Entre el 8 y el 18 de febrero tendrá lugar la XVI Feria del Libro de La Habana, este año con Argentina como país invitado de honor. En un esfuerzo digno de destacar desde el punto de vista de la promoción cultural, la Cancillería argentina se encargó de que cerca de 200 escritores y 250.000 libros estén presentes en la cita cubana. Hace una semana que funcionarios y funcionarias de la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería argentina y de la embajada en Cuba trabajan en la organización del pabellón que dará albergue a dos toneladas y media de volúmenes - ficción, ensayo, poesía y teatro- y servirá como escenario para que destacados autores y autoras expongan allí sus ideas, presenten sus obras y entren en contacto durante 10 días con el público cubano, que concurre en forma masiva a este tipo de actividades. La Feria de La Habana tiene una característica muy especial respecto de los eventos similares que cada año se realizan en distintas ciudades del mundo: se trata de una Feria más pensada para los autores y el público que para los negocios editoriales. Justamente por ello, por la repercusión masiva que tiene, es que cada día las empresas del sector manifiestan un creciente interés por estar presentes en La Habana. En una saludable iniciativa de promoción e integración cultural, la Cancillería argentina y su Dirección de Asuntos Culturales se hicieron cargo del sostén económico - costos de envío de libros y otros materiales, y pasajes, alojamiento y estadía de los autores invitados- y de toda la logística del evento. También idearon y previeron lo necesario para que en su pabellón funcionase, en forma permanente, un Café Literario, diseñado por el destacado humorista y dibujante argentino Rep, quien pintará su mural. Asimismo, el Fuerte Cabaña del Morro de la capital cubana - donde tendrá lugar la Feria- será el escenario para diversos espectáculos representativos de la cultura argentina, como la retrospectiva fotográfica Momentos de la Literatura Argentina, la muestra Memoria, a 30 años del golpe de Estado, y otras sobre literatura infantil y juvenil y sobre historia de la literatura argentina, con ediciones históricas y paneles explicativos. Los miles de libros fletados a La Habana por la Cancillería serán donados a distintas organizaciones cubanas, en una claro y tangible gesto de integración cultural. Esta fuerte presencia de la cultura argentina en el país antillano, encarada por el gobierno como señal de gestión pública y responsabilidad del Estado en la materia, cobra un especial significado al ser plasmada en la Feria de Cuba, toda vez que ese país es el que, a escala latinoamericana, mayores energías estatales ha puesto en la promoción pública de la cultura y la educación. Entre las decenas de actividades previstas cabe destacar la realización de una jornada especial sobre Ezequiel Martínez Estrada, a juicio de muchos el más importante ensayista de la literatura argentina. Esa jornada estará a cargo del escritor, académico, y uno de los más lúcidos intelectuales argentinos, David Viñas. Asimismo estarán presentes, entre muchos otros y otras, el poeta Jorge Boccanera, el premio nacional de literatura Federico Jeanmaire, la periodista, escritora y poetisa Stella Calloni, el historiador Felipe Pigna y el director de APM, el periodista y escritor Víctor Ego Ducrot, quien entre otras actividades expondrá sobre la experiencia de esta Agencia, como unidad de producción, investigación y docencia de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Calloni y Ego Ducrot presentarán el libro "Recolonización o Independencia: América Latina en el siglo XXI". En el marco de otras actividades en la misma Feria, la autora leerá poemas de su última obra y el autor disertará sobre culinaria como patrimonio cultural y soberanía alimentaria, en ocasión de presentar su libro Los sabores del tango. Pocos días antes del comienzo de la Feria de La Habana y de la fuerte presencia argentina en ella, cifras oficiales de este país indicaron que la producción editorial y las exportaciones de libros argentinos cada día van en aumento. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en 2005 las ventas al exterior alcanzaron casi 40 millones dólares, un 22 por ciento más respecto de 2004. Por su parte, el titular de la Comisión de Comercio Exterior de la Cámara del Libro, José Néstor Pérez, aseguró al diario Clarín de Buenos Aires que el panorama es alentador. "A partir de 2001 se abrieron nuevas posibilidades por la devaluación del signo monetario local, se dio cierto apoyo al sector exportador por parte del Estado y creció la presencia de editores argentinos más competitivos", dijo Pérez. El representante empresario estimó que, durante 2006, las exportaciones de libros volvieron a crecer un 10 por ciento. Los principales mercados compradores de libros argentinos son, entre otros, los de México, Chile, Perú, España y Colombia. Editoriales de textos infantiles como Iamiqué indicaron que también venden en Cuba. Otros sellos anunciaron que trabajan para exportar a nuevos destinos, como Corea, Australia, Sudáfrica, Tailandia, China y Bahrein. Pese a ese clima de bonanza en los negocio del libro, sus verdaderos hacedores - los autores y autora- y un creciente número de editoriales pequeñas, desvinculadas del capital transnacional, siguen sin ser invitados a la fiesta. Los pequeños editores porque no cuentan con los recursos financieros ni de mercadeo que acaparan los grande sellos - concentrados a través de las corporaciones transnacionales- y los autores y autoras porque se ven sometidos a las arbitrariedades empresaria, con muy escasos, irregulares y cuando no trampeados pagos de regalías, y a expensas de la "pura lógica del mercado". Las grandes editoriales transnacionalizadas y muchas veces también los medianos y pequeños sellos que se dicen "independientes" han convertido al libro en mera mercancía, mundo en el que sólo vale el éxito de ventas rápido y a bajo costo, lo que dificulta cada día más la edición y difusión de obras y de autores y autoras de calidad, que no logran romper la barrera del inédito. Ese universo aceita sus mecanismos de funcionamiento mediante la insistencia mediática en dos fenómenos que no hacen otra cosa que confirmar la regla de mediocridad cultural y explotación de los autores y autoras: el "best seller" y los grandes premios literarios, creados y financiados por la editoriales más poderosas, en asociación con corporaciones periodísticas. En el primer caso, promoción y la dedicación a "los más vendidos" por parte de las casas editoras inducen al espejismo del éxito, porque en América Latina - y salvo las grandes firmas consagradas -, los autores que trascienden los cientos y en el mejor de los casos el par de miles de ejemplares vendidos son escasos. De esa forma, muchos autores y autoras se ven atrapados por el condicionamiento económico, pues, en procura de ese espejismo, suelen renunciar a la calidad, a la literatura en cualquiera de sus géneros. El otro factor perverso y de distorsión de la realidad que vive el universo escritor es el de los grandes premios literarios, donde en medio de una hoguera de vanidades, los sellos editores y los medios de comunicación realizan una verdadera parodia cultural en concursos amañados y otorgados de antemano, y siempre con una misma lógica, la del mercado. |