Me levanto por la mañana. Abro esa nevera podrida y vacía, maloliente y pienso qué voy  hacer hoy para comer. Qué se puede cocinar con nada, me pregunto. El puñado de arroz tiene gorgojo, pero mi vecina ni tiene ni gorgojo ni arroz. Ella me tiene envidia pero ¿qué coño de culpa yo tengo que ella cambie el arroz por cigarros?

Contemplo la enorme despensa vacía de mi antigua mansión de El Vedado, y por un momentico me pasa por cabeza que, si cierro los ojos y aspiro fuerte podré ver y oler el espíritu de los víveres antiguos, el queso Proceso o el Patagrás...Veo-huelo  el atún Comodoro, el Kitchen Bouquet, la mantequilla Nela o Hacienda, las galletas Gilda, la leche condensada de la Compañía Lechera de Cuba (¡que a lo mejor no era de Cuba nada, pero sí estaba en la despensa del pueblo, cojones!)..veo los huevos El Liro, de cuando los huevos eran otra opción y no una obligación que ha amarillado y orientalizado la piel de los cubanos, empaquetados en su preciosa cajita de cartón corrugado : no éstos de ahora, envueltos como si fueran un tesoro en períodico Granma, con hasta la mierda pegada a la cáscara junto a la foto de Fidel: irónica venganza-homenaje del azar.

Me he dejado llevar... Ya estoy herida en el estómago, me ha nacido allí un tigre de Bengala -pues la Revolución ha importado especies nuevas, desde la carne rusa “de oso” enlatada... Veo-huelo huelo el aceite el Cocinero, la manteca Crisco..Y también veo-huelo los jabones Palmolive, Maderas de Oriente, si la despensa compartía funciones o su dueña, como mi tía, estaba loca de la nariz, o al menos impedida nasalmente.
¿Por qué se fue de mí país el color y el olor? ¿Por qué todo se reduce al trasparente y al azul pastel de Vitanuova, “marca” italiana que allí en Italia ni existe? ¿ A pasta Vitanuova en diversos cortes y figuras,  sin otra que echarle que el pure de tomate

Me obsesiono con comer, pero no se extrañen. ¿qué otra cosa se puede hacer en Cuba, aparte de mirar el paisaje, enfermarse o estudiar? La mitad de mi familia es arquitecta, la otra mitad ingeniera, pero ¿y con eso qué? Todos estamos igualito, porque esto es un socialismo, y oigan, debe ser la misma mierda para todos. Digo debe, porque siempre hay los que se roban todo..En los USA hay americanos abducidos por OVNIs, mientra que en Cuba lo que abducen es la comida, pero se trata de Ladrones Paragubernamentales No Identificables. La verdad es que el hambre me hace pensar mierda sin gracia : simpatizo con aquel artista preso por pintar unculo ocn telarañas. ¡Pero no,qué pinga, si es verdad! ¿Para qué estudiamos todos? Se pregunta mi mamá , la única que es médica y se siente culpable por eso, hasta ella está cansada de curar gente. ¿Curar gente pa qué? ¿Pa que siga peor la escasez? Somos ya 14 millones de comemierdas sin comida y sin nevera, pero en este momento, lo único que me da rabia es la mentira de Nancy: por su culpa cometí la ridiculez de  guardar el arroz en el frigidaire, decía que el gorgojo no nacía en el frío. Claro que ni es frigi ni es aire, pero en éste momento eso ni me importa, lo unico que quiero es partirle pa arriba a Nancy, que me cae bien por su cabezonería desafiante de persistir en su nombrecito yanqui, y cantarle las cuarenta y uno, a ver si se siene culpable y me hace cafecito. Porque ella no sé como se las arregla, porque oíganme : aunque ella como todo el mundo aumenta el café con garbanzo tostado molido, nadie puede explicarse como se las arregla para que ni se note.  Será el agua de su casa en Centro Habana, pienso, pues sabe tan mal que disimula todo. La verdad es que las mismas diferencias que exitían en calidad de ciertos servicios aún persisten.
Salgo al sol de la calle, no tengo protección ocular. Mis ojos son claros, pero no hay gafas de sol sin acostarse con algún extranjero, robarlas o subsistir en la Revolución con FE (familiar extranjero).
Sorteo los socavones y los baches, pensando con qué excusa llegaré a casa de Nancy haciéndome la que estoy brava...La verdad es que andando, pa cuando llegue a Centrohabana ya se me pasaron las ganas de café, pero lo importante es dar la lengua, como siempre en Cuba. Esto lo hemos convertido en el arte de hablar sin decir, mirando por encima del hombro a cada instante o usando claves y gestos casi imperceptibles...

Y caminando por el claroscuro de los árboles, mirando donde pongo el pie, pienso en la genial escena de La Nada Cotidiana, en la vieja infiltrada en el barrio ajeno, rebuscando en la basura rica del Vedado, buscando un elástico pa un blume. Y al no encontrarlo voltea los ojos maldiciendo a quien tú sabes y dice ¡ Y yo que lo tenía un altar! Y como leyéndole la mente, asoma el cabezón por la ventana la chismosa comemierda del comité y le dice: ¿A quién tenías tú en un altar, so hijeputa?

Mi Habana huele a cloaca, huele a como olía el Caballero de París. Y así nos huele el alma aburrida, el estómago obsesionado, mientras leemos la mierda que hablan estúpidos profesionales como Matildita...