ilegítima en que fue condenado Hussein, por parte de la Unión Europea, países de América Latina, de otros continentes, de la ONU y de las ONG vinculadas a la defensa de los derechos humanos y del Vaticano. Hasta ahora las críticas más directas y dichas con todas las palabras contra política guerrerista de Bush han sido externadas por el presidente Hugo Chávez, Cuba, Corea del Norte e Irán. Pero no se vislumbra a corto plazo ninguna voluntad política entre la comunidad de naciones, para por lo menos hacer un llamado decidido a parar el genocidio, ni mucho menos a formar un tribunal internacional, similar al que se hizo en Nuremberg para juzgar a los criminales nazis. Debemos reconocer que aparte de fundamentalismos o no, son los patriotas iraquíes los que están frenando por todos los medios y sacrificios a la ocupación imperialista. Estos héroes iraquíes no sólo están frenando al imperialismo en su tierra, sino que su lucha, en los hechos, está deteniendo los propósitos imperiales de extender su guerra genocida a países tales como Irán, Siria o Corea del Norte, etc, etc., con el pretexto de imponer âsu democracia y su libertadâ o de âliberar al mundo de armas nuclearesâ. Ya los propios estadounidenses, incluyendo personeros de su propio staff, reconocen que están perdiendo la guerra, como les pasó en Vietnam. En este contexto se produjo su reciente derrota electoral y la obligada renuncia de Ronald Rumsfeld, su ex secretario de Defensa. Hace unos años, no era fácil imaginarse que torturadores y asesinos como los Gavazos, Corderos, etc, etc y el ex dictador Bordaberry estuvieran hoy en las cárceles de Uruguay después de más de treinta años de sus atroces crímenes. En Argentina, la Suprema Corte de Justicia derogó las leyes de punto final y de obediencia debida. Ya están condenados más de 200 violadores de los derechos humanos y otros 800 están esperando sentencia, sin contar con la reciente decisión judicial de juzgar a los asesinos de la tristemente célebre Triple A. Salvando proporciones de lo que se está ejerciendo en nuestros países del Plata, si el mundo se siguiera transformado en términos de una verdadera justicia, cabría una esperanza de juzgar, con todas las garantías legales y jurídicas (que jamás Bush concedió a nadie, incluyendo los presos en Guantánamo), al principal terrorista del mundo contemporáneo. Sólo hay que propiciar por todas las vías posibles, que se den las condiciones políticas objetivas y subjetivas para ello. Lo que hoy parece imposible, mañana puede llegar a ser una realidad. Por lo menos los pueblos del mundo ya le impusieron la condena de la historia. Ahora es allá lejos en Irak, Afganistán, Palestina o el Líbano, que el imperialismo aplica el genocidio y el terrorismo para lograr sus fines expansionistas, en forma directa o utilizando a sus más fieles y crueles secuaces del sionismo israelí. Su afán de dominio, su voracidad económica y su desprecio por el derecho internacional no tienen límites. En nuestros pueblos de América, todavía no han cicatrizado las heridas provocadas por el imperio a través de la Doctrina de Seguridad Nacional y el Plan Cóndor, respaldado por las oligarquías locales y los mandos militares obsecuentes, hoy repudiados por la historia. El imperialismo âya no es el mismoâ, dicen eufemísticamente algunos ingenuos, y otros nos dicen que somos anticuados y debemos modernizarnos cuando empleamos ese término. Sin embargo, creo que la conciencia que han ido tomando la mayoría de nuestros pueblos, les permite identificar claramente quien es el enemigo principal y debemos llamarlo por su verdadero nombre. Hoy el imperialismo en nuestra región se manifiesta por sus intentos de imponer el ALCA, el Plan Puebla-Panamá y los TLC bilaterales con propósitos divisionistas y así evitar nuestros auténticos planes de independencia económica y política. Mañana, si sus ambiciones de dominación se vieran frustradas en su “patio trasero”, no existe