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De: matilda  (Mensaje original) Enviado: 21/02/2007 00:24
Terrorismo en Miami: los inquisidores del amor


inSurGente (Tadeo Sevilla).- “(…)Para los conocedores de la realidad cubana y sus vericuetos más allá de las fronteras de la Isla, baste decir que en está campaña de corte fascistoide contra literatura infantil se involucraron la Junta Patriótica Cubana y sus octogenarios combatientes de café con leche, Silvio Armando Pérez Roura, el ex traidor a Batista y después ex traidor a la Revolución y su pandilla terrorista de Unidad Cubana; Ana Margarita Martínez, que ha hecho carrera política después de compartir su lecho con un ex agente de los servicios de seguridad cubano infiltrado en la organización terrorista “Hermanos al Rescate”; los Municipios de Cuba en el Exilio, una risible y caricaturesca organización de la tercera edad donde se reúnen viejos torturadores batistianos, lumpens, antiguos explotadores del pueblo cubano y criminales a sueldo jubilados y el sórdido personaje radial conocido por Lucrecia Ninoska Pérez Castellón, hija de un connotado esbirro de la dictadura de Batista y esposa de un hijo de otro asesino con uniforme de policía de la República y masacrador de jóvenes cubanos, ahora convertida en paladín de lo más repugnante de ese exilio enfermizo, que critica y ataca el libro, sin tener conocimientos exactos ni siquiera de la geografía cubana(…)”. (En la foto, matones de Alpha 66, una organización terrorista contrarrevolucionaria).



Terrorismo en Miami: los inquisidores del amor

Tadeo Sevilla


La avalancha fascista sigue tomando fuerza entre las huestes “radicales” del exilio furibundo de Miami  y esta vez descarga sus energías sobre un nuevo libro que pretende ser sacado del circuito de librerías escolares en el condado Miami-Dade. Se trata de Discovering Cultures, Cuba (Descubriendo culturas, Cuba), de la escritora norteamericana Sharon Gordon y que se une a la larga lista de materiales de texto que están en la mirilla de los terroristas cubanos disfrazados de demócratas, pero que alimentan una censura que frisa en la paranoia, contra cualquier información que presente tal cual la realidad en la Isla.

La historia de estas acciones cavernícolas ya tiene muchos años. Esa parte más retrógrada del exilio cubano que pretende seguir imponiendo el terror y el miedo entre una emigración manipulada, apela a viejas fórmulas fascistas en su afán de imponer por la fuerza lo que suponen es su discutida ”verdad” que no tiene límites entre secuestrar por la fuerza un libro escolar o colocar discretamente un artefacto dinamitero debajo del automóvil de cualquiera que ose contradecir sus “verdades” de odio y frustraciones.

Está vez las víctimas del terrorismo anticubano son simples libros ilustrados que presentan a los niños cubanos, sin edulcoraciones, sin escuelas privadas, sin autobuses y corbatas, pero con una sonrisa que dibuja la felicidad de una niñez que se siente segura en su propia tierra, a pesar de las calamidades provocadas en buena medida por un cruel bloqueo económico impuesto hace más de cuarenta años por la mayor potencia imperialista del planeta contra una pequeña isla que se levanta gigante a solo 90 millas de la deshonra.

Ahora “Discovering Cultures, Cuba” forma parte de la lista negra a la que ya están incorporados “Cuban Kids” y “Vamos a Cuba”, el polémico libro que desató una furiosa campaña en el seno de la Junta Escolar del Condado Miami-Dade, encabezada por el ex miembro de la junta Frank Bolaños y donde utilizaron como marioneta política a un oscuro personaje llamado Juan Amador que después de presentarse como un “compungido padre” al descubrir que su hija leía estos libros en su escuela, consiguió disfrutar su minuto de gloria publicitaria desbarrando bochornosamente de su propia Patria en cuanto micrófono tuvo delante.

Una farsa que comenzó, apenas unos meses antes de las elecciones donde el susodicho Frank Bolaños se presentaría como candidato al Senado Estatal de la Florida, apoyado por la flor y nata de la mafia cubana que controla los hilos de la política local en el sur del estado floridano y donde usó sin un ápice de dignidad el tema del libro “Vamos a Cuba” para conseguir el apoyo y los votos del electorado cubanoamericano, caracterizado por sus posturas conservadoras y de línea dura contra la Revolución Cubana.