ninguna garantía moral ni principio humanitario para que el imperialismo no recurra a los más sofisticados métodos incluyendo, los más crueles y guerreristas. En los hechos esta opción no está descartada, por eso busca tener presencia militar directa, como lo explican sus bases ya instaladas en Colombia y Paraguay. Considerando este escenario regional, la estrategia imperialista para la región, se debe contrarrestar por medio de una verdadera integración latinoamericana que se hace impostergable. Como les decía hace unos días a unos compañeros: “Esto parece difícil y lleno de trabas, pero no queda otra opción: la cuestión es entre la independencia y el imperialismo”. * Ex mayor de la Fuerza Aérea de Uruguay (en trámite su ascenso a brigadier general). Licenciado en Relaciones Internacionales, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). SALUDOS REVOLUCIONARIOS (Gran Papiyo) |
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De: Gran Papiyo |
Enviado: 08/01/2007 12:00 |
Fragmento del Capítulo 25 del libro Cien horas con Fidel Las cartas a Saddam Hussein La guerra de Iraq, ¿a usted le parecía inevitable? En febrero de 2003, unas semanas antes de la guerra, estuve en Malasia en la Cumbre de los No Alineados y allí, en Kuala Lumpur, conversé largamente con los miembros de la delegación iraquí, y con el entonces vicepresidente Taha Yassin Ramadan. Les dije: "Si en realidad tienen armas químicas, destrúyanlas para facilitar el trabajo de los inspectores de la ONU". Era para ellos la única posibilidad de evitar el ataque. Y creo que lo hicieron, si es que realmente alguna vez las tuvieron. El ataque estaba ya decidido, aunque no poseyeran esas armas. ¿Qué opinión le merece Saddam Hussein? En 1991, después de la invasión a Kuwait, se encerró en una lógica que conducía a una seria crisis. Nosotros votamos la resolución de la ONU que condenaba esa invasión. Le envié dos cartas con emisarios personales, recomendándole negociar y retirarse a tiempo de Kuwait. En la primera misiva, fechada el 2 de agosto de 1990, le escribí: "Me dirijo a usted con gran dolor por las noticias recibidas hoy acerca del ingreso de tropas de su país en el Estado de Kuwait. Independientemente de los motivos que condujeron a tan dramática decisión, no puedo menos que expresarle nuestra preocupación por las graves consecuencias que pueda acarrear para Iraq y para Kuwait, en primer lugar, y para todos los países del Tercer Mundo. Cuba a pesar de los lazos amistosos que la unen a Iraq, no puede menos que oponerse a una solución militar del conflicto surgido entre Iraq y Kuwait. La reacción inmediata de la opinión pública internacional, informada por las transnacionales de las noticias, crea una situación muy peligrosa y vulnerable para Iraq. Considero muy probable que los Estados Unidos y otros aliados aprovechen la ocasión para intervenir militarmente en el conflicto y golpear fuertemente a Iraq. Washington, además, buscará afianzar su autodesignado papel de gendarme internacional y en el Golfo. En esta situación, el factor tiempo es decisivo, y apelo a usted para que utilizando los buenos oficios de la Liga Árabe o del Movimiento de Países No Alineados, a quien nos dirigimos con ese propósito, exprese su disposición a retirar las tropas iraquíes de Kuwait y buscar de inmediato una solución política y negociada al diferendo. Tales pasos contribuirían a fortalecer la posición internacional de los países del Tercer Mundo frente al papel de gendarme de Estados Unidos y fortalecerán a la vez la posición de Iraq ante la opinión internacional. Lo esencial en este instante es evitar la intervención imperialista con el pretexto de defender la paz y la soberanía de un pequeño país del área. Tal precedente sería funesto tanto para Iraq como para el resto del Tercer Mundo. Una posición clara de Iraq y sus pasos decididos e inmediatos a favor de la solución política, nos ayudará a prevenir y frustrar los planes agresivos e intervencionistas de Estados Unidos. Cuba está en la disposición de cooperar en cualquier gestión que coadyuve al logro de esa solución. Estoy seguro de que estos puntos de vista que le transmito expresan el sentir en estos instantes de decenas de países en el mundo que siempre han mirado con respeto y estimación a su país." Así concluía aquella exhortación nuestra para una justa y razonable solución. Poco después, el 4 de septiembre del propio año 1990, en respuesta a un mensaje enviado desde Iraq, ratifiqué la posición de principios expresada anteriormente y llamé a un arreglo político de aquella difícil coyuntura que podía tornarse aún más compleja, sombría y de graves consecuencias para el mundo. Insistimos nuevamente. Uno de los párrafos de la segunda carta decía: Me decido a escribirle este mensaje, que ruego usted lea y medite, aunque por su contenido me veo en la obligación de compartir con usted mis reflexiones sobre realidades seguramente amargas, pero con la esperanza de que puedan ser de utilidad en este momento en que usted debe tomar dramáticas decisiones. Más adelante señalaba: En mi opinión, la guerra se desatará inexorablemente si Iraq no está dispuesta a lograr una solución política negociada sobre la base de retirarse de Kuwait. Esa guerra puede ser sumamente destructora para la región, y en especial, para Iraq, independientemente de la valentía con que el pueblo de Iraq esté dispuesto a luchar. Los Estados Unidos han logrado formar una gran alianza militar, que incluye además de la OTAN fuerzas árabes y musulmanas, y en el terreno político han configurado ante la gran mayoría de la opinión internacional una imagen sumamente negativa para Iraq por la sucesión de los hechos mencionados, cada uno de los cuales produjo profunda reacción y hostilidad en las Naciones Unidas y en gran parte del mundo. Es decir, se han producido las condiciones ideales para los planes hegemonistas y agresivos de Estados Unidos. No podría en cambio Iraq librar una lucha en peores condiciones militares y políticas. En esas circunstancias, la guerra dividiría a los árabes por muchos años; Estados Unidos y Occidente mantendrían una presencia militar indefinida en la región y las consecuencias serían desastrosas no solo para la nación árabe, sino para todo el Tercer Mundo. Iraq se expone a una lucha desigual, sin una justificación política sólida y sin el apoyo de la opinión mundial, con excepción, desde luego, de las simpatías mostradas en muchos países árabes. Así se resumía nuestra percepción del asunto y no dejamos de conminar a Saddam para que cambiara su posición: No debe permitirse que todo lo que el pueblo de Iraq ha construido en muchos años, así como sus grandes posibilidades futuras sean destruidos por las armas sofisticadas del imperialismo. Si existieran razones justificadas e irrebatibles para ello, yo sería el último en pedirle que evitara ese sacrificio. Acceder a la demanda de la inmensa mayoría de los países miembros de las Naciones Unidas que solicitan la retirada de Kuwait, no debe considerarse jamás una deshonra, ni una humillación para Iraq. Independientemente de las razones históricas que Iraq considera le asisten con relación a Kuwait, lo cierto es que la comunidad internacional de forma casi unánime se opone al procedimiento utilizado. Y en ese amplio consenso internacional se ampara el designio imperialista de destruir a Iraq y apoderarse de los recursos energéticos de toda la región. Pero ninguno de esos esfuerzos dio resultado. ¿Conoció usted personalmente a Saddam Hussein? Sí, en septiembre de 1973. Yo estaba en Argel, en una Cumbre de los No Alineados, e iba hacia Hanoi invitado por el gobierno vietnamita. Aún Viet Nam no estaba totalmente liberado. Saddam Hussein vino a recibirme al aeropuerto de Bagdad. En aquella época él era vicepresidente, aún no era presidente de Iraq; era jefe del partido Baas. Me pareció un hombre correcto, estuvo amable, recorrimos