Una campaña política que se caracterizó desde el principio por el uso de la mentira como un arma para conseguir, sin éxito en las urnas, el escaño senatorial que ocupa Alex Villalobos, otro cubano también republicano, pero en “desgracia” entre sus correligionarios más cercanos al clan Bush y donde el tema de censurar el libro “Vamos a Cuba” fue solo un golpe de efecto para conquistar el apoyo de los recalcitrantes que esperan todos los días –y por 48 años- que los norteamericanos paguen sus votos con una invasión a Cuba. Tan evidente su satrapía, que después de perder las elecciones, el “patriota” Bolaños se esfumó de las candilejas de Miami y su “misión” de eliminar el libro de las escuelas, quedó en manos de sus seguidores a sueldo. Cosas de la “democracia” que tratan de vender como futuro para Cuba.

Para los conocedores de la realidad cubana y sus vericuetos más allá de las fronteras de la Isla, baste decir que en está campaña de corte fascistoide contra literatura infantil se involucraron la Junta Patriótica Cubana y sus octogenarios combatientes de café con leche, Silvio Armando Pérez Roura, el ex traidor a Batista y después ex traidor a la Revolución y su pandilla terrorista de Unidad Cubana; Ana Margarita Martínez, que ha hecho carrera política después de compartir su lecho con un ex agente de los servicios de seguridad cubano infiltrado en la organización terrorista “Hermanos al Rescate”; los Municipios de Cuba en el Exilio, una risible y caricaturesca organización de la tercera edad donde se reúnen viejos torturadores batistianos, lumpens, antiguos explotadores del pueblo cubano y criminales a sueldo jubilados y el sórdido personaje radial conocido por Lucrecia Ninoska Pérez Castellón, hija de un connotado esbirro de la dictadura de Batista y esposa de un hijo de otro asesino con uniforme de policía de la República y masacrador de jóvenes cubanos, ahora convertida en paladín de lo más repugnante de ese exilio enfermizo, que critica y ataca el libro, sin tener conocimientos exactos ni siquiera de la geografía cubana.

Que esta caterva de terroristas trate de sacar a la fuerza tres libros de las bibliotecas públicas del sistema escolar en Miami no es sorpresa. Ellos no sienten el menor recato de admirar a los peores regímenes fascistas que han imperado sobre la faz de la Tierra. El dolor demostrado por ese exilio de cubanos recalcitrantes por la muerte del genocida Pinochet fue tema de comentarios entre muchas personas que no comprendían tanta admiración por un sátrapa. Así que no sintamos sorpresa porque en Miami se quieran revivir las viejas historias del 10 de mayo de 1933 cuando se alzaron enormes las piras de libros incendiados en el Berlín nazi o se repitan las imágenes de los carabineros destruyendo y quemando libros en el Santiago de Chile de Augusto Pinochet en 1973.

Nunca el remordimiento ha tocado las almas vacías de estos exiliados que no se cansan de atacar a su propia tierra y a su propia cultura. Estos que quieren sacar los libros sobre Cuba de las librerías escolares, fueron los mismos que ejecutaron o apoyaron en 1972 los amotinamientos durante un concierto de Julio Iglesias en Miami donde manifestó estar dispuesto a cantar en Cuba, o las bombas que explotaron en las oficinas de la revista Réplica en 1974, 1975, 1982, 1983 y 1994.

Estos que ahora claman su “derecho” de censurar libros, son los mismos comprometidos en la explosión de la bomba colocada en el auto del periodista Emilio Milián frente a la WQBA después de condenar la violencia del exilio cubano en 1976. Los mismos que interrumpieron a tiros la proyección de la película cubana Memorias del Subdesarrollo en 1979 o que colocaron las bombas en 1979 y 1980 en las instalaciones de la fábrica de tabacos Padrón Cigars.

Ese paraíso de Miami que pretenden vender como la “segunda ciudad de los cubanos” fue el escenario en 1980 de un potente artefacto dinamitero descubierto en American Airways Charter, organizador de vuelos hacia Cuba y de la bomba colocada en el Consulado Mexicano como “protesta” por las cordiales relaciones entre los gobiernos de Cuba y México en 1981.

En 1982 una bomba estalló en el Consulado venezolano, en el centro de la ciudad de Miami, en protesta contra las relaciones de este país con Cuba y en 1986, miembros de la South Florida Peace Coalition son atacados físicamente en el centro de Miami, mientras protestan contra la guerra sucia de Nicaragua.