la ciudad, muy bella, con amplias avenidas, los puentes sobre el Tigris y el Éufrates. Me quedé allí solamente un día. En Bagdad me entero del golpe militar en Chile contra Allende... Desde un punto de vista militar, ¿cómo juzga usted el sistema de defensa utilizado por las fuerzas iraquíes en esa guerra? Hemos seguido con mucha atención esa guerra de marzo a mayo de 2003. ¿Por qué Iraq no resistió? Misterio. ¿Por qué no hizo volar los puentes para retrasar el avance de las fuerzas norteamericanas? ¿Por qué no hicieron volar los depósitos de municiones, los aeropuertos, antes de que cayeran en manos de los invasores? Todo eso es un gran misterio. Sin duda hubo jefes que traicionaron al propio Saddam. Todos los países cerraron sus embajadas en Iraq en vísperas de la guerra menos ustedes. ¿Hasta cuándo se quedaron en Bagdad? Nuestra Embajada fue la última que se quedó en Bagdad. Bueno, con la del Vaticano. Hasta los rusos se fueron. Solo después de la entrada de las fuerzas norteamericanas en la capital de Iraq dimos orden de salir de Bagdad. No les podíamos pedir a las cinco personas que estaban en nuestra Embajada que defendieran los locales contra dos ejércitos. Nuestros diplomáticos obtuvieron salvoconductos y pudieron salir de Iraq sin problema. Los documentos fueron entregados por una organización internacional, no por los norteamericanos. ¿Cómo ve usted la evolución de la situación en Iraq? A mi juicio, la resistencia popular va a seguir intensificándose mientras no cese la ocupación de Iraq. Aquello va a ser un infierno, y va a seguir siéndolo. Por eso, el primer objetivo debe ser el traspaso inmediato del control real a Naciones Unidas, y el comienzo del proceso de recuperación de la soberanía de Iraq y el establecimiento de un gobierno legítimo, fruto de la decisión del pueblo iraquí. Pero de una decisión auténtica, legítima, y no de elecciones realizadas en plena ocupación militar neocolonial. Debe también cesar de inmediato el reparto escandaloso de las riquezas de Iraq. | SALUDOS REVOLUCIONARIOS (Gran Papiyo) | | |
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De: tango |
Enviado: 08/01/2007 12:00 |
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De: Maikohara1 |
Enviado: 13/01/2007 07:59 |
Por fin,despues de cuatro anos de haber hecho el ridiculo mundial,desde un barco y vestido de "soldadito",el tirano George W.Bush,ahora si puede gritar "Mision Cumplida",despues de mandar a asesinar a su acerrimo enemigo Daddam Hussein.Este crimen fue hecho con todas las agravantes de la ley,violando los codigos y los convenios internacionales. Al matar de esta cobarde manera a Hussein,Bush confirmo lo que el mundo analista y sincero sabe. La familia Bush son "Los terroristas mas peligrosos del mundo".Aunque los titulares de los principales diarios del mundo nos quieran enganar diciendo que "el gobierno iraqui "Fue el juzgo y condeno a la horca a Hussein". "Cual gobierno iraqui?.ese "gobierno",son unos titeres pagados por el mismo Bush. Bush tenia que deshacerse de Saddam antes de que los democratas llegara al poder en el Congreso. A los dos dias de asesinado Hussein,los titeres y los gringos,disolvieron el tribunal que juzgo a Saddan Hussein,un buen show,para las marionetas espectadoras.Hoy Irak se encuentra en plena guerra civil,gracias a las imbecilidades del un borracho drogadisto,genocida,asesino...cuando los mejores comicos de USAmerica,juzgaran a Bush y sus peones?. |
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De: SadCHARLOTE |
Enviado: 13/01/2007 15:59 |
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De: SadCHARLOTE |
Enviado: 13/01/2007 15:59 |
Y los tres jóvenes negros cubanos ,cuántos crímenes cometieron? cuántos muertos ocasionaron? cuántas veces Rociaron a la población con gas mostaza y gas sarín?cuánto tiempo duró el Circo? !HIPOCRITA! !Fidel Seguro los Gusanos te van a dar bien duro!
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