En 1987, estallan bombas en diversos lugares destinados a mandar paquetes a Cuba y en 1988 la aerolínea española Iberia recibe amenazas terroristas por parte de grupos cubanos en Miami por volar a Cuba. En 1988 una bomba estalla fuera del Museo Cubano de Arte y Cultura después de una subasta de pinturas de artistas cubanos residentes en la Isla.

En 1988 una bomba estalla fuera de la casa de María Cristina Herrera, organizadora de la conferencia de relaciones Estados Unidos-Cuba y también en ese año hay una amenaza de bomba contra la oficina del Servicio de Inmigración norteamericano en protesta contra el encarcelamiento del terrorista Orlando Bosch, uno de los autores intelectuales, junto a Luis Posada Carriles del derribo en pleno vuelo de un avión comercial cubano, en 1976, que le costó la vida a 73 personas, entre ellos, los integrantes del equipo juvenil de esgrima.

En el mismo año 1988 una bomba estalla frente a la residencia de Griselda Hidalgo, promotora de viajes sin restricciones a Cuba. En 1991, un grupo de exiliados radicales, utilizando barretas de hierro y martillos, destruye la estrella dedicada en la calle Ocho a la actriz mexicana Verónica Castro por haber visitado a Cuba.

En 1994 se recibe una amenaza de bomba a la oficina de la abogada Magda Montiel Davis después de su encuentro con Fidel Castro en La Habana y en 1996 un promotor musical recibe llamadas de amenazas y anula la presentación de un espectáculo de la Orquesta Aragón. En 1996 los espectadores de un concierto de Gonzalo Rubalcaba son atacados por 200 manifestantes. El transporte de estos últimos estaba organizado por el comisionado del condado de Miami-Dade Javier Souto. En 1996 un cocktail Molotov estalla en el restaurante El Centro Vasco de La Pequeña Habana en Miami, antes de un concierto de la cantante cubana Rosita Fornés y en 1997amenazas de bombas y de muerte recibidas en la estación de radio WRTO-FM después del anuncio de que canciones de autores cubanos serían incluidas en la programación.

En 1998 se producen amenazas de bombas y tienen que desalojar una sala de concierto en Miami durante un espectáculo del cantante cubano Compay Segundo, de 91 años de edad y en 1998 se recibe una amenaza de bomba en el cabaret Amnesia en Miami Beach antes de un espectáculo del músico cubano Orlando "Maraca" Valle.

En 1999 una violenta protesta es organizada frente al Anfiteatro Arena de Miami durante un espectáculo del grupo cubano Los Van Van donde resulta una persona herida, once arrestadas. En este mismo año se recibe una amenaza de bomba en el Hotel Seville, de Miami Beach, antes de un espectáculo de la cantante cubana Rosita Fornés. El hotel anula el espectáculo.

Solo una muestra de muchísimas historias horrendas. Así es este exilio cubano que desanda el mundo lamentándose de las “atrocidades de Castro” y asesinando a quien se le cruce en su camino. Los representantes de un exilio “radical” que supuestamente luchan por devolver la “democracia” y la “libertad” en Cuba aunque en la Isla jamás se sienta la explosión de un petardo, y donde los ciudadanos se sienten libres y seguros de deambular confiados por su país que avanza con un proceso político revolucionario elegido por la inmensa mayoría de su pueblo. Así es este exilio que trata de solucionar sus diferencias a fuerza de bombazos y muerte, haciendo del terrorismo una cultura para la supervivencia.

Le da lo mismo incendiar un cuadro del pintor Manuel Mendive en plena calle de Coral Gables, una exclusiva zona de Miami, asesinar a un joven como Carlos Muñiz Varela en Puerto Rico o sacar tres libros a la fuerza del sistema escolar de Miami. Para ellos, amar a Cuba es una herejía que se paga con sangre.

De todos modos, no podría esperarse otra cosa, de esta crápula de asesinos que tuvo que correr despavorida, huyendo de la justicia revolucionaria que llegó a Cuba hace 48 años, para quedarse siempre custodiando las conquistas del pueblo que aquellos desclasados escondidos en el Norte de sus calamidades, no alcanzan a comprender a una Revolución que será invencible –e irreversible- por las eternidades.



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